Reportaje

¿Qué hay de los niños?

21 de junio de 2007

En una mesa redonda presidida por Alan Court, director de programas del UNICEF, se discutió la ausencia de los niños a la hora de planificar los programas de tratamiento del sida.

Hace tres años, resultaba difícil conseguir datos sobre los niños y el VIH. Había varias razones para ello, concretamente la negación, el estigma, el miedo de muchas madres a revelar su estado serológico, la falta de apoyo por parte de los padres y la falta de interés del personal sanitario por el bienestar de los niños.

A partir de 2003, a medida que la ausencia de los niños se iba transformando en el argumento principal para la sensibilización, se llevaron a cabo estudios que confirmaron que los niños han sido afectados gravemente por la epidemia de VIH y que han recibido poco apoyo.

Algunos países como Rwanda han mostrado un compromiso político sin igual para apoyar a los niños afectados por la epidemia de VIH. Se han puesto en marcha esfuerzos de movilización de la comunidad para asegurar que las madres estén al tanto de cuáles son los servicios disponibles para los niños y que puedan acceder a ellos. Sin embargo, el padre sigue siendo el eslabón perdido. Los participantes en la mesa redonda coincidieron en que la gran presión de proteger a los niños recae en las madres. El padre está generalmente ausente y en muchos casos las mujeres reciben tan poco apoyo de sus maridos que temen desvelar su estado serológico.

Este punto fue reflejado en el testimonio de una joven madre seropositiva que había conservado su virginidad hasta el matrimonio pero 14 meses después enviudó y cayó en la cuenta de que se había infectado por el VIH. Comentó que de no haber sido por el grupo de apoyo del VIH no hubiera sido capaz de soportarlo.

Afirmó que desvelar el estado serológico supone un paso importante para asegurar que adultos y niños puedan acceder al apoyo que tanto necesitan. Preservar y reforzar los lazos familiares en aquellas familias afectadas por el sida puede significar una gran ayuda para asegurar que los niños reciban los cuidados apropiados por parte de sus padres. En la sesión se pidió a los ejecutores que aseguren que las necesidades de los niños ocupan un papel destacado en todos los programas e intervenciones del VIH.




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