Reportaje

Cambiando la vida de los transgénero en Malawi

03 de junio de 2019

El colectivo de lesbianas, intersexuales, transgéneros y otras opciones (LITE, por sus siglas en inglés) nació en el año 2016 como un grupo de apoyo para la población lesbiana, gay, bisexual, transgénero e intersexual (LGTBI) residente en Lilongwe, Malawi. «En los desafíos a los que se enfrentaban las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales había tanto en común que me llevó a crear una organización no gubernamental que se ocupara de estas cuestiones», señala Lawrence Phriri Chipili, director ejecutivo de LITE y hombre transgénero.

Desde su formación en 2016 y su registro formal en 2017, LITE ha transitado por importantes plataformas nacionales, entre las que se incluyen el grupo de trabajo técnico de la Comisión nacional sobre el SIDA de Malawi que guía la respuesta multisectorial al sida.

En mayo de 2019, LITE, junto con otros colectivos LGTBI de Malawi, colaboró en la creación del Foro de la diversidad, con el fin de alcanzar juntos el objetivo común de garantizar que se fomenten, protejan y respeten los derechos LGTBI en Malawi. LITE es también vicepresidente del Foro trans de Sudáfrica, el cual aglutina 18 organizaciones transgénero de la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo. En 2019, LITE y el señor Chipili fueron reconocidos por la Campaña de Derechos Humanos por ser unos de sus innovadores globales.

La organización no ha conseguido ninguno de estos reconocimientos fácilmente. Gracias a su formación académica en económicas, el señor Chipili ha presionado para obtener pruebas que apoyen la defensa de la organización.

«Cuando estábamos formando el colectivo, decidimos que precisábamos un conocimiento base de las necesidades que tenían las personas transgénero de Malawi tanto en las áreas rurales como en las urbanas », señala.  «No queríamos basar nuestros supuestos en el pequeño grupo de personas que viven en Lilongwe. Llevamos a cabo una evaluación de las necesidades con las comunidades y percibimos los ingentes desafíos a los que se enfrentan en lo relacionado con los servicios de salud, educación, empleo, asistencia jurídica y el disfrute de la seguridad».

El estudio ha ayudado a nuestra organización a diseñar su estrategia de defensa, la cual implica hacer visibles los problemas que afectan a la población transgénero en las esferas públicas y políticas.

La organización también emplea políticas y leyes para dar forma a su defensa. En 2015, el Gobierno de Malawi reconoció el acceso a la sanidad y la seguridad de las personas LGTBI. Sin embargo, de acuerdo con el señor Chipili, estas recomendaciones no se llevaron a la práctica. Así, partiendo de estas recomendaciones, LITE diseña su estrategia para generar un estudio que se comprometa estratégicamente con el Gobierno.

Nadie conoce estos desafíos mejor que el señor Chipili.  Fue expulsado de su casa, del colegio y de la universidad. Su resiliencia y determinación parecen haberse hecho más fuertes con las experiencias vividas.

«Arriesgo mi vida; y arriesgo la vida de las personas de mi círculo más próximo, pero esto son problemas que experimentamos a diario y, por tanto, hemos de hablar sobre ellos. El discurso del odio hacia mi comunidad hiere mi alma, pero también me motiva, pues la gente desconoce el impacto que tienen sus palabras. Mi misión es trabajar codo con codo con estas personas y ayudarlas a entenderlo», dice.

El señor Chipili reconoce que, si bien la comunidad LGTBI ha emprendido una lucha solitaria para hacerse más visible, el papel desempeñado por los socios, incluido ONUSIDA, ha sido determinante. «ONUSIDA nos ha ayudado a comprender dónde están nuestros espacios en las políticas de la organización y a trazar el camino que debemos seguir», apunta. «Ha defendido nuestra inclusión en las plataformas nacionales y nos ha ayudado a crear un compromiso estratégico con el Gobierno, siempre en línea con nuestro objetivo de no dejar excluido a nadie».

Para el señor Chipili y su organización el trabajo acaba de comenzar. «Precisamos más apoyo técnico y necesitamos más recursos humanos y económicos. Uno de los principales problemas es que la planificación y la financiación mundiales destinadas a la población transgénero son limitadas. Muchos recursos se conceden a organizaciones que trabajan con hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y con mujeres trabajadoras sexuales», denuncia. «La población transgénero suele ser invisible y, sin embargo, estamos experimentando muchísimo odio y estigmatización, lo que incluso nos pone más en riesgo de infección del VIH», dice.