Reportaje

Los usuarios de drogas jóvenes de América Latina necesitan una respuesta al VIH más contundente

26 de septiembre de 2011

La III Conferencia Latinoamericana de Políticas de Drogas, que tuvo lugar en Ciudad de México del 13 al 14 de septiembre, reunió a expertos, académicos, organizaciones de la sociedad civil, legisladores y responsables de adoptar decisiones para debatir sobre las tendencias del consumo de drogas, los problemas relacionados con las drogas y las políticas e intervenciones realizadas en la región.

Este año ha habido una participación muy activa de jóvenes en la conferencia según Aram Barra, director de programa para jóvenes y drogas en ESPOLEA, una plataforma juvenil mexicana que trabaja en temas de género, VIH y drogas desde la perspectiva de los derechos humanos. “Hemos estado reuniendo un grupo de jóvenes activistas desde 2009 para promover la inclusión de los usuarios de drogas jóvenes en esta conferencia anual”, explica. “Este año ha marcado la diferencia. Hemos pasado de ser espectadores pasivos a tomar un papel activo en los debates al mismo nivel que los expertos y otros responsables de adoptar decisiones”, dijo el Sr. Barra.

A lo largo de tres días, la conferencia promovió un debate social en relación a diferentes temas, como el VIH en usuarios de drogas inyectables, así como la necesidad de información fundamentada en pruebas que cubra la situación de la juventud y de las políticas basadas en los derechos humanos. La reducción en un 50% del número de nuevos casos de infección por el VIH entre los usuarios de drogas inyectables para 2015, tal y como viene reflejado en la declaración política acordada por los Estados miembros en la Reunión de Alto Nivel sobre el sida de 2011, fue una referencia constante a lo largo de la conferencia.

La epidemia de VIH en América Latina se concentra principalmente en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y personas transexuales. Sin embargo, algunos países, como Brasil, Uruguay, Argentina y México, muestran tasas de prevalencia de en torno al 5% entre los usuarios de drogas inyectables.

“Necesitamos voluntad política en América Latina para poner en marcha las políticas de reducción de daños adecuadas y programas de terapia de sustitución de opiáceos. Necesitamos aumentar el acceso a la información sobre el VIH, a jeringas y agujas limpias, crear un entorno de apoyo entre usuarios y, para aquellas personas que viven con el VIH, ofrecerles un rápido acceso a una terapia antirretrovírica efectiva”, dijo Enrique Zelaya, coordinador de ONUSIDA para Guatemala y México.

Es necesario involucrar a la juventud para que los programas funcionen sobre el terreno y para que estos tengan un mayor impacto

Aram Barra, director de programa para jóvenes y drogas en ESPOLEA

La juventud presente en ESPOLEA hizo hincapié en la necesidad de tener un entorno de apoyo para lograr el objetivo contenido en la Declaración Política de 2011 en América Latina. “Necesitamos ver un cambio en la política que descriminalice a los usuarios de drogas y ponga en marcha programas de reducción de daños que tengan en cuenta las necesidades de los usuarios de drogas jóvenes”.

Según el grupo de jóvenes, los usuarios jóvenes de crack en los barrios de las afueras de Montevideo y los usuarios de drogas inyectables en las fronteras de México son parte de un grupo diverso de usuarios de drogas con necesidades diferentes y expuestos a riesgos distintos. Es necesario responder a estas complejas realidades cuando se desarrollan las políticas y se ponen en marcha los servicios.

“Es necesario involucrar a la juventud para que los programas funcionen sobre el terreno y para que estos tengan un mayor impacto. En colaboración con ONUSIDA, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y Delito (UNODC) y los gobiernos podemos lograr el objetivo de reducir los nuevos casos de infección en un 50% entre los usuarios de drogas inyectables”, concluyó Aram Barra.