Reportaje

El valor de integrar la prevención del VIH y los servicios de anticoncepción

05 de junio de 2020

En el año 2019, el ensayo ECHO recordó al mundo la enorme incidencia del VIH entre las mujeres en algunas regiones de África meridional. Esta elevadísima presencia de VIH y de enfermedades de transmisión sexual se detectó entre las mujeres que accedían de forma rutinaria a los servicios de anticoncepción.

Un nuevo informe conjunto elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONUSIDA establece los pasos necesarios para mejorar e integrar los servicios para la prevención del VIH y los métodos anticonceptivos con el fin de reducir las nuevas infecciones por el VIH entre las mujeres.

«Necesitamos reflexionar sobre las distintas necesidades de las mujeres, incluyéndose aquí las chicas adolescentes, las mujeres de bajo nivel educativo y las que forman parte de los grupos de población clave, las cuales a menudo son dejadas fuera de los programas anticonceptivos y privadas de su derecho a la salud sexual y reproductiva. Este nuevo enfoque se traduce en más opciones relacionadas tanto con la anticoncepción como con la prevención del VIH, así como en más actividades de la comunidad complementarias que vayan más allá de las instalaciones sanitarias», explica Paula Munderi, coordinadora de la coalición global para la prevención del VIH en ONUSIDA. 

El nuevo informe señala claramente que las mujeres sudafricanas con mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, así como las mujeres de los grupos de población clave, deberían ser el foco de la acción más urgente.

Se sugieren distintos enfoques en aquellos lugares en los que los niveles de riesgo de contraer el VIH son también diferentes. Por ejemplo, allí donde hay mayor incidencia de VIH y enfermedades de transmisión sexual, las opciones para la prevención del virus, incluidos los preservativos masculinos y femeninos, y el asesoramiento en materia de prevención han de ser elementos esenciales de los servicios de anticoncepción y, por tanto, han de fomentarse activamente. En las regiones de África meridional donde la incidencia del VIH es exageradamente alta, se ha de considerar la posibilidad de introducir de inmediato la profilaxis preexposición dentro de los servicios de anticoncepción.

«Tanto la salud sexual y reproductiva como el derecho a ella y la integración del VIH llevan más de una década potenciándose, aunque el progreso continúa siendo limitado. El apoyar el que las mujeres que viven con el VIH accedan a la anticoncepción en clínicas especializadas en el tratamiento del VIH y el prestar servicios relacionados con el VIH en centros para la anticoncepción es una prioridad básica que requiere de una financiación comprometida para materializarse en acciones concretas», insiste Rachel Baggaley, coordinadora de los programas de pruebas, prevención y poblaciones, VIH global, hepatitis y enfermedades de transmisión sexual de la Organización Mundial de la Salud.

Para comprender lo que las mujeres necesitan y quieren, el informe sugiere que las mujeres estén en el centro de la toma de decisiones. «La prevención del VIH y las opciones anticonceptivas para las mujeres y las chicas siguen sin estar disponibles para todo el mundo. Necesitamos garantizar que las acciones y las elecciones de las chicas y las mujeres se promuevan poniendo a su disposición una amplia variedad de productos para la prevención del VIH, que vayan desde la profilaxis previa a la exposición y los microbicidas, hasta los preservativos fáciles de utilizar. Las mujeres y las chicas prosperarán cuando se les brinde la oportunidad de elegir», insistió Nyasha Sithole, defensora de los derechos de las chicas y las mujeres de Zimbabwe.

Aunque las mujeres que viven con el VIH que están siguiendo un tratamiento antirretrovírico y han suprimido su carga viral no pueden transmitir el VIH a sus parejas sexuales, millones de mujeres que están accediendo a la anticoncepción siguen manteniendo relaciones sexuales sin protección con hombres que desconocen su estado serológico. Tal y como pone de manifiesto el ensayo PopART, la alta incidencia del VIH entre las mujeres jóvenes se debe también a que los hombres no acceden al tratamiento. El informe propone pasos concretos para fortalecer los servicios de prevención, pruebas de detección y tratamiento dirigidos a las parejas, incluyéndose aquí pruebas de autodetección para hombres combinadas con enfoques de prevención para llegar a las comunidades y transformar los aspectos relativos al género.

«La integración eficaz precisa una prevención multicapa que pueda, y deba, abarcar tanto la salud sexual y reproductiva como los servicios para el VIH, incluyéndose aquí las tecnologías de prevención polivalentes. La atención aislada, las roturas de stock y la mínima aportación por parte de las propias mujeres se encuentran entre las barreras que desde hace más tiempo bloquean la atención sanitaria de las mujeres, y la COVID-19 no ha hecho sino exacerbar esas dificultades», indica Mitchell Warren, director ejecutivo de AVAC.

Con el distanciamiento físico necesario consecuencia de la pandemia de COVID-19, que ha obligado a reducir el contacto con los servicios de salud, resulta esencial que las interacciones con los proveedores de salud se optimicen mediante servicios integradores. «La prevención del VIH y de las infecciones de transmisión sexual debería ser la base de la información referente a la anticoncepción y de los servicios ofrecidos a las mujeres con mayor riesgo de contraer el VIH», defiende James Kiarie, responsable de la unidad de anticoncepción y fertilidad del departamento de salud sexual y reproductiva de la OMS.

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