Reportaje

Cooperativa lechera en Tanzanía ayuda a las mujeres rurales a valerse por sí mismas

11 de abril de 2011

Una versión de este reportaje también se encuentra publicada en OIT.org

Faith transporta y empaqueta el maíz que obtiene de su granja antes de almacenarlo. Créditos: OIT/sida

“Aprendí que se necesita dinero o un negocio para obtener ingresos suficientes y así poder viajar a la ciudad a hacerme chequeos regulares y conseguir los medicamentos antirretrovíricos. No tenemos estos servicios en el dispensario de nuestra aldea”.

Estas son las palabras de Faith, una mujer de 61 años y una de las 730.000 que viven con el VIH en Tanzanía, donde la prevalencia nacional se encuentra alrededor del 5,6%. En su aldea, que se encuentra en la región norte del Kilimanjaro, Faith es miembro de la cooperativa lechera de mujeres, la cual presta también servicios económicos tales como ahorros y préstamos a través del banco comunitario de la aldea.

Con el apoyo del programa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la cooperativa organiza actividades de formación empresarial y de concienciación sobre el VIH. Esto se percibe como una verdadera fuente de potenciación de las mujeres rurales, quienes, como Faith, viven lejos de las ciudades en las que se encuentran la mayoría de los servicios para tratar el VIH.

Obtengo todos los alimentos nutritivos que recomiendan los médicos de mi propia granja. Utilizo parte del dinero para pagarles el colegio a mis dos sobrinas.

Estas son las palabras de Faith, una mujer de 61 años que vive en una aldea en la región norte del Kilimanjaro, en Tanzanía.

Faith se ocupa de tres vacas lecheras sanas, actividad de la que obtiene buenos rendimientos. Con la leche que vende a través de la cooperativa lechera de mujeres, recauda hasta 250 dólares estadounidenses al mes. “Esto es mucho dinero para mí”, dice. “La cooperativa me formó y me abrió un mercado donde vender la leche de mis vacas”.

Faith forma parte de un grupo de 1.600 mujeres y hombres que en 2009 participaron en el programa de formación de la OIT/Sida llamado Inicie y mejore su negocio, que se llevó a cabo en Tanzanía. El programa se centra específicamente en las cooperativas como estructuras que pueden llegar hasta los trabajadores de la economía informal con el objetivo de prevenir el VIH, reducir su impacto y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores que viven con el virus y están afectados por el mismo.

En 2005, cuando Faith dio positivo en la prueba del VIH, decidió aceptar su estatus y tratarlo abiertamente a pesar del alto nivel de estigma y la discriminación que existe en su comunidad. Una vez pasadas las primeras dificultades, Faith dice haber encontrado la aceptación y se ha convertido en una educadora más, apoyando a otras personas seropositivas que quieren crear su propio negocio.  

Faith ha sido capaz de diversificar sus fuentes de ingresos y en la actualidad cultiva el maíz y otros vegetales. “Obtengo todos los alimentos nutritivos que recomiendan los médicos de mi propia granja. Utilizo parte del dinero para pagarles el colegio a mis dos sobrinas”.

Según Faith, el aceptar su estado serológico le ha dado una larga vida. La confianza en sí misma, su sentido de la dignidad y su independencia económica han aumentado enormemente gracias a las oportunidades que le brindó la cooperativa. 

El Dr. Luc Barriere-Constantin, Coordinador nacional de ONUSIDA para Tanzanía, coincide en que las cooperativas pueden desempeñar un papel clave a la hora de incrementar las posibilidades para las personas seropositivas. “Es fundamental reconstruir las capacidades de las personas que viven con el VIH, a través de la restauración de la confianza en sí mismas y de su esperanza. Para hacerlo, no necesitamos millones de dólares, sino más bien estar convencidos y convencer a quienes viven con el virus de que pueden hacer una valiosa contribución. Este proyecto demuestra que es posible”.