Declaración de prensa
Mensaje del día internacional de la mujer de 2018
08 marzo 201808 marzo 2018
8 de marzo de 2018
Michel Sidibé
8 de marzo de 2018
Michel Sidibé
Director Ejecutivo de ONUSIDA
Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas
En el Día Internacional de la Mujer, el mundo celebra la capacidad que poseen las organizaciones de mujeres y activistas de promover el derecho de la mujer a la salud, la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. El empoderamiento y el liderazgo de las mujeres es esencial para garantizar el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las mujeres y las niñas siguen viéndose afectadas por el VIH de una manera desproporcionada. A nivel mundial, las mujeres jóvenes tienen el doble de posibilidades de contraer la infección por el VIH que los hombres jóvenes. En África Subsahariana, tres de cada cuatro nuevos casos de infección por el VIH entre personas con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años afectan a mujeres. En el plano global, aproximadamente el 30% de las mujeres sufren violencia física o sexual infligida por la pareja como mínimo una vez en su vida.
No obstante, se están produciendo cambios. Este año, el Día Internacional de la Mujer se celebra en un momento en que se está prestando una atención muy necesaria a los problemas de acoso sexual que existen en múltiples sectores, como el sector privado, el ámbito gubernamental, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. Diferentes movimientos como #MeToo están luchando contra los comportamientos y las creencias que perpetúan la desigualdad de género, la violencia de género y el acoso sexual. ONUSIDA reafirma su compromiso con la tolerancia cero frente al acoso sexual y asume la responsabilidad de cumplir las mismas normas de ética, equidad y respeto que promueve y exige a los demás.
Cada vez se están alzando más voces para hacer frente a las desigualdades socioculturales, económicas y políticas que hacen a las mujeres y las niñas más vulnerables al VIH. Este tipo de cambios resultan favorables para ellas. Sabemos que, al conseguir que las mujeres y las niñas puedan ejercer su derecho a la salud, la educación y la libre determinación, la transformación es posible. De esta forma disminuyen las infecciones por el VIH; la salud mejora; la educación aumenta; y las mujeres y las niñas prosperan.
Estos cambios son beneficiosos para las comunidades, las familias y los hombres y los niños. Las mujeres y las niñas que pueden ejercer sus derechos están mejor capacitadas para trabajar, participar en la sociedad civil y en el sector gubernamental, mantener a su familia saludable y feliz, y disfrutar de relaciones de género equitativas.
Está claro que podemos poner fin a la epidemia de sida para 2030. Sin embargo, para lograr este objetivo, es necesario fomentar un programa de justicia social que exija el acceso a los servicios de salud, la educación, el empleo, la justicia y la representación política, sin discriminación ni violencia. Las personas que impulsan la respuesta al sida deben estar empoderadas y capacitadas para hacerlo en un entorno seguro y equitativo.
Está teniendo lugar un cambio, y el cambio es positivo.