Hacer un seguimiento de la disponibilidad de los recursos y de los esquemas de financiación para solventar las carencias en los países de rentas bajas y medias, así como hacer estimaciones de las necesidades de recursos de los países para dar respuesta al sida, son aspectos fundamentales del trabajo de ONUSIDA. El seguimiento del flujo de financiación a nivel mundial y de los gastos a nivel nacional se lleva a cabo como parte del sistema de Monitorización Mundial del Sida, y supervisa los esfuerzos por movilizar 26 000 millones de dólares para 2020.

El total de los recursos provenientes de cualquier fuente disponibles para las actividades nacionales relacionadas con el VIH en 2016 fue de 19 100 millones de dólares. Esta cifra es 7200 millones de dólares más baja que los recursos que se estima que se necesitarían en 2020 para encaminarse al objetivo de poner fin a la epidemia de sida como amenaza para la salud pública para 2030.

Las tendencias en la disponibilidad de recursos muestran que los recursos internacionales han permanecido estables en los últimos años tras alcanzar su máximo en 2013. El principal impulso se situó en los recursos nacionales, pero el incremento parece haberse ralentizado en 2015-2016. En 2016 las fuentes de fondos nacionales (públicas y privadas) alcanzaron el 57% del total de recursos disponibles en los países de rentas bajas y medias. Esta media global no deja ver la alta dependencia a las donaciones que se da en algunos países. La transición de los países es un área fundamental en la que se requiere de un esfuerzo conjunto colaborativo de los donantes, los responsables de las políticas a nivel mundial, las autoridades nacionales de cada país y la sociedad civil.

La brecha general en la financiación es indicativa del reto que hay que afrontar en este sentido, pero además es necesario que se reasignen los recursos existentes a los servicios para aquellas poblaciones con más necesidades y en las que el impacto pueda ser mayor. 

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