Estos ocho mensajes han sido extraídos de las conclusiones, recomendaciones y plan de acción de este informe.

Debido a los diferentes niveles de prevalencia en adultos y a las condiciones específicas de cada país, no es posible ofrecer una única solución para abordar los problemas que impulsan la epidemia. Es esencial utilizar los datos disponibles para comprender cada epidemia en diversos entornos y diseñar respuestas nacionales en función del conocimiento de la epidemia de cada país.

Existe una relación muy estrecha entre la subordinación de mujeres y niñas en la sociedad y su extrema vulnerabilidad frente al VIH. Las comunidades, con el apoyo de una legislación adecuada, deben abordar las cuestiones relacionadas con el estatus de mujeres y niñas, la violencia y las violaciones de sus derechos.

El número de niños infectados y afectados por el sida aumentará en los próximos años. Necesitarán por lo tanto ayuda médica y comunitaria. De no conseguirla, las consecuencias serán catastróficas tanto para los niños como para el desarrollo de África.

La prevención debe ser una prioridad absoluta. Para que sea efectiva, necesita una combinación de herramientas que hagan frente a las diversas vías de infección y que permitan a las poblaciones más expuestas acceder a mensajes de prevención sobre la transmisión del VIH.

El principal problema que impide ampliar el tratamiento y la atención y fortalecer los sistemas de salud africanos es la falta de recursos humanos y económicos. Los sistemas de salud no cuentan con el personal ni la financiación adecuados, ya sea como resultado de la "fuga de cerebros" o por enfermedad de los empleados, lo que se traduce en que profesionales sanitarios cualificados no quieran trabajar en las estructuras de salud pública.

Los gobiernos africanos deben mejorar la gestión del gasto público para cumplir las normas mínimas de rendimiento, como por ejemplo las normas fiduciarias. La ayuda de los donantes debe incluirse en las políticas nacionales para que los fondos respalden estrategias dirigidas por los países que estén completamente integradas en las estrategias de desarrollo nacionales.

Parte de los recursos nacionales deben destinarse a la respuesta al sida, que debe vincularse con el plan de desarrollo general. Además, los compromisos regionales e internacionales tienen que cumplirse y traducirse en planes de acción nacionales.

Los objetivos a largo plazo de revertir la propagación del VIH y ofrecer atención y apoyo a las millones de personas infectadas y afectadas por la epidemia no se podrán cumplir sin una mayor actuación del sector público y un sistema de gestión pública receptivo.