Reportaje

SolidariTree se origina en la solidaridad

20 de julio de 2016

Cintas de papel rojo con inscripciones cuelgan como si fueran las hojas de un baobab de papel maché. Michelle Vogelzang sonríe junto a su creación en el centro de la Aldea Global en la 21ª Conferencia Internacional sobre el Sida celebrada en Durban, Sudáfrica. Su AIDS SolidariTree ha viajado mucho.

Esta escultura de 11 piezas, construida con un núcleo de espuma densa, como la empleada para fabricar tablas de surf, está recubierta de papel a manos de niños de Lesoto para darle un aspecto de corteza de árbol. Los escolares pintaron el árbol en Pretoria, Sudáfrica, y escribieron palabras de solidaridad en los 11 idiomas oficiales de los dos países.

Unidad, acabar con la discriminación y ubuntu son los mensajes que se van enroscando a las ramas en letras multicolores.

En palabras de Michelle Vogelzang, «SolidariTree es una declaración visual diseñada por jóvenes como una forma de comunicar cómo acabar con el estigma del VIH y a la que cualquiera pueda sumar su voz».

Michelle Vogelzang nació en Durban, pero ahora trabaja en Lesoto. Declaró que la idea de la escultura de lazos interactiva le surgió porque, en su opinión, el VIH no mata, lo hace la discriminación.

«No hay ninguna razón para no poder acabar con esta epidemia porque contamos con el tratamiento y los centros de atención sanitaria, pero si existe el estigma, no conseguiremos que la gente se haga las pruebas, reciba tratamiento o ni siquiera admitan su estado ante otros», dice mientras los que pasan se quedan mirando las hojas de lazo.

El día de la inauguración SolidariTree tenía 500 “hojas”, mensajes de lazo rojo de niños que no podían asistir a la conferencia.

Albertina Nyatsi cogió una de las tiras de papel que se encontraban en la mesa. Sin dudarlo, escribió algo rápidamente y grapó la cinta formando un lazo y lo clavó a la escultura.

«Fui una de las primeras mujeres de Suazilandia en mostrar el aspecto del VIH, por lo que quiero asegurarme de que mi mensaje llegue a todo el mundo y poner fin a la discriminación», dijo. «Estoy aquí porque en 1997 tuve tuberculosis, me hicieron la prueba y resultó que era seropositiva».

El árbol ha crecido y ahora cuenta con más de 4000 lazos que cuelgan de él. El proyecto, financiado completamente por crowfunding, ha costado en torno a 4000 dólares.

Michelle Vogelzang explica que, «La mayoría de las contribuciones provinieron de Estados Unidos y Canadá. De alguna forma, todas estas personas que han apoyado la exhibición de arte se encuentran presentes en Sudáfrica con el árbol». Una verdadera exhibición de solidaridad.

Michelle Vogelzang espera que su árbol eche raíces más allá de la conferencia y que viva para inspirar a los niños, adolescentes y adultos por igual.

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