Reportaje
Restricciones para viajar relacionadas con el VIH
04 de marzo de 2008
04 marzo 200804 marzo 2008Desde el comienzo de la epidemia del VIH, los gobiernos y el sector privado han impuesto
Desde el comienzo de la epidemia del VIH, los gobiernos y el sector privado han impuesto restricciones para viajar que afectan a las personas VIH-positivas que desean entrar en un país, permanecer en él durante un corto periodo de tiempo (viajes de negocios, personales, turísticos, etc.) o durante períodos de tiempo más largos (asilo político, empleo, inmigración, reasentamiento de refugiados, estudios, etc.).
ONUSIDA ha creado un Equipo in ternacional de trabajo cuya misión es llamar la atención de las autoridades nacionales e internacionales sobre las limitaciones para viajar (en periodos cortos y largos de tiempo) relacionadas con el VIH y avanzar hacia su eliminación.
El Equipo se reunió por primera vez en Ginebra los días 25 y 26 de febrero. ONUSIDA y el gobierno de Noruega, que presidieron la reunión de forma conjunta, reunieron a representantes de gobiernos, organizaciones intergubernamentales y a la sociedad civil, además de al sector privado y a redes de personas que viven con el VIH.
Según datos recogidos por el Grupo europeo de tratamiento del sida, un total de 74 países imponen algún tipo de restricción para viajar relacionada con el VIH, doce de los cuales prohíben el acceso a las personas seropositivas independientemente del motivo y de la duración de su estancia. Los argumentos que m ás se utilizan para justificar la aplicación de tales medidas son la protección de la salud pública y el coste asociado a la atención, al apoyo y al tratamiento de las personas que viven con el VIH.
Sea cual fuere la razón, estas restricciones atentan contra derechos humanos fundamentales como la no discriminación o la libertad de circulación de las personas seropositivas en un mundo tan caracterizado por la movilidad como el actual.
En el año 2000, la Organización mundial del turismo estimó que al día se producían 698 millones de desplazamientos internacionales en todo el mundo. La mayoría se traducen en estancias cortas asociadas a viajes turísticos, de negocios, conferencias o a visitas familiares. En cuanto a las estancias prolongadas, la Organización internacional para las migraciones (OIM) calcula que 175 millones de migrantes viven y trabajan en la actualidad fuera de sus países de origen, lo que constituye el 2,9% de la población mundial.
Las restricciones para viajar relacionadas con el VIH se aplican en forma de leyes u órdenes administrativas que obligan a los viajeros a declarar su estado serológico antes de entrar o establecerse en un país. Algunos países incluso les someten a una prueba de detección del VIH y otros exigen un certificado que demuestre su estado seronegativo o simplemente que declaren su estado serológico con respecto al VIH.
Realizar pruebas de detección del VIH en estas condiciones es similar a hacerlas obligatorias. Además, en muchos casos se efectúan sin el asesoramiento previo y posterior adecuado o sin garantías de confidencialidad. Toda prueba de detección del VIH debería realizarse de forma voluntaria y bajo consentimiento informado.
El impact o personal de estas restricciones puede ser devastador para aquellos que intentan inmigrar, conseguir asilo, visitar a sus familias, asistir a reuniones, estudiar o hacer negocios. Algunos inmigrantes, refugiados, estudiantes u otros viajeros pueden descubrir, al mismo tiempo, que están infectados por el VIH, que no se les permite viajar y, posiblemente, que los funcionarios gubernamentales, sus familias, sus comunidades y sus empleadores han tenido conocimiento de su estado serológico, lo que les expone a la discriminación y al estigma.
Aquellos que ya se encuentran en un país receptor pueden enfrentarse a una deportación sumaria sin garantías procesales ni de confidencialidad. Estas circunstancias provocan que se intente ocultar o negar el estado serológico y que se evite el contacto con las autoridades de inmigración y los profesionales sanitarios, lo que va en detrimento de los controles de inmigración y de los esfuerzos de salud pública. Además, las personas que viven con el VIH se ven privadas de la prevención, la asistencia y, posiblemente, de los servicios de salud que necesitan.
"Las restricciones para viajar asociadas al VIH, en especial por cortos periodos de tiempo, demuestran que el sida recibe un trato diferente", declaró el Dr. Peter Piot, director eje cutivo de ONUSIDA, que añadió: "Ninguna otra enfermedad impide a las personas entrar a otros países en viajes de negocios, turismo o para asistir a una conferencia. Ninguna otra enfermedad hace que las personas teman que les revisen su equipaje en la frontera en busca de medicamentos que puedan ser usados para negarles la entrada, o lo que es peor, para detenerlos o deportarlos".
Aunque reconoció que cada Estado es soberano en la gestión del control de sus fronteras y de la inmigración, las leyes y regulaciones nacionales deberían garantizar que las personas que viven con el VIH no se ven discriminadas a la hora de ejercer su derecho a viajar, a solicitar la entrada o la residencia en un país extranjero. Las Directrices internacionales sobre el VIH/SIDA y los derechos humanos estipulan que cualquier limitación de la libertad de circulación o de la elección de residencia funda da exclusivamente en la situación real o presunta respecto del VIH, incluida la prueba del VIH para los viajeros internacionales, es discriminatoria.
Además de ser discriminatorias, estas restricciones no pueden justificarse por razones de salud pública. El VIH no debería considerarse una amenaza para la salud pública relacionada con los viajes porque, aunque el virus de la inmunodeficiencia humana es contagioso, no se transmite por la mera presencia de una persona seropositiva en un país o por el contacto ocasional.
Por otra parte, estas medidas restrictivas pueden ir en contra de los intereses de la salud pública porque la exclusión de extranjeros VIH-positivos aumenta el estigma y la discriminación de las personas que viven con el VIH, y ello podría disuadir tanto a nacionales como a extranjeros a la hora de solicitar servicios de prevención y apoyo relacionados con el VIH . Asimismo, estos impedimentos podrían fomentar que los ciudadanos nacionales piensen que el VIH es un "problema del exterior" que se ha resuelto impidiendo entrar a los extrajeros, y, por lo tanto, que no sientan ellos mismos la necesidad de ejercer un comportamiento responsable.
Las restricciones para viajar tampoco se pueden justificar por razones económicas. En la actualidad, las personas que viven con el VIH pueden disfrutar de una vida laboral larga y productiva, lo que modifica el argumento económico subyacente en las restricciones globales, pues el gasto de los migrantes en recursos sanitarios debe sopesarse con su contribución potencial. Además, la constante expansión de los programas de tratamiento para alcanzar el acceso universal en 2010, junto con la continua disminución en los costes del tratamiento en países de ingresos bajos y medianos han disipado el mito de que si una persona VIH- positiva viaja, aumenta el coste de los sistemas de atención sanitaria en el extranjero.
La creación del Equipo internacional de trabajo sobre restricciones para viajar relacionadas con el VIH supone una gran oportunidad para llamar la atención de las autoridades nacionales e internacionales sobre las limitaciones para viajar relacionadas con el VIH y avanzar hacia su eliminación.
Recomendaciones específicas para conseguir un cambio positivo
Un Comité directivo apoya y dirige al Equipo internacional, q ue está compuesto por dos grupos de trabajo que centran su labor en eliminar restricciones de corto y largo plazo. Los grupos de trabajo y el comité se reunirán cuatro veces antes de agosto de 2008, cuando presentarán sus recomendaciones finales en la Conferencia internacional sobre el sida que se celebrará en México. El Equipo de trabajo elaborará recomendaciones concretas sobre acciones específicas que puedan llevar a cabo diferentes instancias (gobierno, sociedad civil, organizaciones intergubernamentales y el sector privado) para acabar con las restricciones de viaje relacionadas con el VIH. Las acciones estratégicas del Equipo internacional están dirigidas a:
- Llamar la atención sobre las restricciones de viaje asociadas al VIH a escala internacional, regional y nacional.
- Persuadir a los gobiernos para que eliminen las medidas que prohíben la entra da o la estancia breve de personas seropositivas
- Impulsar acciones a largo plazo que eliminen todas las restricciones de viaje fundamentadas en el VIH.
Durante la confección de estas recomendaciones, el comité directivo recibirá el apoyo de los grupos de trabajo, cuya misión consistirá en:
- Elaborar un informe detallado que muestre la situación actual de los impedimentos para viajar asociados al VIH a corto y largo plazo
- Realizar un análisis de los obstáculos que impiden eliminar este tipo de restricciones y proponer acciones que permitan a las diferentes instancias nacionales e internacionales participar en el proceso
- Elaborar recomendaciones sobre prácticas óptimas relacionadas con la entrada y la estancia de personas que viven con el VIH en diferentes situaciones de movilidad y migración.
E stas recomendaciones apoyarán los principios que abogan por la no discriminación, por una Mayor participación de las personas que viven con el VIH y por políticas relacionadas con el VIH racionales para viajeros, migrantes y poblaciones nómadas en los países de salida y de destino; todo ello en el contexto de los esfuerzos por conseguir el acceso universal a la prevención, al tratamiento, a la atención y al apoyo relacionados con el VIH, tal como acordaron los gobiernos en la Reunión de alto nivel sobre sida de 2006.
La próxima reunión del Equipo internacional de trabajo sobre restricciones para viajar relacionadas con el VIH se celebrará del 31 de marzo al 2 de abril en Ginebra.