Reportaje

Para disipar el estigma en torno al VIH en Egipto, una película de próximo estreno cuenta la historia de una mujer que supera el miedo y el rechazo social

21 de abril de 2011

La siguiente fase de la historia está a la vuelta de la esquina, pues la película se estrenará este año, después de pasar por varios festivales de cine de todo el mundo.

«No le he contado a mi familia ni a mis amigos que soy seropositivo. Estoy agobiado por la enfermedad y por mi secreto. Me siento culpable, pero temo que si lo contara, sería rechazado», dice Ali, un hombre de 25 años que vive con el VIH.

Esa sensación de aislamiento y baja autoestima es muy común para muchas personas que viven con el VIH en Egipto. Hasta la fecha, nadie que viva con el VIH en ese país lo ha divulgado públicamente. Así que, para la mayoría de los egipcios, el sida sigue sin tener un rostro personal, lo cual fomenta las concepciones erróneas y el miedo acerca de la enfermedad.

En cualquier lugar del mundo, los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la formación de la opinión pública sobre cuestiones sociales y mostrando las repercusiones y la complejidad de cuestiones difíciles. Según el representante de ONUSIDA en Egipto, Wessam El Beih, los medios de comunicación egipcios, y en especial la industria del cine, han propagado información errónea y han retratado de manera sesgada a las personas que viven con el VIH, «suscitando prejuicios y discriminación».

En los últimos años, ONUSIDA en Egipto ha fomentado que guionistas y productores de cine produzcan largometrajes que den un rostro humano al VIH mediante la creación de personajes con que las personas puedan identificarse. Esa idea estuvo inspirada por personas que viven con el VIH, que creyeron que la visión de la sociedad sería más compasiva si sus experiencias reales se mostraran en una película.

Esta película fue un tremendo viaje exploratorio. Quería que reflejara la ira que sentí ante las injusticias que vi.

Amr Salama, guionista y director de Asmaa

En 2007, un joven guionista y director, Amr Salama, aceptó el reto, tras asistir a una reunión convocada por ONUSIDA con un grupo de personas que viven con el VIH. Escuchó sus historias y se conmovió con sus experiencias, y pasó un año entero, en colaboración con ONUSIDA, redactando varias versiones de un guión con la historia real de una mujer que vivía con el VIH y murió por la injusticia. Anhelaba transmitir la misma intensidad emocional que había experimentado al escuchar las historias de las personas.

«Esta película fue un tremendo viaje exploratorio. Quería que reflejara la ira que sentí ante las injusticias que vi», dijo el Sr. Salama. «No estaba enojado simplemente por la gente que conocí que vivía con el VIH, sino más bien por el silencio y la injusticia que casi se habían convertido en normas de nuestra sociedad.» Su película se titula Asmaa, un nombre de mujer que en árabe significa «nombres».

Vencer el miedo a hablar

El siguiente gran reto para el proyecto fue atraer el interés de un productor. Mohamed Hefzy, un joven productor que había trabajado en temas sociales, como los niños de la calle y el autismo, se interesó en darle vida a la película. Su convicción sobre el papel de los medios de comunicación para abordar las cuestiones de derechos humanos le llevó a creer que valdría la pena invertir en este proyecto.

Espero que esta película, como la revolución, faculte a las personas que viven con el VIH a hacer lo mismo y que, de resultas de ello, la percepción de la sociedad cambie irreversiblemente.

Mohamed Hefzy, productor de la película

«Es irónico que esta película, que trata de una mujer que decide romper la barrera del miedo y exigir sus derechos básicos a la asistencia sanitaria, se hiciera antes de la revolución egipcia. Después de todo, la revolución solo fue posible porque los egipcios superaron su miedo a hablar. Espero que esta película, como la revolución, faculte a las personas que viven con el VIH a hacer lo mismo y que, de resultas de ello, la percepción de la sociedad cambie irreversiblemente», afirma el señor Hefzy.

Las personas que viven con el VIH han estado involucradas en muchos de los pasos para crear esta película, algunos incluso actuaron ante las cámaras, y sus experiencias han inspirado e informado los puntos de vista de los actores.

La película ha contado con el respaldo de algunas estrellas. La famosa actriz tunecina Hind Sabry, que vive en Egipto, interpreta el papel principal de la película, el personaje de Asmaa. Esta es la historia de una mujer que se arma de valentía y supera sus propios miedos y el rechazo social para reclamar sus derechos.

La actriz tunecina Hind Sabry interpreta el papel principal de la película, el personaje de Asmaa.

Hind Sabry defiende los derechos de las personas que viven con el VIH desde hace años. Ha participado en anuncios de la televisión pública y ha dado voz a las personas que viven con el VIH en varios foros. Para preparar su papel, ONUSIDA facilitó reuniones entre la actriz y mujeres que viven con el VIH.

«Quizás la película sea criticada, ya que aborda temas espinosos, pero Asmaa supone una experiencia artística y humanitaria», afirmó la señora Sabry.

La siguiente fase del proyecto está a la vuelta de la esquina, pues la película se estrenará este año, después de pasar por varios festivales de cine de todo el mundo. Mucha gente —en Egipto y en muchas otras partes— espera con impaciencia el estreno y alberga grandes esperanzas de que se produzca un cambio social positivo.