Reportaje

El poder de dos ruedas

18 de agosto de 2008

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Yvonne Awuor, una voluntaria que presta
atención domiciliaria a través de Mujeres
contra el sida en Kenya (WOFAK) coge
una bicicleta taxi para visitar a los clientes
de pueblos apartados. Fotografía: WOFAK

Antes de salir a visitar a su cliente Heluda en Kisian, Yvonne prepara una bolsa con una toalla, polivitamínicos, analgésicos que no necesitan receta, un paquete de harina de avena, detergente en líquido, unos guantes y jabón. Luego, coge una bicicleta taxi y parte rumbo a Kisian, a 12 kilómetros.

Al llegar a casa de Heluda, Yvonne se encuentra con tres niños que hoy no han ido a la escuela porque su madre estaba demasiado enferma para levantarse y demasiado débil para hacerles la comida. Heluda es seropositiva.

Yvonne Awuor es una voluntaria que presta atención domiciliaria en Kenya a través de Mujeres Contra el Sida en Kenya (WOFAK, en sus siglas en inglés), una organización fundada por mujeres para apoyar y llegar hasta otras mujeres que son discriminadas por verse afectadas o estar infectadas por el VIH.

Yvonne charla con Heluda y enciende el fuego para preparar a la familia una sopa de avena. Luego le ayuda a tomar su tazón de sopa, probablemente lo único que comerá en todo el día, le lava la cara, las manos, los pies y el cuerpo, y le da un masaje con aceite en pies, manos y hombros. Después de hablar con ella sobre la importancia de cuidar de sí misma y de sus hijos, y de la necesidad de tomar sus medicamentos para el VIH a fin de fortalecer su organismo, Yvonne regresa a la ciudad en la bicicleta taxi con la promesa de volver a visitarla en tres días.

La atención domiciliaria garantiza un cuidado continuo de las personas que viven con el VIH que salieron del hospital y regresaron a casas. Asimismo, ofrece un enfoque holístico que a menudo incluye cuidados paliativos e espirituales. Sin embargo, en muchas zonas, llevar la atención a las personas seropositivas sería más que complicado, y en muchos casos imposible, si no fuese por las bicicletas.

“En Kisumu utilizamos las biciclectas porque es el medio de transporte más barato para nuestros cuidadores. Además, es la forma más práctica de llegar a los lugares más apartados de nuestra zona”, afirma Dorothy Onyago, directora de WOFAK. “En muchos casos, nuestros cuidadores son una de las mejores fuentes de esperanza e inspiración para los enfermos y sus familiares. Reciben sus visitas con alegría”.

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Voluntarios de atención domiciliaria de
Okathitu Parish, parte del programa de la
Iglesia Anglicana para el sida en el país
(2006). Fotografía: BEN Namibia

En Namibia, la organización no gubernamental Red de Capacitación a través de la Bicicleta (BEN, en sus siglas en inglés) se creó para responder a la necesidad de un medio de transporte asequible. Esta organización ofrece bicicletas y formación para su mantenimiento a los voluntarios que prestan atención domiciliaria. A través de una investigación sobre el terreno, BEN detectó que en Namibia, un país muy extenso, la población rural no tiene apenas acceso a transporte médico de urgencia y que el coste y la falta de transporte tienen un impacto negativo sobre las personas seropositivas que tienen que seguir tratamiento antirretrovírico.

“Las bicicletas benefician a los cuidadores, a los clientes y a sus familias”, afirmó Michael Linke, director de BEN Namibia.

En los asentamientos urbanos con buenas carreteras, las bicis pueden multiplicar por cuatro o cinco el alcance y la capacidad de carga en comparación con el tránsito a pie. Incluso por caminos rurales sin asfaltar, una bicicleta puede transportar cuatro veces peso, llegar el doble de lejos y doblar la velocidad de una persona que se desplaza a pie.

Sin embargo, según Linke, una bici es mucho más que un medio de transporte práctico.

“Tanto voluntarios como clientes nos han comentado que confían más en los servicios de atención domiciliaria cuando el cuidador dispone de una bicicleta para hacer las visitas. No esperábamos que una bicicleta pudiese influir en la percepción que tienen los clientes de los servicios”.

Además de bicicletas para prestar atención a domicilio, BEN Namibia también ha comprado 93 bicicletas ambulancia para cubrir las largas distancias que a menudo separan a la población de los centros médicos más cercanos. Así, las personas que viven con el VIH tendrán mejor acceso a la atención sanitaria.

En países como Kenya o Namibia, los voluntarios que prestan servicios de atención domiciliaria a las personas seropositivas constituyen la piedra angular de la respuesta al sida. Las bicicletas son fundamentales para que puedan visitar a sus clientes más a menudo, pasar más tiempo con ellos, llevarles más suministros, incluido el tratamiento antirretrovírico, y para llegar a las zonas más apartadas.