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Feature Story
Priorizar los derechos humanos para acabar con las desigualdades y poner fin a la epidemia de sida
09 Junio 2021
09 Junio 2021 09 Junio 2021Las desigualdades y las barreras en materia de derechos humanos, magnificados a raíz de la pandemia de COVID-19, están dificultando el progreso para dejar de considerar la epidemia de sida una amenaza para la salud pública en 2030. Éstas facilitan la transmisión del VIH al incrementar la vulnerabilidad para hacerle frente y limitar el acceso a servicios sanitarios, sobre todo para hombres homosexuales y otros que tienen relaciones sexuales con hombres, personas trans, personas que consumen drogas, trabajadores sexuales, mujeres y niñas.
Acabar con las desigualdades es tanto un imperativo de derechos humanos como una necesidad para la salud pública. Sin embargo, a pesar de los reiterados compromisos, esas barreras que impulsan las desigualdades, como el estigma, la discriminación, la violencia y las leyes punitivas, siguen socavando la respuesta al VIH.
Para destacar la crítica necesidad de avanzar para acabar con las barreras por los derechos humanos, y como llamamiento a las partes interesadas para unirse y aumentar las acciones, ONUSIDA convocó a socios de la sociedad civil, Estados Miembros de las Naciones Unidas, juristas y organizaciones de desarrollo al margen de la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas en Nueva York. En esta reunión, llamada From Promises to Action: Scaling Up Efforts against Human Rights Barriers, including HIV-Related Stigma and Discrimination, que se celebró el 9 de junio, los ponentes hicieron hincapié en la necesidad crítica de impulsar una inversión a largo plazo y una acción transformativa en materia de derechos humanos, estigma y discriminación. Pusieron especial atención en las leyes penales discriminatorias, con el objetivo de cambiar las barreras sociales y estructurales, consiguiendo finalmente reducir las desigualdades.
Los ponentes intercambiaron las mejores prácticas, debatieron cómo los enfoques basados en los derechos humanos y acercamientos transformadores de las relaciones entre géneros podrían llegar a acabar con las desigualdades, lanzando un llamamiento para ampliar rápidamente la financiación, el compromiso y la acción en este área para llegar a las personas más abandonadas.
La reunión sirvió como recordatorio de cómo un 62% de las nuevas infecciones por el VIH en 2019 se produjo en grupos de población clave, que continúan criminalizados en muchos países, y sus parejas sexuales, de cómo debido a la desigualdad de género y a las dañinas normas de género, el sida sigue siendo una de las principales causas de muerte en las adolescentes y mujeres jóvenes en África subsahariana, y de cómo seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes (de entre 15 y 19 años) en la misma región se producen en niñas.
El encuentro también trajo esperanza de que la acción y el cambio son posibles. En la reunión, los gobiernos de Angola, Costa Rica y Gambia anunciaron que se unían a la Alianza Mundial para la Eliminación de Todas las Formas de Estigma y Discriminación Relacionados con el VIH.
Durante el encuentro, Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que apoyasen los nuevos objetivos y compromisos establecidos en la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026. Destacó que la estrategia era un avance crucial, ya que fijaba por primera vez unos objetivos específicos para reducir facilitadores sociales que impulsan la desigualdad, dándoles la misma prioridad y compromiso que a las intervenciones biomédicas.
Nuevos objetivos implican nuevas herramientas y orientaciones, y la Sra. Byanyima presentó una nueva serie de hojas informativas sobre derechos humanos para apoyar la acción de todas las partes interesadas en la eliminación de las barreras en materia de derechos humanos, tales como las leyes penales, el estigma y la discriminación.
Quotes
“Si no se logra ningún progreso en los facilitadores sociales, los objetivos de prevención, pruebas, tratamiento y supresión viral se verían perjudicados, lo que provocaría 1,7 millones de nuevas muertes relacionadas con el sida y 2,5 millones de nuevas infecciones por el VIH entre 2021 y 2030. Por tanto, el fracaso no es una opción.”
“El liderazgo comunitario es un elemento de importancia para empoderar a la comunidad a expresar y plantear sus preocupaciones en cuanto a las causas fundamentales y los impulsores del estigma y la discriminación. Estos problemas sólo pueden abordarse si las partes interesadas de todos los niveles trabajan de marera conjunta en estrecha colaboración con la comunidad.”
“Sin embargo, para alcanzar esta visión, es necesario aumentar la financiación a largo plazo para los programas sobre derechos humanos. Sabemos que acabar con las barreras relacionadas con los derechos humanos en el ámbito de la salud es clave para un mundo más sano, más justo y más fuerte. Así que, aprovechemos la oportunidad y reconstruyamos mejor.”
“Si nuestras acciones en respuesta al sida hubieran estado más centradas en los derechos y en la no discriminación, en el género, en la integración socioeconómica y en el acceso universal, la respuesta frente al COVID-19 hubiera sido mucho más fuerte.”
“La pandemia del VIH aún no ha terminado. Nuestra estrategia para acabar con ella es abordar el estigma y eliminar las desigualdades que impiden el acceso sin restricciones a los servicios de atención sanitaria.”
Serie de folletos informativos sobre derechos humanos
Nuestra acción


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El déficit financiero ralentiza la respuesta al VIH en África Occidental y Central
25 Octubre 2021
25 Octubre 2021 25 Octubre 2021La falta de inversión en las respuestas al VIH de los países de renta media baja fue una de las principales razones por las que no se consiguieron los objetivos mundiales para 2020. La disponibilidad de recursos financieros durante los últimos cinco años se mantuvo siempre por debajo de los recursos necesarios. En 2020, se situó un 29 % inferior con respecto al objetivo de 26 000 millones de dólares para ese año (en dólares estadounidenses constantes de 2016).
En África Occidental y Central, la enorme escasez de recursos y la continua dependencia de los gastos de bolsillo (como las cuotas de los usuarios de los servicios sanitarios) están asociadas a un descenso más moderado de la incidencia de infección por el VIH y de la tasa de mortalidad a causa del sida. Sin embargo, en África Oriental y Meridional una combinación de inversiones nacionales e internacionales ha impulsado la rápida expansión de la prevención, pruebas y tratamiento del VIH en zonas con una tasa elevada, lo que ha dado lugar a una reducción firme y constante de la tasa de infecciones y de la mortalidad del virus.


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La importancia de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes en la respuesta mundial al VIH
21 Junio 2021
21 Junio 2021 21 Junio 2021Más de una cuarta parte de la población mundial tiene entre 10 y 24 años de edad, y en algunos rincones del sur del globo la proporción es de dos tercios o más. Esta generación se encuentra atrapada entre la biología y la sociedad, entre la curiosidad, las preguntas y las preocupaciones acerca de su floreciente yo sexual y reproductivo, y los controles, las limitaciones y las condiciones impuestas por las leyes, las políticas y las prácticas comunitarias.
En los actos paralelos a la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas, un grupo de jóvenes activistas, representantes gubernamentales y expertos se reunieron en un evento virtual celebrado el 10 de junio para hablar sobre la realidad de las cosas: juventud, sexualidad y VIH.
Dicha reunión, copatrocinada por ONUSIDA y la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por sus siglas en ingles), puso sobre la mesa la urgencia de la acción. Casi la mitad de todas las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo se producen en jóvenes de entre 15 y 24 años. Además, las mujeres jóvenes tienen el doble de probabilidades de infectarse. Mundialmente, las enfermedades relacionadas con el sida constituyen la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes (10-24 años de edad) y son también la causa más común de mortalidad de los jóvenes en África.
La nueva Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026 destaca la urgente necesidad de capacitar a los jóvenes para que sean ellos los que den forma a la respuesta al VIH de hoy y lideren la de mañana, tanto para ellos mismos como para sus comunidades. Nipun Srivastava, joven activista del VIH de la India, insistió en los retos que se avecinan. «Tenemos un ambicioso objetivo para poner fin al sida para 2030, pero no será posible con estas políticas regresivas en materia de sexo y sexualidad. Mucha gente perdió la vida en las décadas de los ochenta y los noventa precisamente por eso, porque entonces no hablábamos de sexo. Debemos dejar de hablar sobre la reproducción de las vacas, las cabras y abejas, y tenemos que empezar a hablar de sexo».
Los esfuerzos para ayudar a los jóvenes a alcanzar su potencial en la vida pública deben reflejarse también en su vida privada e íntima. Álvaro Bermejo, director general de la IPPF, subrayó la conexión que existe entre el bienestar físico y emocional de los adolescentes (incluidos los que viven con el VIH) y sus sociedades, y el acceso a información y servicios sexuales y reproductivos precisos y adecuados a la edad. Justo esto es lo que permite evitar embarazos no deseados e interrupciones inseguras, infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, y todas las formas de violencia y coerción sexual.
Sin embargo, la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes siguen siendo un tema polémico. «Un buen ejemplo es la reunión de alto nivel sobre el sida en sí misma», apuntó Shereen El Feki, directora del equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Oriente Medio y el Norte de África. «Algunas de las negociaciones más controvertidas, y las reticencias de los Estados miembros, con relación a la Declaración Política sobre el Sida de las Naciones Unidas se referían a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, así como a la educación integral sobre sexualidad».
Los participantes escucharon que los mismos Gobiernos que son elogiados por sus iniciativas en materia de empleo o compromiso cívico de los jóvenes a menudo fracasan al intentar aportar el mismo espíritu de capacitación juvenil en lo referente al acceso a servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos o educación sexual adaptados a los jóvenes. Amery Browne, ministro de Asuntos Exteriores y del CARICOM de Trinidad y Tobago, se refirió al delicado equilibrio en que se encuentran los Gobiernos al intentar consensuar las fuerzas conservadoras y las voces de los jóvenes, e instó a aquellos que trabajan para una mayor apertura a continuar siempre su lucha.
Entre ellos se encuentra Nadia Abdalla, secretaria administrativa principal del Ministerio de TIC, innovación y juventud de Kenia. Ella, una mujer joven, hizo reflexionar sobre el gran compromiso de su país para ayudar a los jóvenes a organizarse y movilizarse para alzar la voz por sus derechos íntimos, incluida su capacidad para prevenir el VIH o vivir con él. Desde el otro lado del mundo, la activista de la salud y los derechos sexuales y reproductivos Ponny White describió su trabajo con Advocates for Youth, una organización no gubernamental en los Estados Unidos de América que presiona a los Gobiernos para conseguir la reforma legal que permita a los jóvenes acceder a todos sus derechos sexuales y reproductivos. «Muchos jóvenes están experimentando encuentros sexuales que no comprenden porque es otra persona la que les está acercando el sexo», advirtió. «Queremos educar a los jóvenes y dotarlos de las herramientas que necesitan para ser autónomos y vivir una vida plena».
Internet es una de estas herramientas de capacitación. Abir Sarras, cofundador de Love Matters Arabic, una plataforma pionera de redes sociales que llega a millones de jóvenes de Oriente Medio y el Norte de África, destacó la importancia de los mensajes positivos relacionados con el sexo en la comunicación con los jóvenes. Para él, la clave está en hacer énfasis en el placer, en lugar de solo en los problemas asociados con el sexo. Pero aún no todos los jóvenes tienen acceso a estos recursos en línea: Stefania Gianinni, directora general de Educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, detalló los éxitos y los contratiempos que se vivieron durante la implementación de las directrices de las Naciones Unidas sobre la educación integral sobre sexualidad en los planes de estudio escolares. «No existen pastillas de conocimiento que podamos administrar a nuestros jóvenes», recalcó. «Pero la educación, junto con el acceso a los servicios adaptados a los jóvenes, es la herramienta más poderosa para acabar con el sida como amenaza para la salud pública y garantizar los derechos de las nuevas generaciones».
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Los líderes de las ciudades se unen para recuperar el impulso en la respuesta urbana al VIH
11 Junio 2021
11 Junio 2021 11 Junio 2021Los alcaldes de cuatro ciudades, junto con un representante de la sociedad civil y los socios principales de la iniciativa Acción acelerada en las ciudades (ONUSIDA, la Asociación Internacional de Proveedores de Atención en Sida [IAPAC, por sus siglas en inglés], el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos [ONU-Hábitat] y la ciudad de París) participaron en un acto paralelo virtual sobre entornos urbanos que se celebró el 10 de junio durante la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas.
Todos los participantes reflexionaron sobre el progreso realizado en las respuestas urbanas al VIH y las interrupciones relacionadas con la COVID-19, la importancia del liderazgo político sostenido y el compromiso durante las crisis de salud pública, y el papel fundamental de las comunidades en el fortalecimiento de los servicios para el VIH y otras cuestiones sanitarias.
«Una ciudad de Acción acelerada es aquella que adopta los derechos humanos, vela por su cumplimiento, y aboga por una mayor igualdad y libertad. La libertad de ser fiel a uno mismo, de vivir donde cada cual quiera, de llevar una existencia sin prejuicios y de disfrutar de las mismas oportunidades para mantenerse sano», insistió la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en su discurso de apertura del evento.
En su mensaje, Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva de ONU-Hábitat, destacó que «el reducir las desigualdades es fundamental tanto para la misión de ONU-Hábitat en términos generales como para poner fin a las epidemias urbanas de VIH, dadas las desigualdades tan inaceptables que vemos con respecto al VIH entre las minorías sexuales y étnicas, incluidas las poblaciones de LGBTQ+, migrantes y refugiados, y otras comunidades marginadas, como aquellas que viven en arrabales, barrios pobres y asentamientos informales».
Sibongile Tshabalala, presidenta nacional de la campaña de acción para el tratamiento en Sudáfrica, enfatizó la importancia del liderazgo comunitario para lograr poner fin al sida y pidió a las comunidades que se encuentren en el centro de la respuesta al VIH que trabajen y aúnen esfuerzos para acabar con la marginación social y las desigualdades en materia de salud.
Los alcaldes de Baton Rouge, Johannesburgo, Kiev y Ciudad Quezón presentaron sus experiencias en lo relacionado con el ejercicio del liderazgo en salud pública tanto en las respuestas al VIH a nivel de la ciudad como en la mitigación del impacto de la pandemia de la COVID-19. Desde el comienzo de la iniciativa Acción acelerada en las ciudades en el Día Mundial del Sida de 2014, son ya muchas las ciudades que han avanzado significativamente en la aceleración de sus respuestas urbanas al VIH. En Kiev, por ejemplo, según los datos nacionales, el porcentaje de personas que conocen su estado serológico positivo y siguen un tratamiento antirretroviral aumentó de menos del 50 % en 2015 a un 83 % en 2019. Hoy un 95 % de las personas ya ha conseguido la supresión viral. En París, según los datos nacionales, el número de nuevas infecciones por el VIH descendió un 16 % entre 2015 y 2018. Y en Johannesburgo, los datos nacionales demuestran que el enfoque de pruebas específico adoptado durante la pandemia de la COVID-19 condujo a un aumento en el porcentaje de personas que viven con el VIH y que conocen su estado serológico: desde el 86 % en marzo de 2020 hasta el 91 % en 2021.
Maria Josefina Belmonte, alcaldesa de Ciudad Quezón, hizo un llamamiento a los alcaldes para que no dejen de usar «el poder y los recursos que tienen a su disposición para conseguir el bien común, incluida la erradicación del VIH y la resolución de todos aquellos problemas que otros tienen miedo de abordar porque son controvertidos o pueden no ser aceptables o políticamente correctos». Manifestó una y otra vez que «todas las personas tienen derecho a vivir libremente, de forma humana y justa en el mundo en el que nacieron. Es nuestro deber como alcaldes elegidos por la gente garantizar que esto se cumpla».
El moderador del evento, José M. Zuniga, presidente y director ejecutivo de la IAPAC, reconoció el progreso realizado por las ciudades de Acción acelerada, incluso en el complejo contexto de la pandemia de la COVID-19. «El liderazgo en salud pública de la ciudad se está traduciendo en las innumerables vidas que estamos salvando y mejorando, incluso cuando las ciudades de Acción acelerada aún batallan contra una pandemia emergente de COVID-19 y, al mismo tiempo, trabajan de forma incansable para mantener la continuidad de los servicios para el VIH y otros servicios sanitarios esenciales dirigidos a todos sus ciudadanos», señaló.
En muchas ciudades, no se alcanzaron los objetivos 90-90-90 para 2020, por un lado debido a las interrupciones relacionadas con la COVID-19, y por otro también a causa de las desigualdades persistentes y la exclusión social. Por lo tanto, es necesario dar prioridad a los facilitadores sociales para recuperar el impulso contra el VIH en toda la red de ciudades de Acción acelerada.
En su discurso de clausura (en inglés), Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, instó a las ciudades y municipios de todo el mundo a volver a comprometerse para acelerar las respuestas urbanas al VIH, a ejercer el liderazgo en salud pública para alcanzar los objetivos para 2025, a poner fin a las desigualdades y a la exclusión social, y a acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030.
NUESTRA ACCIÓN


Press Release
La Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas concluye con una sólida declaración política, y nuevos y audaces objetivos que deben cumplirse para 2025
14 Junio 2021 14 Junio 2021NUEVA YORK/GINEBRA, 14 de junio de 2021— Tras semanas de grandes debates la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2021 llega a su fin en Nueva York (Estados Unidos de América). Los Estados miembros de las Naciones Unidas han adoptado una nueva Declaración política sobre el VIH y el sida muy ambiciosa y alcanzable: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030. La declaración se basa en pruebas, parte de los derechos humanos y será una importante hoja de ruta para avanzar en la respuesta mundial al VIH durante los próximos cinco años.
«Quisiera dar las gracias a todos los Estados miembros», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Durante los últimos dos meses juntos habéis logrado redactar, negociar y sacar adelante esta declaración política. Precisamente este documento será la base de nuestro trabajo para poner fin a esa pandemia que lleva 40 años arrasando comunidades enteras».
Con la declaración política de 2021 se ha logrado dar pasos importantes. Así, se han fijado nuevos objetivos para garantizar que el 95 % de las personas en riesgo de contraer el VIH usen servicios de prevención combinada del VIH. Además, por fin se ha puesto un mayor énfasis en la prestación de servicios liderada por la comunidad y se ha incluido un objetivo para garantizar que el 80 % de los servicios para los grupos de población clave sea proporcionado por las comunidades. Asimismo, destaca el compromiso para acabar con las desigualdades, que va mucho más allá del Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 (reducción de las desigualdades).
La Reunión de Alto Nivel sobre el Sida fue convocada por el presidente de la Asamblea General, y tuvo como coorganizadores a los embajadores de Australia y Namibia, quienes lideraron las negociaciones sobre la declaración política. Durante tres días, fueron 193 los Estados miembros representados en la reunión. Entre los ponentes se encontraban catorce presidentes, cinco vicepresidentes y cuatro primeros ministros. También estuvieron presentes muchos dignatarios de alto nivel que participaron en los paneles temáticos y en los treinta eventos de apoyo que tuvieron lugar durante toda la semana. En todos ellos se trataron temas que iban desde cómo aumentar la cobertura del tratamiento para los niños hasta cómo ampliar la reducción del daño y capacitar a los jóvenes y adolescentes.
Los cinco paneles temáticos fueron los siguientes:
- Abordar las desigualdades para poner fin al sida: 10 años hasta 2030.
- Poner a las personas y las comunidades en el centro de la respuesta al sida.
- Recursos y financiación para una respuesta eficaz al sida.
- Avanzar en la igualdad de género y capacitar a las mujeres y niñas en la respuesta al sida.
- Abordar el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la respuesta al sida y recuperarnos para estar mejor preparados ante futuras pandemias.
En la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida también participaron las personas que viven con el VIH; funcionarios sénior de las Naciones Unidas; representantes de organizaciones internacionales, del sector privado, de la sociedad civil y del mundo académico, y otras partes interesadas. Todos ellos perseguían lo mismo: encontrar la manera de llevar a la acción lo recogido en la declaración política, transformar los propósitos en resultados.
La reunión contó con la brillante participación de Sir Elton John, activista del sida desde hace muchos años y fundador de la Elton John AIDS Foundation (Fundación Elton John contra el sida). Él fue el encargado de hacer un fuerte llamamiento a la acción: «Solo con vuestro liderazgo podremos derrotar tanto al sida como a la COVID-19, y estar mejor preparados para las próximas pandemias que nos acechen. Todos ustedes podrán marcar la diferencia. Y confío en que lo harán. Y más con el enorme respaldo con el que cuentan, incluidos aquí los 38 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo. Juntos podemos erradicar el miedo y la desigualdad. De esta manera, a finales de esta década, lograremos, por fin, de una vez por todas, acabar con la pandemia de sida. El mundo los mira. No tenemos un segundo que perder».
"Compassion, courage and equality," says Sir Elton John
"Let us learn the lessons of the past and not repeat them," says Sir Elton John


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Palabras de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, con motivo del comienzo de la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida
08 Junio 2021
08 Junio 2021 08 Junio 2021Excelencias, distinguidos delegados, compañeros, amigos.
Gracias, presidente de la Asamblea General, Sr. Bozkir; vicesecretaria general, Dña. Amina Mohammed; coorganizadores, embajador Gertze, de Namibia, y embajador Fifield, de Australia. Gracias a todos los Estados miembros. Juntos habéis logrado redactar, negociar y sacar adelante esta declaración política. Precisamente este documento será la base de nuestro trabajo para poner fin a esa pandemia que lleva 40 años arrasando comunidades enteras.
El sida sigue ahí, aún no lo hemos erradicado. Sin duda, es una de las pandemias más letales de la era moderna. Desde el comienzo de la epidemia, el VIH ha conseguido infectar a 77,5 millones de personas. El sida se ha cobrado la vida de casi 35 millones de personas. Cada minuto, una persona muere de sida. ¿Acaso no es eso una emergencia? Las tasas del VIH no siguen la trayectoria que todos juntos prometimos. De hecho, azotados por las negativas consecuencias que la crisis de la COVID-19 ha tenido en la respuesta al sida, hemos visto incluso que la pandemia del VIH ha vuelto a resurgir con más fuerza.
Sin embargo, nuestro destino no puede ser el de una pandemia de sida interminable. Pese a todos los contratiempos que puedan surgir, SÍ podemos acabar con el sida como amenaza para la salud pública. Unidos, juntos, podremos hacer realidad nuestra promesa para 2030.
Como en todo, las cosas no siempre salen como uno quiere. Los programas que hasta ahora nos han garantizado un progreso sustancial ya no nos permitirán finalizar el viaje porque en nuestra carretera han surgido obstáculos. La evidencia y el análisis son claros. Las desigualdades imperantes en el poder, el estado, los derechos y la voz están impulsando la pandemia del VIH. Las desigualdades matan. Tal y como se señala en la estrategia mundial contra el sida: para acabar con el sida, primero debemos poner fin a las desigualdades que lo perpetúan.
Este enfoque ofrece otra enorme ventaja. Las mismas leyes, unas políticas idénticas y los sólidos servicios sanitarios centrados en las personas y necesarios para poner fin al sida también ayudarán al mundo a superar la COVID-19, a estar preparados para hacer frente a futuras pandemias y a apoyar el crecimiento económico inclusivo y los derechos humanos de todos. Yendo a una, todos lo haremos mejor.
Os presento aquí los tres grandes cambios que hemos de realizar juntos:
- Urge acabar con las desigualdades en el acceso a las tecnologías de la salud. Para ello, debemos fomentar aún más la gran labor de la ciencia y tratar de que llegue a todo el mundo.
La COVID-19 nos ha demostrado algo importante: la ciencia avanza a la velocidad impuesta por la política. Debemos ganar tiempo y acelerar la investigación en materia de sida. Para ello, hay que invertir en innovaciones en tratamiento, prevención, atención y vacunas. Todo ello debe considerarse un bien público mundial.
Y tenemos que aplicar la ciencia de manera que minimice las desigualdades en vez de exacerbarlas.
¿Cómo? Por ejemplo, esforcémonos para que, desde ya mismo, y no años después respecto a los países ricos, las regiones del sur puedan acceder a los nuevos medicamentos antirretrovirales de acción prolongada que facilitarán la adherencia al tratamiento y lograrán la prevención del VIH entre las mujeres en toda su pluralidad y los grupos de población clave.
Asegurémonos de que todos los medicamentos que pueden salvar la vida de las personas que viven con el VIH sean fabricados de manera asequible por distintos laboratorios, especialmente en el sur, donde la enfermedad se empeña en concentrarse.
Necesitamos financiación, pero también necesitamos reformar todas esas leyes que rigen la propiedad intelectual y que nos impiden avanzar en la respuesta. Debemos apoyar una producción distribuida mundialmente, de manera que el acceso a la ciencia que salva vidas deje de depender, por fin, del pasaporte que nos identifique a cada uno. - Necesitamos poner fin a las desigualdades en lo referente al acceso a los servicios esenciales. Para conseguirlo, debemos garantizar la salud y la educación de todas las personas. En muchas comunidades, apenas se registran ya nuevas infecciones por el VIH. En ellas lo habitual ahora es vivir con el VIH durante mucho tiempo y disfrutar de una vida plena. No obstante, entre los diferentes países y, dentro de cada país, en las distintas regiones, sí es evidente una brecha cada vez mayor: mientras unos tienen acceso a los servicios de prevención, tratamiento y cuidado, otros aún están muy lejos de ello. Mientras que en los primeros se respetan los derechos, en los segundos todavía hay personas excluidas.
Hoy nos estamos fijando objetivos audaces y ambiciosos con el fin de acercar al 95 % de las personas que más lo necesitan los servicios relacionados con el tratamiento y la prevención del VIH: para lograrlo, necesitamos reinventar los servicios para el VIH, para así facilitar el acceso a ellos y adaptarlos a la vida de las personas.
Necesitamos cerciorarnos de que todas las niñas completen la educación secundaria y conozcan realmente los servicios que tienen a su disposición y los derechos que las amparan.
Necesitamos suprimir las tasas de usuario por los servicios esenciales y proporcionar estos mismos servicios a través de sistemas públicos financiados mediante impuestos. Necesitamos integrar los servicios proporcionados por la comunidad. Necesitamos combatir la evasión fiscal, pues nos priva de recursos nacionales para la salud y la educación.
Tengamos presente que la mayoría de los países en desarrollo se enfrentan a una grave crisis económica: en el año 2020 tuvieron una pérdida de ingresos superior al 20 % y sus presupuestos sanitarios están aún hoy amenazados. De entre todos ellos, preocupa especialmente la situación de África.
Ya es hora de aumentar el volumen de ingresos. Y para ello, lo primero que hemos de hacer es mostrarnos firmes para luchar contra la evasión de impuestos y la competencia fiscal, dos prácticas que vacían rápidamente las arcas públicas.
También necesitamos una reestructuración de la deuda para superar el impacto de la COVID-19. Asimismo, debemos tratar de establecer un mecanismo justo de resolución de crisis de deuda. Tenemos que dar un paso al frente, nunca atrás, en el compromiso de los países desarrollados de ayudar con un 0,7 % de sus ingresos nacionales brutos. Debemos garantizar que más de los 650 mil millones de USD de los derechos especiales de giro del FMI vayan directamente a los países de bajos y medianos ingresos. - Debemos acabar con las desigualdades en el respeto a los derechos, especialmente de las personas que viven con el VIH y de aquellas que son vulnerables o están afectadas por el VIH.
Aplaudo llena de satisfacción el compromiso de los Estados miembros de reformar las leyes y proteger los derechos. La realidad nos demuestra que, al reforzar las leyes para apoyar la igualdad de género y los derechos de los grupos de población clave, y al plantarle cara al estigma, los países cosechan un éxito mucho mayor en los programas de tratamiento y prevención, lo cual beneficia a todo el mundo. Solo así se consigue hacer retroceder al VIH.
Tenemos que seguir avanzando en nuestro viaje común, siempre lejos de las leyes dañinas, punitivas y anticuadas, a menudo coloniales, y de todas las formas de discriminación.
El momento actual nos obliga a trabajar juntos en todos los sectores, en todos los países. Las falsas promesas del populismo no cuadran en absoluto con la biología: como bien se ha encargado de recordarnos la COVID-19, no es que estemos interconectados, es que somos inseparables.
No podemos poner fin al sida en un solo país o continente. Para erradicar el sida, debemos poner fin al virus en todos los rincones del globo.
Quiero rendir un gran homenaje a todos esos grupos de la sociedad civil de todo el mundo cuya lucha contra las desigualdades ha sido nuestro motor para la acción. Todos y cada uno de vosotros, comunidades, grupos de mujeres y movimientos de base, os merecéis este tributo porque no habéis dejado de empujarnos. En ocasiones hemos de confesar que vuestra incansable fuerza nos ha resultado incómoda. Sin embargo, grabaos estas palabras: seguid empujándonos. Nunca dejéis de hacerlo. ¡Sigamos luchando! La presión procedente del poder de las personas es clave para acabar con las desigualdades y lograr poner fin al sida.
Como en su día ya dijo Martin Luther King, el arco moral del universo es largo, pero se inclina hacia la justicia. Con ello no quiso decir que este proceso fuera automático. Muy al contrario, insistió en que «el progreso humano no discurre nunca sobre ruedas de inevitabilidad; se produce gracias al esfuerzo incansable de las personas». La trayectoria de las nuevas infecciones por el VIH y las muertes por el sida no se invertirá de un día a otro, pero nosotros sí podemos empujarla para allanarle el camino.
Ante las desigualdades, jamás debemos ser neutrales. Para volver al buen camino que nos llevará a poner fin al sida, debemos reflexionar con atención sobre cómo afrontarlas. La única alternativa con que nos topamos es un círculo vicioso de injusticia, enfermedad y emergencia. El mayor error que podemos cometer ahora es imaginar que con solo cambios minúsculos superaremos las crisis que nos amenazan. Pero eso ahora no basta.
Está en nuestra mano el que pasemos a la historia y nos recuerden bien por faltar a nuestra palabra, bien por cumplir nuestras promesas; por ser unos fracasados o por demostrarnos vencedores. Podemos elegir si queremos que las siguientes generaciones se refieran a nosotros como aquellos que lograron derrotar al sida o como aquellos que pudieron haberlo hecho.
Las epidemias magnifican nuestras peores características: desigualdades, injusticias y miedo. Pero también sacan a relucir nuestras fortalezas: ingenio, resiliencia y coraje.
Estoy convencida de que juntos venceremos. Gracias.


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Costa Rica se une a la Alianza Mundial para la Eliminación de Todas las Formas de Estigma y Discriminación Relacionados con el VIH
07 Junio 2021
07 Junio 2021 07 Junio 2021Costa Rica se ha unido a la Alianza Mundial para la Eliminación de Todas las Formas de Estigma y Discriminación Relacionados con el VIH. En un evento paralelo a la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas celebrado el día 7 de junio, la vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, enfatizó el férreo compromiso del país con los derechos humanos y destacó que una respuesta integral y eficaz al VIH debe incluir los derechos humanos de las personas que viven con el VIH.
Costa Rica es el tercer país que ha firmado para unirse, junto a Jamaica y Argentina, a la alianza mundial en América Latina y el Caribe.
El acto paralelo, América Latina y el Caribe rumbo a acabar con el estigma y la discriminación relacionados con el VIH, contó con el gran apoyo de ONUSIDA y fue coorganizado por el coordinador regional de la asociación mundial RedTraSex (la red de trabajadores sexuales para América Latina y el Caribe), la Red mundial de personas que viven con el VIH y los Gobiernos de Jamaica y Costa Rica.
Ya hace cinco años, en la Declaración política de las Naciones Unidas para poner fin al sida de 2016, la epidemia del VIH se reconoció como un desafío para los derechos humanos. Los Estados miembros expresaron su preocupación por el estigma y la discriminación relacionados con el VIH en todo el mundo, así como por los marcos normativos y legales que no hacen sino desalentar e impedir que las personas accedan a los servicios relacionados con el VIH.
La Alianza Mundial para la Eliminación de Todas las Formas de Estigma y Discriminación Relacionados con el VIH se creó en el año 2017. El objetivo de la iniciativa es catalizar y acelerar la implementación de los compromisos suscritos por los Estados miembros de las Naciones Unidas, los organismos de las Naciones Unidas, los donantes bilaterales e internacionales, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades para poner fin al estigma y la discriminación relacionados con el VIH.
Los países ya se han comprometido a acabar con la discriminación en varias convenciones internacionales y han sido más las promesas a nivel regional y nacional. La alianza mundial brinda apoyo a los países para hacer esas promesas realidad a través de políticas, programas y prácticas que fortalecen la salud y los derechos relacionados con el VIH.
Mediante la coordinación regional de RedTraSex, la alianza mundial apoya un diálogo abierto y continuo en las redes regionales de la sociedad civil con el objetivo de fortalecer las plataformas nacionales de coordinación y la representación, siempre centrados en las personas que viven con el VIH, corren el riesgo de contraerlo o están afectadas por el virus.
Quotes
«Entendemos que acabar con el estigma y la discriminación es una parte fundamental para que la sociedad sea consciente de los impactos del VIH. Y también para tener un impulso permanente que nos permita prevenir y tener un acceso igualitario a todos los servicios. Eliminar el estigma y la discriminación significa garantizar los derechos de todas las personas»
«Hoy me siento profundamente conmovida y emocionada. Hace 30 años empecé mi activismo y jamás pensé que llegaría a compartir un panel con estas mujeres que son tan grandes. Lo cierto es que esto también me hace sentir muy orgullosa como feminista. Me llena de satisfacción comenzar mano a mano esta revolución. Debemos ser considerados sujetos de ley y no solo meros objetos de investigación»
«La nueva estrategia mundial contra el sida nos orienta sobre el enfoque que debemos adoptar: nuestra prioridad ha de ser acabar con las desigualdades. Y para eso, necesitamos identificar los factores que están aumentando las desigualdades, entre los que están el estigma y la discriminación»
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Ciencia, VIH y COVID-19: ¿hacia dónde vamos?
08 Junio 2021
08 Junio 2021 08 Junio 2021En un evento paralelo a la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas, que se está celebrando en Nueva York del 8 al 10 de junio y se puede seguir virtualmente, se ha subrayado la importancia de la ciencia tanto para la nueva estrategia como para los objetivos mundiales fijados por ONUSIDA. Asimismo, se ha puesto de manifiesto la enorme relevancia de un entorno científico que avanza y que será determinante para llevar al mundo a 2030, la fecha meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible para poner fin al sida.
En el encuentro Ciencia, VIH y COVID-19: ¿hacia dónde vamos?, Jon Cohen, un periodista científico de renombre, fue el encargado de moderar un debate en el que participaron Anthony Fauci, asesor médico jefe del presidente de los Estados Unidos de América; Loyce Maturu, activista que trabaja para Zvandiri en Zimbabwe; Soumya Swaminathan, científico jefe de la Organización Mundial de la Salud y otros científicos líderes en materia de VIH.
En la complejidad y la naturaleza multidimensional de la respuesta mundial al sida, la ciencia ha sido siempre esa fuerza constante capaz de moldear y adaptar la reacción del mundo. Y precisamente ese papel principal de la ciencia ha quedado claro en la batalla que seguimos librando contra la otra pandemia que nos acecha: la de la COVID-19. Este acto paralelo brindó una oportunidad excelente para hablar de la ciencia y revisar los principales y emergentes temas científicos que influirán en la trayectoria de la pandemia del VIH en el enfoque para 2030.
El Sr. Fauci enfatizó la importancia del compromiso a largo plazo y la inversión en vigilancia y ciencia con el fin de llegar preparados a posibles futuras pandemias. Recalcó que hemos de generar confianza en la ciencia y explicar cómo evoluciona el conocimiento, para lo que debemos recopilar datos fiables capaces de alterar los protocolos ya en marcha de salud clínica y pública. La pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado mucho sobre eficiencia y sobre cómo convertir de forma rápida las nociones científicas en intervenciones eficaces que salven vidas, afirmó. Sin embargo, debemos abordar los grandes desafíos que a día de hoy limitan nuestro impacto mundial: el acceso, el elevado precio de las medidas y las enormes desigualdades sociales. Como conclusión final, se insistió en que tanto la pandemia del VIH como la de la COVID-19 tienen el poder de hacer mucho más fuerte a la comunidad global. Además, en nombre de los Estados Unidos, se comprometió a trabajar para ser un líder mundial y un socio fiable en esos esfuerzos.
Greg Millett celebró la increíble caída en los números de las nuevas infecciones por el VIH en varios lugares como Londres, Dinamarca y Australia, donde la profilaxis previa a la exposición (PPrE) y las pruebas y el tratamiento eficaces están realmente funcionando para los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Destacó la importancia de los recientes avances científicos que han llevado al desarrollo de nuevas tecnologías, como las autopruebas del VIH y las nuevas modalidades de profilaxis previa a la exposición.
Uno de los temas principales fue el de la igualdad. Tanto para la COVID-19 como para el VIH, los participantes recalcaron que debemos asegurarnos de que todas las personas de todos los países del mundo puedan beneficiarse de la ciencia. El público que se pronunció reiteró que esto es aún más importante dada la participación de tantas personas en tantos países como participantes altruistas en la investigación que ha conducido a nuevas y emocionantes herramientas para la prevención del VIH y vacunas contra la COVID-19. Y el Sr. Millet señaló que todos estamos interrelacionados e interconectados. Sin duda, las infecciones por el VIH y otras enfermedades no entienden de fronteras.
Loyce Maturu recordó a todos que los jóvenes desempeñan un papel esencial en la respuesta al VIH. Los jóvenes suelen ser dejados atrás y tratados como usuarios finales de servicios que quedan muy lejos de su estilo de vida. Reconoció que, gracias a la ciencia, ella misma estaba en este acto con nosotros, que seguía ahí, guapa y sana tras haber sufrido de niña distintas enfermedades relacionadas con el sida y después de haber sido testigo de cómo el VIH se llevaba a su madre y su hermano. Los jóvenes deben ocupar una posición central para la ciencia y han de poder llevar sus aportaciones a las mesas en que se establecen las prioridades en investigación.
Quarraisha Abdool Karim y otros instaron a los líderes políticos a no «pasarse la pelota unos a otros» en lo concerniente al VIH. Pidieron no dejar las cosas a medias. Debemos terminar nuestro trabajo, no podemos permitirnos que los enormes retos que se nos van presentando en el camino nos aparten de nuestra misión.
Todos los participantes coincidieron en que los programas para el VIH deben basarse firmemente en pruebas científicas. Además, Wafaa El Sadr señaló que la base de las pruebas no proviene solo de laboratorios biomédicos y grandes ensayos clínicos, sino también de lo que se observa a raíz de la implementación y a través de las ciencias sociales. Los copresidentes de la próxima Conferencia de Ciencias de la Sociedad Internacional del Sida, que se celebrará en julio de 2021, Adeeba Kamarulzaman y Hendrik Streeck, albergaban la esperanza de que la reunión de alto nivel trajera consigo el impulso que hace falta tanta para conseguir ese mayor compromiso con la ciencia. Cabe destacar que la participación en la conferencia para este año será tan elevada como en otras ocasiones, a pesar de las restricciones impuestas por la COVID-19. El Sr. Streeck hizo un llamamiento para lograr reunir a miles de científicos expertos en vacunas contra el VIH y animarlos a aunar esfuerzos, como ya sucediera con el Gran Colisionador de Hadrones e incluso con el Proyecto Manhattan.
La Sra. Swaminathan se mostraba optimista y terminó de esa forma su intervención: con el deseo de que el éxito demostrado de la colaboración científica, gracias al cual se han creado múltiples vacunas contra la COVID-19 de forma veloz, se tradujera en un estímulo para lograr un mayor entusiasmo y mucha más inversión en futuras colaboraciones para acabar no solo con el sida, sino también con otros de los grandes desafíos para la salud pública, como la tuberculosis, la malaria y las enfermedades no transmisibles.
Quotes
«Hemos de asegurarnos de llegar a todos los sectores de nuestras comunidades locales y mundiales, en particular a aquellos más escépticos, desfavorecidos o históricamente explotados»
«Por favor, trabajemos para que los jóvenes y adolescentes sean considerados parte activa de la toma de decisiones y no solo meros usuarios finales. Precisamos un enfoque integral ascendente para garantizar que la investigación y la ciencia estén impulsadas por las comunidades para que sean capaces de satisfacer las necesidades de todo el mundo»


Press Release
El mundo adquiere un nuevo compromiso en su respuesta al sida: acabar con todas las desigualdades a las que se enfrentan las comunidades y las personas afectadas por el VIH, un paso crucial para poner fin al virus de la inmunodeficiencia humana
08 Junio 2021 08 Junio 2021Los líderes mundiales se fijan un nuevo hito en su camino hacia la erradicación del sida, el año 2025. Para entonces, acuerdan reducir el número anual de nuevas infecciones por el VIH a menos de 370 000 y las muertes relacionadas con el sida a 250 000, eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños, acabar con el sida pediátrico y desterrar todas las formas de discriminación relacionada con el VIH. Con ese año en mente, también se comprometieron a facilitar un tratamiento contra el VIH que puede salvar 34 millones de vidas.
NUEVA YORK, 8 de junio de 2021. Durante la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida, que se está celebrando estos días en la ciudad de Nueva York (en los Estados Unidos de América), los Estados miembros de las Naciones Unidas hicieron una declaración política en la que adoptaron una serie de objetivos nuevos y ambiciosos. Si la comunidad internacional logra cumplir sus objetivos, para 2030 se habrán evitado 3,6 millones de nuevas infecciones por el VIH y 1,7 millones de muertes relacionadas con el sida.
Se ha demostrado que existen distintas opciones combinadas para la prevención del VIH que son eficaces y están centradas en las personas. Por eso mismo, en la declaración política se insta a los países a poner dichas posibilidades a disposición del 95 % de las personas que están en riesgo de infección por el VIH en cualquier grupo epidemiológicamente relevante, con independencia de su edad y entorno geográfico. Asimismo, se llama a los países a garantizar que el 95 % de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico, que el 95 % de las personas que conozcan su estado serológico esté en tratamiento para el VIH y que el 95 % de las personas en tratamiento contra el VIH reciba supresión vírica.
«En esta década de acción, si queremos cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, todos los Estados miembros deben comprometerse una vez más a poner fin a la epidemia de sida para 2030», recordó Volkan Bozkir, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
«Si albergamos el deseo de acabar con el sida, hemos de borrar de nuestro mundo las injusticias que se entrecruzan y no hacen sino impulsar las nuevas infecciones por el VIH e impedir que las personas puedan acceder a los servicios», insistió Amina J. Mohammed, secretaria general adjunta de las Naciones Unidas.
En la declaración política se recoge que los grupos de población clave (gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, persona trans y personas en prisión y entornos cerrados) tienen más probabilidades de estar expuestos al VIH y a la violencia, el estigma, la discriminación y las leyes que restringen su movimiento o acceso a los servicios. Los Estados miembros se comprometieron a garantizar que menos del 10 % de los países cuenten con marcos jurídicos y políticos restrictivos que conduzcan a la denegación o limitación del acceso a los servicios para 2025. También se comprometieron a garantizar que, para el año 2025, menos del 10 % de las personas que viven con el VIH, que están en riesgo de contraerlo o que están afectadas por el virus, se enfrenten al estigma y la discriminación, para lo que acordaron conceder más fuerza al concepto de indetectable = intransmisible (las personas que viven con el VIH y que han logrado la supresión vírica no transmiten el VIH).
«Quisiera dar las gracias a los Estados miembros. Han adoptado una declaración política muy ambiciosa cuyo objetivo es que el mundo retome el rumbo para acabar con esta pandemia de sida que lleva 40 años devastando a las comunidades», resaltó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
Visiblemente preocupados por el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes, sobre todo en el África subsahariana, los Estados miembros se comprometieron a reducir el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes y mujeres jóvenes a menos de 50 000 para 2025. Los Estados miembros se comprometieron también a eliminar todas las formas de violencia sexual y de género, incluida la violencia dentro de la pareja, mediante la adopción y aplicación de leyes que abordan las múltiples formas de discriminación y violencia a las que se enfrentan las mujeres que viven con el VIH, que corren el riesgo de padecerlo o que están afectadas por el virus. Igualmente, aseguraron que todos trabajarían duro para lograr que, en 2025, no más del 10 % de las mujeres, las niñas y las personas afectadas por el VIH sufran desigualdades de género y puedan ser víctimas de violencia sexual y de género. Además, se comprometieron a garantizar que todas las mujeres puedan ejercer su derecho a la sexualidad, también en lo concerniente a su salud sexual y reproductiva, sin ser objeto de coerción, discriminación y violencia.
También se instó a los países a utilizar los datos epidemiológicos nacionales para identificar a otras poblaciones prioritarias con mayor riesgo de exposición al VIH, entre las que se incluyen personas con discapacidad, minorías étnicas y raciales, pueblos indígenas, comunidades locales, personas que viven en la pobreza, migrantes, refugiados, personas desplazadas internamente, hombres y mujeres de uniforme y personas en emergencias humanitarias y en situaciones de conflicto y posconflicto. Los países también adquirieron el sólido compromiso de proteger contra otras pandemias, entre ellas la de la COVID-19, al 95 % de las personas que vive con el VIH, están en riesgo de contraerlo o están afectadas por el virus.
«Las marcadas desigualdades que han sacado a la luz las pandemias del VIH y de la COVID-19, ambas coincidentes en el tiempo, son un llamamiento para que el mundo priorice e invierta plenamente en la materialización del derecho humano a la salud para todos sin discriminación alguna», subrayó la Sra. Byanyima.
Los Estados miembros también se comprometieron a aumentar sus aportaciones y financiar totalmente la respuesta al sida. En este sentido, acordaron que, para 2025, habrían invertido 29 000 millones de dólares anuales en los países de rentas bajas y medias. Esto se traduce en invertir al menos 3100 millones de dólares estadounidenses en favor de los facilitadores sociales, incluyéndose aquí la protección de los derechos humanos, la reducción del estigma y la discriminación, y la reforma de la ley. También se comprometieron a incluir la prestación de servicios para el VIH liderados por iguales, entre otros, la contratación social y otros mecanismos de financiación pública.
Con el propósito de ampliar el acceso a las últimas tecnologías para la prevención, la detección, el diagnóstico, el tratamiento y la vacunación de la tuberculosis, los Estados miembros acordaron garantizar que el 90 % de las personas que viven con el VIH reciban tratamiento preventivo para la tuberculosis y esforzarse por reducir las muertes por tuberculosis relacionadas con el sida en un 80 % para 2025. Los países también se comprometieron a garantizar la accesibilidad, disponibilidad y asequibilidad a nivel mundial de medicamentos seguros, eficaces y de calidad garantizada, incluidos los genéricos, las vacunas, las pruebas diagnósticas y otras tecnologías sanitarias para prevenir, detectar y tratar la infección por el VIH, sus coinfecciones y otras comorbilidades, mediante el uso de las flexibilidades existentes en virtud del acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC). En esta misma línea, dieron su palabra de que las disposiciones de los derechos de propiedad intelectual en los acuerdos comerciales no menoscabarán las flexibilidades existentes, tal y como se indica en la Declaración de Doha con relación al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública.
«La respuesta al sida sigue dejando atrás a millones de personas. Hablamos de comunidades LGBTI, trabajadores sexuales, consumidores de drogas, migrantes y prisioneros, adolescentes, jóvenes, mujeres y niños. Todas ellas merecen una vida como cualquier otra, deben disfrutar de los mismos derechos que la mayoría de las personas en esta sala, su dignidad ha de ser igualmente inquebrantable», destacó Yana Panfilova, una mujer que vive con el VIH y es miembro de la Red mundial de personas que viven con el VIH.
En esta reunión de alto nivel participan física y virtualmente los jefes de Estado y de Gobierno, ministros y delegados en Nueva York, personas que viven con el VIH, organizaciones de la sociedad civil, grupos de población clave y comunidades afectadas por el VIH, organizaciones internacionales, científicos e investigadores y el sector privado. ONUSIDA respaldó las consultas regionales y la participación de la sociedad civil en la reunión de alto nivel. Las organizaciones de la sociedad civil hicieron un llamamiento a los Estados miembros para pedirles la adopción de una resolución más sólida.
«Aunque es cierto que como comunidad mundial hemos logrado un progreso significativo, hemos de reconocer que hemos errado en el tiro y que mucha gente sigue pagando un alto precio por nuestro error: son muchos los que a día de hoy continúan perdiendo su vida ¿Por qué no hemos logrado alcanzar nuestro objetivo? La razón es solo una: la desigualdad que nos rodea», sentenció Charlize Theron, fundadora del proyecto Charlize Theron Africa Outreach y mensajera de la paz de las Naciones Unidas.
Los Estados miembros también se comprometieron a apoyar y aprovechar todo lo aprendido por parte del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) durante sus 25 años de andadura en este ámbito. Del mismo modo, prometieron financiar totalmente el programa con el fin de que ONUSIDA pueda seguir liderando la respuesta mundial al sida y apoyando los esfuerzos necesarios para estar preparados para una pandemia y velar por la salud mundial.
En el marco de la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, adoptada consensuadamente el 25 de marzo de 2021 por la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA, y del informe del Secretario General de las Naciones Unidas, Superar las desigualdades y enderezar el rumbo para poner fin al sida para 2030, publicado el 31 de marzo de 2021, ONUSIDA habría acogido con agrado compromisos aún más firmes en materia de educación integral sobre sexualidad, salud y derechos sexuales y reproductivos, y orientación sexual e identidad de género, aceptación no cualificada de opciones de prevención del VIH basadas en pruebas, como la reducción del daño, un llamamiento a la descriminalización de la transmisión del VIH, el trabajo sexual, el consumo de drogas y las leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y una mayor flexibilización de las reglas de propiedad intelectual para el acceso a los medicamentos, las vacunas y las tecnologías que salvan vidas.
En 2020, 27,4 millones de los 37,6 millones de personas que vivían con el VIH estaban en tratamiento, frente a los 7,8 millones de 2010. Se calcula que, gracias a la aparición de un tratamiento asequible y de calidad, se han salvado 16,2 millones de vidas desde 2001. Las muertes relacionadas con el sida han caído en un 43 % desde 2010, hasta llegar a 690 000 en 2020. También se ha avanzado en lo referente a la reducción de nuevas infecciones por el VIH, aun cuando el progreso aquí ha sido notablemente más lento: se ha logrado una reducción del 30 % desde 2010, con 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2020 en comparación con los 2,1 millones de 2010.
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La Reunión de Alto Nivel sobre el Sida, el momento de escuchar la voz de la sociedad civil
04 Junio 2021
04 Junio 2021 04 Junio 2021En la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas, que se celebrará del 8 al 10 de junio, los Estados miembros adoptarán una nueva declaración política con el fin de que la respuesta al VIH vuelva a situarse en la senda adecuada para alcanzar los objetivos en materia de sida. Tras los desiguales progresos alcanzados en la respuesta al VIH desde que en 2016 tuviera lugar la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas para Poner Fin al Sida, la reunión de alto nivel de este año será el trampolín que nos permita entrar en una década de acción para conseguir reducir las desigualdades y eliminar todos aquellos factores sociales que no hacen sino alimentar la epidemia del VIH.
Con el objeto de conocer mejor las aspiraciones y esperanzas de la sociedad civil de cara a la reunión de alto nivel y la declaración política, ONUSIDA ha hablado con dos representantes de la sociedad civil quienes, ellos mismos, viven con el VIH. Jacqueline Rocha Côrtes (JRC) pertenece al Movimiento nacional de mujeres que viven con el VIH/sida (MNCP/Brasil), el Movimiento latinoamericano y caribeño de mujeres seropositivas (MLCM+) y el Instituto nacional de mujeres reasignadas (INAMUR/Brasil). Andrew Spieldenner (AS) es el director ejecutivo de Mpact. Los dos ya participaron en la redacción de la declaración de la sociedad civil para la reunión de alto nivel de 2021, en la que las organizaciones de la sociedad civil instan a los Estados miembros a concentrar los esfuerzos y recursos donde más se necesitan y a adoptar una declaración política que reconozca explícitamente quién corre más riesgos de contraer el VIH y admita por qué es así, y mediante la que se comprometan a financiar y apoyar plenamente las respuestas eficaces al VIH, y a responsabilizar a los Estados miembros de sus acciones.
¿Cuál es el propósito de la declaración de la sociedad civil que ustedes publicaron antes de la reunión de alto nivel?
JRC: Nuestra declaración de la sociedad civil persigue varios fines. En primer lugar, reunir las principales aportaciones de la sociedad civil de todo el mundo con relación a lo que se espera que se incluya en la declaración política sobre el sida de 2021. En segundo lugar, la declaración de la sociedad civil es una herramienta tanto para movilizar los esfuerzos de la comunidad a nivel local y regional, como para armonizar y dar fuerza a nuestras respectivas posiciones con el fin de construir una posición comunitaria más fuerte, para que en todo el mundo se escuchen nuestras peticiones.
AS: La declaración de la sociedad civil previa a la reunión de alto nivel es una declaración clara de los valores, las preocupaciones y las necesidades de todas nuestras comunidades. Mientras que los Estados miembros parecen seguir más preocupados por la política, la sociedad civil sigue prestando cada vez más atención y situando en el centro a las personas más afectadas por el VIH, quienes pertenecen a esas mismas poblaciones que son más marginadas por las leyes y políticas punitivas de los Gobiernos. Como sociedad civil, queremos asegurarnos de que los Estados miembros entiendan nuestra posición, con la esperanza de que apoyen nuestro trabajo y a las comunidades en el desarrollo de la declaración política.
¿Cuáles son las principales peticiones de la sociedad civil a los Estados miembros?
JRC: Desde mi punto de vista, lo que principalmente se hace es demostrar y recordar a los Estados miembros lo fuertes que somos y nuestra enorme capacidad para movilizar y guiar en lo que se necesita para poner fin al sida. Es una oportunidad para alzar la voz y decir que nosotros, las comunidades, estamos vivas y atentas, aún más en momentos como este, en los que la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto tan negativo en la respuesta al sida. También es una llamada a organizaciones internacionales y multilaterales.
AS: Necesitamos que los Estados miembros reconozcan el impacto desproporcionado del VIH en los trabajadores sexuales, las personas que consumen drogas, las personas trans, los gais y los hombres bisexuales. Deben darse cuenta de que tienen que priorizar las necesidades de los grupos de población clave en la respuesta al VIH. Queremos que los Estados miembros apoyen la realización de las intervenciones necesarias para el VIH, como la educación integral sobre sexualidad, la reducción del daño en todas sus formas y la prevención y el tratamiento del VIH. No cesaremos hasta que los Estados miembros velen por los derechos y la salud en materia sexual y reproductiva. Queremos que los Estados miembros sean flexibles con los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) con las tecnologías del VIH. Asimismo, necesitamos que financien totalmente la respuesta al VIH.
¿Cuáles son las expectativas de las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil de cara a la próxima reunión de alto nivel y la nueva declaración política?
JRC: En la declaración política, esperamos ver un estándar mínimo de lenguaje amplio y progresivo que incluya a todo el mundo, para dejar claro que, cuando nos referimos a la respuesta al sida, hablamos de los derechos humanos, la flexibilidad de los acuerdos comerciales, la financiación de la respuesta al sida, las respuestas lideradas por la comunidad, y la reducción y eliminación de la violencia de género. Deseamos que la declaración política incluya compromisos firmes para cumplir los muchos objetivos aún sin alcanzar que se establecieron en la declaración política de 2016 y en otras declaraciones políticas. También querríamos que se trabajara para hacer realidad lo que más recientemente se estableció como prioritario en la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026 de ONUSIDA, que fue acordada por muchos países y a través de la cual se hace un llamamiento para eliminar las desigualdades, de modo que se pueda poner fin al sida para 2030.
También esperamos que el lenguaje técnico correcto desde el punto de vista político no sirva como velo para cubrir intereses particulares, de manera que acaben dejándose a un lado cuestiones como la diversidad sexual y humana, la salud sexual y los derechos reproductivos, y la reducción y eliminación gradual de las leyes punitivas que estigmatizan aún más a las personas y castigan a los ciudadanos, quienes a menudo son encarcelados o asesinados simplemente por ser quienes son.
AS: Como sociedad civil y comunidades, esperamos que los Estados miembros apoyen la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026. Sabemos que algunos Estados miembros estarán en contra del lenguaje que describe a los grupos de población clave, así como puede que tampoco estén de acuerdo con las intervenciones clave contra el VIH, incluidas la reducción del daño, la educación integral sobre sexualidad y las flexibilidades de los ADPIC. Ojalá que los Estados miembros se comprometan a aceptar apoyar todo aquello que sabemos que es tan necesario para seguir avanzando en la respuesta al VIH.
Algunos Estados miembros siguen siendo reticentes a avanzar en la agenda en lo que respecta a los grupos de población clave, el consumo de drogas y la criminalización del trabajo sexual. ¿Qué mensaje querría transmitirles?
JRC: Les diría que, les guste o no, la humanidad nunca será lineal, que es lo que persiguen algunos de sus proyectos políticos, económicos e incluso sociales, los cuales intentan dictar el curso de las vidas humanas, sobre las que las autoridades no tienen ninguna gobernabilidad ni derechos. De la misma manera que los Estados miembros de las Naciones Unidas recurren a la soberanía nacional para adoptar o no ciertas medidas, la gente tiene una autonomía inalienable para decidir qué es lo mejor para sus vidas y cómo quiere vivir.
Es imprescindible que los Estados miembros reconozcan la existencia y los derechos de los grupos de población clave.
Como mujer transexual reasignada que lleva 27 años viviendo con el VIH, no puedo evitar insistir en que, si queremos acabar con las desigualdades, tendremos que aceptar y cuidar la diversidad humana.
AS: Tras casi 40 años de VIH, la carga desproporcionada del virus sigue recayendo sobre los grupos de población clave, incluidas las personas que consumen drogas, los trabajadores sexuales, los gais, los hombres bisexuales y las personas trans. Nunca podremos poner fin a la epidemia del VIH si no situamos en el centro las necesidades de los grupos de población clave, incluyéndose aquí la mayor implicación de las personas que viven con el VIH. Si los Estados miembros siguen ignorando nuestras necesidades, marginando a nuestras comunidades y legislando contra nosotros, la epidemia del VIH continuará avanzando, sin importar en absoluto los logros tecnológicos para responder al sida.
Una vez adoptada la declaración política, ¿cuál será el papel de la sociedad civil para hacerla realidad sobre el terreno?
JRC: Nosotros haremos lo que siempre hemos hecho: seguiremos reivindicando y tratando de influir en la política. Supervisaremos y movilizaremos, lucharemos, llevaremos a cabo el trabajo liderado por la comunidad y proporcionaremos respuestas a la comunidad, construiremos y actuaremos con solidaridad, respetaremos la dinámica interna de los diversos sectores, incluidos los Gobiernos, pero seguiremos defendiendo nuestros derechos y exigiendo que las autoridades gubernamentales hagan su trabajo y cumplan con sus compromisos y deberes.
Y contamos con ONUSIDA, uno de nuestros socios más valiosos, y con otros organismos de las Naciones Unidas.
AS: Las redes mundiales de grupos de población clave llevan tiempo defendiendo los mecanismos de rendición de cuentas y respuestas liderados por la comunidad. Gracias a la financiación multilateral y filantrópica, podremos seguir apoyando los esfuerzos de todas las personas tanto local como regionalmente. Desgraciadamente, el espacio y la financiación concedidos a la sociedad civil se han reducido tanto, que estamos ante un gran reto. Necesitamos un apoyo multilateral y filantrópico para continuar llevando a cabo nuestra labor.