Reportaje

2.500 jóvenes se infectan diariamente con el VIH, indica el informe “Oportunidades en tiempos de crisis”

01 de junio de 2011

Una publicación conjunta de UNICEF, ONUSIDA, UNESCO, UNFPA, OIT, OMS y el Banco Mundial ofrece por primera vez datos sobre los adolescentes y el VIH.

Fotografía: UNICEF

Unas 2.500 personas jóvenes se infectan diariamente con el VIH, indica un informe mundial sobre la prevención del VIH dado a conocer hoy. Pese a que la tasa general de prevalencia del VIH en los jóvenes ha disminuido levemente, las mujeres jóvenes y las adolescentes aún corren un peligro desproporcionadamente alto de infección debido a su vulnerabilidad biológica, a la disparidad social y a la exclusión.

El informe Oportunidades en tiempos de crisis: evitar el VIH desde la primera adolescencia hasta el comienzo de la edad adulta (en inglés) presenta por primera vez datos sobre la infección con el VIH entre los jóvenes y hace hincapié en los riesgos que corren los adolescentes durante su transición a la edad adulta. El informe, que es una publicación conjunta de UNICEF, ONUSIDA, la UNESCO, UNFPA, la OIT, la OMS y el Banco Mundial, explica cuáles son los factores que aumentan el peligro de infección y se refiere a las oportunidades de fortalecer los servicios de prevención y desalentar las prácticas sociales perjudiciales.

“Para muchas personas jóvenes, la infección con el VIH es el resultado de la negligencia, la exclusión y las violaciones que tienen lugar con el conocimiento de las familias, las comunidades y los dirigentes sociales y políticos”, señaló Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF. “En este informe se exhorta a los líderes de todos los niveles a que creen una cadena de prevención que mantenga a los adolescentes y jóvenes informados, protegidos y saludables. UNICEF mantiene un firme compromiso con esta causa. Debemos proteger a quienes viven la segunda década de sus vidas, de manera que el VIH no descarrile el pasaje de la niñez a la edad adulta, que es una travesía particularmente riesgosa en el caso de las niñas y las mujeres jóvenes”.

Si potenciamos la autonomía de las personas jóvenes de manera que puedan protegerse contra el VIH, podrán conducirnos a la conquista de una generación libre de de ese virus.

Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA

Según el informe, el 41% de las nuevas infecciones de mayores de 15 años ocurridas en 2009 correspondieron a personas de 15 a 24 años. En el plano mundial, unos 5 millones (entre 4,3 millones y 5,9 millones) de jóvenes de esas edades vivían con VIH en 2009. En el sector de la población de 10 a 19 años de edad, según los nuevos datos, hay unos 2 millones de adolescentes (entre 1,8 millones y 2,4 millones) que viven con VIH. En su mayoría, se trata de personas que se encuentran en África subsahariana y son mujeres. Muy pocas de ellas están al tanto de su infección. A nivel mundial, más de un 60% de las personas jóvenes que viven con VIH son mujeres. Esa tasa llega al 72% en el caso del África subsahariana.

“El éxito logrado con respecto al aumento del acceso a los medicamentos antirretrovirales significa que más personas jóvenes con VIH tienen tasas más altas de supervivencia, pero muchas de ellas no están al tanto de su infección”, apuntó la Dra. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud. “La OMS está comprometida a ayudar a aumentar el acceso de los adolescentes a los exámenes del VIH y a los servicios de orientación psicológica, así como a garantizar que los servicios de salud den respuesta a sus necesidades en materia de prevención, tratamiento, atención y apoyo”.

La primera adolescencia ofrece una ventana de oportunidades para intervenir antes de que la mayoría de los jóvenes comience a tener una vida sexual activa y a acatar normas sociales y de género perjudiciales que agraven el peligro de infección con el VIH. Las comunidades, los dirigentes y los jóvenes pueden desempeñar papeles muy importantes con respecto a la modificación de los comportamientos que ponen en peligro a los jóvenes y atentan contra el establecimiento de ámbitos en los que puedan prosperar. En la región meridional de África, por ejemplo, donde se registran altas tasas de infección con el VIH en los sectores de la población de edades más avanzadas, está en aumento la transmisión del VIH entre los jóvenes, especialmente el contagio de las mujeres jóvenes, debido a las relaciones sexuales con varias parejas, así como a las relaciones sexuales entre personas de edades muy diferentes. Sin embargo, es posible lograr triunfos. Varias iniciativas comunitarias orientadas a modificar esas normas y comportamientos han tenido éxito en diversas comunidades de Tanzania, donde la imagen de un hombre tratando de mantener relaciones sexuales con niñas y mujeres jóvenes se ha convertido en objeto del ridículo.

“Como el informe indica, son demasiadas las adolescentes que quedan embarazadas cuando aún no están preparadas para ello y tienen hijos siendo aún niñas”, apuntó el Dr. Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo de UNFPA. “De esa manera, corre peligro la salud tanto de las madres como de sus hijos y se reducen las oportunidades y posibilidades de esas adolescentes. Para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio es absolutamente imprescindible aumentar el acceso a la educación sexual integral y a los servicios integrados de salud reproductiva, entre los que deben figurar los de planificación de la familia y la distribución de condones masculinos y femeninos. Existen pruebas convincentes de que el suministro de información y la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva no traen aparejado un aumento de la frecuencia de las relaciones sexuales ni la adopción de comportamientos de riesgo, sino que dejan un saldo de menos embarazos no deseados, menos infecciones con el VIH y un mejoramiento general de la salud”.

Algunos comportamientos de alto riesgo, como la iniciación sexual precoz, el embarazo y el consumo ilícito de drogas, constituyen claros síntomas de que algo anda mal en los entornos de los adolescentes, y pueden relacionarse con la violencia, la explotación, el abuso y el abandono. Pero los sistemas de protección social que tienen en cuenta los aspectos relacionados con el VIH pueden brindar ayuda financiera a las familias vulnerables, aumentar el grado de acceso a los servicios sociales y de salud y garantizar la prestación de servicios a los jóvenes marginados.

“El mundo requiere de manera desesperada nuevas estrategias de prevención del VIH”, afirmó el Dr. Mahmoud Mohieldin, Director General del Banco Mundial. “Por cada dos personas que obtienen tratamientos contra el SIDA que amenaza sus vidas, otras cinco se infectan con el VIH, lo que coloca en situaciones imposibles a muchos países pobres y a las comunidades que los integran. Las estrategias de prevención que se han implementado hasta ahora han tenido éxitos limitados, de manera que debemos buscar enfoques nuevos y originales para revertir el avance de la epidemia del VIH/SIDA. Esas estrategias deben satisfacer las necesidades básicas de la población en materia de educación, seguridad económica, inclusión, dignidad y derechos humanos. Esos son temas de fundamental importancia cuando se trata de la salud y el bienestar de las adolescentes, las madres y sus hijos, además de los sectores de la población que sufren marginación social”.

Los integrantes de las familias de los jóvenes, sus maestros y profesores, y los líderes de sus comunidades pueden desempeñar un papel importante en lo que respecta a establecer normas de comportamiento responsable y abogar por que se preste a las personas jóvenes todos los servicios que requieren para mantenerse saludables. En realidad, para reducir los niveles de incidencia del VIH no es suficiente una sola intervención sino un proceso constante de prevención que contemple el suministro de información y apoyo, y la prestación de servicios durante toda la vida. Sin embargo, muchos adolescentes no cuentan con acceso a la información, los elementos y los servicios de exámenes médicos básicos y de prevención del VIH.

“Es necesario que los jóvenes dispongan de acceso a conocimientos y servicios integrales, a fin de que puedan tomar decisiones seguras sobre su salud y sus relaciones”, manifestó Irina Bokova, Directora General de la UNESCO. “Estamos plenamente comprometidos con esos esfuerzos, poniéndonos al frente del impulso basado en las pruebas para ampliar las actividades de educación sobre la sexualidad y brindando apoyo a las personas jóvenes con sus necesidades durante su transición desde la primera adolescencia a la edad adulta. Debemos colaborar para garantizar que todos los jóvenes, y especialmente las niñas y los integrantes de los sectores más vulnerables de la población, reciban la educación, el apoyo y la protección que necesitan para prevenir el VIH y fomentar su bienestar general”.

Muchos jóvenes de todo el mundo, empujados por las dificultades económicas, la explotación, la exclusión social y la carencia de apoyo familiar recurren a las actividades sexuales comercializadas o al uso ilícito de drogas inyectables. En esos casos, se exponen a un riesgo extremadamente elevado de infección, además de la discriminación y el estigma general que conllevan esos comportamientos. Esos mismos jóvenes suelen carecer de acceso a los servicios de prevención y protección del VIH. Para que las respuestas nacionales contra el VIH sean eficaces, los gobiernos deben dar respuesta a los problemas subyacentes de la pobreza, la exclusión y la disparidad de género que amenazan la salud de las generaciones futuras. El empleo de la equidad como punto de referencia para la prestación de esas y otras formas de ayuda posibilita que los sectores de la población a los que resulta más difícil prestar servicios no terminen al fondo de la fila, y que puedan disponer de servicios y hacer uso de ellos.

“Casi uno de cada dos nuevos casos de infección de adultos con el VIH afecta a una persona de 15 a 24 años de edad. El Código de Prácticas sobre el VIH y el SIDA y el Mundo del Trabajo de la OIT recomienda que las políticas y programas nacionales referidos al VIH/SIDA presten especial atención a los jóvenes y recalca la importancia de los sistemas de educación y capacitación y los programas y servicios de empleo juvenil, por tratarse de medios fundamentales para la difusión plena de la información sobre el VIH”, indicó Juan Somavia, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “Sobre los jóvenes ya recae una proporción exagerada de la carga del desempleo, el subempleo y la pobreza, y su situación se agrava más aún debido a la recesión mundial. Debemos capacitar a los jóvenes para que puedan desarrollar plenamente todo su potencial, porque una juventud vigorosa significa comunidades, sociedades y economías vigorosas”.

Como se señala en el informe Oportunidades en tiempos de crisis: evitar el VIH desde la primera adolescencia hasta el comienzo de la edad adulta, en todos los contextos de epidemias se presentan oportunidades de emplear estrategias de prevención de eficacia comprobada. En los países que sufren epidemias generalizadas existen oportunidades de aumentar las actitudes y comportamientos saludables, de garantizar un mayor grado de equidad entre los géneros y de lograr que la protección se convierta en la nueva norma aceptada. En África subsahariana, por ejemplo, las mismas normas sociales que toleran la violencia doméstica impiden que las mujeres rechacen las insinuaciones sexuales no deseadas, requieran la adopción de medidas de protección en sus relaciones sexuales o critiquen la infidelidad de sus parejas, circunstancias todas que ponen en peligro la meta de liberar a la próxima generación de la amenaza del SIDA. En los países con epidemias concentradas y de bajo nivel, en los que las infecciones con el VIH se deben principalmente al consumo ilícito de drogas inyectables, el trabajo sexual y la relaciones sexuales entre hombres, existen oportunidades de reformar las pautas jurídicas y sociales que agravan la vulnerabilidad y de potenciar la autonomía de los jóvenes mediante la impartición de conocimientos y la prestación de servicios de prevención y de atención de la salud.

“Los jóvenes no son solo los dirigentes del mañana sino los líderes del presente”, explicó Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA. “Si potenciamos la autonomía de las personas jóvenes de manera que puedan protegerse contra el VIH, podrán conducirnos a la conquista de una generación libre de de ese virus".