Reportaje

16 días de activismo: las víctimas olvidadas del conflicto en el Congo

09 de diciembre de 2009

Una primera versión de este relato ha sido publicada en el sitio: www.unhcr.org

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Un grupo de mujeres desplazadas hacen artesanías en el Congo Oriental.
Fotografía:Nthengwe

El día de mañana, 10 de diciembre, señala el final de un período de 16 días de activismo para detener la violencia contra las mujeres, como parte de una campaña internacional. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) está aprovechando esta oportunidad para llamar la atención hacia el trabajo que lleva a cabo, junto con sus asociados del lugar, para enfrentar el elevadísimo número de violaciones que se perpetran en la región oriental de la República Democrática del Congo (RDC).

Kahindo, una viuda de 28 años, tiene la suerte de haber sobrevivido tras haber sido atacada y violada por hombres armados cuando huía de su pueblo en la RDC, un país con uno de los mayores índices de violaciones en el mundo.

Esta joven y sus seis hijos se toparon con un grupo de hombres no muy lejos de su pueblo, situado en la inestable provincia de Kivu Norte, al este de la RDC. Kahindo recordó que su primera reacción fue de alivio: “Pensé que ya no tendríamos que huir. Estaba equivocada”.

Cerca de Goma, la capital de Kivu Norte, Kahindo relató conmocionada al personal de ACNUR lo qué pasó después de que la separaron de sus hijos: "Seis hombres armados me desnudaron por completo. Empezaron a violarme uno tras otro hasta que entré en coma. Me dejaron por muerta.".

Hoy, casi cuatro años después, esta mujer desplazada por la fuerza a veces siente que preferiría haber muerto. Entre sollozos, dio a conocer el terrible precio que tuvo que pagar: "Los análisis médicos indican que contraje el VIH. Las consecuencias de la violación no son justas, y tampoco es justo que yo tenga que enfrentar este estigma.".

La mejor estrategia para ganar esta guerra es evitar que ocurran las violaciones.

Karl Steinacker, coordinador de operaciones de ACNUR en el este de la RDC.

La viuda cree que la violaron “para castigarme por lo que soy. Esos hombres querían degradarme e insultar a mi familia, mi dignidad, mi cultura y todo lo que represento.”.

Su historia es atroz, y de ningún modo es un hecho aislado. De acuerdo con las cifras de las Naciones Unidas, casi 3.500 mujeres fueron violadas por soldados, milicianos y civiles durante los primeros seis meses de este año en el este de la RDC, por comparación con 4.800 durante todo el año 2008. Se cree que las cifras reales son todavía más elevadas, ya que muchas víctimas no presentan una denuncia. Durante su visita a Kivu Norte el pasado mes de agosto, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, definió la violencia sexual generalizada contra las mujeres en esta región azotada por el conflicto como "un crimen contra la humanidad".

Los desplazados por la fuerza son particularmente vulnerables en una zona donde cientos de miles de ellos viven con familias de acogida o en campos a cargo del ACNUR, a pesar de que en 2003 se declaró oficialmente el final de la guerra en la RDC. Los civiles viven bajo la constante amenaza de hombres armados que saquean, violan, incendian casas y confiscan las raciones de alimentos.

ACNUR y sus asociados ejecutores en la zona, como Women for Women International y Search for Common Ground, han tenido muy en cuenta el sufrimiento de estas mujeres durante los 16 días de activismo para eliminar la violencia contra las mujeres.

Women for Women International tiene un proyecto en la RDC para ayudar a las mujeres que han sido violadas. "Estamos cambiando las vidas de las supervivientes de violaciones", señaló José Rugamba, un asesor de esta organización que trabaja en Goma. "Pero no podemos decir que el fenómeno haya disminuido", añadió.

Lena Slachmuijlder, directora de Search for Common Ground, explicó que los años de guerra han radicalizado las actitudes hacia las mujeres, lo cual constituye un obstáculo a los intentos de combatir la violencia sexual en la RDC: "Por eso, el flagelo de la violencia sexual por razón de género no se disminuirá ni erradicará a corto plazo.".

La mayoría de las mujeres sostienen que la falta de medidas para encarcelar o castigar a los delincuentes declarados culpables ha generado una cultura de impunidad y una misoginia creciente. "Generalmente la condena para los violadores es de 20 años, pero aquí en Congo, un violador puede ser liberado si paga el equivalente a 3 dólares de los Estados Unidos al guardia de la cárcel", denunció una mujer.

La violencia sexual también puede tener un efecto devastador en las relaciones familiares. Las supervivientes de violaciones a menudo son rechazadas por sus familiares y comunidades, que son incapaces de percibir los traumas físicos y psicológicos que conlleva una violación; pasará mucho tiempo antes de que esta mentalidad cambie.

"La mejor estrategia para ganar esta guerra es evitar que ocurran las violaciones", dijo Kart Steinacker, coordinador de operaciones de ACNUR en el este de la RDC. Será una tarea difícil que deberá hacer frente a la inmunidad y fomentar la sensibilización sobre este problema.

En el marco de un programa financiado por ACNUR, Search for Common Ground está tratando de lograr esto último. El personal de esta organización no gubernamental, con sede en los Estados Unidos, se ha desplazado por ciudades y pueblos de las provincias del este y sur de la RDC para proyectar películas y videos sobre el problema de la violencia sexual y de género.

Slachmuijlder señaló que el cine itinerante surte efecto porque los temas de las películas se basan en personas reales. También dijo que al permitir que las víctimas de la violencia sexual se expresen, "estamos dando cabida a la interacción y el debate sobre temas que la gente considera tabú, pero que deberían tratarse de manera abierta para desmitificarlos".

En colaboración con otros organismos, ACNUR también presta ayuda a las víctimas de violación mediante asesoramiento, tratamiento médico, proyectos de microfinanzas y actividades de reintegración.

Para el ONUSIDA, este problema es motivo de gran preocupación, por lo cual una de las nueve áreas prioritarias de su Marco de Resultados de 2009 a 2011 es detener la violencia contra las mujeres y niñas.