Reportaje

El inquebrantable apoyo a las personas que se inyectan drogas en las calles de Glasglow

18 de septiembre de 2019

En Escocia, Reino Unido, la amplia disponibilidad de los programas de prevención del VIH y reducción del daño, así como la expansión del tratamiento antirretroviral, han resultado efectivos a la hora de controlar la propagación del VIH desde la década de los 80. Sin embargo, en 2015 se detectó un preocupante brote de VIH entre las personas consumidoras de drogas inyectables en Glasgow, y el número de nuevos casos de VIH se ha triplicado en solo tres años.

ONUSIDA habló con Ruth McKenna, de Waverley Care, la organización benéfica más importante de Escocia en lo referente al cuidado de la salud sexual y la atención al VIH y a la hepatitis C, y fue ella quien explicó parte del trabajo que su institución realiza para responder al brote.

«Glasgow cuenta con un programa de intercambio de agujas y jeringas, por lo que, al comienzo, no sabíamos con certeza por qué estaban subiendo los números», comenta la Sra. McKenna. «Sin embargo, de acuerdo con las últimas publicaciones, dicho aumento va asociado al porcentaje de personas sin hogar, al volumen de personas encarceladas y a un importante cambio hacia la inyección de cocaína que se ha producido en Glasgow. El efecto de la cocaína no dura mucho, lo que hace que los usuarios de drogas se inyecten más a menudo. El emplear más agujas eleva también el riesgo de que se compartan y de que, en consecuencia, las personas contraigan el VIH».

Waverley Care coordina un equipo de apoyo en la calle que empezó a trabajar en diciembre de 2018, tras recibir un dinero especial, aunque provisional, procedente del National Lottery Community Fund.  El equipo de calle recorre en parejas de arriba abajo el sistema de cuadrícula que siguen las calles de Glasgow para comprobar el estado de las personas que están mendigando, ofrecerles servicios sanitarios, prestarles apoyo, regalarles un rato de conversación agradable y mostrarles que son escuchadas.

La Sra. McKenna insiste en que la pobreza y el trauma subyacen a veces al motivo por el que las personas comienzan a consumir drogas y se quedan sin techo. Muchas de las personas que habitan las calles cuentan haber experimentado un trauma, a menudo en los primeros años de su infancia. Según ella, muchas personas comparten historias similares: fueron criadas por las autoridades locales; fueron víctimas de abuso físico, sexual y emocional, y soportaron atrocidades y periodos en prisión. Las drogas no son entonces sino una forma de enfrentarse al trauma y huir de él, al menos por un tiempo.

Asimismo, en Glasgow hay aún un gran desconocimiento en cuanto al VIH. Mucha de la gente a la que Waverley Care se encuentra por la calle no sabe que las personas que siguen un tratamiento para el VIH y que ya han suprimido su carga viral no pueden transmitir el virus. Se observa que la gente está mucho más informada de la hepatitis C, puesto que tiene una prevalencia mayor entre las personas que se inyectan drogas.

Antes de ponerse en marcha, los dos miembros de la pareja para el apoyo en la calle han de asegurarse de que llevan sus mochilas, las cuales están equipadas con las herramientas que necesitan para su día de trabajo: papel de aluminio, equipo de inyección estéril, ácido cítrico para limpiar la piel, preservativos, compresas sanitarias, naloxona (para la prevención de sobredosis) y kits de pruebas del VIH.

«Son más de 500 las personas que se inyectan drogas en lugares públicos de Glasgow», recalca la Sr. McKenna. «Cuando consideramos que podría haber riesgo de infección por VIH, les ofrecemos una prueba. Los 10-15 minutos que tenemos que esperar para conocer el resultado los aprovechamos para hablar, para contarles que las mejoras logradas en cuanto al tratamiento han hecho que el VIH no sea la sentencia de muerte que la gente a menudo considera que es».

El equipo lleva a cabo una media de tres pruebas a la semana y desde enero de 2019 ha prestado su apoyo a 17 personas que viven con el VIH en la ciudad. Han realizado 28 derivaciones al especialista aunque, por desgracia, ni todo el mundo está se puede contactar ni muchos quieren recibir apoyo.

En Reino Unido el tratamiento para el VIH es gratuito a través del Servicio Nacional de Salud y el equipo de Waverley Care trabaja codo con codo con las enfermeras del Servicio Nacional de Salud con el objeto de garantizar que se realicen las derivaciones necesarias y que la gente se adhiera al tratamiento y mantenga una actitud comprometida.

«Estamos siempre aquí, disponibles, para caminar junto a todo aquel afectado por el VIH o la hepatitis C», recuerda la Sra. McKenna. «Quizá este mes no quieran nuestra ayuda, pero el próximo podría ser distinto.  Nunca jamás abandonaremos a la gente».

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