Comunicado de prensa

Ya llevamos cuarenta años de epidemia del VIH, y el sida sigue siendo la principal causa de muerte de mujeres en edad reproductiva. ONUSIDA insta al mundo a actuar de manera audaz.

La discriminación y la violencia en materia de género, las brechas en educación, la falta de capacitación económica y la ausencia de leyes que protejan la salud sexual y reproductiva, así como el derecho a ella, siguen bloqueando el progreso.

GINEBRA/JOHANNESBURGO, 5 de marzo de 2020—Antes de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ONUSIDA ha dado a conocer un nuevo informe en el que señala cómo las marcadas desigualdades y los desequilibrios entre los hombres y las mujeres continúan haciendo que las mujeres y las chicas sean más vulnerables al VIH. El informe titulado Nosotras tenemos el poder insta a los Gobiernos a hacer más para capacitar a las mujeres y las niñas, y garantizar el cumplimiento de sus derechos.

«La epidemia del VIH nos sirve como espejo para ver las desigualdades y las injusticias a las que se enfrentan las mujeres y las niñas, y comprobar cómo las brechas en derechos y servicios están exacerbando la epidemia», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Es algo inaceptable, podría evitarse y hemos de ponerle fin».

Hace 25 años, los Gobiernos dieron el paso histórico de adoptar la Declaración de Pekín y la Plataforma de Acción, la hoja de ruta política más amplia y progresista para velar por los derechos humanos de las mujeres y las niñas, y conseguir la igualdad de género.

Se ha avanzado mucho en áreas que son clave. Cada vez son más las niñas escolarizadas y las brechas de género existentes en todo el mundo en la educación primaria se van reduciendo paulatinamente. En algunos países ha aumentado el número de mujeres que lideran la esfera política y en otros muchos lugares se ha trabajado duro para elaborar leyes que protejan los derechos de las mujeres. El tratamiento del VIH también se ha visto ampliado y hoy en día llega a más gente. A mediados de 2019 más de 24 millones de personas que viven con el VIH estaban ya en tratamiento, y de ellas más de 13 millones son mujeres de 15 años en adelante.

Sin embargo, el informe recoge también que siguen sin cumplirse muchas de las promesas realizadas para mejorar las vidas de las mujeres y las niñas en todo el mundo. Tras casi 40 años de respuesta al sida, este continúa siendo la principal causa de muerte para las mujeres entre los 15 y los 49 años, y a día de hoy alrededor de 6000 mujeres jóvenes de 15-24 años contraen el VIH cada semana.

Nosotras tenemos el poder pone de manifiesto algunas áreas de gran importancia que se han de abordar, incluyéndose aquí la eliminación de la violencia contra la mujer. Se ha constatado que en algunas zonas con una alta prevalencia del VIH, la violencia dentro de la pareja aumenta en un 50 % el riesgo de que las mujeres se infecten por el VIH. El hecho de ser seropositivo también desencadena violencia, y a menudo las mujeres que viven con el VIH confiesan ser víctimas de abusos por parte de sus parejas, su familia y miembros de la comunidad, así como en los servicios sanitarios.

El informe subraya también que, fuera del África subsahariana, la mayoría de las mujeres en riesgo de contraer el VIH pertenecen a comunidades marginadas. Así, en este grupo encontramos, entre otras, a las trabajadoras sexuales, las mujeres que se inyectan drogas, las transgénero y las mujeres en prisión. Sin embargo, la desigualdad de género, el estigma y la discriminación, la criminalización, la violencia y otras violaciones de los derechos humanos continúan impidiéndoles acceder a los servicios que necesitan. Se han de reformar las leyes y las políticas para acabar con la criminalización dañina y las prácticas coercitivas basadas en la sexualidad de las personas, su actividad sexual, su estado serológico y el género.

Para que la respuesta al sida sea totalmente eficaz, las políticas y los servicios deben responder a lo que las mujeres y las chicas realmente necesitan. Aquí se engloba el garantizar enfoques centrados en los adolescentes y sistemas de apoyo entre iguales, y el que los derechos y los componentes relacionados con el género y la no violencia formen parte de una educación integral sobre sexualidad. De acuerdo con los datos, en 2019 en 105 de 142 países las adolescentes menores de 18 años necesitaban el permiso de sus padres o de un tutor para realizarse una prueba del VIH, y en 86 de 138 países necesitaban también su consentimiento para acceder al tratamiento y los cuidados para el VIH.

Las encuestas realizadas entre 2013 y 2018 nos muestran igualmente que el conocimiento de la prevención del VIH sigue siendo preocupantemente bajo, sobre todo entre las mujeres y las chicas. En el África subsahariana, la región más afectada por el VIH, siete de cada diez mujeres jóvenes carecen de grandes nociones sobre el VIH. Por el contrario, los países que sí invierten en ampliar los eficaces programas para la prevención del VIH muestran grandes resultados. Cuando en Lesoto se proporcionó un paquete integral de programas para la prevención del VIH, las nuevas infecciones por el VIH entre mujeres y chicas descendieron en torno a un 41 % entre 2010 y 2018.

Mas en educación las brechas son enormes. Según los estudios, el hecho de que las niñas sigan en las escuelas tiene un gran efecto protector contra el VIH. Cuando Botswana amplió la educación secundaria obligatoria, comprobó cómo cada año adicional a partir de los 9 años llevaba asociado una reducción del 12 % en el riesgo de infección por el VIH que corren las niñas. Sin embargo, casi una de cada tres chicas adolescentes procedentes de los hogares con menos recursos nunca ha tenido la oportunidad de asistir a la escuela.

La autonomía económica de las mujeres es fundamental en sí misma y constituye un componente importante de la respuesta al sida. Sin embargo, las mujeres aún tienen muchas menos oportunidades económicas que los hombres y son ellas quienes deben cargar con el cuidado de la familia y el trabajo doméstico, ambos no remunerados. Solo 88 de 190 países tienen leyes que obligan a pagar lo mismo por trabajos de igual valor. Si queremos avanzar en la respuesta al VIH, es esencial garantizar medidas legales para acabar con la discriminación de género y lograr que todas las mujeres sean iguales ante la ley.

«Las mujeres y las chicas adolescentes están reclamando sus derechos», apunta la Sra. Byanyima. «Los Gobiernos deben responder a estas peticiones proporcionando los recursos y los servicios necesarios para proteger sus derechos y responder de manera adecuada a sus necesidades y perspectivas».

El informe da un paso más y propone distintas medidas. Entre ellas están el invertir en políticas para el VIH y programas que hayan demostrado fomentar la igualdad de género, incluyéndose aquí la educación integral sobre sexualidad y la capacitación económica de las mujeres y las chicas; las medidas para acabar con el estigma y la discriminación, la violencia y la criminalización contra las mujeres y las niñas; y el cuidado holístico y el tratamiento digno; la participación significativa de las mujeres en todas las tomas de decisiones relacionadas con los programas del VIH, y el apoyo al liderazgo y el compromiso de las mujeres y de la gente joven en la toma de decisiones a todos los niveles de la respuesta al sida.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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