Reportaje
Las organizaciones locales de la comunidad africana de Bruselas llaman la atención sobre los niños huérfanos a causa del sida en el mundo
09 de mayo de 2011
09 mayo 201109 mayo 2011El 5 de mayo, la Oficina de Cooperación Externa de la Comisión Europea proporcionó una plataforma a los representantes de organizaciones autosuficientes para personas afectadas por el VIH pertenecientes a la comunidad de inmigrantes africanos en Bruselas, para que hiciesen una presentación sobre la situación de los niños huérfanos a causa del sida y otros niños vulnerables.
Organizada por las organizaciones comunitarias en colaboración con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) y la Comisión Europea, la sesión reunió a funcionarios de instituciones de la Unión Europea (UE), representaciones permanentes de los Estados miembros de la UE, la sociedad civil y partes interesadas de la UE.
Durante su intervención en la conferencia que organizó la Comisión Europea, Loraine Mukazi, huérfana a causa del sida, habló en nombre de los millones de personas que no tienen voz y afirmó que “ser un huérfano del sida significa convertirse en adulto de la noche a la mañana, ser el padre de sus propios padres, ser el cabeza de familia”. Añadió que “perder a un progenitor es de por sí difícil, perderlo a causa del sida es aún peor, porque uno tiene que hacer frente al rechazo, al estigma y a innumerables cuestiones”.
Perder a un progenitor es de por sí difícil, perderlo a causa del sida es aún peor, porque uno tiene que hacer frente al rechazo, al estigma y a innumerables cuestiones.
Loraine Mukazi, huérfana a causa del sida
A pesar de que cada vez menos personas se infectan con el VIH y menos mueren a causa del sida, la epidemia sigue dejando un número creciente de huérfanos. Según ONUSIDA, existen 16,6 millones de niños en el mundo que han perdido uno o ambos progenitores debido a enfermedades vinculadas con el sida, de los cuales casi 15 millones viven en el África subsahariana.
Además del trauma que supone perder a un progenitor, los huérfanos son con frecuencia víctimas de la discriminación y tienen menos probabilidades de recibir asistencia sanitaria, educación y otros servicios necesarios. En los hogares afectados por el VIH que carecen de protección social o apoyo de la comunidad, el consumo de alimentos puede llegar a disminuir en un 40%, lo que supone para los niños el riesgo de sufrir hambre, desnutrición y retraso en el crecimiento. Empobrecidos y sin apoyo para educarse y protegerse a sí mismos, los huérfanos y niños vulnerables corren un mayor riesgo de contraer el VIH.
Uno de los objetivos de ONUSIDA, que se detalla en su estrategia de 2011-2015, es asegurar que todos los hogares afectados por el VIH, incluidos los huérfanos y los niños vulnerables, queden contemplados en todas las estrategias nacionales de protección social y que estos tengan acceso a los servicios esenciales de atención y apoyo.
Los programas de protección social pueden mejorar de manera efectiva la salud, la nutrición y el nivel educativo de los niños y reducir el riesgo de abuso y explotación, lo que a su vez derivaría en beneficios a largo plazo en materia de desarrollo. Los expertos coinciden en que la protección social dirigida a la infancia debe centrarse en aspectos de bienestar que incluyan una prestación nutricional maternoinfantil adecuada; el acceso a servicios básicos de calidad para los más pobres y los más marginados; el apoyo a las familias y a los cuidadores; la consideración de la desigualdad de género; la prevención de la discriminación y el maltrato infantil dentro y fuera del hogar; la reducción del trabajo infantil; la mejora del acceso al empleo o la producción de ingresos para los cuidadores; y la preparación de los adolescentes para que puedan independizarse, teniendo en cuenta su papel como trabajadores y padres en la actualidad y en el futuro.
Henning Mikkelsen, representante de ONUSIDA en la Unión Europea, expresó su esperanza en que la próxima reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el sida conducirá a una mejor protección social para las familias afectadas por el sida, y romperá el círculo vicioso en que se encuentran los huérfanos y otros niños, que los vuelve sumamente vulnerables al VIH.