Reportaje

Las destrezas y el saber locales ayudan a las organizaciones senegalesas lideradas por la comunidad

18 de junio de 2020

Mascarillas faciales, desinfectantes y jabón. Paquetes de alimentos y dinero para pagar el alquiler. Información para saber cómo protegerte y proteger a tus seres queridos del virus. Y un largo etcétera.

Cuesta cubrir todas las necesidades que están surgiendo durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, las comunidades se están organizando y están siendo capaces de prestar servicios y proporcionar los bienes más básicos a las personas más faltas de recursos. Las comunidades que ya tuvieron que responder a otras epidemias están volcando las lecciones aprendidas antaño en la lucha para vencer a la COVID-19. 

«Las organizaciones lideradas por, y dirigidas a, las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave están dirigiendo la puesta en marcha de todos aquellos programas que con urgencia se precisan para plantarle cara a la COVID-19 y proteger la salud y el bienestar de las comunidades», explicó Demba Kone, director nacional de ONUSIDA para Senegal.

Al igual que en muchos otros países de todo el mundo, en Senegal hay escasez de mascarillas y otros equipos de protección individual. Por ello, la organización no gubernamental Enda Santé dio con una solución rápida y eficiente: recurrir a los muchos sastres y costureras locales, quienes están totalmente preparados y tienen acceso al suministro de tejidos. Los profesionales de la costura respondieron a la llamada de «ven a trabajar con nosotros» y fabricaron miles de mascarillas de gran calidad en un tiempo récord y a muy bajo coste. Además, esta producción local significó que el dinero permaneció en la economía local, la cual se había visto extremadamente afectada por la pandemia.

Enda Santé también ha comenzado a negociar con los donantes que financian los programas para el VIH. Los fondos que se habían destinado a actividades relacionadas con el VIH que no se pudieron llevar a cabo debido a la situación se han reasignado para apoyar otras actividades referentes a la COVID-19 en las comunidades más afectadas.

El situar los recursos adecuados en el lugar adecuado resulta crucial para responder a los brotes, los cuales están viajando a gran velocidad de una comunidad a otra.  Por ese motivo, Enda Santé se propuso trabajar para identificar a aquellas comunidades más vulnerables y con mayores necesidades.

A partir de las estadísticas proporcionadas por el Gobierno y de su propio saber en cuanto a la demografía, la disponibilidad y la accesibilidad de los servicios sanitarios, Enda Santé se fijó en el nivel de pobreza de las comunidades, y trató de dar con aquellos barrios más superpoblados donde la gente tenía más dificultad para acceder a la atención sanitaria. Una cosa estaba clara: quienes más vulnerables eran al VIH, más vulnerables eran ahora también a la COVID-19.

Enda Santré concentró sus esfuerzos en esas comunidades, en las que repartió materiales de protección, movilizó a los líderes jóvenes y a las mujeres, y los formó para que fueran puerta a puerta explicando a la gente cómo protegerse, cómo identificar los casos y cómo trasladar al enfermo al centro de tratamiento.

Era evidente que las personas afectadas por el VIH con las que Enda Santé más se volcó (personas que viven con el VIH, trabajadores sexuales, personas que se inyectan drogas, y mujeres jóvenes y chicas adolescentes) habían perdido sus ingresos como consecuencia del confinamiento y estaban enfrentándose al triple impacto que en sus vidas habían tenido el VIH, la COVID-19 y la pobreza. En respuesta a sus necesidades, Enda Santé organizó el reparto de alimentos y las transferencias de dinero.

Daouda Diouf, director ejecutivo de Enda Santé, se detiene a reflexionar sobre el proceso: «Ya habíamos aprendido a realizar todo este trabajo en el contexto del VIH, por lo que decidimos extraer las lecciones aprendidas a lo largo de los 25 años de respuesta al sida y llevarlas a la lucha contra la COVID-19. Actuar rápido, lograr el compromiso de los miembros de la comunidad, ponerlos en el centro del trabajo, fomentar la atención puerta a puerta, adelantarse al riesgo de transmisión, suministrar paquetes de prevención, etc. Conseguimos actuar de inmediato».