Reportaje
Consideraciones clave para integrar las intervenciones sobre el VIH y la salud mental
28 de abril de 2022
28 abril 202228 abril 2022Una nueva publicación de ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la importan
Una nueva publicación de ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza la importancia de integrar los servicios relacionados con el VIH con los de la salud mental y otras intervenciones, incluidas las vinculaciones a los servicios de protección social, para las personas que viven con el VIH y demás poblaciones vulnerables.
Los trastornos mentales aumentan el riesgo de infección por el VIH. Además, las personas que viven con el VIH tienen más probabilidades de padecer un trastorno mental, lo que está asociado con una menor permanencia en la atención para el VIH, un aumento de los comportamientos de riesgo y una menor participación en la prevención.
Cada vez existen más pruebas que demuestran que existen métodos de prevención, detección, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales comunes (incluidas la depresión y la ansiedad), y que, además, pueden implementarse en países de renta media y baja. A pesar de esto, los servicios relacionados con la salud mental, los trastornos neurológicos y el uso de sustancias a menudo no están integrados en los paquetes de servicios y atención básicos, incluidos los del VIH.
“Sabemos que la integración de la detección, el diagnóstico, el tratamiento y la atención para los trastornos de la salud mental y el apoyo psicosocial con los servicios del VIH no tiene por qué suponer un coste elevado”, ha dicho Eamonn Murphy, director ejecutivo adjunto, a.i., del Programa. “Las soluciones integrales, centradas en las personas y específicas para los contextos locales aseguran mejores resultados en lo referente al VIH y la salud en general, así como al bienestar y la calidad de vida”.
La publicación está dirigida, principalmente, a los legisladores nacionales y locales; a los ejecutores de programas a nivel global, nacional, regional y local; a las organizaciones y proveedores de servicios relacionados con la salud, el VIH, la salud mental y otros; a la sociedad civil; y a las organizaciones y promotoras comunitarias y lideradas por la comunidad.
Aunque el foco se encuentra en la integración de los servicios para la salud mental con los del VIH y otras intervenciones, las consideraciones de la publicación pueden ser relevantes para otros servicios, incluidos aquellos para las comorbilidades del VIH como la tuberculosis, la hepatitis viral y las infecciones de transmisión sexual.
“Nuestra publicación reúne en un mismo documento y proporciona una compilación de numerosas herramientas, prácticas óptimas, directrices (incluidas las de la OMS) y análisis casuísticos que pueden inspirar a los países y facilitar la integración de las intervenciones y los servicios, con el objetivo de abordar sobre el terreno los problemas interconectados de la salud mental y el VIH”, afirmó Meg Doherty, directora de los programas mundiales de VIH, hepatitis e infecciones de transmisión sexual de la OMS.
“Con esta publicación conjunta de ONUSIDA y la OMS esperamos poder apoyar a los países, los proveedores de servicios y otros profesionales de la salud, así como a los legisladores, ejecutores de programas y comunidades, en sus esfuerzos para enfrentarse de manera eficaz al VIH y a los trastornos de la salud mental, los neurológicos y los causados por el uso de sustancias, de cara a las personas afectadas” , dijo Devora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
La integración del apoyo psicosocial y para la salud mental con los servicios e intervenciones relacionados con el VIH, incluidos los liderados por las comunidades, es una de las acciones prioritarias clave de la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, y de la Declaración política de 2021 de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030. Ambos documentos piden que se aborden los problemas interconectados del VIH y la salud mental a través de servicios integrales a base de inversiones en sistemas para la protección social robustas, resilientes, justas y financiadas públicamente, así como de la eliminación de las desigualdades, el estigma y la discriminación.
La nueva publicación recalca que la epidemia de sida no puede acabar sin antes tratar la salud mental de las personas que viven con el VIH, las que tienen riesgo de infectarse o las afectadas por él. Esto aseguraría el acceso a los servicios del VIH para las personas con problemas y trastornos de la salud mental, y lograría la cobertura sanitaria universal.