Reportaje

Aplicar las lecciones aprendidas en la respuesta al sida para lograr controlar las enfermedades no transmisibles

27 de septiembre de 2018

Las enfermedades no transmisibles o ENT son, con mucho, las que causan más muertes en todo el mundo: el 71% de los fallecimientos a nivel mundial. Definidas por la Organización Mundial de la Salud como enfermedades de larga duración y de progresión lenta, los cuatro tipos principales de enfermedades no transmisibles, responsables de 80% de las muertes totales por ENT, son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.

Las enfermedades no transmisibles pueden afectar a las personas de cualquier edad, pero suelen afectar a las más ancianas. Dado que cada vez más personas que viven con el VIH acceden al tratamiento y, en consecuencia, viven más tiempo, el número de casos de ENT entre ellas aumenta. Además, el hecho de que sean seropositivas incrementa el riesgo de que desarrollen una enfermedad no transmisible, ya sea a raíz de la propia infección o debido a los efectos secundarios de los medicamentos para tratar el VIH. En consecuencia, cada vez es más necesario que la asistencia que se presta a las personas que viven con el VIH tenga también en cuenta las ENT.

A causa del creciente consumo de tabaco y alcohol y de la disminución de la actividad física en los países de rentas bajas y medias, los índices de enfermedades no transmisibles están ascendiendo. Las tasas de mortalidad ajustadas por edad de las ENT son casi dos veces mayores en los países de rentas bajas y medias que en los países de rentas altas.

Sin embargo, los éxitos alcanzados hasta la fecha en la respuesta al sida demuestran todo lo que es posible lograr si los países toman medidas decisivas. Cada vez resulta más evidente que para que el mundo pueda tener control sobre las ENT es necesario aplicar las lecciones extraídas de la respuesta al sida en la respuesta a las enfermedades no transmisibles.

Los sistemas de atención sanitaria de las zonas donde se encuentran la mayoría de las personas que viven con el VIH fueron concebidos para tratar principalmente enfermedades agudas, no crónicas. No obstante, los programas del VIH en dichos países pueden constituir un buen modelo en cuanto a cómo incrementar los servicios para las ENT, pues muestran cómo lograr prestar un servicio continuado, fomentar el cumplimiento del tratamiento e involucrar a las comunidades.

La respuesta al sida ha tenido un enorme impacto en la salud mundial. Los efectos del diagnóstico y el tratamiento tempranos (considerando que en muchos países los servicios para el VIH son el primer punto para acceder a servicios sanitarios más amplios), la importancia de abordar la pobreza y otros determinantes sociales que afectan a la salud, la sensibilización de la comunidad y la creación de demanda de servicios, y la importancia de que la sociedad civil y las comunidades, con su participación, activismo, concienciación y movilización, ocupen el papel central, son todas ellas lecciones fundamentales que se extraen de la respuesta al sida y que pueden servir de guía en relación a las ENT.

“La respuesta al VIH ha demostrado que es posible lograr lo imposible”, aseguraba Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA. “ONUSIDA cooperará con los colaboradores del sistema de las Naciones Unidas para compartir buenas prácticas de la respuesta al sida que puedan servir de orientación a los países, las comunidades y otros colaboradores”.

Dentro de los esfuerzos del mundo para combatir las enfermedades no transmisibles, el 27 de septiembre los países se reunirán en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, en Estados Unidos, para la Reunión de Alto Nivel sobre la Prevención y Control de las Enfermedades No Transmisibles. ONUSIDA, integrante del Grupo de Trabajo entre Organismos de las Naciones Unidas para la Prevención y Control de las Enfermedades No Transmisibles, compartirá sus conocimientos en dicha reunión.

Copatrocinadores de ONUSIDA

Organización Mundial de la Salud (OMS)