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La Junta de ONUSIDA analiza el trabajo del Programa conjunto con relación a la COVID-19 y el VIH, y debate tanto la próxima línea estratégica de ONUSIDA como su programa transformador

GINEBRA, 26 de junio de 2020-Ya ha concluido en Ginebra, Suiza, la 46.ª reunión de la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA. La Junta Coordinadora del Programa, que se reunió del 23 al 25 de junio de 2020, se celebró por primera vez como una reunión virtual debido a la pandemia de la COVID-19. La Junta, presidida por los Estados Unidos de América, había decidido que era fundamental demostrar que los procesos intergubernamentales pueden y, de hecho, siguen trabajando con gran eficiencia durante la pandemia de la COVID-19.

Durante la reunión, se tomaron decisiones fundamentales con relación al futuro de la respuesta al VIH y la transformación de ONUSIDA. Asimismo, se habló y reflexionó sobre la interconexión entre las pandemias gemelas del VIH y la COVID-19.

«Agradezco enormemente la confianza que la Junta Coordinadora del Programa ha depositado en nosotros para seguir adelante con nuestra ambiciosísima agenda», destacó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Me siento emocionada y feliz porque nos han dado luz verde para seguir trabajando en una nueva estrategia mundial del VIH para responder al sida que incorpora también la realidad de la COVID-19 y de la nueva era poscovídica. Han demostrado confiar en nuestra labor para dejarnos construir una ONUSIDA más fuerte y con mayores responsabilidades. Estoy deseando materializar y llevar a la práctica todo el esfuerzo que estamos poniendo en ello».

La reunión de tres días comenzó con la panorámica general que la Sra. Byanyima mostró respecto a la situación del VIH y la COVID-19 a mediados del año 2020. En su intervención, recordó una y otra vez a los participantes que la epidemia del VIH es urgente y que aún queda mucho trabajo por hacer, pues el mundo aún está lejos de alcanzar los objetivos relacionados con el VIH previstos para el año 2020. Instó a los países a incrementar las inversiones en la respuesta al VIH que llevan décadas haciendo, y los animó a tomar nota de las lecciones aprendidas de toda una historia de acceso desigual a los servicios para el VIH. Además de en la importancia de ser conscientes de ello, insistió en la necesidad de poner en práctica lo adquirido para luchar contra la COVID-19, y de apoyar el movimiento para defender una vacuna disponible para todas y cada una de las personas del globo.

Todos los presentes en la reunión dialogaron en torno a la relevantísima naturaleza de la siguiente estrategia de ONUSIDA, una línea estratégica que, de antemano, se reconoció que sería ambiciosa, visionaria, basada en los datos y fundamentada en las pruebas, bien dotada y bien recibida. La Junta Coordinadora del Programa fijó un calendario de metas e hitos para desarrollar la nueva estrategia y acordó que ONUSIDA presentaría un informe sobre los resultados de la revisión y las consultas que se estaban llevando a cabo, para que la Junta lo aprobara a finales de octubre de 2020. Se estableció que el borrador de la estrategia se discutiría en la siguiente reunión de la Junta Coordinadora del Programa, la cual está prevista para el mes de diciembre de 2020.

La Junta Coordinadora de ONUSIDA también intercambió pareceres sobre la transformación de ONUSIDA. La Junta Coordinadora del Programa se actualizó con relación a la puesta en marcha del Plan de acción sobre la gestión, establecido para velar por, y garantizar, un lugar de trabajo sano, justo y capacitador para todo el personal de ONUSIDA. La Junta alabó los pasos dados y el progreso alcanzado, pero llamó a avances aún más rápidos, principalmente en lo que concierne al fortalecimiento de los sistemas de justicia interna y reparación. El grupo de la Junta Coordinadora del Programa que trabaja en torno a las recomendaciones de la Unidad de Inspección Conjunta ofreció una actualización de la labor que estaba realizando para garantizar el cumplimiento de dichas recomendaciones.

Al referirse al Marco unificado de presupuesto, resultados y rendición de cuentas de ONUSIDA, la Junta Coordinadora del Programa reconoció que ONUSIDA está entregada a su misión, consigue llegar más que nadie a las personas más olvidadas y dejadas atrás, y trabaja por acabar con las desigualdades. También se acogió con agrado el mayor trabajo de ONUSIDA a nivel regional.

Asimismo, durante la reunión se analizaron los informes elaborados tras la supervisión de la labor de ONUSIDA, de sus movimientos económicos y de su gestión de los recursos humanos estratégicos. La Junta Coordinadora de ONUSIDA escuchó con gran agrado los logros del Programa Conjunto en lo referente al fortalecimiento del Programa y su acción colaborativa a nivel nacional, pero mostró su enorme preocupación por la caída prevista de 15 millones de dólares estadounidenses en el presupuesto general. Sin embargo, todos los miembros expresaron su alegría y agradecimiento por los 20 millones de euros adicionales aportados en 2020 por parte del Gobierno de Alemania. La Junta Coordinadora del Programa también vio con muy buenos ojos el hecho de que las auditorías internas y externas se revisaran en un punto de la agenda independiente, de manera que los miembros de la Junta pudieran interactuar con los auditores.

El segmento temático dedicado al cáncer cervical e inicialmente previsto para el 25 de junio se celebrará ahora durante la reunión de la Junta Coordinadora del Programa del próximo mes de diciembre.

Representantes de los Estados miembros de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales, sociedad civil y organismos no gubernamentales participaron en la reunión de tres días presidida por los Estados Unidos de América, con Namibia como vicepresidente e India como ponente.

El informe proporcionado a la Junta y elaborado por la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, así como las decisiones de la Junta, se encuentran disponibles en https://www.unaids.org/en/whoweare/pcb/46 (en inglés).

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La Directora Ejecutiva de ONUSIDA presenta el escenario del VIH y la COVID-19 en la apertura de la reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA

 

GINEBRA, 24 de junio de 2020 - La 46.ª reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA comenzó el pasado 23 de junio de 2020. Celebrada por primera vez de manera virtual como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, la reunión consistirá en tres días de debates y reflexiones en torno a la respuesta al VIH, la interconexión entre las pandemias gemelas del VIH y la COVID-19, y el trabajo de la Secretaría y el Programa Conjunto.

En su discurso inicial para dar por inaugurada la reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, la Directora Ejecutiva de ONUSIDA presentó una visión general del panorama del VIH y la COVID-19 a mediados del año 2020 en todo el mundo, e insistió a la audiencia en línea en que la epidemia del VIH sigue siendo una cuestión urgente que aún está por resolver.

«Aun antes de la situación desatada por la COVID-19, estábamos lejos de conseguir nuestros objetivos para el año 2020. Ahora la crisis de la COVID-19 nos aparta todavía más del camino», advirtió la Sra. Byanyima. «Como Programa Conjunto, hemos de abordar los grandísimos desafíos que esta crisis nos presenta hoy para vencer las dos pandemias y construir sociedades más seguras, justas, igualitarias y resilientes», añadió.

La Sra. Byanyima instó a los países a tomar nota de las lecciones aprendidas con relación al acceso desigual a los servicios del VIH a lo largo de la historia, y a sacar conclusiones y ponerlas en práctica en la lucha contra la COVID-19. Llamó repetidamente la atención sobre el hecho de que millones de personas morían de enfermedades relacionadas con el sida, cuando se disponía de medicinas que podían salvarles la vida. Una y otra vez advirtió de que, si se dejaba que las empresas farmacéuticas tuvieran acceso a los medicamentos, los precios subían en exceso para los habitantes de los países en desarrollo.

En la misma línea, la Sra. Byanyima pidió trabajar por una vacuna contra la COVID-19 accesible para todo el mundo. Así, no dejó de suplicar un acuerdo internacional que fije que todas las vacunas y los tratamientos que se descubran para la COVID-19 se pongan a disposición de todos los países. «No podemos olvidar a los países en desarrollo», clamó.

La Directora Ejecutiva también dedicó un tiempo a hablar de la creciente importancia que ONUSIDA ha tenido durante la pandemia. Para ella, el Programa aportaba algo que nadie más podía aportar: su inigualable combinación de experiencia teórica y saber hacer sobre el terreno, la cual puede ayudar a garantizar que la respuesta a la COVID-19 refleje las principales lecciones aprendidas de la respuesta al VIH.

Recordó a todos los participantes en la reunión que el apoyar los tratamientos y la prevención del VIH, trabajar en la primera línea junto con las comunidades, defender los derechos humanos y la igualdad de género, y concienciar contra el estigma y la discriminación son los grandes objetivos para el mandato de ONUSIDA. Durante este mandato, ONUSIDA continuará velando por el suministro y llegando a las personas más olvidadas. Además, y tal y como afirmó la Sra. Byanyima, se pretende abolir la ley mundial con relación a las agujas y abordar las desigualdades que hacen que las personas corran más riesgos de infectarse tanto con el VIH como con la COVID-19.

Refiriéndose a la siguiente estrategia mundial de ONUSIDA, la Sra. Byanyima prometió que la nueva estrategia fundamental de ONUSIDA, diseñada para elaborar una mejor respuesta al VIH, reflejará las mayores aportaciones y el mayor compromiso posibles por parte de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, sus electores y la comunidad mundial del sida. Propuso dar a conocer en la 47.ª reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, convocada para diciembre de 2020, un ambiciosísimo borrador de la estrategia, cuya versión final se revisaría y sería adoptada por la misma Junta en marzo del año 2021. 

La Sra. Byanyima puso al día a la Junta de Coordinación del ONUSIDA con relación a la transformación interna que había tenido lugar en ONUSIDA. Destacó cómo ella se esforzará por aportar principios de liderazgo femeninos capaces de ayudar a cambiar la cultura imperante en la organización. Anunció también de otra serie de pasos para garantizar la transformación ya iniciada, incluyéndose aquí un sistema de gestión de actuaciones revisado y una función de ética independiente.

La Sra. Byanyima concluyó su intervención recordando todo lo que se tiene constancia de que se consigue cuando se invierten fondos en ONUSIDA. Una y otra vez reiteró la importancia de financiar por completo la labor de ONUSIDA, junto con la de otras fuentes de financiación como el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para la lucha contra el sida.

«Como la COVID-19 bien nos ha demostrado, las inversiones en los principios, los enfoques, las infraestructuras y la experiencia en lo referente al VIH van mucho más allá de la respuesta al sida», defendió.

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Alemania intensifica su aportación a la respuesta al VIH con 20 millones de euros más a ONUSIDA

GINEBRA, 25 de junio de 2020 - El Gobierno de Alemania ha anunciado que, además de su contribución anual de 5 millones de euros, en el año 2020 aportará 20 millones de euros más para fortalecer la respuesta al VIH durante la pandemia de la COVID-19. El ministro federal de Salud, Jens Spahn, dio a conocer la noticia durante una reunión con Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, en Ginebra, Suiza, con motivo de la 46.ª reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA.

«Elogiamos la gran labor de ONUSIDA en la lucha contra la COVID-19, siempre preocupada por comprometer a las comunidades; garantizar el acceso a los servicios básicos de salud, incluidos los del VIH, por parte de los grupos de población clave y más vulnerables, proteger los derechos fundamentales y mitigar los impactos socioeconómicos de la epidemia», destacó el Sr. Spahn. «Con esta contribución adicional animamos a ONUSIDA a seguir adelante con su gran trabajo junto con la Organización Mundial de la Salud y otros socios mundiales en el ámbito de la salud».

El Gobierno alemán y sus parlamentarios, la sociedad civil y otros socios en Alemania llevan años mostrando su férreo compromiso con la respuesta mundial al VIH, la salud global y la seguridad sanitaria. De hecho, los alemanes ya prometieron mil millones de dólares estadounidenses al Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria durante su última reposición. Imparable y querido socio de ONUSIDA, el Gobierno de Alemania está firmemente comprometido a acabar con el sida como amenaza para la salud pública de cara al año 2030, motivo por el cual ha invertido infinidad de recursos, para tener la certeza de que nadie se quede atrás.

«ONUSIDA acoge con enorme entusiasmo y agradece esta muestra de apoyo procedente de Alemania. Se trata de un reconocimiento que no nos hace sino querer seguir avanzando en la labor emprendida por ONUSIDA junto con los países y los socios para responder al VIH durante la pandemia de la COVID-19. Es también un importantísimo reconocimiento a todas las lecciones y experiencias adquiridas a lo largo de las décadas pasadas respecto de la respuesta al VIH, las cuales estamos ahora utilizando para luchar contra la COVID-19», señala la Sra. Byanyima. «Insto a todos los demás países a seguir el ejemplo de Alemania y continuar invirtiendo en la respuesta mundial al VIH».

Este mayor apoyo recibido de Alemania es una inversión fundamental que permitirá salvar vidas y proteger la dignidad de las personas que viven con el VIH o que corren el riesgo de contraer el virus. En un momento en que el mundo se enfrenta a dos pandemias que se entrecruzan, la del VIH y la de la COVID-19, Alemania no deja de demostrar la enorme necesidad tanto de responsabilidad compartida como de solidaridad mundial. El modelaje nos anticipa que, a menos que se alivie, interrumpir durante seis meses los servicios del VIH como consecuencia de la COVID-19 podría traducirse en más del doble de muertes relacionadas con el sida que en el pasado 2008. Asimismo, podría aumentar hasta en un 162 % el número de nuevas infecciones por el VIH entre niños.

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La COVID-19 podría afectar a la disponibilidad y el coste de los medicamentos antirretrovíricos, pero se pueden mitigar los riesgos

Según un estudio de ONUSIDA, el impacto sobre la producción y la logística ejercido por la COVID-19 podría tener unas consecuencias muy significativas sobre el suministro de la terapia antirretrovírica en todo el mundo. Sin embargo, estamos a tiempo de hacer algo para aliviar el daño.

GINEBRA, 22 de junio de 2020 - Un nuevo análisis elaborado por ONUSIDA ha revelado los posibles impactos que la pandemia de la COVID-19 podría tener en los países de bajos y medianos ingresos en todo el mundo con relación al suministro de los medicamentos antirretrovíricos genéricos utilizados para tratar el VIH.

Una encuesta elaborada por ONUSIDA reveló que los confinamientos y los cierres de fronteras impuestos para frenar la COVID-19 están afectando tanto a la producción de medicamentos como a su distribución, lo que puede llevar a subidas de precio y problemas de suministro, incluidas las roturas de stock, en los próximos dos meses.

«Es vital que los países tracen urgentemente planes para mitigar la posibilidad y el impacto de un mayor coste y de una menor disponibilidad de los medicamentos antirretrovíricos», insistió Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Insto a los países y a los compradores de medicamentos para el VIH a actuar de inmediato para garantizar que todas las personas que actualmente están en tratamiento puedan continuarlo, con el fin de salvar vidas y detener las nuevas infecciones por el VIH».

Puesto que 24,5 millones de personas estaban siguiendo un tratamiento antirretrovírico a finales de junio de 2019, millones de personas podrían correr riesgos, tanto ellas mismas como los demás debido al mayor riesgo de transmisión del VIH, si no pueden continuar accediendo al tratamiento. De acuerdo con un ejercicio de modelaje elaborado recientemente, una interrupción de seis meses de la terapia antirretrovírica solo en el África subsahariana podría llevar a casi 500 000 muertes más relacionadas con el sida.

La producción de los medicamentos antirretrovíricos se ha visto afectada por distintos factores. El transporte aéreo y marítimo ha sufrido grandes restricciones, lo que ha obstaculizado la distribución de las materias primas y otros productos, como los embalajes, los cuales las compañías farmacéuticas necesitan para manufacturar los medicamentos. El distanciamiento social y los confinamientos están también reduciendo los recursos humanos disponibles en las plantas de fabricación. La escasez de materiales y mano de obra podría derivar en problemas de suministro y subidas de precios en los próximos meses, debido a lo cual algunas de las pautas de tratamientos de primera línea y terapias infantiles podrían verse muy afectadas.    

Son numerosas y distintas las circunstancias que están ejerciendo presión sobre el coste total de los medicamentos antirretrovíricos ya terminados. Algunos de los tratamientos antirretrovíricos están aumentando su valor en el mercado como consecuencia de los mayores gastos generales y de transporte, de la necesidad de fuentes alternativas de principios activos clave e ingredientes farmacéuticos, y de las fluctuaciones económicas causadas por una crisis económica que era previsible. Se calcula que un incremento de un 10-25 % podrá llevar a un aumento anual de entre 100 y 225 millones de dólares estadounidenses en el coste final de los medicamentos antirretrovíricos exportados solo desde la India. Teniendo en cuenta que en el año 2018 las inversiones en el VIH cayeron en más de 7 mil millones de dólares estadounidenses, el mundo hoy no se puede permitir una carga añadida en las inversiones en la respuesta al sida.

ONUSIDA y sus socios están trabajando juntos para mitigar el impacto. El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial) está aportando una financiación inmediata de hasta mil millones de dólares estadounidenses para ayudar a los países a responder a la COVID-19. Asimismo, está expandiendo el uso de sus plataformas de adquisición a los no receptores del Fondo Mundial. El Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para la lucha contra el sida está fomentando la continuidad de los servicios de atención al VIH, poniendo en marcha nuevas estrategias, como la telemedicina, y permitiendo una cierta flexibilidad en los programas en lo referente a los requisitos necesarios, el personal y la reasignación de fondos. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud está recopilando, intercambiando y analizando información con relación a los servicios para el VIH que se han visto afectados, y está tratando de contactar con los fabricantes de las medicinas antirretrovíricos para contar con un suministro de emergencia. Asimismo, junto con los distintos países, está intentando buscar productos de calidad alternativos y disponibles, y plantear posibles medidas para mitigar los daños. ONUSIDA lleva todo este tiempo coordinando esfuerzos para hacer frente a los desafíos que supone el gestionar la obtención y el suministro de los medicamentos antirretrovíricos debido a la respuesta a la COVID-19.

Sin embargo, existe también una serie de recomendaciones para la acción coordinada que los Gobiernos y los proveedores deberían respetar, para solucionar las dificultades detectadas, y ver la forma de minimizar el impacto sobre las cadenas de suministro y los precios. Si se gestionan adecuadamente los stocks presentes y futuros de medicamentos antirretrovíricos, todas las personas que necesitan tratamiento podrán tener un suministro continuado.

El análisis de ONUSIDA recogió datos procedentes de ocho laboratorios genéricos de medicamentos antirretrovíricos en la India que juntos representan más del 80 % de la producción de medicamentos antirretrovíricos genéricos en todo el mundo. Para la encuesta también se contactó con los departamentos gubernamentales de otros siete países que fabrican medicamentos antirretrovíricos genéricos y que representan la mayor parte de la producción de medicamentos antirretrovíricos genéricos en los países de bajos y medianos ingresos. 

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Los líderes mundiales se unen para pedir una vacuna universal contra el COVID-19

Más de 140 líderes y expertos y expertas mundiales, entre ellos el presidente de Sudáfrica y el presidente de la Unión Africana, Cyril Ramaphosa, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, el presidente de Senegal, Macky Sall y el presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo han firmado una carta abierta en la que instan a todos los Gobiernos a unirse para conseguir una vacuna universal contra el COVID-19. Esta petición se hizo pocos días antes de que los ministros de Salud se reunieran virtualmente para la Asamblea Mundial de la Salud el 18 de mayo.

La carta, que marca la posición más ambiciosa que hasta ahora han establecido los y las líderes mundiales para una vacuna contra el COVID-19, exige que todas las vacunas, tratamientos y pruebas estén libres de patentes, se produzcan en masa, se distribuyan equitativamente y se pongan a disposición de todas las personas, en todos los países, de forma gratuita.

Entre otros signatarios y signatarias figuran la expresidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, el exprimer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, el expresidente de México, Ernesto Zedillo, la exadministradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la exprimera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark.

Todos ellos se unen a reputados economistas, defensores de la salud y otros, desde la presidenta de The Elders y expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, el Premio Nobel Joseph Stiglitz, Moussa Faki, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, el Dr. John Nkengasong, y Dainius Puras, el Relator Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.

"Miles de millones de personas esperan hoy una vacuna, que es nuestra mejor esperanza para acabar con esta pandemia", afirmó Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica. "Como países de África, estamos decididos a que la vacuna contra el COVID-19 no tenga patentes, se fabrique y distribuya rápidamente y sea gratuita para todas las personas. Los Gobiernos deben compartir todos los avances científicos. Nadie debe quedar relegado al final de la cola de las vacunas por el lugar donde vive o por sus ingresos".

"Tenemos que trabajar juntas y juntos para combatir este virus. Debemos aunar todos los conocimientos, la experiencia y los recursos de que disponemos para el bien de toda la humanidad", declaró Imran Khan, primer ministro de Pakistán. "Ningún líder puede estar tranquilo hasta que todas las personas de todas las naciones puedan acceder rápidamente a una vacuna gratuita."

La carta, coordinada por ONUSIDA y Oxfam, advierte que el mundo no puede permitirse que los monopolios y la competencia se interpongan en el camino de la necesidad universal de salvar vidas.

"Esta es una crisis sin precedentes y requiere una respuesta sin precedentes", subrayó la expresidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf. "A partir de las lecciones aprendidas de la lucha contra el ébola, los Gobiernos deben eliminar todas las barreras para el desarrollo y el rápido despliegue de vacunas y tratamientos. Ningún interés es más importante que la necesidad universal de salvar vidas".

Los y las líderes mundiales reconocen que se están realizando progresos y que muchos países y organizaciones internacionales están cooperando multilateralmente en materia de investigación y desarrollo, financiación y acceso, en especial con los 8.000 millones de dólares prometidos el 4 de mayo en la maratón internacional de compromisos de contribuciones de la Unión Europea.

Sin embargo, puesto que muchos países y empresas están avanzando con una rapidez sin precedentes en el desarrollo de una vacuna eficaz, los y las líderes mundiales piden compromisos concretos para asegurar que esta sea asequible y esté disponible para todo el mundo en el plazo más breve posible. Estos incluyen:

  • Una puesta en común obligatoria a nivel mundial de las patentes y el intercambio de todos los conocimientos, datos y tecnologías relacionados con el COVID-19 con el fin de garantizar que cualquier nación pueda producir o comprar dosis asequibles de vacunas, tratamientos y pruebas.
  • El rápido establecimiento de un plan mundial justo de fabricación y distribución de todas las vacunas, tratamientos y pruebas completamente financiado por las naciones ricas y que garantice precios de coste reales y transparentes y suministros de acuerdo con las necesidades y no con la capacidad de pago.
    • Esto incluiría la adopción de medidas urgentes para aumentar a gran escala la capacidad de producción de las vacunas en cantidades suficientes, además de formar y contratar a millones de trabajadores y trabajadoras de la salud para distribuirlas.
  • Una garantía de que las vacunas, los tratamientos y las pruebas del COVID-19 se proporcionarán gratuitamente a todas las personas, en todas partes, dando prioridad a los trabajadores y trabajadoras de primera línea, a las personas vulnerables y a los países pobres con menor capacidad para salvar vidas.

"Frente a esta crisis, no podemos seguir actuando como de costumbre. La salud de cada uno de nosotros depende de la salud del conjunto de la población", declaró Helen Clark, exprimera ministra de Nueva Zelanda. "La vacuna contra el COVID-19 no debe pertenecer a nadie y tiene que ser gratuita para todo el mundo. Las buenas intenciones diplomáticas no son suficientes, necesitamos garantías legales, y las necesitamos ahora".

"Las soluciones de mercado no son las mejores para luchar contra una pandemia", afirmó Nelson Barbosa, exministro de Finanzas de Brasil. "Un sistema de salud pública, que incluya la vacunación y el tratamiento gratuitos cuando estén disponibles, es esencial para hacer frente al problema, y así lo demuestra la experiencia brasileña con la concesión de patentes obligatorias de medicamentos antirretrovirales para el VIH".

Unidos por una vacuna universal contra el COVID-19- carta abierta y lista completa de firmantes.

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Unidos por una vacuna universal contra el COVID-19

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El costo de la inacción: las perturbaciones en los servicios debidas a la COVID-19 podrían causar cientos de miles de muertes adicionales por VIH

Los logros alcanzados en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH podrían revertirse, con un aumento de hasta el 104% en las nuevas infecciones por VIH en niños

GINEBRA, 11 de mayo de 2020. Un grupo de modelización convocado por la Organización Mundial de la Salud y el ONUSIDA ha estimado que, si no se hacen esfuerzos para mitigar y superar las interrupciones en los servicios y suministros sanitarios durante la pandemia de COVID-19, una perturbación de los tratamientos antirretrovíricos que durase seis meses podría provocar más de 500 000 fallecimientos adicionales en 2020 y 2021 por enfermedades asociadas al sida, incluida la tuberculosis, en el África subsahariana. Se estima que en 2018 fallecieron 470 000 personas en esa región por causas relacionadas con el sida.

Los servicios podrían verse interrumpidos por muy diversas causas: esta modelización deja claro que las comunidades y los asociados deben actuar ya, porque el impacto de una perturbación de los tratamientos antirretrovíricos durante seis meses podría retrotraernos a las cifras de mortalidad asociada al sida que existían en 2008, cuando se registraron en la región más de 950 000 defunciones relacionadas con el sida. Además, seguirían muriendo muchas personas como consecuencia de dicha perturbación durante al menos cinco años más, con un exceso anual medio de mortalidad del 40% a lo largo del próximo lustro. Además, las perturbaciones en los servicios contra el VIH también podrían afectar a la incidencia del VIH durante el próximo año.

«La terrible perspectiva de que medio millón de personas más mueran en África por enfermedades relacionadas con el sida supone un retorno al pasado», declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.

«Debemos tomárnoslo como una llamada de aviso a los países para que busquen el modo de mantener todos los servicios sanitarios vitales. En el caso del VIH, algunos países ya están adoptando medidas importantes, como asegurarse de que las personas puedan obtener envases con múltiples dosis de tratamiento y otros suministros esenciales —como dispositivos de autoanálisis— en puntos de recogida determinados, lo que reduce la presión sobre los servicios y los profesionales sanitarios. También debemos asegurarnos de que los suministros mundiales de pruebas y tratamientos continúen llegando a los países que los necesitan», añadió el Dr. Tedros.

En el África subsahariana se estima que en 2018 había 25,7 millones de personas con VIH, de las que 16,4 millones (un 64%) recibían tratamiento antirretrovírico. Ahora, estas personas corren el riesgo de que su tratamiento se vea interrumpido porque los servicios contra el VIH permanezcan cerrados o no puedan suministrar antirretrovíricos debido a trastornos de la cadena de suministro o al simple desbordamiento de los servicios por tener que participar al mismo tiempo en la respuesta a la COVID-19.

«La pandemia de COVID-19 no debe ser una excusa para desviar inversiones del VIH —advierte Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva del ONUSIDA—. Existe el riesgo de que los logros de la respuesta al sida que tanto costó alcanzar se sacrifiquen en aras de la lucha contra la COVID-19, pero el derecho a la salud supone que no se debe combatir ninguna enfermedad a costa de otra».

Cuando los pacientes siguen correctamente el tratamiento, su carga vírica de VIH cae a niveles no detectables, lo que los mantiene sanos y evita que transmitan el virus a otras personas. Cuando un paciente no puede tomar regularmente sus antirretrovíricos, la carga vírica aumenta, lo que conlleva efectos perjudiciales para la salud que pueden desembocar en la muerte. Incluso una interrupción relativamente corta del tratamiento puede tener consecuencias negativas importantes para la salud de la persona y para su potencial de transmisión del VIH.

En el estudio de modelización participaron cinco equipos de especialistas, que aplicaron diferentes modelos matemáticos para analizar los efectos de posibles perturbaciones debidas a la COVID-19 en los servicios de detección, prevención y tratamiento del VIH.

En todos los modelos se examinó el efecto que una perturbación de los tratamientos durante tres o seis meses tendría en la mortalidad por sida y la incidencia de VIH en el África subsahariana. En la hipótesis de una perturbación de seis meses de duración, las estimaciones del exceso anual de mortalidad asociado al sida fueron desde 471 000 hasta 673 000 muertes adicionales, con la consiguiente imposibilidad de alcanzar la meta mundial para 2020 de que las muertes relacionadas con el sida sean inferiores a 500 000.

Una perturbación más breve, de tres meses de duración, tendría un efecto menor pero aun así significativo en la mortalidad por VIH. Interrupciones más esporádicas en el suministro de tratamientos antirretrovíricos darían lugar a un cumplimiento terapéutico inconstante que provocaría un aumento de la farmacorresistencia del VIH, con consecuencias a largo plazo para la eficacia futura de los tratamientos en la región.

Las perturbaciones en los servicios también podrían revertir los logros alcanzados en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH. Desde 2010, las nuevas infecciones infantiles por VIH en el África subsahariana han descendido un 43%, pasando de 250 000 en 2010 a 140 000 en 2018, gracias a la elevada cobertura de los servicios maternoinfantiles contra el VIH en la región. Si la COVID-19 restringiese dichos servicios durante seis meses, el número de nuevas infecciones por VIH en niños podría experimentar un aumento drástico, de hasta el 37% en Mozambique, el 78% en Malawi, el 78% en Zimbabwe y el 104% en Uganda.

Otros efectos significativos de la pandemia de COVID-19 en la respuesta al sida en el África subsahariana que podrían aumentar la mortalidad son la reducción de la calidad de la atención clínica debida a la sobrecarga de los centros sanitarios, así como la suspensión de las pruebas de carga vírica y la reducción del asesoramiento sobre cumplimiento terapéutico y los cambios de tratamiento farmacológico. Los modelos también examinaron el grado en que se vería afectada la incidencia del VIH en la región por perturbaciones de servicios de prevención como la suspensión de la circuncisión médica voluntaria en los varones, la interrupción en la disponibilidad de preservativos y la suspensión de las pruebas de detección del VIH.

El estudio pone de manifiesto la necesidad de esfuerzos urgentes para garantizar la continuidad de los servicios de prevención y tratamiento del VIH a fin de evitar un exceso de mortalidad por VIH y un incremento de la incidencia del VIH durante la pandemia de
COVID-19. Será importante que los países den prioridad a reforzar las cadenas de suministro y a asegurarse de que las personas que ya reciben tratamiento puedan seguir haciéndolo, lo cual incluye adoptar o reforzar políticas como la dispensación de tratamiento antirretrovírico para varios meses a fin de reducir la necesidad de acudir a los centros sanitarios para visitas de rutina y disminuir así la carga para unos sistemas de atención sanitaria desbordados.

«Cada muerte es una tragedia —añade la Sra. Byanyima—. No podemos permanecer cruzados de brazos mientras cientos de miles de personas, muchas de ellas jóvenes, fallecen innecesariamente. Insto a los Gobiernos a garantizar que todos los hombres, mujeres y niños con VIH reciban un suministro regular de tratamientos antirretrovíricos que suponen, literalmente, un salvavidas».

 

Fuentes:

Jewell B, Mudimu E, Stover J, et al for the HIV Modelling consortium, Potential effects of disruption to HIV programmes in sub-Saharan Africa caused by COVID-19: results from multiple models. Pre-print, https://doi.org/10.6084/m9.figshare.12279914.v1, https://doi.org/10.6084/m9.figshare.12279932.v1.

 

Alexandra B. Hogan, Britta Jewell, Ellie Sherrard-Smith et al. The potential impact of the COVID-19 epidemic on HIV, TB and malaria in low- and middle-income countries. Imperial College London (01-05-2020). doi: https://doi.org/10.25561/78670.

 

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube

 

OMS

La Organización Mundial de la Salud lidera las actividades mundiales de salud pública en el marco del sistema de las Naciones Unidas. Fundada en 1948, la OMS colabora con sus 194 Estados Miembros, en seis regiones y a través de más de 150 oficinas, para promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables. Nuestro objetivo para 2019-2023 es lograr que mil millones de personas más cuenten con cobertura sanitaria universal, que mil millones de personas más estén mejor protegidas frente a emergencias sanitarias y que mil millones de personas más disfruten de una mejor salud y bienestar.

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Press Release

ONUSIDA exhorta a los países a mantenerse enfocados en la prevención del VIH durante la pandemia de COVID-19

Sistemas de salud sobrecargados, cuarentenas, pérdida de medios de vida y menos oportunidades de empleo podrían aumentar las relaciones sexuales sin protección, la violencia y la explotación sexual, el sexo transaccional y el trabajo sexual, lo que conduciría a un aumento de nuevas infecciones del VIH 

GINEBRA, 6 de mayo de 2020—A pesar del progreso logrado en la prevención del VIH, con un descenso de 40% en nuevas infecciones del VIH desde el pico en 1997, los logros obtenidos con gran esfuerzo están en peligro de ser revertidos por la pandemia de COVID-19 que se extiende por todo el mundo.

A la luz de la pandemia de COVID-19, ONUSIDA exhorta a los países a mantenerse firmes en sus esfuerzos para la prevención del VIH y garantizar que las personas continúen accediendo a los servicios que necesitan para mantenerse libres de VIH, de discriminación y de violencia y a ser capaces de disfrutar de su salud y derechos sexuales y reproductivos.

“COVID-19 está impactando a casi todos los países y comunidades, pero la epidemia mundial del VIH no ha desaparecido”, dijo Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “La gente sigue teniendo relaciones sexuales. La gente sigue consumiendo drogas. Durante la pandemia de COVID-19, todos deben recibir las herramientas que necesitan para estar seguros y para protegerse del VIH. Los derechos humanos son la piedra angular de la prevención del VIH y debe ser la piedra angular de la respuesta a COVID-19”.

Tres nuevos documentos en prevención del VIH publicados por ONUSIDA y sus socios en la Coalición Global de Prevención del VIH, analizan cómo mantener y priorizar los servicios de prevención del VIH en el contexto de COVID-19. Estos analizan las medidas críticas necesarias para mantener con vida y saludables a los más vulnerables, incluyendo las medidas requeridas para prevenir y abordar la violencia contra mujeres y niños, mantener el suministro de productos esenciales disponible y sostener los medios de vida de los más pobres del mundo. 

Los documentos explican que la gama de opciones para prevenir el VIH –condones, tanto masculinos como femeninos, lubricantes, agujas y jeringas estériles y terapia de sustitución de opiáceos para personas que se inyectan drogas, profilaxis pre-exposición y profilaxis post exposición y tratamiento como prevención –son tan validos ahora como siempre. Deben encontrarse formas innovadoras para llevar los productos de prevención del VIH a las personas que los necesitan —dispensar cantidades de suministros de prevención para periodos más largos, permitir que los centros de distribución permanezcan abiertos durante los bloqueos y proteger los puntos de distribución comunitarios, son solo algunas posibilidades.

Además de obstruir los servicios de prevención y tratamiento del VIH, a ONUSIDA le preocupa que la epidemia de COVID-19 pueda aumentar la vulnerabilidad de las personas al VIH. La pérdida generalizada de medios de vida y menos oportunidades de empleo pudieran significar un aumento en las relaciones sexuales transaccionales, el trabajo sexual y la explotación sexual, colocando a las personas en un mayor riesgo de contraer el VIH a menos que tengan los medios para protegerse.

Al igual que los productos básicos para la prevención del VIH, la disponibilidad sostenida de servicios y programas de apoyo para la prevención del VIH, la prevención de violencia de género y la promoción de la salud y los derechos sexuales y reproductivos como servicios esenciales, es algo fundamental. Los servicios de asesoramiento y pruebas del VIH, la detección y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual, la continuidad de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, los servicios de pares y otros de alcance comunitario, servicios de apoyo psicosocial, centros de acogida para poblaciones clave y poblaciones vulnerables, la educación sexual integral y la protección contra la violencia sexual, todos son vitales para preservar la respuesta de prevención del VIH. Las cuarentenas obligatorias impuestas durante la respuesta a COVID-19 han resultado en incrementos alarmantes en los informes de violencia doméstica y contra la mujer y de violencia fuera del hogar, lo que requiere un refuerzo urgente de los servicios de prevención, protección y apoyo para la violencia de género y la violencia sexual.

Como el distanciamiento social y las cuarentenas han prácticamente detenido la prestación de servicios cara a cara, ONUSIDA exhorta a introducir medios innovadores a través de los cuales las personas puedan acceder a los servicios. Las reuniones físicas se pueden hacer más seguras usando sistemas de citas que  no permitan que hayan muchas personas en una instalación al mismo tiempo, mientras las reuniones y sesiones educativas virtuales y el uso de líneas telefónicas directas y servicios de SMS todos tienen que jugar un papel para mantener a las personas a salvo del nuevo coronavirus y para permitirles continuar recibiendo la ayuda que necesitan para mantenerse libres del VIH. Hacerse auto-pruebas del VIH es una forma más segura de realizar las pruebas del HIV que reduce el contacto con otras personas y reduce la carga del servicio en las instalaciones sanitarias.

Durante mucho tiempo, las organizaciones y redes comunitarias han sido fundamentales para la respuesta al sida, debido al papel central que desempeñan creando conciencia, brindando información, disipando mitos y contrarrestando la desinformación y prestando servicios a poblaciones marginalizadas y vulnerables.  Ahora más que nunca, los actores comunitarios deben recibir apoyo para innovar, realizar su trabajo y ser reconocidos como prestadores de servicios esenciales para las respuestas tanto al VIH como a COVID-19.

Cuarenta años de respuesta al VIH han aportado valiosas lecciones, en particular que la pandemia del COVID-19 no afectará a todos por igual y que los más marginalizados, incluyendo las poblaciones clave, serán las más afectadas. En los tres documentos nuevos, ONUSIDA exhorta a los países a adoptar un enfoque de derechos humanos para priorizar las necesidades de las poblaciones más marginalizadas durante la COVID-19, incluyendo el mantenimiento de servicios críticos de prevención del VIH. 

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Lessons from HIV prevention for preventing COVID-19 in low- and middle-income countries

Condoms and lubricants in the time of COVID-19

Maintaining and prioritizing HIV prevention services in the time of COVID-19

Press Release

ONUSIDA y MPact muestran una enorme preocupación por los informes que reflejan que la comunidad LGBTI está siendo culpada y acosada durante el brote de COVID-19

ONUSIDA y MPact instan a los Gobiernos y a los socios a proteger, apoyar y respetar los derechos humanos de la comunidad LGBTI durante la respuesta al COVID-19.

GINEBRA, 27 de abril de 2020 - ONUSIDA y MPact Global Action for Gay Men's Health and Rights están extremadamente preocupados por el hecho de que las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) están siendo señaladas, culpadas, maltratadas, encarceladas y estigmatizadas como vectores de la enfermedad durante la pandemia de COVID-19. Tanto ONUSIDA como MPact reconocen sentir gran angustia, ya que las prácticas discriminatorias están agravando los desafíos a los que la comunidad LGBTI ya tiene que enfrentarse al acceder a sus derechos, incluyéndose aquí el acceso a servicios sanitarios seguros y de calidad.

«El VIH nos enseñó que la violencia, el bullying y la discriminación solo sirven para marginar aún más a las personas que más lo necesitan», recuerda Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Todas las personas, con independencia de su orientación sexual, identidad de género y expresión de género, tienen derecho a disfrutar de su salud, protección y seguridad sin excepción alguna. El respeto y la dignidad son ahora más necesarios que nunca».

En Belice, se han denunciado abusos por parte de la policía a un hombre gay que fue arrestado, humillado y apaleado por saltarse el toque de queda impuesto para frenar la expansión de coronavirus. Este joven de 25 años que vivía con el VIH se cree que falleció como consecuencia de las complicaciones sufridas tras los golpes perpetrados por la policía.

«Estamos recibiendo denuncias por actitudes de Gobiernos y líderes religiosos, ya que en algunos países están haciendo afirmaciones falsas y generando desinformación respecto al COVID-19, lo cual ha incitado a la violencia y a la discriminación contra la comunidad LGBTI», señala George Ayala, director ejecutivo de MPact. «Se están registrando organizaciones y viviendas, se está acosando a la comunidad LGBTI, y se ha detectado también un aumento en el número de arrestos y amenazas de deportación a quienes buscan asilo dentro de la comunidad LGBTI».

En Uganda, veinte personas de la comunidad LGBTI fueron hace poco arrestadas durante el registro a una vivienda, lo cual, según las autoridades policiales, se produjo porque desobedecieron las normas en cuanto a distancia social. En Filipinas, tres personas de la comunidad LGBTI estaban entre un grupo que fue públicamente humillado como castigo por incumplir el toque de queda. Después de que partes del incidente se hicieran virales en las redes, el responsable de la policía fue obligado a disculparse por tratar de manera diferente a los miembros de la comunidad LGBTI y obligarlos a bailar y besarse unos a otros.

«Estamos también cada vez más preocupados por la privacidad y la confidencialidad, puesto que los Gobiernos están recurriendo a las tecnologías basadas en Internet y a los smartphones para controlar los movimientos de la gente durante esta época de confinamientos y toques de queda», insiste el Sr. Ayala. «Los hombres gais y las personas disconformes con su género suelen ser el primer objetivo, y están también a la cabeza de las personas más afectadas por el aumento de la vigilancia policial y el control». 

Para algunas personas de la comunidad LGBTI, el autoaislamiento y la distancia física suponen un gran desafío, e incluso un peligro. Muchas de ellas bien son víctimas de la violencia, bien están siguiendo tratamientos mientras están confinadas en sus hogares con miembros de su familia cuyo comportamiento es inaceptable. Los miembros de las comunidades LGBTI pueden sufrir también violencia dentro de la pareja durante todo este tiempo en casa, pero ser incapaces de denunciar los abusos a la policía por miedo a represalias. El aislamiento puede también exacerbar los problemas de salud mental preexistentes, por ejemplo, sentimientos de soledad, depresión, ansiedad y tendencias suicidas, los cuales son ya de por sí habituales entre las personas de la comunidad LGBTI.

La pandemia de COVID-19 deja a muchos hombres gais y mujeres transgénero desprovistos de las herramientas adecuadas que necesitan para tener el control de sus derechos y de su salud sexual. Los hombres gais representan el 20 % del conjunto de nuevas infecciones por el VIH que se producen a nivel mundial y tienen 22 veces más posibilidades de infectarse con el VIH que cualquier otro hombre. Las mujeres transgénero llevan a sus espaldas un riesgo 12 veces mayor de contraer el VIH que la población general.

El confinamiento, sobre todo cuando se impone sin contemplar flexibilidades, acrecienta las dificultades que estos grupos de por sí ya experimentan a la hora de acceder a la terapia antirretrovírica y los servicios de prevención del VIH y afirmación de género, entre ellos, las terapias hormonales. Esto es algo especialmente cierto en el caso de los miembros de la comunidad LGBTI que carecen de recursos económicos, se encuentran en situación de desempleo, han perdido sus hogares o residen en viviendas marginales.

ONUSIDA y MPact están instando a los países a:

  • Denunciar la desinformación en la que se apoyan quienes calumnian y buscan chivos expiatorios para culpar a la comunidad LGBTI de la expansión del COVID-19.
  • Poner fin a las redadas y los registros en las organizaciones lideradas por la comunidad LGBTI, sus viviendas y espacios, y dejar de arrestar a personas por razón de su orientación sexual, identidad y expresión de género.
  • Garantizar que todas las medidas para proteger la salud pública sean proporcionadas, se fundamenten en pruebas y respeten los derechos humanos.
  • Evitar la vigilancia por parte del Estado sobre las tecnologías de la comunicación utilizadas por la comunidad LGBTI.
  • Invertir en la respuesta al COVID-19, velando por los fondos y protegiendo los programas en materia de salud sexual y VIH, los cuales son inclusivos y sensibles a las necesidades de la comunidad LGBTI.
  • Salvaguardar el acceso continuado a los apoyos médicos que salvan vidas, incluyéndose aquí los programas para la reducción del daño, los preservativos y lubricantes, la profilaxis preexposición, la terapia antirretrovírica, las terapias de reemplazo hormonal y los servicios de salud mental para la comunidad LGBTI.
  • Ofrecer opciones flexibles para la prestación de servicios, que van desde la dispensación multimensual hasta la entrega en la comunidad, las consultas virtuales y las opciones de apoyo.
  • Valorar el considerar proveedores de servicios esenciales a las organizaciones de servicios lideradas por la comunidad, de manera que puedan prestar servicios clave de una manera segura y flexible.
  • Incluir a la comunidad LGBTI dentro de los programas nacionales de protección social, incluyéndose aquí los relacionados con el apoyo económico.
  • Aumentar el acceso a las viviendas seguras y de emergencia para las personas de la comunidad LGBTI que están sin hogar y que han sido desahuciadas.
  • Implicar a la comunidad LGBTI en la elaboración de los planes de salud pública y en la difusión de mensajes relacionados con el COVID-19.
  • Poner en marcha programas de control de la seguridad y mitigar la piratería informática durante las reuniones virtuales.

Ahora más que nunca, debemos alzar la voz y aunar fuerzas para proteger la salud y los derechos humanos de las personas LGBTI en todo el mundo.

MPact

MPact Global Action for Gay Men’s Health and Rights fue fundada en el año 2006 por un grupo de activistas preocupados por las disparidades relacionadas con el VIH, el estigma, la discriminación, la violencia y la criminalización experimentada en todos los rincones del mundo por gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. MPact es hoy una sólida organización de defensa internacional dedicada a garantizar el acceso igualitario a los servicios del VIH a todos los hombres gais, velando y fomentando siempre la salud y los derechos humanos. Está directamente relacionada con casi 150 organizaciones lideradas por la comunidad y presentes en 62 países, y con miles de otros defensores a través de sus distintas plataformas de redes sociales. MPact logra su misión supervisando la acción de los Gobiernos, los patrocinadores y otros responsables de las tomas de decisiones; fortaleciendo las capacidades de las organizaciones lideradas por la comunidad y los proveedores sanitarios; apoyando la proliferación de redes lideradas por hombres gais; dirigiendo y llevando a cabo investigaciones; y facilitando intercambios de información interregional.

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Los Derechos Humanos en tiempos de COVID-19

Nuestra acción

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ONUSIDA pide un enfoque basado en los derechos humanos para combatir el brote de COVID-19 que ponga a las comunidades en el centro

GINEBRA, 20 de marzo de 2020—ONUSIDA insta a los países a adoptar un enfoque basado en los derechos humanos para hacer frente al brote mundial de COVID-19 que sitúe a las comunidades en el centro, y respete los derechos y la dignidad de todas las personas. Con el fin de ayudar a los Gobiernos, las comunidades y otras partes interesadas a planificar y poner en marcha medidas para contener la pandemia, ONUSIDA ha elaborado un nuevo documento a partir de las lecciones clave extraídas de la respuesta a la epidemia del VIH: Los Derechos Humanos en tiempos de COVID-19 — Lecciones del VIH para una respuesta efectiva dirigida por la comunidad.   

El nuevo documento guía elaborado por ONUSIDA se basa en las leyes y obligaciones internacionales concernientes a los derechos humanos, y deja claro que la respuesta a la epidemia no consiste en alcanzar el equilibrio entre la salud pública y los derechos humanos, sino que una respuesta exitosa y eficaz nos obliga a adherirnos por completo a los principios de los derechos humanos. La presente guía ha sido elaborada por un grupo de expertos internacionales procedentes de las comunidades, la salud pública, distintas academias y las Naciones Unidas.   

«Las respuestas que logran el éxito en las epidemias mundiales son siempre las que se basan en el respeto a los derechos humanos y el liderazgo de las comunidades», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Los países que más han avanzado en lo referente a la reducción del impacto del VIH lo han conseguido adoptando enfoques que capacitan a las mujeres para realizarse las pruebas de detección y buscar tratamiento en caso necesario, con el fin de protegerse a sí mismas y a los demás, al evitar que puedan contraer el virus».

En el documento se presentan lecciones clave aprendidas de la respuesta al sida que son cruciales para lograr un enfoque basado en los derechos humanos y eficaz en situaciones de emergencia en la sanidad pública. Dichas medidas van desde abordar el estigma y la discriminación sufridos por las personas y las comunidades afectadas, hasta priorizar medidas para llegar a los más vulnerables. Para ello, hay que eliminar las barreras que impiden el cumplimiento de los derechos humanos, forjar vínculos de confianza entre las comunidades y las autoridades de la sanidad pública, y proteger al personal sanitario que se encuentra en la primera línea luchando para derrotar al virus.

Tal y como se recoge en esta guía, las epidemias suelen poner de manifiesto y exacerbar las desigualdades existentes en la sociedad, junto con su impacto, el cual recae sobre todo en los grupos de población más marginados y vulnerables. Se han de derribar también las barreras que impiden a las personas buscar ayuda médica y asesoramiento, algo que beneficia tanto a cada persona a nivel individual como a los resultados de la sanidad pública en su conjunto.

El documento advierte también del peligro de imponer restricciones de viaje obligatorias y sanciones penales contra las personas afectadas por grandes epidemias como la del COVID-19. Dichas medidas acostumbran a tener un efecto desproporcionado sobre los más vulnerables, y no hacen sino levantar más barreras que les impiden el acceso a la salud. Las restricciones que se impongan han de respetar los derechos humanos y ser plenamente necesarias, proporcionadas, fundamentadas en pruebas y de duración limitada. Puede ser muy positivo capacitar a las personas para que se protejan a ellas mismas y a los demás mediante medidas voluntarias.

«Se trata de una situación grave y compleja para todos. Para salir de ella, podemos y debemos recurrir a nuestra gran experiencia en la respuesta a otras epidemias mundiales como el VIH: hemos de basar la respuesta en los derechos humanos, comprometer e involucrar a las comunidades, y no dejar a nadie atrás», concluyó la Sra. Byanyima.

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ONUSIDA y los Voluntarios de las Naciones Unidas continúan promoviendo la colaboración

GINEBRA, 9 de marzo de 2020—ONUSIDA y los Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) han firmado un memorando de entendimiento para fomentar la colaboración entre ambas organizaciones. De acuerdo con el nuevo memorando de entendimiento, ONUSIDA y VNU colaborarán para fomentar el voluntariado y la participación de los Voluntarios de las Naciones Unidas comprometidos con el apoyo a las personas que viven y que están afectados por el VIH.

«Los voluntarios han desempeñado una importante labor en la respuesta al VIH desde el inicio de la epidemia», afirma Tim Martineau, Director Ejecutivo Adjunto de Gestión y Gobernanza de ONUSIDA, a.i. «ONUSIDA reconoce su importancia, valora su compromiso y continuará apoyando su contribución a la hora de unirse a los esfuerzos mundiales en la lucha contra el sida».

Durante los últimos 10 años y a lo largo de 36 países, 97 Voluntarios de las Naciones Unidas han colaborado con ONUSIDA en el trabajo por detectar nuevas infecciones por el VIH, al asegurarse de que todas las personas viviendo con el VIH tuvieran acceso a tratamiento, y en la protección y el fomento de los derechos humanos, así como en la aportación de información útil para la toma de decisiones.

«El VIH es mucho más que un problema de salud. Es un asunto de desarrollo y de justicia social que atañe a muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible», afirma Olivier Adam, Coordinador Ejecutivo de VNU. «Es aquí donde los VNU entra en juego; nuestros voluntarios están en una posición privilegiada a la hora de involucrar a la gente y de cumplir con la agenda 2030 mediante su puesta en práctica a nivel mundial, regional y de comunidad».

En 2018, el voluntario de las Naciones Unidas Tobias Volzse unió a la Delegación Nacional de ONUSIDA en Nepal, Bhután y Bangladesh. Allí ayudó a desarrollar e implementar Live2Luv, una iniciativa de redes sociales dirigida por jóvenes que ofrece a los jóvenes de Nepal una plataforma donde expresar sus preocupaciones, hacer preguntas y desafiar los tabús sobre la salud sexual y reproductiva.

«Live2Luv aspira a crear un ambiente en el que los jóvenes nepalíes puedan hacer preguntas abiertamente sobre sexo, sexualidad y contracepción, y así obtener las respuestas adecuadas», afirma Volz. «Los adolescentes necesitan acceder a la educación integral sobre sexualidad en función de su edad. Los profesores jóvenes serán los que educarán e inspirarán a otras personas a través de este movimiento liderado por la juventud».

El voluntario de las Naciones Unidas Tian Liang actuó recientemente como Encargado de Comunicaciones en la delegación china de ONUSIDA. «VNU me dio una gran oportunidad de utilizar mis habilidades profesionales para fomentar la concienciación entre la gente acerca de la respuesta al sida; también para eliminar los prejuicios y los malentendidos que refieren al sida», dice Liang.

 

Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU)

El programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) contribuye a la paz y al desarrollo mediante el voluntariado en todo el mundo. Trabajamos con socios para incorporar Voluntarios de las Naciones Unidas cualificados, altamente motivados y con un respaldo,en pos del desarrollo de la programación y de la promoción del valor y el reconocimiento a nivel mundial del voluntariado. www.unv.org

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