Reportaje

Alzando las voces de las mujeres que están al frente de la acción contra el cambio climático

05 de marzo de 2020

La región del pacífico cuenta con una de las mayores tasas de violencia de género. Un estudio nacional señala que el 72% de las mujeres de las Islas Fiji ha experimentado violencia de género, mientras que la media mundial se sitúa en el 35%. Las mujeres de la región también tienen un bajo índice de representación en los puestos de liderazgo: de los 560 miembros del parlamento del Pacífico, 48 son mujeres y, de ellas, 10 son de las Fiji.

Además, a estas repercusiones socioculturales también se añade la emergencia climática. En respuesta, las mujeres del Pacífico están reclamando una mayor participación en la toma de decisiones vinculadas a la acción contra el cambio climático, para así estar plenamente involucradas.

Durante su programa de posgrado en estudios de desarrollo, la activista fiyiana por la justicia climática Koman Narayan quedó fascinada al ver cómo el cambio climático se solapaba con la ética y la política. «Los efectos del cambio climático los sufren más las personas que menos responsables son de haberlos provocado», explicaba. Esto le motivó a ser más activa y a dar voz al asunto, participando así en la vigésimo tercera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bonn, Alemania, en 2017 junto con otros delegados jóvenes de Fiji.

«Mi meta en la vida es ser parte de una sociedad centrada en abordar el cambio climático, así como animar y motivar a otros jóvenes para que se involucren en el asunto, ya que creo que este tema no es algo que nos ataña sólo a usted o a mí, sino a todo el Pacífico», afirmaba Narayan.

Narayan también fue una de las ganadoras del «Green Ticket» de la Cumbre de la Juventud sobre el Clima de las Naciones Unidas en septiembre de 2019, en la que participó en un diálogo dirigido por jóvenes con el secretario general de las Naciones Unidas.

«Como dadoras de vida, madres dedicadas, hermanas atentas, miembros clave de la familia y participantes activas en el desarrollo socioeconómico, nosotras, las mujeres, tenemos el poder de impulsar el movimiento climático global», afirmaba Narayan. «Es cuestión de tiempo que las mujeres y las niñas consigan la igualdad de oportunidades y un acceso igual a los recursos y a la tecnología, para así poder abordar la justicia climática. Los países, en especial los gobiernos y la sociedad civil, deberían desempeñar un papel fundamental en todo esto». 

AnnMary Raduva es una estudiante de 11 años de la escuela secundaria Saint Joseph, en Suva, Fiji, y cree que la justicia climática debe reconocer la conexión entre los humanos y el medio ambiente, así como nuestra vulnerabilidad si no tomamos acción de inmediato.

«En la región del Pacífico, nuestras comunidades indígenas dependen directamente de la riqueza ecológica para subsistir, también económicamente. Esta dependencia hace sensibles a los nuestros para con las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que no podemos ignorarlos. Tenemos una relación cercana con lo que nos rodea, así como una conexión espiritual y profunda con el medio ambiente y con el océano. Esta relación nos ha hecho anticiparnos, prepararnos y responder a las consecuencias del cambio climático» afirmó Raduva.

En 2018 escribió al primer ministro de Fiji para pedirle que revisara la Ley de Residuos de Fiji de 2008, para tipificar el lanzamiento de globos como liberación de residuos en Fiji. Raduva no tardó en darse cuenta de que hablar de lanzamiento de globos no era suficiente, y de que debía encontrar alternativas respetuosas con el medio ambiente para potenciar su mensaje. Pronto se le ocurrió la idea de plantar manglares por toda la zona costera de Suva.

Desde 2018, ha llevado a cabo seis actividades de plantación y han plantado más de 18 000 manglares. En septiembre de 2019, fue invitada a Nueva York (Estados Unidos de América) para la marcha por la justicia climática de Unidos por la Justicia Climática. Esta iniciativa está organizada por la Fundación para los Estudios Europeos Progresistas.  Mostró su solidaridad por las comunidades indígenas que están al frente de la acción contra el cambio climático, que amenaza a la región del Pacífico.

Como joven activista, Raduva se ha enfrentado a la discriminación y la han tachado de ser una chica «joven e ingenua». Le dijeron que no podía hablar del cambio climático porque el activismo es cosa de chicos y de adultos. Sin embargo, Raduva cree que asegurar la participación de las mujeres, de los niños y de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y de otros grupos minoritarios en la acción contra el cambio climático es una prioridad para cualquier institución u organización que aspire a defender esta lucha.

Varanisese Maisamoa es una superviviente del ciclón Winston, que en 2016 resultó ser uno de los desastres naturales más severos que Fiji había experimentado. En 2017, conformó la Asociación de Vendedores del Mercado Rakiraki, en cooperación con el proyecto Mercados para el Cambio de ONU Mujeres: «Queremos empoderar a nuestros vendedores de mercado para que puedan sobreponerse a la situación climática.», comentó. La capacitación en liderazgo de ONU Mujeres le dio seguridad a la hora de hablar sobre los asuntos que afectaban a los vendedores de mercado, y a negociar con la gestión del consejo de mercado.

Maisamoa representó a su asociación en el diseño de la reconstrucción del mercado de Rakiraki, que ahora posee una infraestructura resistente a ciclones de categoría 5, un sistema de recogida de agua, un drenaje resistente a las inundaciones y un diseño con perspectiva de género.

Narayan, Raduva y Maisamoa son algunas de las mujeres del Pacífico que están presionando para que su voz se oiga y para la inclusión de las mujeres y de las niñas en la acción climática. Su activismo está ayudando para reducir la discriminación contra las mujeres y contra las niñas, que resulta en una desigualdad que las hace más propensas a los riesgos derivados de los desastres, a la pérdida de sus medios de vida y a construir una resistencia para que las mujeres se adapten a los cambios en el clima.

La historia de Maisamoa se ha publicado de nuevo con el permiso del proyecto Mercados por el Cambio, de ONU Mujeres, que es una iniciativa multinacional segura, inclusiva y no discriminatoria para los mercados de las áreas rurales y urbanas de Fiji, de las Islas Salomón y de Vanuatu, y que promueve la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer. Implementada por ONU Mujeres, Mercados por el Cambio está fundada principalmente por el Gobierno de Australia y, desde 2018, la asociación del proyecto se ha ampliado para incluir la financiación del Gobierno de Canadá. El Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo está asociado al proyecto.