Reportaje

Una cumbre religiosa implica a los líderes religiosos en la respuesta al VIH

23 de marzo de 2010

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Rev. Gunnar Stålsett, Bishop Emeritus of the Church of Norway (right) with His Holiness Abune Paulos signing the personal commitment to action at the Summit of High Level Religious Leaders on the Response to HIV. 22-23 March, The Netherlands.
Credit: UNAIDS

Del 22 al 23 de marzo se celebró en los Países Bajos una Cumbre de líderes religiosos de alto nivel sobre la respuesta al VIH. En la reunión se exploraron qué oportunidades pueden aprovechar los líderes religiosos para promover el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el VIH en sus comunidades y para hablar contra el estigma y la discriminación que afectan a las personas que viven con el virus. La cumbre reunió a unos 40 líderes baha’ís, budistas, cristianos, hindúes, judíos, musulmanes y sijs; junto a los directores ejecutivos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) y del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA); los embajadores del sida de los Países Bajos y Suecia; y líderes y representantes de redes de personas seropositivas y otras organizaciones activas en la respuesta al VIH.

El director ejecutivo de ONUSIDA, en el discurso que pronunció en el acto inaugural, afirmó lo siguiente: “Según viajo por el mundo veo cada vez más pruebas de la injusticia social. Las crecientes disparidades económicas, la desigualdad y la injusticia social asolan el planeta. Los que más sufren las repercusiones son los segmentos más pobres de la sociedad, las mujeres, las niñas y los marginados. La injusticia social solo sirve para aumentar la vulnerabilidad de los ya vulnerables, alejándolos aún más de los servicios del VIH. Espero sinceramente que esta reunión se traduzca en un llamamiento a la acción para que estos servicios estén disponibles y para eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH. Nada puede ser más noble que un mundo en el que no vuelva a nacer ningún niño con el VIH".

Espero sinceramente que esta reunión se traduzca en un llamamiento a la acción para que estos servicios estén disponibles y para eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH. Nada puede ser más noble que un mundo en el que no vuelva a nacer ningún niño con el VIH".

Director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé

Durante la cumbre, los participantes abordaron las realidades de cómo tanto las comunidades religiosas como la sociedad en general perpetúan el estigma y la discriminación. Identificaron cuáles son las mejores prácticas para fortalecer la voz y la acción de los líderes religiosos y hacer que diferentes religiones colaboren entre ellas y con otros sectores implicados en la respuesta al VIH.

"Los líderes reunidos en esta cumbre tienen la capacidad de inspirar y promover un cambio: dentro de sus propias comunidades, a través de los países y a lo largo y ancho de comunidades más amplias”, afirmó el Rvdo. Dr. Richard Fee, presidente de la Junta de Directores de la Alianza Ecuménica de Acción Mundial y secretario general de la Agencia Vida y Misión, de la Iglesia Presbiteriana de Canadá. “En medio de lo que parece un “cansancio del sida”, tienen el potencial de impulsar iniciativas contra una enfermedad que sigue propagándose, propulsada por el silencio, el miedo, la violencia y la injusticia”.

Desde el inicio de la epidemia del VIH, las comunidades religiosas, las mezquitas, los templos, las iglesias, los hospitales y las clínicas han ayudado a ofrecer apoyo a aquellos que viven con el VIH o se ven afectados por el virus. Fortalecer su liderazgo puede influir de manera excepcional en las vidas de muchas personas y si los líderes alzan sus voces de manera responsable contra el sida, las repercusiones pueden ser significativas tanto en las comunidades como a nivel internacional.

Los participantes reafirmaron en su declaración final la necesidad de dar un “sentido de urgencia renovado" que dé prioridad y fortalezca la respuesta al VIH. Esta respuesta incluye la “prevención integral” además de alcanzar el acceso universal al tratamiento, la atención y el apoyo. En la declaración también se hizo un llamamiento al “respeto universal de los derechos de todas las personas que viven con el VIH, están afectadas por el virus o corren el riesgo de infectarse" y al “respeto de la dignidad de cada ser humano”. Los líderes también pidieron "una movilización social masiva” a favor de los servicios dirigidos a mujeres para eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH.

Asimismo, los líderes religiosos redactaron y firmaron personalmente un juramento en que se comprometían a fortalecer los esfuerzos para responder al VIH. Este juramento incluye “profundizar en la participación significativa de las personas que viven con el VIH” y “actuar con decisión para proteger los derechos humanos dentro de mi comunidad religiosa, colaborando con otros líderes religiosos de diferente fe y ejerciendo influencia en los procesos de toma de decisiones nacionales, regionales y globales respecto al VIH”.

La Dra. Thoraya Ahmed Obaid, directora ejecutiva de UNFPA, afirmó en su discurso de clausura: “Nuestro trabajo conjunto demuestra que las intervenciones pueden ser efectivas y sostenibles si el cambio es inclusivo, si surge de la fe y la cultura de las propias personas, si las personas de todos los grupos de edad, vivan o no con el VIH, están seguras de su sentido de pertenencia y absolutamente comprometidas, y si todos los asociados son igualmente valorados y respetados”.

Presidiendo el acto estuvieron Su Santidad Sri Sri Ravi Shankar, fundador de la fundación Art of Living; el rabino David Rosen, director de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Americano; Nyaradzayi Gumbonzvanda, secretaria general de la Asociación Cristiana Femenina Mundial; y el ilustrísimo Gunnar Stålsett, obispo emérito de la Iglesia de Noruega.

La cumbre fue organizada por la Alianza Ecuménica de Acción Mundial y Cordaid, con el apoyo del ministerio alemán de Asuntos Exteriores, ONUSIDA, la Red internacional de líderes religiosos que viven con o están personalmente afectados por el VIH y el sida (INERELA+), la Campaña Mundial del Sida y el Consejo europeo de líderes religiosos (Religiones para la Paz).