Reportaje

Los hombres tienen un papel importante en la erradicación de nuevas infecciones por VIH en niños y en el mantenimiento de las madres con vida

21 de marzo de 2012

Los hombres se reúnen para debatir los problemas culturales y sociales relacionados con la justicia y la igualdad de género.

Sentado en un taburete tradicional como parte de la plataforma especial para reuniones Dare, el jefe Chiveso, de la provincia Mashonaland Central de Zimbabwe, habla con otros hombres sobre la posibilidad de evitar que los bebés nazcan con VIH y de preservar la vida de sus madres. Como subraya este jefe, para que ello ocurra deben cambiarse algunas prácticas culturales y religiosas que resultan nocivas y pueden afectar a la respuesta de la comunidad al VIH.  “Como jefe, seguiré haciendo frente a los problemas de salud de mi pueblo para que las familias puedan vivir mejor”.

El jefe Chiveso cuenta con el apoyo del Foro de Hombres sobre Género Padare, una organización de Zimbabwe que trabaja con líderes tradicionales de Mashonaland para influir en la opinión pública acerca de distintos problemas de la comunidad. Entre estos se encuentran la promoción de los servicios para el VIH y la movilización de los hombres para que participen activamente en la prevención de nuevas infecciones por el VIH entre los niños.

Los hombres desempeñan un papel importante en la definición de las prácticas de la comunidad. Tradicionalmente, los hombres de Zimbabwe se han reunido en torno al fuego o bajo un árbol para hablar sobre los problemas que afectaban a la comunidad y tomar decisiones sobre la misma, excluyendo a las mujeres y los niños. Esta práctica ha promovido las desigualdades de género, ya que la mayoría de las decisiones no tenía en cuenta la opinión de las mujeres.

El objetivo de Padare es invertir esta práctica exclusiva de los hombres y reunir a líderes tradicionales y locales, sacerdotes, abuelos, padres, tíos y hermanos para que debatan los problemas culturales y sociales relacionados con la justicia y la igualdad de género, incluyendo el apoyo a programas para frenar las nuevas infecciones por VIH entre los niños.

“En estas comunidades, los hombres ostentan una posición, un poder y unos privilegios que proceden de valores patriarcales. Estamos aprovechando el poder que tienen para que puedan ser agentes del cambio social en sus comunidades”, asegura Kevin Hazangwi, director de Padare.

El Plan Estratégico Nacional para el Sida de Zimbabwe pretende reducir la transmisión maternoinfantil del VIH desde un 14% en 2010 hasta un 7% en 2013 y hasta menos del 5% en 2015. Actualmente, las cifras del Gobierno indican que la cobertura de los servicios de prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH alcanza el 70% en el país.

Aumento del número de llamadas a la acción contra el VIH dentro de la comunidad

Dentro de la iniciativa Padare, el jefe Chiveso convoca a los hombres a reuniones en las que se anima a los miembros de la comunidad a poner fin a los comportamientos que pueden afectar a la salud en el pueblo y a ampliar su conocimiento sobre la prevención y el tratamiento del VIH y los servicios médicos relacionados. Estos diálogos interactivos, que se conocen como “conversaciones comunitarias”, permiten la toma de decisiones en la comunidad y la adopción de acciones para eliminar el VIH.

“Con este programa he aprendido mucho sobre los medicamentos antirretrovíricos existentes y los servicios de prevención del VIH —comenta Tatenda, un padre orgulloso que vive con el VIH—. Apoyé a mi mujer durante el parto y ahora tengo gemelos que nacieron sin VIH”.

Estamos aprovechando el poder que tienen los hombres para que puedan ser agentes del cambio social en sus comunidades

Kevin Hazangwi, director de Padare

Padare también lleva a cabo reuniones consultivas que aprovechan las ricas tradiciones locales. Estas reuniones permiten a las comunidades identificar carencias en los conocimientos así como actitudes, comportamientos y prácticas culturales nocivas para la respuesta al sida. En estas discusiones abiertas, los miembros de la comunidad pueden plantear problemas importantes y aportar soluciones sin personalizar. Entre las prácticas culturales negativas que se debaten están, por ejemplo, el traspaso de las esposas en herencia y la entrega de niñas para apaciguar los espíritus (ofrecer una niña pequeña para subsanar una infracción penal o apaciguar el espíritu de una persona asesinada).

Padare también utiliza una plataforma de mayor nivel, conocida como Indaba, en la que participan los propios jefes para promover una mayor acción en sus respectivas comunidades. Este diálogo permite a los jefes acordar unas políticas sólidas sobre el VIH que garanticen la participación de los hombres en la prevención de las nuevas infecciones por VIH a nivel comunitario y nacional.

“Como jefes, debemos desempeñar un papel destacado en la sensibilización de nuestras comunidades. No solo se trata del derecho de los niños a una vida digna, sino que, además, los bebés que perdemos pueden ser futuros enfermeros, médicos y profesores en nuestra sociedad”, añadió el jefe Chiveso.

Los líderes tradicionales como guardianes de la cultura

Los líderes religiosos de Mashonaland Central también están adoptando medidas para cambiar las prácticas religiosas y culturales negativas y promover la aceptación de los servicios en sus comunidades.

“Se ha acusado a la religión y a la Iglesia de ser una fuente de machismo y patriarcado. Pero nosotros nos comprometemos a que sean una fuente de esperanza, información y salud —comentó el pastor Sifelani, de la Iglesia Anglicana de Bindura—. Atrás quedaron los días en los que animábamos a la gente a prescindir de los medicamentos antirretrovíricos porque pensábamos que se habían curado y echábamos la culpa de la enfermedad y la muerte a la brujería en lugar de al VIH”.

Los líderes tradicionales se consideran los guardianes de la cultura, y, por tanto, son fundamentales para cambiar las actitudes de la sociedad. Reunir a las comunidades para que debatan los problemas en sus propios términos contribuye a aumentar el uso de los servicios para el VIH. Existen grandes posibilidades de reproducir este modelo de planificación en el África subsahariana, donde la idea de foros de hombres resulta adecuada desde el punto de vista cultural y puede entroncar con las prácticas pasadas y actuales.