INTRODUCCIÓN

Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias.

En este Día Mundial del Sida, ONUSIDA pone de relieve la urgente necesidad de acabar con las desigualdades que impulsan el sida y otras pandemias en todo el mundo.

Sin una acción audaz contra las desigualdades, el mundo corre el riesgo de no alcanzar los objetivos de acabar con el sida para el año 2030, así como de sufrir una prolongada pandemia de la COVID-19 y una crisis social y económica cada vez mayores.

Justo cuando han pasado cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros casos de sida, el VIH sigue amenazando al mundo. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el compromiso compartido de acabar con el sida para el año 2030, pero no debido a una falta de conocimientos, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a la prevención y el tratamiento del VIH.

Si queremos poner fin al sida para 2030, debemos acabar urgentemente con las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales.

Aunque existe la percepción de que un momento de crisis no es el más adecuado para priorizar el tratamiento de las injusticias sociales subyacentes, está claro que, hasta que no nos pongamos a ello, no podremos superar la crisis.

El hecho de abordar las desigualdades es una promesa global que hicimos hace mucho tiempo, cuya urgencia no ha hecho más que aumentar. En el año 2015 todos los países prometieron reducir la desigualdad dentro de sus fronteras y entre ellos como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, y la Declaración política sobre el sida adoptada en la Reunión de alto nivel sobre el sida de las Naciones Unidas de 2021 tienen como objetivo acabar con las desigualdades.

Hacerle frente a las desigualdades, además de ser un elemento central para acabar con el sida, ayudará a promover los derechos humanos de los grupos de población clave y las personas que viven con el VIH, preparará mejor a las sociedades para vencer la COVID-19 y otras pandemias, y servirá de apoyo para la recuperación económica y la estabilidad. Si cumplimos nuestra promesa de abordar la desigualdad, lograremos salvar millones de vidas y la sociedad en su conjunto saldrá beneficiada.

Sin embargo, acabar con las desigualdades exige un cambio transformador. Las medidas políticas, económicas y sociales tienen que proteger los derechos de todas las personas, y debemos prestar especial atención a las necesidades de las comunidades más marginadas y menos favorecidas.

Sabemos cómo vencer al sida, sabemos cuáles son las desigualdades que obstaculizan el progreso y sabemos cómo abordarlas. Las políticas para abordar las desigualdades se pueden implementar, pero requieren que los líderes sean audaces.

Es hora de que los Gobiernos pasen del compromiso a la acción. Por su parte, los Gobiernos han de promover un crecimiento social y económico inclusivo. Deben eliminar las leyes, las políticas y las prácticas discriminatorias para garantizar así la igualdad de oportunidades y reducir las desigualdades. Es hora de que los Gobiernos cumplan sus promesas. Deben actuar ahora y debemos hacer que sean responsables.

En este Día Mundial del Sida, recordemos a nuestros dirigentes políticos que la desigualdad mundial nos afecta a todos, con independencia de quiénes seamos y de dónde vengamos. En este Día Mundial del Sida, vamos a exigir medidas para poner fin a las desigualdades y acabar con el sida y con todas las demás pandemias, que no hacen sino avivarse gracias a dichas inequidades.


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MENSAJES

Mensajes de primera línea

Nos enfrentamos a una emergencia por el sida.

No podemos permitirnos no actuar. A menos que los líderes tomen medidas audaces para acabar con las desigualdades que impulsan el sida, seremos testigos de millones de muertes más.

Si no se toman las medidas transformadoras necesarias para la respuesta al sida, el mundo permanecerá además atrapado en la crisis del coronavirus y las futuras pandemias lo sorprenderán peligrosamente desprevenido. 

Todavía podemos poner fin al sida para el año 2030, pero solo si actuamos valientemente y juntos para hacer frente a las desigualdades.  

Ya sabemos lo que funciona: hemos visto respuestas brillantes en algunos lugares, pero es necesario aplicarlas en todas partes y para todos.

Tenemos una estrategia efectiva que los líderes acordaron este año en la ONU, pero que debe implementarse en su totalidad.

Las acciones que necesitamos para poner fin al sida también nos ayudarán a detener futuras pandemias.

Entre las medidas necesarias para abordar las desigualdades se incluyen: 

  • Infraestructura dirigida por la comunidad y centrada en las personas:
  • Acceso equitativo a medicamentos, vacunas y tecnologías sanitarias
  • Derechos humanos, para generar confianza y afrontar las pandemias
  • Elevar a los trabajadores esenciales y proporcionarles los recursos y las herramientas que necesitan 
  • Sistemas de datos centrados en las personas que pongan de manifiesto las desigualdades.

Hemos llegado a una encrucijada. Debemos elegir qué líderes queremos: aquellos que apuestan por acciones audaces, o aquellos otros que se limitan a actuar a medias. Los datos hablan por sí solos: las medias tintas, para el sida, no son una opción.

Por cada minuto que pasa, el sida nos arrebata una vida muy valiosa. No tenemos tiempo que perder.

Pongamos fin a las desigualdades. Pongamos fin al sida. Pongamos fin a las pandemias.

 

Mensajes ampliados

EL MUNDO ESTÁ VIVIENDO MÁS DE UNA PANDEMIA: EL SIDA TAMBIÉN ES UNA PANDEMIA.

  • Corremos el riesgo de desandar todo lo andado para acabar con la pandemia de sida, ya que toda la atención se ha desviado a la COVID-19. El sida es una pandemia y no ha desaparecido.
  • La pandemia de sida no se tomó un descanso durante la COVID-19. Si bien el mundo estaba preocupado por la pandemia de la COVID-19, la respuesta al sida siguió adelante resistiendo el temporal. Las respuestas al sida ágiles, centradas en la comunidad y lideradas por la comunidad han demostrado ser resistentes a las interrupciones provocadas por la COVID. Sin embargo, dichas interrupciones han pasado factura. Los resultados están decayendo.
    • Las personas se siguieron infectando, especialmente los grupos de población clave, las adolescentes y las mujeres jóvenes.
    • Todavía murieron personas por enfermedades relacionadas con el sida.
    • Las personas que viven con el VIH y que están afectadas por el virus continuaron sufriendo la discriminación y las violaciones de sus derechos humanos.
  • Sí, ha habido un enorme progreso en cuanto al sida, pero aún estamos muy lejos de acabar con la pandemia del VIH.
    • Nos estamos desviando del camino para alcanzar el objetivo de poner fin a los riesgos del sida debido a la pandemia de la COVID-19, y a la sobrecarga y el debilitamiento de los sistemas sanitarios.
    • La Asamblea General de las Naciones Unidas ha acordado unos ambiciosos objetivos mundiales en materia de sida para el año 2025. Para hacer realidad estos objetivos, es necesario que los Gobiernos se centren en acabar con las desigualdades, invertir en respuestas lideradas por la comunidad y respetar los derechos humanos.
    • La nueva estrategia mundial contra el sida establece una hoja de ruta basada en pruebas para poner fin al sida para 2030. La estrategia puede ayudar al mundo no solo a poner fin al sida, sino también a la COVID-19. Dos pandemias, pero una forma similar de acabar con ambas.

 

LA COVID-19 HA SIDO MUCHO PEOR DE LO QUE PODRÍA HABER SIDO. MIENTRAS EL MUNDO SE MOVILIZA CONTRA LA COVID-19 Y SE PREPARA PARA FUTURAS PANDEMIAS, TODOS CORREMOS EL RIESGO DE REPETIR MUCHOS DE LOS MISMOS ERRORES QUE NOS HAN IMPEDIDO ACABAR CON EL SIDA.

  • El mundo no estaba preparado para la COVID-19 y hemos visto las consecuencias en el sufrimiento humano y la carga financiera.
    • Estar preparados y listos para responder a futuras pandemias salvará vidas y ahorrará dinero.
    • No podemos permitirnos volver a cometer los mismos errores.
  • Las pandemias prosperan precisamente en las líneas divisorias de las desigualdades.
    • Abordar las desigualdades es fundamental para acabar con el sida y la COVID-19, y prevenir futuras pandemias.
  • Los planes y las respuestas internacionales y nacionales a la pandemia carecen de componentes fundamentales para el éxito: las personas, las comunidades, los derechos humanos, la equidad y la financiación.
  • Los Gobiernos serán responsables si no se preparan para la próxima pandemia.
    • Tanto el sida como la COVID-19 pueden llegar a su fin y las futuras pandemias se pueden prevenir con un fuerte liderazgo político, acción y responsabilidad.
    • Los Gobiernos deben priorizar las inversiones en salud y desarrollo.

 

EL ENFOQUE BASADO EN LOS DERECHOS HUMANOS Y TRANSFORMADOR DE GÉNERO QUE NECESITAMOS PARA PONER FIN AL SIDA ES TAMBIÉN EL QUE NOS HACE FALTA PARA DETENER FUTURAS PANDEMIAS.

  • Tenemos una oportunidad sin precedentes para poner fin a las pandemias invirtiendo en un marco básico que sea común a la respuesta a todas las pandemias y abordando las desigualdades sanitarias.
    • SI NO REFORMAMOS nuestras respuestas al sida y a la pandemia de forma urgente, la lista de pandemias mortales continuará creciendo, lo que arrebatará vidas, dificultará el crecimiento y arruinará a  comunidades y sociedades.
    • SI HACEMOS lo necesario, obtendremos resultados tangibles en términos de salud y desarrollo humanos, y crecimiento económico.

 

Mensajes ampliados

LAS ACCIONES QUE NECESITAMOS PARA PONER FIN AL SIDA TAMBIÉN NOS AYUDARÁN A DETENER FUTURAS PANDEMIAS. NECESITAMOS UN CAMBIO DE PARADIGMA EN LA FINANCIACIÓN DE LA SALUD MUNDIAL E INVERTIR EN RESPUESTAS TRANSFORMADORAS DE GÉNERO, BASADAS EN LOS DERECHOS HUMANOS Y LIDERADAS POR LA COMUNIDAD; TRABAJADORES ESENCIALES; UN ACCESO EQUITATIVO A LOS MEDICAMENTOS Y LAS TECNOLOGÍAS DE LA SALUD QUE SALVAN VIDAS, SISTEMAS DE DATOS QUE PUEDAN DETECTAR DESIGUALDADES Y ENFOQUES BASADOS EN LOS DERECHOS QUE ABORDEN ESAS DESIGUALDADES.

  • El sida, la COVID-19 y las futuras pandemias se pueden detener si actuamos urgentemente sobre los elementos basados en los derechos humanos y centrados en las personas que se están mayoritariamente pasando por alto en los debates en torno a la preparación para una pandemia y la respuesta a ella. 
  • Las personas, y especialmente comunidades y grupos de población específicos, no los virus, deben estar en el centro de la preparación y la respuesta ante la pandemia.
    • Nadie está seguro hasta que todo el mundo esté a salvo.
    • Las respuestas a la pandemia deben centrarse en las personas más vulnerables y afectadas en todos los ámbitos, incluidas las personas más afectadas por el VIH.
    • Debemos prestar atención para identificar a los más vulnerables y proteger a los más afectados en las pandemias tanto actuales como futuras.
    • Únicamente logramos avanzar en materia de VIH cuando se empezó a tener en cuenta a los más vulnerables y se les incluyó en la toma de decisiones sobre su propia salud.
  • La infraestructura de salud pública liderada por la comunidad es fundamental para la preparación ante la pandemia.
  • Allí donde los sistemas de salud pública han involucrado y capacitado a las comunidades más afectadas por el VIH: 
    • Las comunidades han contribuido a garantizar la continuidad de los servicios de tratamiento del VIH durante la COVID-19.
    • Las comunidades bien informadas han luchado contra la desinformación en torno al VIH y la COVID-19.
    • Las comunidades han estado a la vanguardia en la prestación de protección y servicios básicos a comunidades marginadas y grupos de población clave.
  • Necesitamos invertir en trabajadores esenciales y protegerlos a todos ellos, desde los trabajadores sanitarios comunitarios hasta los médicos, profesores, trabajadores sociales y cuidadores no remunerados.
  • El acceso a medicamentos, vacunas y diagnósticos asequibles es una parte crucial de la preparación para la pandemia. Los medicamentos, las vacunas, los diagnósticos y otras tecnologías sanitarias deben considerarse bienes públicos para responder a las pandemias y proteger a los marginados, desplazados y vulnerables en todos los entornos socioeconómicos.
  • Invertir en sistemas de datos integrados y centrados en las personas.
    •  Sin datos desglosados, las desigualdades permanecen ocultas y los programas corren el riesgo de ignorar a quienes más vulnerables son y más en riesgo se encuentran.
    • Los buenos datos identifican a los vulnerables, revelan desigualdades geográficas y poblacionales, y respaldan el acceso a los servicios que salvan vidas.
    • Debemos escuchar y confiar en la ciencia para dar forma a las respuestas a la pandemia.
  • Hemos de mantener los derechos humanos y la igualdad de género en el centro de las respuestas a las pandemias para cerrar así las brechas de desigualdad.
  • Invertir en salud = reducir las desigualdades = aumentar el crecimiento y la seguridad de todos.

 


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