Reportaje
Las organizaciones confesionales colaboran para poner fin al sida y la tuberculosis entre los niños y adolescentes
28 de septiembre de 2018
28 septiembre 201828 septiembre 2018Las organizaciones confesionales llevan mucho tiempo desempeñado un papel fundamental en la respu
Las organizaciones confesionales llevan mucho tiempo desempeñado un papel fundamental en la respuesta a la tuberculosis. Basándose en décadas de trabajo en relación a la tuberculosis, muchos proveedores confesionales de servicios sanitarios han implementado respuestas eficaces a la tuberculosis y el VIH. A día de hoy, las organizaciones confesionales prestan servicios para la tuberculosis y el VIH efectivos y de alta calidad que complementan los programas sanitarios públicos de los países más afectados por ambas enfermedades.
Las respuestas a la tuberculosis y el VIH que alcanzan el éxito son aquellas que, además de los biosanitarios, abordan los determinantes sociales que favorecen su proliferación, como la pobreza, la desigualdad, las situaciones de crisis y conflicto, la violación de los derechos humanos y la criminalización. Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a la infección y los efectos de la tuberculosis y el VIH en sus familias. La confianza de que gozan las organizaciones confesionales en el núcleo de las comunidades les han permitido proporcionar servicios y asistencia con una cobertura fuera del alcance de muchos sistemas sanitarios públicos.
Para brindar la oportunidad de fortalecer aún más las relaciones existentes y posibilitar nuevas colaboraciones, el Consejo Mundial de Iglesias-Alianza Ecuménica de Acción Mundial, en colaboración con ONUSIDA, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) y el Grupo de Trabajo entre Organismos de las Naciones Unidas sobre Religión y Desarrollo llevaron a cabo un desayuno de oración interconfesional que se celebró en Nueva York (Estados Unidos) el 27 de septiembre, dentro de los actos paralelos a la 73ª Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los ponentes inaugurales y las mesas redondas se centraron en los resultados de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Tuberculosis que tuvo lugar el 26 de septiembre, y examinaron cómo puede respaldar las nuevas declaraciones suscritas por los Estados miembros durante la histórica reunión de alto nivel la extensa experiencia de las organizaciones confesionales en la respuesta a la tuberculosis y el VIH.
Entre los participantes se incluían líderes religiosos y proveedores de servicios sanitarios de diferentes confesiones. Algunos supervivientes a la tuberculosis multirresistente aportaron un elocuente toque de realidad y de urgencia a la conversación. Los participantes renovaron su llamamiento a los gobiernos nacionales para que no solo mantengan, sino que incrementen su apoyo para poner fin al sida y la tuberculosis como amenazas para la salud pública para 2030.
Citas
“Debemos agradecer que, cuando las cosas no van bien, los activistas nos llamen y nos pidan cuentas. Después de esta semana, me marcho sintiéndome agradecida de saber que cuando la comunidad religiosa y los gobiernos y donantes trabajan en equipo, podemos alcanzar nuestras metas. Hacéis que nos sintamos orgullosos”.
“Nos necesitamos los unos a los otros. Líderes religiosos, os rogamos que nos ayudéis a acabar con el estigma y la discriminación. Es inaceptable que 660 niños mueran cada día de tuberculosis. El 90% de los niños que fallecen en todo el mundo a causa de la tuberculosis no recibieron tratamiento, y tan solo el 50% de los niños que viven con el VIH está recibiéndolo. Lo más importante es que trabajemos juntos con compasión, amor, generosidad, empatía y bondad. Si lo hacemos, podremos cambiar el rumbo de las epidemias de VIH y tuberculosis”.
“Para muchos de nosotros este es un asunto muy real, y también personal. El abuelo de mi marido murió de tuberculosis cuando su padre era joven. Esperamos que este desayuno fortalezca los viejos lazos que nos unen y cree otros nuevos para luchar contra la tuberculosis y el VIH mediante acciones concretas que lleven a todos la esperanza y la vida”.
“Pude ver en los rayos X un gran agujero en medio de mi pulmón, y pensé '¿por qué tengo yo que tener tuberculosis multirresistente?' Había dedicado mi vida a cuidar a los demás. Más tarde, tuve la suerte de participar en el estudio clínico del primer fármaco para la tuberculosis que se desarrollaba en 40 años. Me salvó la vida. Ahora puedo seguir hablando y sensibilizando para que otras muchas personas también vivan”.
“Sin la comunidad religiosa, nuestra respuesta a la tuberculosis y el sida no habría sido y no podrá ser la que se está desarrollando hoy en día, y ahora hay cinco acciones cruciales que debemos emprender juntos. Educar, sensibilizar y luchar contra el estigma. Seguir luchando por una asistencia centrada en el paciente. Dar voz a quienes no la tienen, especialmente a los niños. Reclamar recursos para poner fin a la tuberculosis y el VIH. Seguir presionando para que todos participen en el debate.