Las múltiples facetas de una trabajadora del espectáculo de Camboya
Sopheap empezó como trabajadora del espectáculo en Pnom Penh (Camboya) para salir de la pobreza, hacía que muchas veces se fuera a dormir con hambre. A pesar de que ahora gana lo suficiente para mantener a su familia, acoge con satisfacción esta nueva normativa elaborada por el Ministerio de Trabajo y Formación Profesional de Camboya. En ella se establece que los trabajadores del espectáculo tienen los mismos derechos que el resto de trabajadores. La normativa protege a los trabajadores del espectáculo de la violencia, el acoso sexual, muchas horas de trabajo y salarios bajos, trabajos forzados, incluyendo el consumo obligado de alcohol.
Sopheap gana 120 dólares estadounidenses mensuales como trabajadora del espectáculo. Es mucho más de lo que ganaba vendiendo verduras en su ciudad natal. Dice que ahora puede mantener no solo a sus hijos, sino también a su madre incluso de vez encuando a sus hermanos, mientras que antes luchaban por llegar a fin de mes. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap compra pescado para la cena familiar en el mercado local. Compra por la mañana después de dormir solamente unas horas. Sopheap vuelve del trabajo sobre las 2.00 horas. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
A Sopheap le gusta jugar con sus hijos por la mañana. Como otras madres que trabajan en el turno de noche, disfruta por el día de buenos ratos con sus hijos. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap también trabaja como agente de extensión inter pares y comparte información relacionada con la prevención y el tratamiento del VIH con otros trabajadores del espectáculo. El programa de formación para inspectores de trabajo que harán cumplir la nueva normativa no solo incluye aspectos relacionados con los derechos y la seguridad laborales, sino también aquellos que tienen que ver con la prevención del VIH y la reducción del estigma y la discriminación hacia los trabajadores del espectáculo que viven con el VIH. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Gracias a su participación en programas del VIH, los trabajadores del espectáculo han aprendido no solo a prevenir y atenuar el efecto del VIH, sino también a reclamar sus derechos sexuales y reproductivos, así como, más recientemente, sus derechos laborales. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap recupera las horas de sueño perdido or la tarde, durante la siesta de sus hijos. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap empieza a prepararse para ir al trabajo hacia las 17.00 horas. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sus hijos le dan un beso antes de ir a trabajar. Su abuela les cuida mientras Soapheap trabaja en el turno de noche. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap trabaja en una cervecería de Phnom Penh. Cuando se trasladó a la capital de Camboya, hace ya siete años, empezó a trabajar en un restaurante. Dice que su jefe actual es comprensivo y que le permite cogerse la baja por enfermedad cuando lo necesita. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
Sopheap disfruta con otras trabajadoras del espectáculo de un poco de tiempo libre antes de empezar a trabajar. Dice que a veces puede ser estresante cuando hay muchos clientes y tiene que entretenerles sin descanso alguno. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
A Sopheap le gusta cantar, por lo que suele entretener a los clientes cantando en el karaoke. Fotografía: ONUSIDA/OIT/Peter Caton
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