Reportaje

Sudán del Sur: concienciar sobre el VIH en las comunidades de desplazados

08 de septiembre de 2014

Anywur Mayan se hizo su primera prueba del sida hace dos años. Un profesional sanitario acudió a su casa en la zona rural del estado de Jonglei y explicó brevemente que le iba a hacer una prueba del virus. Le pinchó en un dedo y le extrajo algo de sangre. Unos minutos después le dijo que la prueba había dado negativo y se marchó.

Ella no supo qué es el VIH ni cómo se contagia hasta principios de junio de este año, después de haberse mudado a kilómetros de su casa en Jonglei para huir de la guerra. Su nuevo asentamiento, Nimule, un pueblo cerca de la frontera de Sudán del Sur con Uganda, es más seguro, pero con una prevalencia mucho mayor del VIH.

Detrás de aquella zona no hay nada” dijo Anywur, señalando hacia Jonglei. "Nuestras casas, nuestras pertenencias, lo destruyeron todo.

La guerra estalló en la capital sudanesa, Juba, a mediados de diciembre, y se extendió con rapidez a prácticamente la mitad del país. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asunto Humanitarios estima que decenas de miles de personas han sido asesinadas y más de 1,7 millones han abandonado sus casas desde diciembre de 2013, cerca de 1,3 millones son desplazados internos y 448.000 buscan refugio en los países vecinos.

Concienciación

Anywur, junto con su marido y su hijo pequeño, salieron en enero hacia Nimule, donde la prevalencia del VIH, que se estima en un 4,4%, según el informe de vigilancia clínica antenatal, está muy por encima de la media nacional del 2,6%.

En la nueva casa de Anywur en Nimule, una serie de organizaciones locales ha emprendido la tarea de concienciar sobre el VIH. Anywur dijo que ella no descubrió lo que es el VIH hasta que un equipo de educadores comunitarios le ofreció una presentación detallada sobre el virus con la ayuda de materiales informativos, educativos y de comunicación creados por la Comisión sobre sida de Sudán del Sur (SSAC, por sus siglas en inglés) y ONUSIDA.

En nuestro lugar de origen esta educación no existe", afirmó.

Pero los activistas locales y los profesionales sanitarios afirman que todavía deben llegar a millares de personas y que carecen de los recursos suficientes para conseguirlo. Al mismo tiempo, los recién llegados añaden complejidad al trabajo que ya están realizando en la comunidad.

Servicios contra el VIH

La carretera que conecta Juba con Uganda y el resto de África Oriental cruza Nimule, que alberga el paso fronterizo más activo del país. Los camiones sobrecargados retumban por la ciudad a todas horas, transportando frutas y verduras, colchones y cualquier cosa que pueda venderse en los mercados de Juba.

Como muchas otras ciudades fronterizas, Nimule tiene su cuota de profesionales del sexo y sus clientes, en especial camioneros de larga distancia. El informe mundial de progreso en la lucha contra el sida de Sudán del Sur de 2013 estima que el 62,5% de todas las nuevas infecciones por el VIH en adultos del último año en el país se produjeron el ámbito del trabajo sexual, la mayoría entre los clientes de las profesionales del sexo femeninas.

Antes que empezaran los combates, Patrick Zema, supervisor de las pruebas y el asesoramiento sobre el VIH, dijo que se estaban realizando unos avances significativos en la concienciación sobre el virus, la reducción del estigma y la conexión de las personas con los servicios. El hospital tiene en la actualidad 1300 pacientes a los que administra tratamiento antirretrovírico.

Pero en la actualidad están empezando desde el principio con las comunidades de desplazados. "Llegan y tienen miedo a hacerse un análisis de sangre", afirma Pascalina Idreangwa Enerko, presidente del Grupo Cece local de apoyo a las personas que viven con el VIH, quien atribuye este comportamiento a una combinación de falta de conocimientos sobre el virus y el estigma que conlleva un diagnóstico positivo para el VIH. "Gracias a la educación sanitaria proporcionada, acaban viniendo. Es importante que conozcan su estado.

Desde abril, Cece se ha unido a dos organizaciones comunitarias, Humans Must Access Essentials (HUMAES) y Caritas Torit, para llevar a cabo, casi a diario, campañas de concienciación itinerantes en la vasta comunidad de desplazados.

Los activistas comunitarios comienzan con una presentación de una hora sobre la concienciación y la prevención del VIH. A continuación, animan a la gente a visitar diferentes puestos, incluido uno para las consultas pediátricas, un dispensario de fármacos gratuitos y un centro para la realización de pruebas del VIH.

Reena’e Awuor Ondiek, asesora sobre el VIH de Caritas Torit, declaró que su puesto no era popular cuando empezó en febrero, pero que ha detectado un cambio en la actitud de las personas a medida que ido haciendo visitas a las mismas comunidades.

El programa también ha ayudado a solucionar otro de los importantes desafíos creados por la crisis. "El conflicto desplazó a las personas de un sitio a otro e interrumpió el seguimiento", dijo Habib Daffalla Awongo, director general de la SSAC para la coordinación de programas. "Algunos pacientes se han perdido en las poblaciones anfitrionas". Durante sus visitas comunitarias, el equipo de Caritas ya ha localizado a personas que abandonaron el tratamiento al huir de los combates y les han vuelto a administrar el tratamiento antirretrovírico.

El equipo sigue enfrentándose a otros desafíos, siendo el más crítico de ellos la falta de dinero. No pueden alquilar los vehículos que necesitan para llegar a los miles de desplazados que acampan a las afueras de Nimule y que prácticamente no tienen acceso a los servicios contra el VIH.

Y Ondiek afirmó que lo que no falta es falta gente como Anywur que necesita sus servicios en las comunidades a las que pueden llegar.