Reportaje

El director ejecutivo de ONUSIDA presenta el informe de progresos ante la Junta

23 de junio de 2010

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(desde la izquierda) Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA; Yoka Brandt, directora general de Cooperación Internacional, Ministerio de Asuntos Exteriores, Países Bajos.
Fotografía: UNAIDS/F. Chironi

La Junta Coordinadora del Programa (JCP), el órgano de gobierno de ONUSIDA, celebra su 26ª reunión del 22 al 24 de junio de 2010 en Ginebra.

El director ejecutivo de ONUSIDA se dirigió a la Junta el 23 de junio para ofrecer una visión general de los progresos que la Secretaría, sus asociados y copatrocinadores han conseguido en los últimos seis meses. También compartió con los miembros de la junta el Informe anual de ONUSIDA 2009
En su discurso, “Ofrecer resultados en tiempos de transformaciones”, Michel Sidibé esbozó una “misión revigorizada” para el Programa Conjunto. También identificó cinco retos para ONUSIDA y describió diversos enfoques para que el programa tenga objetivos más definidos, actúe de manera más estratégica, aumente su flexibilidad y receptividad y mejore la eficiencia de su Secretaría, así como la rendición de cuentas. 

El 22 de junio se celebró una sesión temática bajo el título “Vincular los servicios de salud sexual y reproductiva con intervenciones para el VIH y el sida en la práctica”. En la sesión también se dialogó sobre cuestiones relacionadas con el género y la educación de los jóvenes.

Las partes interesadas en la respuesta al sida siempre han compartido la opinión de que los Objetivos de Desarrollo del Milenio no podrán alcanzarse si no se garantiza el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el VIH.

La mayoría de las infecciones por el VIH se transmiten sexualmente o se asocian al embarazo, el nacimiento o la lactancia, y el riesgo de transmisión y adquisición del VIH puede aumentar por la presencia de ciertas infecciones de transmisión sexual. El VIH es la principal causa de fallecimiento en mujeres en edad reproductiva, especialmente en África subsahariana, y contribuye significativamente a la mortalidad materna.

El director ejecutivo de ONUSIDA ha mantenido que “Si integramos el VIH en los programas de salud materna, podremos progresar enormemente en prácticamente todos los objetivos de desarrollo mundiales. Podemos evitar que las madres mueran por el VIH y reducir drásticamente la mortalidad materna”. La mayoría de los copatrocinadores de ONUSIDA también están volcados con las mejoras en este campo, ampliando los derechos humanos y promoviendo servicios de prevención del VIH.

La sesión temática de la reunión de la Junta ofreció a las partes interesadas y a los participantes una plataforma para revisar los retos que se presentan a la hora de integrar los servicios de salud sexual y reproductiva en las intervenciones para el VIH y viceversa, así como para compartir las lecciones aprendidas y las prácticas óptimas.

Se prestó especial atención a las cuestiones relacionadas con los jóvenes y el género, analizando los progresos conseguidos a la hora de implicar a los hombres y los jóvenes en servicios y programas de salud sexual y reproductiva para hacer frente así a las normas de género opresivas. El hecho de prevenir embarazos no deseados suele motivar más a los jóvenes a utilizar el preservativo que el riesgo de contraer el VIH. Los programas que se centran en ambas cuestiones pueden atraer a más personas y repercutir de manera significativa en la prevención del embarazo y de las infecciones de transmisión sexual. También se dialogó sobre la violencia, la diversidad y la educación sexual respetando los derechos humanos, las cuestiones de género y la mayor participación de las personas que viven con el VIH.

Los participantes fueron invitados asimismo a debatir las oportunidades que las mujeres tienen para controlar o mediar en su propia sexualidad y reproducción y para familiarizarse con el preservativo femenino. Para las mujeres embarazadas que viven con el VIH, la intervención más importante que podría reducir la mortalidad materna y eliminar casi por completo la transmisión vertical (a saber, iniciar a tiempo la terapia antirretrovírica) sigue normalmente infrautilizándose.

ONUSIDA fue creado en 1994 en virtud de una resolución del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y comenzó a funcionar en enero de 1996. Está dirigido por una Junta Coordinadora del Programa (JCP), formada por los representantes de 22 gobiernos de todas las regiones, los copatrocinadores de ONUSIDA y cinco representantes de organizaciones no gubernamentales, entre los que se encuentran representantes de asociaciones de personas que viven con el VIH.