Reportaje

Las esperanzas y los sueños de las jóvenes que crecen con el VIH

11 de octubre de 2012

Un grupo de nueve inspiradoras jóvenes nacidas con el VIH se reunió recientemente en la sede de ONUSIDA en Ginebra para compartir sus experiencias y crear una base para trabajar en el futuro. La reunión formaba parte de un programa más amplio para promover y proteger los derechos humanos, en especial la salud y los derechos sexuales y reproductivos, de todas las mujeres que viven con el VIH. Este es su mensaje al mundo que les gustaría compartir en el primer Día Internacional de la Niña de la historia.

Nuestros sueños

Somos la primera generación de bebés que ha nacido y crece con el VIH. En la actualidad, somos mujeres jóvenes con sueños para las comunidades de las que procedemos y para el mundo que queremos crear. Contar nuestra historia es difícil, pero utilizamos nuestras experiencias personales para cambiar, impactar y modelar el mundo en que vivimos.

Aunque somos únicas, estamos creciendo para ser esposas, amantes, madres, cuidadoras, mentoras, profesionales y líderes mundiales. Queremos estar vivas, no solo vivir, sino tener derecho a unas vidas plenas como niñas y como mujeres llenas de deseos, aspiraciones, sexualidades y emociones. Para lograr nuestros sueños necesitamos un mundo justo, protector y comprensivo; nos negamos a vivir aisladas.

Tanto si gusta al mundo como si no, somos seres sexuales y tenemos derechos a tener hijos. Estamos dispuestas a aceptar la responsabilidad de someternos a un duro proceso para quedarnos embarazadas, estar encintas de nuestros bebés durante nueve meses y dar a luz de manera segura y saludable. Estamos determinadas a hacer lo que sea necesario para mantener a nuestros hijos sanos y sin el VIH durante el resto de sus vidas. Para conseguirlo necesitamos una atención sanitaria de calidad, constante y accesible y servicios que cubran nuestras elecciones y decisiones. Queremos que el VIH se detenga con nosotras.

Estamos determinadas a hacer lo que sea necesario para mantener a nuestros hijos sanos y sin el VIH durante el resto de sus vidas. Para conseguirlo necesitamos una atención sanitaria de calidad, constante y accesible y servicios que cubran nuestras elecciones y decisiones. Queremos que el VIH se detenga con nosotras.

Cristina, Grissel, Kristofina, Juliana, Lweendo, Maryliza, Matilda, Maureen y Yana

Vivimos en comunidades llenas de discriminaciones y prejuicios que se presentan en todas las formas. Primero y principalmente, nuestro marco de atención sanitaria está lleno de médicos y enfermeros que siguen estando mal informados o que no lo están en absoluto, y que tienen sus propios prejuicios y juicios contra nosotras. Pedimos a nuestras familias que nos apoyen e inviertan en nuestras vidas. La decisión final de revelar nuestro estado serológico nos pertenece a nosotras y solo a nosotras, no a nuestras familias, parejas, amigos, profesionales sanitarios o educadores. Si bien somos seropositivas, seguimos siendo hermanas, tías, madres y abuelas de naciones. El mundo está ciego e ignora que estamos creciendo con el VIH y convirtiéndonos en adultas y nuestras comunidades, incluida la comunidad del VIH, aun no nos acepta como jóvenes mujeres nacidas con el VIH.

Nos merecemos amar y ser amadas. Amor sin abusos, tortura emocional, trato injusto; preferimos un amor comprometido, digno, compasivo, amable y capacitador. Juntos como pareja podemos compartir la responsabilidad de cuidar el uno del otro; no transmitimos el VIH a nuestras parejas y ellos no nos transmiten ninguna infección de transmisión sexual a nosotros y no nos infectamos mutuamente. La comunicación es vital para mantener una relación de pareja sana, el respeto y la confianza.

Tenemos soluciones y somos el futuro. Juntas, llevamos la cabeza bien alta y luchamos unidas.

Cristina, EE. UU./ Grissel, EE. UU./ Kristofina, Namibia / Juliana, Kenya / Lweendo, Zambia / Maryliza, Sudán del Sur / Matilda, Reino Unido/ Maureen, Reino Unido/ Yana, Ucrania