Reportaje

Estudio: Las transferencias en efectivo a las jóvenes de Malawi fomentan su ingreso en la escuela

03 de febrero de 2010

Una versión de este reportaje se publicó anteriormente en www.worldbank.org

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En el distrito de Zomba, en Malawi, las jóvenes adolescentes reciben entre 1 y 5 dólares al mes para que puedan seguir yendo a la escuela.
Fotografía: Banco Mundial

La concesión directa de pequeñas cantidades de dinero a las jóvenes de Malawi ha tenido un fuerte impacto en su asistencia a la escuela y ha contribuido a reducir los índices de abandono escolar en aproximadamente un 40%, además de ayudarlas a protegerse del VIH. Estos son los datos que arroja un estudio apoyado por el Banco Mundial y basado en un programa de transferencia en efectivo de dos años, dirigido especialmente a las jóvenes de entre 13 y 22 años, que terminó en diciembre de 2009.

Dichas concesiones económicas para las adolescentes, que oscilan entre 1 y 5 dólares al mes, junto con los pagos de entre 4 y 10 dólares que se efectúan a sus padres, han reducido los índices de abandono escolar en aproximadamente un 40%.

Además, por cada dólar extra que cada una de las jóvenes recibió a partir de su primer dólar, “los índices de ingreso en la escuela aumentaron en un punto”, afirma Berk Özler, economista principal del Grupo de investigación en desarrollo del Banco Mundial.

Özler y algunos de sus compañeros de investigación, como Sarah Baird, de la Universidad George Washington, y Craig McIntosh, de la Universidad de California, San Diego, quisieron probar con su estudio la mejor manera de utilizar estos pagos en metálico, también conocidos como transferencias en efectivo condicionadas, para fomentar e impulsar el ingreso en la escuela entre las jóvenes de África Subsahariana.

Los índices de abandono escolar son muy altos entre las jóvenes de Malawi, uno de los países más pobres de África. Las principales causas de ello son, por un lado, el coste relativamente elevado de la escuela secundaria y, por otro, el hecho de que las niñas de Malawi suelen casarse a una edad temprana, y "una vez que la joven se ha casado, dice adiós a la escuela para siempre", afirma Özler.

Conseguir que las niñas más susceptibles de abandonar la escuela sigan estando escolarizadas no solo podría contribuir a aumentar el nivel de aprendizaje, sino también a retrasar el matrimonio y a reducir tanto los índices de embarazo como las infecciones de transmisión sexual entre las adolescentes. En Malawi, según las estimaciones de ONUSIDA, la prevalencia del HIV en adultos es de aproximadamente un 12%.

Ir a la escuela forma parte de una "vacuna social" eficaz en lo que se refiere a los comportamientos sexuales de riesgo.

Patrick Brenny, coordinador de ONUSIDA en Malawi

En otra parte del estudio, los investigadores constataron que el inicio de la actividad sexual se había retrasado considerablemente entre las jóvenes que participaron en el programa, y que las probabilidades de casarse o quedarse embarazadas tras un año de matrimonio también se habían reducido.

En algunos estudios realizados anteriormente, se ha indicado que “únicamente el hecho de ir a la escuela podría lograr estos resultados tan esperados, pero los casos existentes no eran suficientes", apunta Özler.

Los resultados de estas investigaciones refuerzan la convicción basada en pruebas de ONUSIDA de que la continuación de la formación educativa de las niñas reduce de manera significativa su vulnerabilidad a la infección por el VIH. Para todas aquellas que acuden a la escuela secundaria, cada año que pasa significa que cuentan con más posibilidades de desarrollar las habilidades y la experiencia necesarias para protegerse del VIH.

Según Patrick Brenny, coordinador de ONUSIDA en Malawi, el estudio hace hincapié en la apremiante necesidad de un enfoque integral para reducir los riesgos y la vulnerabilidad a la infección del VIH de las mujeres y las niñas en Malawi.

Así, el Sr. Brenny afirmó que “ir a la escuela forma parte de una ‘vacuna social’ eficaz en lo que se refiere a los comportamientos sexuales de riesgo”.

Capacitar a los jóvenes para que se protejan frente al VIH es una de las nueve áreas de prioridad del Marco de resultados de ONUSIDA 2009-11.

 

Las transferencias en efectivo fomentan la escolarización y la nutrición

En los países en los que no disponen del apoyo adecuado para proteger las redes de seguridad sociales, la nutrición de los niños se resiente y muchos se ven obligados a abandonar la escuela, especialmente las niñas. En un intento por contrarrestar esta tendencia, 29 países en desarrollo han puesto en marcha una serie de programas de transferencia en efectivo condicionadas, a fin de fomentar la escolarización y la nutrición, y muchos otros países ya están planeando probar alguno.

El Banco Mundial, por su parte, financia programas de transferencias en efectivo condicionadas en 13 países y, en 2009, destinó 2.400 millones de dólares a dicha iniciativa, durante la crisis económica mundial. De acuerdo con algunos estudios, estos pagos en efectivo que se realizan a las mujeres cabeza de familia contribuyen a mejorar la situación de los niños y de las familias. En Brasil, por ejemplo, la probabilidad de supervivencia de los niños ha aumentado en un 20%.

Sin embargo, el efecto de dichas concesiones económicas directamente a las jóvenes y a sus padres no había sido objeto de ningún estudio hasta el presente.

Brindar apoyo a las niñas "es sensato”

En Malawi, lo que buscaban los investigadores era descubrir, por un lado, si la cantidad económica ofrecida en las transferencias en efectivo podría marcar la diferencia y, por otro, si hacer que esos pagos estuvieran condicionados por la asistencia a la escuela tendría un mayor impacto. Asimismo, por medio de sus investigaciones, también querían comprobar si efectuar dichos pagos directamente a las jóvenes tendría alguna repercusión en el resultado final de la iniciativa.

Así, el estudio supuso la participación de un grupo de 3.805 niñas y jóvenes de entre 13 y 22 años de 176 zonas urbanas y rurales diferentes de Zomba, un distrito con una alta densidad de población, además de unos índices muy elevados de abandono escolar y un bajo logro educativo. Según una encuesta de gobierno de 2005, la mayoría de las niñas abandonaron la escuela debido a dificultades económicas.

Del mencionado grupo de jóvenes, un conjunto de 1.225 elegidas al azar recibían estos pagos en efectivo: bien bajo la condición de que acudiesen al menos a un 80% de las clases, bien sin tener que cumplir ningún tipo de requisito. El resto, por su parte, no recibía nada, por lo que sirvieron como grupo de comparación para el estudio.

Las niñas que obtenían el pago mensual participaron en un juego en el que, para ganar entre 1 y 5 dólares, había que sacar un tapón de una botella de un sobre. Además, a sus tutores también se les asignaba, de forma aleatoria, una cantidad económica adicional de entre 4 y 10 dólares. Así pues, las niñas recibieron 3 dólares de media; y sus padres, 7 dólares. Esto significa que el promedio de ambos se situó en los 10 dólares al mes, si bien, en realidad, osciló entre 5 y 15 dólares.

Cada familia, además, recibió una hoja informativa en la que se detallaban las cantidades y las condiciones de oferta, en los casos en los que existían, y la niña y el tutor firmaron el contrato correspondiente.

Özler afirma que la condición de tener que acudir al menos al 80% de las clases no fue tan decisiva en lo que se refiere a los índices de escolarización registrados en Malawi, y que tampoco hizo que se tuvieran que aumentar los pagos en efectivo por encima de 5 dólares al mes. No obstante, esta información contrasta con la puesta en marcha de la misma iniciativa en América Latina, donde la condición de ir a clase fue clave para el éxito del programa.

Con todo, las jóvenes estaban, en realidad, muy motivadas por los pagos que recibían; cantidades que, por su parte, gastaban en objetos personales como, por ejemplo, en ropa.

“El estudio fue muy eficaz a la hora de conseguir que aquellos que habían abandonado la escuela volviesen a las aulas, así como para mantener a las niñas escolarizadas. Quizás apoyar directamente a las jóvenes de esta manera sí sea sensato", afirma Özler.

En estos momentos, los investigadores están llevando a cabo sondeos y encuestas en Malawi, a fin de evaluar, entre otros aspectos, el impacto del programa en las habilidades desarrolladas relacionadas con las matemáticas y la lectura.

Todo este estudio fue financiado por la Red de desarrollo mundial; la Fundación Bill & Melinda Gates; el Grupo de investigación formado por el Plan de acción sobre el género del Banco Mundial, el Fondo fiduciario de conocimiento para el cambio, el Informe de desarrollo mundial 2007 del Fondo de pequeñas donaciones y el Fondo español de evaluación de impacto; y la Oficina Nacional de investigación económica de los Estados Unidos.