Reportaje

Prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH

24 de octubre de 2016

En los últimos cinco años se ha producido una rápida ampliación de los servicios de prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH. Este hecho ha reducido la cifra anual de nuevas infecciones entre los niños en un 50 % en todo el mundo desde 2010. Globalmente se calcula que un 77 % de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia que viven con el VIH recibió antirretrovíricos para evitar la transmisión del VIH a sus hijos en 2015, en comparación con el 50 % registrado en 2010.

Los antirretrovíricos han evitado 1,6 millones de nuevas infecciones entre los niños desde el año 2000. También se ha producido una espectacular reducción de las muertes pediátricas relacionadas con el sida. En los 21 países prioritarios que constituyeron el centro del Plan mundial para eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños y mantener a sus madres con vida (Plan Mundial), la mortalidad relacionada con el sida en los niños menores de 15 años descendió en un 53 % entre 2009 y 2015. En países como Botswana, Burundi, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia, se lograron incluso unas reducciones mayores, que se situaron por encima del 65 %.

Sin embargo, esta fantástica noticia se ve atenuada por los complejos problemas que aun quedan por resolver. En 2015, 1,8 millones de niños menores de 15 años vivían con el VIH en todo el mundo. Otros 150 000 niños más contrajeron el VIH en 2015 en todo el mundo (2800 a la semana) y 110 000 niños murieron por causas relacionadas con el sida (300 al día). En algunos de los países más afectados, como Angola, Chad y Nigeria, menos de la mitad de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia que viven con el VIH recibe antirretrovíricos.

Los programas para ayudar a las mujeres a prevenir la infección por el VIH siguen estando infradesarrollados y son frágiles, lo que ha ocasionado 900 000 nuevas infecciones entre las mujeres de más de 15 años en 2015. Estas se unieron a los 17,8 millones de mujeres que ya viven con el VIH y que, cuando decidan tener hijos, necesitarán servicios para evitar la transmisión a sus bebés y para mantener su propia salud. Los programas para ayudar a las mujeres que viven con el VIH a evitar embarazos no deseados siguen siendo insuficientes: un reciente estudio realizado en Kenya descubrió que a pesar de las mejoras en la planificación familiar, las mujeres que viven con el VIH tenían más probabilidades que otras mujeres de tener un embarazo no deseado.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tratar a todas las personas que viven con el VIH, pero además es esencial mantener un correcto cumplimiento del tratamiento antirretrovírico para garantizar su eficacia. Este correcto cumplimiento suprime la carga vírica a un nivel indetectable, lo que reduce enormemente su posterior transmisión al bebé al tiempo que restablece el sistema inmunitario de la madre para que goce de una mejor salud. Sin embargo, muchas mujeres dejan de tomar los medicamentos de manera gradual tras el nacimiento del bebé, lo que aumenta el riesgo de transmisión durante la lactancia y pone en peligro su salud. En Malawi, un estudio demostró que un tercio de las 7500 mujeres embarazadas o en periodo de lactancia no seguía correctamente el tratamiento antirretrovírico, poniendo en peligro los beneficios del tratamiento y aumentando el riesgo de desarrollar resistencia a los fármacos.

El acceso al diagnóstico y el tratamiento entre los niños ha mejorado, pero queda mucho por hacer. En los 21 países prioritarios para el Plan Mundial, solo se realizan las pruebas virológicas a los dos meses de nacer recomendadas por la OMS a la mitad de los niños expuestos al VIH. Puesto que la mortalidad en los niños que no reciben tratamiento es mayor durante los tres primeros meses de vida, un diagnóstico temprano y la derivación al tratamiento son cruciales. Aun así, solo la mitad de los niños menores de 15 años con VIH en esos países accedía al tratamiento, en comparación con el 80 % de las embarazadas que viven con la infección. Esto indica el fracaso de la prestación de este servicio para los niños.

A fin de abordar el programa inacabado del Plan Mundial, ONUSIDA y el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida han presentado una iniciativa denominada Start Free, Stay Free, AIDS Free, AIDS Free. Con el objetivo de poner fin al sida pediátrico, este marco asume la aspiración de que todos los niños deben nacer y permanecer sin VIH (start free), todas las adolescentes y las jóvenes deben poder protegerse a sí mismas del VIH (stay free) y todos los niños y adolescentes que viven con el VIH deben acceder a unos servicios de tratamiento, atención y ayuda contra el VIH de calidad (AIDS-free).

Start Free, Stay Free, AIDS Free incluye los objetivos refrendados en la Declaración Política de las Naciones Unidas para Poner Fin al Sida 2016 acerca de que el 95 % de las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia deben acceder a los antirretrovíricos, se debe reducir las nuevas infecciones por el VIH entre los niños a 40 000 y 1,8 millones de niños que viven con el VIH deben acceder al tratamiento para 2018. También pretende reducir las nuevas infecciones por el VIH entre los adolescentes a menos de 100 000 y que 1,5 millones de adolescentes reciban tratamiento contra el VIH para 2020.

Start Free, Stay Free, AIDS Free fomenta las actuaciones concertadas y coordinadas por los países y diseñadas para acabar con las carencias en los servicios de prevención y tratamiento del VIH para los niños, las adolescentes y las madres embarazadas. Su éxito dependerá de unos planes de aceleración y ejecución hechos a medida para responder al contexto nacional, que aprovechen las estrategias que ya han tenido éxito con el fin de reforzar los sistemas en caso necesario y que identifiquen oportunidades y acciones esenciales para ampliar el acceso a los servicios de tratamiento y prevención del VIH que salvan vidas. Para respaldar su puesta en marcha, el marco hace además un llamamiento a la industria, la sociedad civil y los socios internacionales para que inviertan en soluciones eficientes y rentables que aumenten al máximo los resultados del programa.

Como el Plan Mundial, Start Free, Stay Free, AIDS Free sitúa a las mujeres que viven con el VIH en el centro de la respuesta.