Actualidad

Muchos presos carecen de servicios básicos para el VIH

28 de octubre de 2019

Los factores ambientales, sociales, culturales, biológicos y de derechos humanos en las cárceles aumentan considerablemente el riesgo de contraer tuberculosis y VIH.

Los comportamiento de riesgo, como compartir agujas y jeringas usadas, sexo sin protección, violencia sexual y falta de acceso a servicios integrales de prevención y reducción de daño, exponen a los reclusos a un mayor riesgo de contraer el VIH y otras infecciones. A nivel mundial, la prevalencia del VIH entre las personas en prisión es mucho más alta que entre la población general, ya que la probabilidad de vivir con el VIH es cinco veces mayor en personas encarceladas que en el resto de adultos. Los grupos de población clave, como las personas que se inyectan drogas, los trabajadores sexuales y, en algunos países, las personas transgénero, los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, tienden a estar sobrerrepresentados entre las poblaciones encarceladas.

A pesar de la relativa facilidad para llegar a las personas dentro de las cárceles, en muchos países no se brindan servicios para el VIH a los reclusos.  En los informes nacionales presentados a ONUSIDA durante los tres últimos años se observa que muy pocos países aportaron datos sobre el suministro de preservativos (32 países), la terapia de sustitución de opioides (24 países) y el equipo de inyección estéril (tres países) en las cárceles, pero 74 países presentaron datos sobre la cobertura de la terapia antirretrovírica y 83 países notificaron que realizaron pruebas del VIH en sus prisiones.