Los planes de protección social reducen las desigualdades de género y de ingresos y la exclusión social, que son factores que incrementan el riesgo de infección por el VIH. También facilitan a las personas el acceso a los servicios para el VIH y otros servicios sanitarios, y pueden amortiguar el impacto del VIH sobre las unidades familiares y sobre los individuos. La protección social disminuye el riesgo de infección por el VIH, incrementa el cumplimiento del tratamiento del VIH y de la tuberculosis y fomenta la resiliencia.

El trabajo de ONUSIDA en la protección social se centra en:

  1. La reivindicación, junto con los Gobiernos y otras instituciones, de que se difunda y se aumente la sensibilización con el VIH de los programas de protección social.
  2. El apoyo a la recopilación y la aplicación de pruebas e información estratégica sobre el VIH y la protección social en aras de alcanzar los Objetivos de Acción acelerada.
  3. El seguimiento de los avances en la consecución de los compromisos de Acción acelerada, especialmente el compromiso de protección social, cuyo objetivo es fortalecer los sistemas de protección social y de los niños para garantizar que para 2020 el 75% de las personas que viven con el VIH, se encuentran en riesgo de infección, o están afectados por el mismo, se beneficien de una protección social sensible al VIH.
  4. La coordinación y el asesoramiento a los colaboradores que trabajan en la protección social para un compromiso coherente en la respuesta al sida.

La protección social va más allá de las transferencias de efectivo o de recursos sociales, como la comida o los cupones. Abarca el apoyo económico, los seguros sanitarios sociales, la asistencia laboral y social para reducir la pobreza, la desigualdad, las exclusiones y las barreras para acceder a los servicios sociales y médicos. 

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