Reportaje

Simplemente soy una adolescente normal que vive con el VIH

29 de julio de 2019

Aziwe tiene 19 años y vive con su madre, Phatiswa, en un poblado informal llamado Umlazi, cerca de Durban, en Sudáfrica. Ambas mujeres viven con el VIH y las dos están llenas de energía, amor, esperanza y optimismo respecto al futuro.

Aziwe no supo que era seropositiva hasta que cumplió casi 14 años. Ya llevaba cinco años en tratamiento, pero su madre había decidido no contarle que era seropositiva, incluso mientras se aseguraba de que su hija estuviese sana tomando su medicación a diario.

Cuando el médico le preguntó a ella directamente si quería saber por qué tenía que tomar medicinas de manera tan regular, Aziwe no lo dudó.  Había crecido y sentía curiosidad. En el momento en que el médico le dijo que vivía con el VIH, Aziwe se derrumbó, y  su madre, también.   

Ahora, cinco años después, Aziwe es una adolescente feliz y segura que se expresa perfectamente al explicarle su historia familiar a Gunilla Carlsson, Directora ejecutiva adjunta de ONUSIDA,  antes del lanzamiento del Informe mundial de ONUSIDA sobre el estado de la epidemia de sida .

Phatiswa vivía en Cabo del Este en 1999 pero, como muchas mujeres, se marchó para ganarse la vida como trabajadora doméstica en Durban. Es buena en su trabajo y lleva 19 años trabajando para la misma familia.

Al principio sus hijos tuvieron que quedarse en Cabo del Este, pero Aziwe era una niña muy enfermiza y unos años más tarde se fue a vivir con su madre. En 2009 se puso muy enferma, fue rápido al hospital y tuvo que permanecer ingresada dos semanas. Fue allí donde le hicieron las pruebas del VIH y descubrieron que el resultado era positivo. Phatiswa también dio positivo en las pruebas del virus.

Hoy las dos mujeres siguen su tratamiento y animan a otros de su comunidad a apoyar a los grupos para que sigan tomando sus medicinas y estén bien. Aziwe también planta cara al estigma y la discriminación que todavía rodean al VIH y ha hablado sobre lo que supone vivir con el VIH en un grupo de la iglesia. Para ella, aún hay mucha ignorancia con relación al virus y eso es algo que la entristece. Sin embargo, Phatiswa y ella se apoyan la una a la otra.

«Hay días en los que solo quiero llorar, pero entonces ella me habla como una madre. Cuento con una gran familia y grandes amigos que siempre están cuando los necesito».        

Aziwe explica que ella valora tanto la vida porque ha perdido a muchos seres queridos debido al sida.

«Quiero vivir porque hay tantas cosas que quiero conseguir en vida, tanto para mi madre como para mí».

Como mucha gente joven, quiere viajar y sueña con ser presentadora de televisión. En el futuro desea formar su propia familia.

«Simplemente soy una adolescente normal que vive con el VIH», señala.