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Ya llevamos cuarenta años de epidemia del VIH, y el sida sigue siendo la principal causa de muerte de mujeres en edad reproductiva. ONUSIDA insta al mundo a actuar de manera audaz.

La discriminación y la violencia en materia de género, las brechas en educación, la falta de capacitación económica y la ausencia de leyes que protejan la salud sexual y reproductiva, así como el derecho a ella, siguen bloqueando el progreso.

GINEBRA/JOHANNESBURGO, 5 de marzo de 2020—Antes de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ONUSIDA ha dado a conocer un nuevo informe en el que señala cómo las marcadas desigualdades y los desequilibrios entre los hombres y las mujeres continúan haciendo que las mujeres y las chicas sean más vulnerables al VIH. El informe titulado Nosotras tenemos el poder insta a los Gobiernos a hacer más para capacitar a las mujeres y las niñas, y garantizar el cumplimiento de sus derechos.

«La epidemia del VIH nos sirve como espejo para ver las desigualdades y las injusticias a las que se enfrentan las mujeres y las niñas, y comprobar cómo las brechas en derechos y servicios están exacerbando la epidemia», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Es algo inaceptable, podría evitarse y hemos de ponerle fin».

Hace 25 años, los Gobiernos dieron el paso histórico de adoptar la Declaración de Pekín y la Plataforma de Acción, la hoja de ruta política más amplia y progresista para velar por los derechos humanos de las mujeres y las niñas, y conseguir la igualdad de género.

Se ha avanzado mucho en áreas que son clave. Cada vez son más las niñas escolarizadas y las brechas de género existentes en todo el mundo en la educación primaria se van reduciendo paulatinamente. En algunos países ha aumentado el número de mujeres que lideran la esfera política y en otros muchos lugares se ha trabajado duro para elaborar leyes que protejan los derechos de las mujeres. El tratamiento del VIH también se ha visto ampliado y hoy en día llega a más gente. A mediados de 2019 más de 24 millones de personas que viven con el VIH estaban ya en tratamiento, y de ellas más de 13 millones son mujeres de 15 años en adelante.

Sin embargo, el informe recoge también que siguen sin cumplirse muchas de las promesas realizadas para mejorar las vidas de las mujeres y las niñas en todo el mundo. Tras casi 40 años de respuesta al sida, este continúa siendo la principal causa de muerte para las mujeres entre los 15 y los 49 años, y a día de hoy alrededor de 6000 mujeres jóvenes de 15-24 años contraen el VIH cada semana.

Nosotras tenemos el poder pone de manifiesto algunas áreas de gran importancia que se han de abordar, incluyéndose aquí la eliminación de la violencia contra la mujer. Se ha constatado que en algunas zonas con una alta prevalencia del VIH, la violencia dentro de la pareja aumenta en un 50 % el riesgo de que las mujeres se infecten por el VIH. El hecho de ser seropositivo también desencadena violencia, y a menudo las mujeres que viven con el VIH confiesan ser víctimas de abusos por parte de sus parejas, su familia y miembros de la comunidad, así como en los servicios sanitarios.

El informe subraya también que, fuera del África subsahariana, la mayoría de las mujeres en riesgo de contraer el VIH pertenecen a comunidades marginadas. Así, en este grupo encontramos, entre otras, a las trabajadoras sexuales, las mujeres que se inyectan drogas, las transgénero y las mujeres en prisión. Sin embargo, la desigualdad de género, el estigma y la discriminación, la criminalización, la violencia y otras violaciones de los derechos humanos continúan impidiéndoles acceder a los servicios que necesitan. Se han de reformar las leyes y las políticas para acabar con la criminalización dañina y las prácticas coercitivas basadas en la sexualidad de las personas, su actividad sexual, su estado serológico y el género.

Para que la respuesta al sida sea totalmente eficaz, las políticas y los servicios deben responder a lo que las mujeres y las chicas realmente necesitan. Aquí se engloba el garantizar enfoques centrados en los adolescentes y sistemas de apoyo entre iguales, y el que los derechos y los componentes relacionados con el género y la no violencia formen parte de una educación integral sobre sexualidad. De acuerdo con los datos, en 2019 en 105 de 142 países las adolescentes menores de 18 años necesitaban el permiso de sus padres o de un tutor para realizarse una prueba del VIH, y en 86 de 138 países necesitaban también su consentimiento para acceder al tratamiento y los cuidados para el VIH.

Las encuestas realizadas entre 2013 y 2018 nos muestran igualmente que el conocimiento de la prevención del VIH sigue siendo preocupantemente bajo, sobre todo entre las mujeres y las chicas. En el África subsahariana, la región más afectada por el VIH, siete de cada diez mujeres jóvenes carecen de grandes nociones sobre el VIH. Por el contrario, los países que sí invierten en ampliar los eficaces programas para la prevención del VIH muestran grandes resultados. Cuando en Lesoto se proporcionó un paquete integral de programas para la prevención del VIH, las nuevas infecciones por el VIH entre mujeres y chicas descendieron en torno a un 41 % entre 2010 y 2018.

Mas en educación las brechas son enormes. Según los estudios, el hecho de que las niñas sigan en las escuelas tiene un gran efecto protector contra el VIH. Cuando Botswana amplió la educación secundaria obligatoria, comprobó cómo cada año adicional a partir de los 9 años llevaba asociado una reducción del 12 % en el riesgo de infección por el VIH que corren las niñas. Sin embargo, casi una de cada tres chicas adolescentes procedentes de los hogares con menos recursos nunca ha tenido la oportunidad de asistir a la escuela.

La autonomía económica de las mujeres es fundamental en sí misma y constituye un componente importante de la respuesta al sida. Sin embargo, las mujeres aún tienen muchas menos oportunidades económicas que los hombres y son ellas quienes deben cargar con el cuidado de la familia y el trabajo doméstico, ambos no remunerados. Solo 88 de 190 países tienen leyes que obligan a pagar lo mismo por trabajos de igual valor. Si queremos avanzar en la respuesta al VIH, es esencial garantizar medidas legales para acabar con la discriminación de género y lograr que todas las mujeres sean iguales ante la ley.

«Las mujeres y las chicas adolescentes están reclamando sus derechos», apunta la Sra. Byanyima. «Los Gobiernos deben responder a estas peticiones proporcionando los recursos y los servicios necesarios para proteger sus derechos y responder de manera adecuada a sus necesidades y perspectivas».

El informe da un paso más y propone distintas medidas. Entre ellas están el invertir en políticas para el VIH y programas que hayan demostrado fomentar la igualdad de género, incluyéndose aquí la educación integral sobre sexualidad y la capacitación económica de las mujeres y las chicas; las medidas para acabar con el estigma y la discriminación, la violencia y la criminalización contra las mujeres y las niñas; y el cuidado holístico y el tratamiento digno; la participación significativa de las mujeres en todas las tomas de decisiones relacionadas con los programas del VIH, y el apoyo al liderazgo y el compromiso de las mujeres y de la gente joven en la toma de decisiones a todos los niveles de la respuesta al sida.

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ONUSIDA insta a la cero discriminación contra las mujeres y las niñas

GINEBRA, 1 de marzo de 2020—En el Día de la Cero Discriminación, el cual se celebra el 1 de marzo de cada año, ONUSIDA llama a poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y a conseguir los mismos derechos, trato y oportunidades.

A pesar del progreso alcanzado en algunas áreas, las prácticas coercitivas, la legislación discriminatoria, y la violencia de género son solo algunas de las violaciones de los derechos humanos que continúan impactando de manera desproporcionada en las vidas de las mujeres y las niñas de todo el mundo. ONUSIDA está destacando áreas en las que impera la necesidad de cambio: igual participación en la vida política; derechos humanos y leyes que empoderen; justicia económica: igual salario por igual trabajo; poner fin a la violencia de género; brindar atención médica sin estigma ni barreras; acceso igualitario y gratuito a la educación primaria y secundaria; y justicia climática.

«El feminismo, los derechos humanos y la cero discriminación son valores compartidos en todo el mundo», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Expresan nuestra humanidad, nuestro reconocimiento que compartimos una visión para un futuro mejor, y eso es clave para erradicar el sida».

A nivel mundial, al menos una de cada tres mujeres y niñas ha experimentado violencia en sus vidas, y las adolescentes experimentan tasas más altas de violencia de pareja que las mujeres adultas en general. Esta cifra esconde profundas disparidades, con más del 50% de las mujeres en algunos países reportando violencia solo en los últimos 12 meses.

Aunque algunos países han progresado hacia una mayor igualdad de género, la discriminación contra las mujeres y las niñas todavía existe en todas partes. Sabemos que sin igualdad de oportunidades desde el principio, sin acceso a la educación, la desigualdad persistirá. Sin embargo, casi una de cada tres niñas adolescentes de entre 10 y 19 años de los hogares más pobres del mundo nunca ha ido a la escuela.

Las desigualdades, la discriminación y la violencia siguen siendo posibles dentro de las estructuras de la sociedad. En muchos países, las leyes que discriminan a las mujeres y las niñas siguen vigentes, en áreas de trabajo, propiedad, derecho penal y salud y derechos sexuales y reproductivos, entre otros.

Más de 80 países penalizan algunos aspectos del trabajo sexual, y las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por las leyes que penalizan el uso de drogas. Mientras tanto, las leyes que defienden los derechos básicos de las mujeres y las protegen contra el daño y el trato desigual están lejos de ser la norma. Por ejemplo, solo 88 de 190 países tienen leyes sobre igual salario por trabajo de igual valor para hombres y mujeres. Intersecando con otras formas de discriminación, por ingresos, raza, etnia, discapacidad, orientación sexual e identidad de género, estas violaciones de derechos perjudican desproporcionadamente a las mujeres y las niñas.

A lo largo de estos años los Gobiernos han firmado numerosos compromisos para poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres y las niñas. Sin embargo, cientos de mujeres y niñas en todo el mundo continúan siendo víctimas de la discriminación, del abuso y de la violencia, con el consecuente y elevado coste que ello supone para sus familias, comunidades, sociedades y desarrollo económico.

«Hemos de transformar nuestra sociedad para que no haya ciudadanos de segunda», instó la Sra. Byanyima. «Debemos acabar con la violencia de género, la desigualdad y la inseguridad, y garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder de manera igualitaria a la educación, la sanidad, la vida pública y el empleo».

Para esta transformación, necesitamos mujeres en roles de liderazgo, a nivel comunitario, así como a nivel nacional, regional y global. La representación de los intereses de las mujeres es fundamental para cambiar las desigualdades estructurales. Sin embargo, en 2019, menos de una cuarta parte de los parlamentarios eran mujeres.

Para agravar estas desigualdades están las cargas de la atención no remunerada y el trabajo doméstico, los derechos desiguales de propiedad y herencia y la autonomía financiera limitada. Se estima que las mujeres realizan tres cuartas partes del trabajo de cuidado en el hogar, trabajo que aún no recibe reconocimiento por su importancia en la sociedad y la economía y que sigue sin ser remunerado.

Asegurar que los derechos de las mujeres estén protegidos, poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y eliminar las leyes discriminatorias será fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar la equidad e igualdad para todos.

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Cero discriminación contra las mujeres y las niñas

Datos destacables ⁠— Cero discriminación relacionada con el VIH contra las mujeres y las niñas

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ONUSIDA y China trabajan juntos durante el brote de COVID-19 para garantizar que las personas que viven con el VIH puedan continuar recibiendo su tratamiento

GINEBRA, 19 de febrero de 2020—Según una encuesta realizada entre las personas que viven con el VIH, el actual brote de coronavirus, conocido como COVID-19, está teniendo un mayor impacto en la vida de las personas seropositivas.

En la encuesta, casi un tercio (32,6 %) de las personas que viven con el VIH dijo que, debido a la cuarentena y a las restricciones de movimiento decretadas en algunos lugares de China, corría el riesgo de quedarse sin su tratamiento del VIH para los días siguientes. De ellos, casi la mitad (48,6 %) confesó que desconocía dónde ir a recoger su siguiente dosis de terapia antirretrovírica. Sin embargo, el Gobierno y los socios de la comunidad han establecido una estrecha colaboración para garantizar que no se interrumpa el acceso a los tratamientos para el VIH que salvan vidas, mientras el país sigue luchando para tener el COVID-19 bajo control.

El Centro nacional chino para la prevención y el control del sida y las enfermedades de transmisión sexual ha ordenado a las autoridades locales que se aseguren de que las personas no residentes que viven con el VIH puedan también recoger su medicación allí donde estén. Para ello, ha publicado y dado a conocer listas de clínicas que disponen de terapias antirretrovíricas. La oficina regional de ONUSIDA en China está trabajando con la alianza de personas que viven con el VIH BaiHuaLin y otros socios de la comunidad para llegar con urgencia a todas esas personas seropositivas que corren el riesgo de quedarse sin su medicación en los próximos 10-14 días y ofrecerles todo su apoyo. ONUSIDA donará también equipos de protección personal a las organizaciones de la sociedad civil que ayudan a las personas que viven con el VIH, a los hospitales, etc., con el fin de contribuir a mejorar la calidad de la atención que reciben las personas en las instalaciones sanitarias y evitar la coinfección por VIH y COVID-19.

«Las personas que viven con el VIH tienen que seguir tomando los medicamentos antirretrovíricos que necesitan para seguir vivas», enfatizó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Agradezco y aplaudo intensamente los esfuerzos realizados por el Centro nacional chino para la prevención y el control del sida y las enfermedades de transmisión sexual de cara a apoyar a las personas que viven con el VIH y que se han visto afectadas por el cierre de algunas ciudades, para que estas puedan conseguir sus medicinas. Tenemos que asegurarnos de que todo el mundo reciba el tratamiento antirretrovírico que necesita esté donde esté».

El brote de coronavirus en China ha desencadenado una respuesta sin precedentes, y ha hecho que los hospitales y los sanitarios estén sobrepasados atendiendo a los pacientes con COVID-19. El cierre de las ciudades ha ocasionado que las personas que viven con el VIH y que habían salido de su zona ahora no puedan volver al lugar donde residen ni tener acceso a los servicios para el VIH, incluyéndose aquí el tratamiento, que reciben de sus proveedores de atención sanitaria habituales.

Si bien la gran mayoría de los participantes en la encuesta (82 %) reconoció disponer de la información necesaria para valorar los riesgos personales y tomar las medidas preventivas pertinentes para escapar del COVID-19, casi el 90 % echó en falta tener más información relativa a las medidas de protección específicas para las personas seropositivas. Al igual que la población general, muchos de los encuestados (más del 60 %) afirmaron no tener suficientes equipos de protección personal ni doméstica, tales como mascarillas, jabones o desinfectantes, alcohol de uso sanitario o guantes. Casi un tercio de las personas preguntadas admitió sentir ansiedad y precisar apoyo psicológico durante el brote de COVID-19.

«Necesitamos saber cuánta gente que vive con el VIH está contrayendo el coronavirus, si las personas que viven con el VIH tienen más riesgo de infectarse, y si, en caso de infectarse, corren más peligro. En este punto del brote de COVID-19 sigue habiendo muchos interrogantes abiertos. Hemos de tener más datos, de ser capaces de responder a estas preguntas, y de hacerlo ya», añadió la Sra. Byanyima.

La encuesta fue elaborada y lanzada conjuntamente por ONUSIDA y la alianza de personas que viven con el VIH BaiHuaLin, con el apoyo del Centro nacional chino para el control y la prevención del sida y las enfermedades de transmisión sexual. ONUSIDA consiguió el apoyo de la comunidad para la encuesta y la difundió online para recabar el mayor número de respuestas. En total respondieron más de 1000 personas seropositivas. Las respuestas se recogieron del 5 al 10 de febrero de 2020. Se llevará a cabo otra encuesta de seguimiento más a fondo en colaboración con la Escuela de Medicina de la Universidad de Zhongshan, la cual irá más allá de las necesidades de la comunidad y se ocupará también de las cuestiones del sistema sanitario que influyen directamente en los servicios para el VIH.

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ONUSIDA y el OIEA se alían contra las enfermedades interrelacionadas del cáncer cervical y el VIH

GINEBRA, 7 de febrero de 2020—ONUSIDA y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aúnan esfuerzos para aumentar la acción contra el cáncer cervical y el VIH. En un memorando de entendimiento firmado tras el acto para conmemorar el Día Mundial del Cáncer en la sede del OIEA en Viena (Austria), las dos organizaciones se comprometieron a aumentarar y expandir los servicios dirigidos a las chicas adolescentes y las mujeres afectadas por las dos enfermedades.

El cáncer cervical y el VIH van indisolublemente unidos. El cáncer cervical es el cáncer más común entre las mujeres que viven con el VIH, quienes tienen hasta cinco veces más posibilidades de desarrollar la enfermedad. Las mujeres infectadas con determinados tipos de papiloma humano también se enfrentan doblemente al riesgo de contraer el VIH.

«¿Acaso es justo que el 90 % de las chicas que viven en países de altos ingresos tenga acceso a la vacuna contra el papiloma, mientras que en los países de bajos y medianos ingresos solo puede acceder un 10 %?», reivindica Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Al igual que el VIH, el cáncer cervical es una enfermedad relacionada con las desigualdades en materia de salud, género y nivel socioeconómico que afecta a las mujeres y niñas de todo el mundo». Se deben expandir e integrar los servicios como inversión en las vidas de las mujeres y las niñas, y para defender su derecho a la salud». 

Solo en 2018, alrededor de 311 000 mujeres murieron de cáncer cervical. De ellas, un 85 % residía en países de bajos y medianos ingresos, donde las vacunas, las pruebas de detección y los programas de tratamiento son limitados. La elevada tasa de mortalidad en todo el mundo como consecuencia del cáncer cervical se puede reducir enormemente si se avanza en la acción llevada a cabo en dichos países.

En torno a un 70 % de las mujeres que desarrollan cáncer cervical necesita radioterapia para tratar la enfermedad de manera efectiva. Sin embargo, el OIEA calcula que un tercio de los países de bajos y medianos ingresos no ofrece los servicios médicos de radioterapia necesarios para cubrir las necesidades de las pacientes. En África, 28 países no cuentan ni tan siquiera con una unidad de radioterapia. Parte del trabajo del OIEA consiste en ayudar a los países a utilizar la medicina nuclear y radioactiva para tratar el cáncer cervical y otros tipos de cáncer.

«El cáncer cervical es uno de esos cánceres perfectamente curables y tratables si vives en Viena, Buenos Aires, Roma o París», explica Rafael Mariano Grossi, director general de la OIEA. «Pero si resulta que vives en un país con acceso limitado a la radioterapia, puede matarte». Añadió que el compromiso con ONUSIDA era fundamental para maximizar los esfuerzos en la importantísima misión de ayudar a los países a enfrentarse al cáncer.

Como parte del nuevo acuerdo, ONUSIDA y el OIEA trabajarán juntos para apoyar las estrategias y los programas nacionales con el fin de desarrollar planes de trabajo integrales para el VIH y el cáncer cervical. Además, movilizarán recursos para expandir los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento, formar a los profesionales sanitarios y concienciar respecto a la relación que existe entre el VIH y el cáncer cervical.

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La Alianza empresarial para poner fin al sida para 2030 se anuncia en el Foro Económico Mundial

DAVOS/GINEBRA, 23 de enero de 2020— La Alianza empresarial para poner fin al sida para 2030, una coalición público-privada copatrocinada por ONUSIDA y GBCHealth, se anunció hoy en Davos, Suiza, con motivo de la reunión anual del Foro Económico Mundial.

La Alianza empresarial para poner fin al sida reúne a las empresas más innovadoras con el objeto de fortalecer y reforzar la colaboración intersectorial, construir valores comunes y crear espacios en los que favorecer también la colaboración efectiva. Su objetivo consiste en proporcionar a las empresas las herramientas pertinentes y brindarles el apoyo necesario por parte de los socios del sector público, para ayudarlas así a hacer realidad el objetivo de erradicar el sida para 2030.

Las empresas han sido y continúan siendo fundamentales en todos los aspectos de la respuesta al sida. Desafían el estigma que rodea al VIH, trabajan por construir una alianza innovadora entre las empresas de los diferentes sectores, y ponen en marcha programas de diagnóstico, tratamiento y prevención en el lugar de trabajo y en las comunidades adyacentes. Sin embargo, estos modelos deben funcionar a escala para salvar las brechas en lo referente a la inversión y la implementación necesaria para cumplir con el objetivo de poner fin al sida para 2030.

«Hoy en día todas y cada una de las empresas existentes deben contribuir positivamente con las sociedades a las que sirven. Y no se trata de una opción, es nuestra obligación. Además de alcanzar sus objetivos económicos, las empresas deben generar un impacto social y medioambiental. El sector privado desempeña un papel clave en la respuesta multisectorial al VIH. Las empresas deben garantizar que sus empleados, sus proveedores y las comunidades reciban un tratamiento para el VIH que les salve la vida, así como que se beneficien de los programas de prevención y cuidado. Juntos podemos acabar con el sida para 2030», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

«El lograr un mundo sin sida es algo que está más allá del alcance de una sola empresa. Las empresas, como es habitual, no lograrán los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ni tampoco la innovación, si solamente algunas de entre ellas apuestan por innovar. Para cumplir esta agenda, ha de haber colaboración multisectorial, cadenas de distribución y sistemas económicos, así como alianzas innovadoras con los Gobiernos y la sociedad civil. Nosotros, en Anglo American, estamos plenamente comprometidos con nuestra participación en la Alianza empresarial para poner fin al sida para 2030, e instamos y animamos a otras empresas a unirse a nosotros y aunar esfuerzos», destaca Nolitha Fakude, presidenta de la Junta de Gestión de Anglo American en Sudáfrica.

«La respuesta al sida importa a las empresas, que llevan liderando la respuesta mundial al sida durante más de dos décadas. La innovación por parte de las empresas en productos y servicios; las relaciones con los empleados, los consumidores y los legisladores; las capacidades más importantes para la logística, el análisis de datos y el marketing, y los recursos financieros pueden ayudar a salvar la brecha en lo referente a las pruebas del VIH y los programas de prevención y tratamiento financiados con dinero público. Las empresas innovadoras son necesarias para ayudar a desarrollar soluciones integrales y gestionar el riesgo. Estamos en una encrucijada. El futuro vendrá determinado por lo que hagamos hoy», enfatizó Nancy Wildfeir-Field, presidenta de GBCHealth.

La Alianza empresarial para poner fin al sida para 2030 servirá como vehículo y voz colectiva para diseminar las mejores prácticas a través de plataformas públicas, sus empresas y sus respectivas cadenas de distribución. Además, servirá como un órgano colectivo para ayudar a dar forma a las regulaciones y políticas que apoyan a los programas de prevención y tratamiento para el VIH, y para poner fin al estigma y la discriminación relacionados con el sida.

Si desea más información sobre la Alianza empresarial para poner fin al sida para 2030 y quiere saber cómo unirse a ella, póngase en contacto con Frauke Joosten en joostenvegliof@unaids.org.

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La sanidad no debería ser un privilegio de los ricos. El derecho a la atención sanitaria nos pertenece a todos

Las brechas existentes en los fondos públicos destinados a la sanidad se pueden salvar eliminando la evasión fiscal y poniendo en marcha impuestos de manera progresiva. La sanidad y el desarrollo deben protegerse frente al creciente impacto generado por la deuda.

DAVOS/GINEBRA, 21 de enero de 2020—ONUSIDA insta a los Gobiernos a garantizar que el derecho a la sanidad sea una realidad para todos y defendida por todos, para lo que anima a priorizar las inversiones públicas en salud. Hoy en día al menos la mitad de la población mundial no puede acceder a los servicios de salud básicos. Cada dos minutos una mujer fallece al dar a luz. Entre las personas dejadas al margen están las mujeres, los adolescentes, las personas que viven con el VIH, los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores  sexuales, las personas que se inyectan drogas, personas transgénero, migrantes, refugiados y las personas sin recursos.

«El derecho a la sanidad está eludiendo a personas sin recursos y la gente que está intentando salir de la pobreza se ve oprimida por los costes inaceptablemente elevados de la atención sanitaria. El 1 % que más riquezas acumula se beneficia de la ciencia más puntera, mientras que las personas sin recursos luchan por, al menos, poder recibir atención sanitaria», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

Casi 100 millones de personas se ven abocadas a la pobreza extrema (definida como un presupuesto para subsistir de 1,9 dólares o menos al día), porque tienen que pagar por la atención sanitaria, y más de 930 millones de personas (alrededor de un 12 % de la población mundial) gastan, al menos, un 10 % de su presupuesto familiar en atención sanitaria. En muchos países, se niega la atención sanitaria a la gente o esta recibe una atención sanitaria de mala calidad, por no poder permitirse las cuotas de usuarios. El estigma y la discriminación niegan el derecho a la sanidad a las personas pobres y vulnerables, sobre todo a las mujeres.

Cada semana, aproximadamente 6000 chicas jóvenes se infectan por el VIH. En el África subsahariana, cuatro de cada cinco nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes se producen entre chicas, y las enfermedades relacionadas con el sida suponen la mayor causa de mortalidad para las mujeres en edad reproductiva de la región. A pesar del enorme progreso alcanzado en cuanto a la reducción de las muertes relacionadas con el sida y las nuevas infecciones por el VIH, en 2018 hubo 1,7 millones de nuevas infecciones por el VIH y casi 15 millones de personas están todavía a la espera de recibir su tratamiento antirretroviral.

«La atención sanitaria públicamente financiada es el mayor igualador de la sociedad», apunta la Sra. Byanyima. «Cuando la inversión en la sanidad sufre recortes o resulta inadecuada, son las personas pobres y quienes viven al margen de la sociedad, sobre todo mujeres y chicas, las que primero pierden el derecho a la atención sanitaria y, además, son ellas las que han de soportar la carga de cuidar de sus familias».

El suministrar atención sanitaria para todos es una decisión política que demasiados Gobiernos aún no han tomado. Tailandia ha reducido las tasas de mortalidad de niños de menos de cinco años hasta 9,1 por cada 1000 nacimientos vivos, mientras que en los Estados Unidos de América dicha cifra se sitúa en 6,3 por cada 1000 nacimientos vivos. Sin embargo, el producto interior bruto per cápita de Tailandia es una décima parte del de Estados Unidos. Los tailandeses han progresado gracias a su sistema de salud financiado con fondos públicos, el cual permite que cada ciudadano tailandés tenga derecho a acceder a todos los servicios sanitarios básicos en cualquier etapa de su vida y hace que nadie quede atrás.

En Sudáfrica, en el año 2000, solo 90 millones de personas estaban recibiendo una terapia antirretroviral, pero en 2019 ya había más de cinco millones de personas en tratamiento para el VIH. El país sudafricano tiene ahora el programa de tratamiento del VIH de mayor envergadura del mundo. Países como Canadá, Francia, Kazajstán y Portugal tienen sólidos sistemas sanitarios públicos, aunque hay otros países ricos que carecen de ellos.

Las inversiones en sanidad en muchos países continúan siendo muy bajas en comparación con su producto interior bruto. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo calcula que los países en desarrollo pierden entre 150 mil millones  y 500 mil millones de dólares estadounidenses al año debido a la evasión en el pago de los impuestos corporativos y el trasvase de los beneficios por parte de las grandes empresas. Si este dinero perdido se invirtiera en sanidad, el gasto sanitario podría triplicarse en los países de bajos ingresos, y duplicarse en los de bajos y medianos ingresos. La carrera hacia el abismo en lo concerniente a los fraudes fiscales corporativos priva a los países en desarrollo de ingresos muy necesarios, a la vez que roba a la gente normal servicios sanitarios vitales para todas las personas. Los países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental pierden en torno a 9,6 mil millones de dólares estadounidenses al año en numerosos incentivos fiscales.

«Es intolerable que las personas ricas y las grandes empresas estén evitando pagar impuestos, y que la gente normal esté pagando por ello con su precaria sanidad», enfatiza la Sra. Byanyima. «Las grandes empresas tienen que pagar su parte justa de la carga fiscal, proteger los derechos de los empleados, pagar lo mismo por igual trabajo y garantizar unas condiciones profesionales seguras para todos, sobre todo para las mujeres».

La deuda supone una enorme amenaza para la economía, la salud y el desarrollo de África, puesto que lleva a grandes recortes en el gasto social para garantizar el pago de la deuda. Según el Fondo Monetario Internacional, hacia abril de 2019, la mitad de los países africanos de bajos ingresos estaban, bien en una situación de endeudamiento grave, bien  con un alto riesgo de estarlo. Aparte de los países de bajos ingresos, en Zambia se produjo una caída de un 27 % en las inversiones en atención sanitaria y un aumento en el servicio de la deuda de alrededor de un 790 % entre 2015 y 2018. En Kenia, la tendencia fue similar. Allí el servicio de la deuda aumentó en torno a un 176 % y las inversiones en sanidad  se redujeron aproximadamente un 9 % entre 2015 y 2018. «Existe la imperiosa necesidad de gestionar la deuda de tal manera que proteja la salud de la gente. Eso supone garantizar nuevos enfoques financieros en lo que respecta a inversiones sociales, el pago de la deuda (el cual se debe detener durante un tiempo si es necesario para permitir la recuperación económica) y la reestructuración de la deuda bajo un mecanismo coordinado, para proteger el gasto en VIH, salud y desarrollo», incide la Sra. Byanyima.

Un factor aún mayor que influye en el débil estado de la sanidad es el incumplimiento de los derechos humanos. A tenor de las cifras que maneja el Banco Mundial, más de mil millones de mujeres carecen de una protección legal contra la violencia de género, y alrededor de 1,4 mil millones de mujeres no cuentan con una protección legal que las mantenga a salvo de la violencia económica doméstica. En al menos 65 países, el mantener una relación sexual con una persona del mismo sexo constituye un delito. En los últimos años, en algunos países, las medidas represivas y las restricciones sobre las personas lesbianas, gais, bisexuales, los transgénero y los intersexuales han aumentado. El trabajo sexual se considera un hecho delictivo en 98 países. Hasta la fecha, 48 países y territorios aún mantienen algún tipo de restricción relacionada con el VIH para la entrada, la estancia y la residencia en el país. De acuerdo con un estudio reciente sobre políticas relacionadas con el trabajo sexual en 27 países, aquellos que descriminalizaron algunos aspectos del trabajo sexual tienen una prevalencia del VIH considerablemente más baja.

En 91 países, los adolescentes necesitan el consentimiento de sus padres para realizarse una prueba del VIH y en 77 países requieren el consentimiento paterno también para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva, lo cual crea barreras que impiden proteger  a las personas jóvenes de la infección del VIH. Una de las consecuencias derivadas de ello es que la tasa de incidencia del VIH entre las mujeres jóvenes y las chicas  en África oriental y meridional es el doble de la de sus homólogos masculinos.

«En la próxima década, podemos acabar con el sida como amenaza para la salud pública y lograr la cobertura sanitaria universal. Los Gobiernos han de gravar con justicia, ofrecer una atención sanitaria de calidad financiada con fondos públicos y garantizar la igualdad de género para todos. Es posible, podemos hacerlo», declara la Sra. Byanyima.

ONUSIDA está participando en muchos actos dentro de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, con el fin de subrayar la necesidad de que los Gobiernos cumplan sus compromisos para hacer realidad la cobertura sanitaria universal y garantizar que nadie quede atrás.

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ONUSIDA para América Latina y el Caribe
Eduardo Batista
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La Directora Ejecutiva de ONUSIDA transmite una idea general de su visión a la Junta de ONUSIDA

GINEBRA, 13 de diciembre de 2019—Winnie Byanyima, en la primera reunión de la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA (JCP) que se celebra desde su nombramiento como Directora Ejecutiva de ONUSIDA, ha señalado sus prioridades para 2020. Además de resaltar que «la respuesta global al VIH y el Programa Conjunto proporcionan uno de los mayores y más sólidos ejemplos del valor del multilateralismo y la solidaridad mundial», añadió que «el año 2020 nos brinda la gran oportunidad de reflexionar sobre una fórmula de trabajo todavía mejor para el Programa Conjunto».

La Directora Ejecutiva de ONUSIDA dijo que ONUSIDA seguiría avanzando en cuatro áreas: trabajará por las mujeres y las niñas en África; defenderá los derechos humanos de todas las personas; pondrá la ciencia, la innovación y la tecnología en manos de las personas, y financiará la respuesta global al sida.

La Sra. Byanyima puso de manifiesto el enorme progreso alcanzado en la respuesta al sida, pero dijo a los allí congregados que, a pesar de los grandes logros de varios países y regiones, el mundo en general no conseguirá alcanzar para finales de 2020 el objetivo de una reducción de un 75 % en el número de nuevas infecciones por el VIH. La 45.ª reunión de la Junta Coordinadora del Programa, la cual terminó ayer, subrayó la importancia que tiene el que los países aumenten sus inversiones en la prevención del VIH, e insistió en que no menos de una cuarta parte de la partida para el VIH se destina a los programas de prevención.

Durante la reunión, la Junta Coordinadora del Programa solicitó una revisión de la Estrategia de ONUSIDA para 2016-2021, así como su implementación y los resultados obtenidos. Los resultados de dicha revisión se someterán a un amplio proceso de consulta y se presentarán en la siguiente reunión de la Junta Coordinadora del Programa, en junio de 2020, como parte del desarrollo de la próxima estrategia de ONUSIDA.

«El proceso de desarrollo de esta estrategia futura se apoyará fundamentalmente en los datos y tendrá carácter consultivo. Se implicará en él a la plantilla de ONUSIDA; a nuestros copatrocinadores; a la sociedad civil; a las personas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus; a la gente joven; a las instituciones de fe; a los ministros de salud, finanzas y cuestiones de género; y a los parlamentarios, a los científicos, a los donantes y al sector privado», apuntó la señora Byanyima. En su primera intervención ante la Junta Coordinadora del Programa, la Sra. Byanyima se refirió a los desafíos y las oportunidades que hay por delante en los menos de 13 meses que quedan hasta finales de 2020, fecha en que deberían alcanzarse, entre otros, un conjunto de objetivos referentes a la prevención y el tratamiento para el VIH.

Se refirió, asimismo, a los menos de 11 años que quedan hasta 2030, año en el que el mundo se ha comprometido a acabar con el VIH.

La Sra. Byanyima fue tajante al afirmar que su prioridad sería el mayor activo que tiene ONUSIDA, su plantilla. «Se ha hecho mucho, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Se ha de continuar trabajando para restaurar la confianza entre la plantilla y los socios externos, y para cambiar nuestra cultura, de manera que ONUSIDA nunca jamás vuelva a tolerar ningún tipo de abuso de poder, ya sea acoso, mala conducta sexual o bullying. De ahora en adelante, ONUSIDA anima a su personal a sentirse seguro y alzar la voz cuando sea necesario».

La Junta Coordinadora del Programa, tras la reciente revisión de la gestión y la administración en ONUSIDA llevada a cabo por la Unidad de Inspección Conjunta, recibió con gran agrado el compromiso de la Sra. Byanyima de establecer un apartado de la agenda anual de la JCP para cubrir cuestiones de auditorías internas y externas, ética y otros temas relacionados con la rendición de cuentas.

Como homenaje a Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA, responsable de gestión y buen gobierno, quien se despedirá del Programa a principios de 2020, la Sra. Byanyima aprovechó la ocasión para agradecerle su buen trabajo llevando el timón de ONUSIDA tras su reciente crisis reputacional y facilitando la transición del liderazgo. Además de desearle mucha suerte para sus futuras hazañas profesionales, la Sra. Byanyima elogió la gran labor de la Sra. Carlsson, sobre todo por emprender reformas críticas respecto de la gestión y el buen gobierno, con el fin de garantizar la protección y prestar apoyo a los miembros del personal que fueron víctimas de acoso y abuso de autoridad. Tampoco pasó por alto el éxito logrado por la Sra. Carlsson al poner en marcha el Plan de acción sobre la igualdad de género y el Plan de acción sobre la gestión.

La delegación de organizaciones no gubernamentales de la JCP dio a conocer un informe sobre la cobertura sanitaria universal en el que se resaltaba el papel desempeñado por las comunidades como socios e interesados claves en el diseño y la puesta en marcha de la cobertura sanitaria universal. Por ello, la Junta Coordinadora del Programa pidió a ONUSIDA que continuara apoyando a los países para asegurar que siguieran vigentes los programas integrales del VIH y que estos estuvieran disponibles, o resultaran accesibles, dentro del programa de la cobertura sanitaria universal.

El último día de la reunión consistió en una sesión temática que duró todo el día y que se centró en cómo reducir el impacto del sida tanto en los niños como en los jóvenes. Durante dicho encuentro saltaron todas las alarmas al ver que se han enlentecido preocupantemente tanto el progreso alcanzado en cuanto a la eliminación de nuevas infecciones por el VIH entre los niños como el número de niños de entre 0 y 14 años que viven con el VIH y que han iniciado un tratamiento eficaz para combatir el virus. La

JCP participó en paneles en los que se puso de manifiesto la importancia del liderazgo de la juventud para dar forma a la respuesta al VIH hacia enfoques holísticos.

Representantes de los Estados miembros de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales, sociedad civil y organizaciones no gubernamentales asistieron a la reunión de tres días, presidida por China, que tuvo a los Estados Unidos de América como vicepresidente y a Belarús como ponente.

Las decisiones de la JCP se encuentran disponibles en https://www.unaids.org/en/whoweare/pcb/45 (en inglés).

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45a reunión Junta Coordinadora del Programa

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Sri Lanka elimina la transmisión vertical del VIH y de la sífilis

GINEBRA/BANGKOK, 13 de diciembre de 2019—ONUSIDA felicita a Sri Lanka por su éxito al conseguir acabar con la transmisión vertical del VIH y la sífilis congénita. «El gran logro de Sri Lanka me llena de esperanza y me demuestra que el cambio es posible. Es evidente que, cuando un país se asegura de que los servicios sean accesibles y estén libres del estigma para las mujeres, incluyéndose a aquellas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus, los resultados que se obtienen benefician a la salud de las mujeres, a la salud de los niños y a la sociedad en su conjunto», señaló Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

Según el Ministerio de Salud Pública de Sri Lanka, en 2018 todas las mujeres embarazadas diagnosticadas con el VIH comenzaron una terapia antirretrovírica, y el 97 % de las mujeres embarazas y con sífilis recibieron tratamiento. El país lleva sin tener constancia de ningún caso de transmisión maternoinfantil del VIH desde 2017, y la tasa de sífilis congénita se ha reducido a menos de 50 casos por cada 100 000 nacimientos vivos en 2017 y 2018.

«La eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH se debe al fortísimo compromiso político, al fructífero enfoque integrado multisectorial construido sobre las bases del sistema de salud pública y a la experticia técnica», resalto Anil Jasinghe, director general de los servicios sanitarios en Sri Lanka.

Sri Lanka se ha convertido en el cuarto país de la región Asia-Pacífico después de Tailandia, Malasia y las Maldivas en ser validado por eliminar la transmisión vertical del VIH y la sífilis congénita.

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Para acabar con el VIH, la clave está en garantizar que las personas y las comunidades tengan poder para elegir, saber, prosperar y exigir

Los enfoques innovadores respecto a los tratamientos para prevenir el VIH (profilaxis preexposición), la integración de los servicios de planificación familiar con las pruebas del VIH, la supresión de la carga vírica (I = I), la reducción del daño y una salud sexual integral otorgan a las personas en general el poder para protegerse del VIH, y a quienes ya viven con el virus les permiten crecer y desarrollarse

NAIROBI/GINEBRA, 26 de noviembre de 2019—Según un nuevo informe de ONUSIDA, Power to the people (el poder a las personas), publicado antes del Día Mundial del Sida, las personas y las comunidades que viven con el VIH o que están afectadas por el virus participan en la toma de decisiones y en la prestación de servicios relacionados con el VIH. Así mismo, se observa cómo se han reducido los casos de nuevas infecciones y cómo cada vez más personas tienen acceso al tratamiento. Cuando las personas tienen el poder de escoger, de saber, de prosperar y de exigir, cuando la gente trabaja codo con codo, se consigue salvar vidas, acabar con las injusticias y restaurar la dignidad.

«Cuando las personas y las comunidades cuentan con poder y con medios, se logra el cambio», apuntó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «La solidaridad de las mujeres, de los jóvenes, de los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, de los trabajadores sexuales, de los consumidores de drogas y de las personas transgénero ha logrado transformar la epidemia de sida, al capacitarlos a todos ellos para poner fin a la epidemia».

El informe fue lanzado el 26 de noviembre en Kenia por la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, la secretaria del gabinete del ministerio de salud de Kenia y los representantes de la comunidad. En él se pone de manifiesto el enorme progreso alcanzado, sobre todo en lo concerniente a la expansión del acceso al tratamiento. Hacia mediados de 2019, aproximadamente 24,5 millones de personas de los 37,9 millones de personas que viven con el VIH lograron acceso al tratamiento. Al continuar la adherencia al tratamiento, cada vez es menor el número de gente que fallece por enfermedades relacionadas con el sida.

«El trabajo conjunto del Gobierno con la sociedad civil, al que se suma la importantísima implicación de las comunidades, nos ha permitido reducir de manera significativa las nuevas infecciones por el VIH y el número de muertes relacionadas con el sida», insistió Sicily Kanuki, secretaria del gabinete del ministerio de salud keniata. «Las comunidades están en el mismísimo centro de la respuesta al sida y son imprescindibles para erradicarlo».

No obstante, el progreso alcanzado con respecto a la reducción de las infecciones por el VIH se entremezcla con la cifra de 1,7 millones de personas que se vieron afectadas por el virus en 2018. Las nuevas infecciones por el VIH se redujeron un 28 % de 2010 a 2018 en África oriental y meridional, la región más afectada por el VIH. Como señal prometedora y alentadora, la tasa de incidencia del VIH entre las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes de la región con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años pasó de 0,8 % en 2010 a un 0,5 % en 2018, lo que supone un descenso de un 42 %. Sin embargo, las chicas y las mujeres jóvenes todavía son las más castigadas por las nuevas infecciones del VIH. Así, cuatro de cinco nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes del África subsahariana tienen lugar entre chicas.

Fuera de África oriental y meridional, las nuevas infecciones por el VIH se han reducido únicamente un 4 % desde 2010. De mayor preocupación es el aumento de nuevas infecciones por el VIH en algunas regiones. La cifra anual de nuevas infecciones por el VIH aumentó un 29 % en Europa oriental y Asia central, un 10 % en Oriente Medio y África del Norte, y un 7 % en América Latina.

«En muchos lugares del mundo se ha logrado un espectacular progreso en lo concerniente a la reducción de nuevas infecciones por el VIH, muertes relacionadas con el virus y actitudes discriminatorias, sobre todo en África oriental y meridional. Pero, desgraciadamente, la desigualdad de género y el rechazo a los derechos humanos siguen dejando a mucha gente atrás», afirmó la Sra. Byanyima. «Las injusticias sociales, la desigualdad, el no reconocimiento de los derechos de las personas, y el estigma y la discriminación están impidiendo avanzar en la lucha para acabar con el VIH y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible».

Con poder y juntos

Como defiende el informe, cuando las personas y las comunidades gozan de poder y de medios, se logra el cambio. Las comunidades han apostado por programas del VIH que se basen en los derechos humanos y que tengan a las personas en el centro, pues así se garantiza que las respuestas al sida aborden las desigualdades y las injusticias que alimentan la epidemia.

Las mujeres y las chicas son la columna vertebral en cuanto a la atención a sus familias y a sus comunidades, y desempeñan un trabajo que no se paga, ni a menudo se valora, al ocuparse de atender a los niños, los enfermos, los ancianos y las personas con discapacidad. Son ellas quienes sustentan los frágiles sistemas de apoyo social. Y esto ha de cambiar. La implicación y el liderazgo de las comunidades de mujeres son esenciales en la respuesta al VIH.

«Como líder de la comunidad, soy capaz de relacionarme con las personas y de comprender lo que hay tras ellas mucho mejor que alguien de fuera. Llevo 25 años conviviendo con el VIH, así que la gente viene a mí a contarme sus problemas, por ejemplo, los que tienen que ver con el estigma relacionado con el VIH, la revelación y la adherencia. Nunca me he echado para atrás en este papel que he asumido, puesto que soy parte de esta comunidad», confiesa Josephine Wanjiru, activista en una comunidad del VIH en Kiandutu, Thika (Kenia).

Con poder para escoger

Las mujeres y las chicas piden métodos anticonceptivos integrados, pruebas tanto del VIH como de otras infecciones de transmisión sexual, así como opciones de prevención y cuidados. Casi el 40 % de las mujeres adultas y el 60 % de las chicas adolescentes (de entre 15-19 años) del África subsahariana no ven satisfechas sus necesidades con relación a los métodos anticonceptivos modernos.

En muchos países del África subsahariana, de acuerdo con el informe, el número de mujeres jóvenes que toman su medicina para evitar el VIH (profilaxis preexposición) es elevado en aquellos proyectos que integran la profilaxis previa a la exposición en servicios de atención sanitaria dedicados a la juventud y en clínicas de planificación familiar, y siempre y cuando la provisión de esta profilaxis preexposición esté al margen de los servicios de tratamiento.

Desde 2016 se han realizado también once millones de circuncisiones masculinas médicas voluntarias, 4 millones solo en 2018 en los 15 países prioritarios.

Con poder para saber

El poder para saber permite a las personas librarse del VIH o, cuando ya viven con el virus, mantenerse sanas. Sin embargo, la gente descubre su estado serológico positivo demasiado tarde, en ocasiones incluso años después de haberse infectado, lo que lleva a un retraso en el comienzo del tratamiento y facilita la transmisión del VIH. En Mozambique, por ejemplo, el tiempo medio para el diagnóstico tras la infección, en el caso de los hombres, estaba en cuatro años.

La adherencia a un tratamiento efectivo logra suprimir el virus hasta niveles indetectables, lo que hace que la gente lleve una vida sana y evita la transmisión del virus. El saber esto da a las personas que viven con el VIH la oportunidad de llevar vidas normales. También les hace tener la confianza de que están protegiendo a sus seres queridos y las ayuda a plantarles cara al estigma y la discriminación.

Las pruebas caseras del VIH actualmente están ayudando cada vez a más personas a conocer su estado serológico en privacidad, con lo que se están rompiendo las barreras del estigma y la discriminación, y se está facilitando el acceso al tratamiento.

El conocimiento del VIH entre la gente joven es alarmantemente bajo en muchas regiones. En países que tienen a su disposición datos recientes de la encuesta, se ve que solo el 23 % de las mujeres jóvenes y el 29 % de los hombres jóvenes (ambos entre los 15-24 años) tiene un conocimiento completo y adecuado del VIH. Los estudios nos muestran cómo la educación integral sobre sexualidad no nos lleva ni a una mayor actividad sexual, ni a correr más riesgos sexualmente hablando, ni a mayores tasas de infección ni por el VIH ni por otro tipo de infección de transmisión sexual.

Con poder para prosperar

El poder para prosperar consiste en garantizar que las personas tengan derecho a la salud, el tratamiento, la educación, el trabajo y un estándar de vida adecuado para su salud y bienestar.

Las nuevas infecciones por el VIH entre los niños se han reducido en un 41 % desde 2010, y aproximadamente el 82 % de las mujeres embarazadas que viven con el VIH está tomando ya un tratamiento antirretrovírico. Sin embargo, aún hay miles de niños sin acceso a estas medidas. La mitad de todos los niños nacidos con el VIH y cuyo diagnóstico no llega pronto morirá antes de cumplir los dos años. Sin embargo, en todo el mundo, al 59 % de los niños expuestos al VIH se les realizaron las pruebas antes de cumplir dos meses.

En 2018, 160 000 niños (de entre 0 y 14 años) se infectaron por el VIH y 100 000 pequeños fallecieron como consecuencia de una enfermedad relacionada con el sida. Murieron bien por no ser diagnosticados, bien por carecer de tratamiento, prueba impactante de que los niños son dejados atrás.

Las desigualdades de género, las normas y las prácticas patriarcales, la violencia, la discriminación, las violaciones de los derechos y el acceso limitado a los servicios de salud sexual y reproductiva exacerban el riesgo de infección por el VIH entre las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes, sobre todo en el África subsahariana. Cada semana aproximadamente 6000 chicas jóvenes (de entre 15 y 24 años) se infectan por el VIH. 

En Eswatini, un estudio reciente mostró que las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes que habían sido víctimas de violencia de género tenían 1,6 veces más posibilidades de contraer el VIH que aquellas que no habían vivido los abusos. Según el mismo estudio, la capacitación económica de las mujeres y de las chicas ayudó a reducir las nuevas infecciones entre las mujeres más de un 25 % y aumentó las opciones de que las mujeres jóvenes y las chicas pudieran volver a la escuela y concluir sus estudios.

Los grupos de población clave son dejados atrás

Los grupos de población clave y sus parejas concentran al menos el 75 % de las nuevas infecciones por el VIH fuera del África subsahariana y tienen menos oportunidades de acceder al tratamiento que otras personas. Más de un tercio de los grupos de población clave desconoce su estado serológico. El apoyo de las comunidades entre los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres es efectivo y está ayudando a aumentar la toma de profilaxis previa a la exposición, promover relaciones sexuales más seguras, aumentar la práctica de pruebas del VIH y apoyar la adherencia al tratamiento.

Las personas transgénero son víctimas de la discriminación en cada una de las esferas de su vida, incluyéndose aquí la educación y el empleo, y solo el 10 % trabaja en la economía formal. Sin embargo, el activismo de la comunidad nos ha llevado a ser capaces de atender los derechos y las realidades de las personas transgénero, algo que se llevaba mucho tiempo esperando.

Algunos estudios también señalan que las actividades de capacitación de la comunidad llevadas a cabo entre los trabajadores sexuales pueden triplicar el uso de los preservativos con los clientes y reducir en más de un 30 % las posibilidades de infección por el VIH.

Con poder para exigir

El poder para exigir y pedir da a las comunidades y a las personas poder para participar en todas decisiones que las afectan. Hay constancia de medidas enérgicas, restricciones y hasta ataques contra los grupos y las campañas que muestran su apoyo a los grupos de población clave. Algunos Gobiernos se niegan a reconocer, apoyar y participar en las organizaciones de la comunidad como parte de sus respuestas nacionales al VIH, y, por consiguiente, se pierden el ingente potencial que tienen las comunidades para llegar a las personas más afectadas por el VIH.

Las personas y las comunidades pondrán fin al sida

El trabajo de las organizaciones lideradas por las comunidades es único y poderoso, y puede impactar de un modo muy sustancial en cómo el mundo siga avanzando para erradicar el sida. ONUSIDA insta a todos los países a apoyar plenamente y permitir la gran labor de las organizaciones lideradas por las comunidades, a garantizar que estas tengan su sitio y ocupen su lugar en las reuniones en las que se toman decisiones respecto de la salud y el bienestar de los miembros de la comunidad, y a eliminar toda barrera que obstaculice su implicación en la respuesta al VIH. Solo financiando plenamente y apoyando por completo el trabajo de las organizaciones de las comunidades se logrará hacer realidad el deseo de acabar con el sida.

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Informe (en inglés)

Discurso de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA Winnie Byanyima durante la presentación del informe del Día Mundial del Sida

Mensaje de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, para el Día Mundial del Sida de 2019

Press Release

Plan conjunto de varios organismos multilaterales para impulsar los objetivos sanitarios mundiales

NUEVA YORK, 24 de septiembre de 2019—Hoy, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, 12 organismos multilaterales han presentado un plan conjunto para mejorar el apoyo a los países durante los próximos 10 años con el fin de acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la salud.

Tras 18 meses de elaboración, en el documento titulado Mayor colaboración, mejor salud: Plan de acción mundial a favor de una vida sana y bienestar para todos se describe la colaboración que iniciarán una docena de organismos multilaterales de salud, desarrollo y ayuda humanitaria con objeto de ser más eficientes y racionalizar mejor el apoyo prestado a los países a fin de instaurar la cobertura sanitaria universal y alcanzar las metas de los ODS relacionadas con la salud. 

Preservar la salud de la población es esencial para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas y la protección del medio ambiente. Si bien en los últimos decenios se han logrado avances significativos en esferas clave de la salud, no se alcanzarán las metas establecidas para 2030 si no redoblamos los esfuerzos. 

«El título que se ha dado al Plan (‘Mayor colaboración, mejor salud’) está perfectamente justificado», afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La colaboración es el camino que emprendemos para lograr el efecto buscado, que es nuestro destino. Así, la presentación del Plan marca el principio de ese camino, no su punto final». 

La cobertura sanitaria universal es fundamental para cumplir los objetivos relacionados con la salud y resolver las inequidades sanitarias. Si las tendencias actuales persisten, en el mundo habrá cerca de 5000 millones de personas que no estarán cubiertas por los servicios esenciales de salud en 2030, como se subraya en el informe mundial de seguimiento de la cobertura sanitaria universal, publicado la semana pasada por la OMS. Para no dejar a nadie atrás, los países han de combatir las inequidades sanitarias. Mejorar la colaboración y la coordinación puede ayudarlos a hacer frente a problemas sanitarios complejos y aportar soluciones innovadoras. 

En conjunto, la contribución de los 12 organismos supone una tercera parte de toda la asistencia para el desarrollo destinada a la salud. En el marco del Plan de acción mundial, los organismos se comprometen a reforzar su colaboración para:
  • Trabajar mejor con los países a fin de definir prioridades, y asumir juntos la planificación y ejecución; 
  • Acelerar los progresos de los países mediante acciones conjuntas en siete ámbitos de aceleración que plantean desafíos comunes en muchos países y en los que los mandatos, los conocimientos y los recursos de los organismos ofrecen soluciones: 1) atención primaria de la salud; 2) financiación sostenible de la salud; 3) participación de la comunidad y la sociedad civil; 4) determinantes de la salud; 5) programación innovadora en entornos frágiles y vulnerables y para responder a los brotes de enfermedades; 6) investigación y desarrollo, innovación y acceso; y 7) datos y salud digital. Asimismo, trabajarán juntos para promover la igualdad de género y la aportación de bienes públicos mundiales;
  • Armonizar sus estrategias y políticas operacionales y financieras en apoyo de los países para aumentar la eficiencia y reducir la carga que pesa sobre ellos; y
  • Rendir cuentas, examinando los progresos y aprendiendo juntos a efectos de mejorar la rendición de cuentas conjunta.

Los gobiernos están definiendo prioridades, elaborando planes de aplicación e intensificando los esfuerzos para alcanzar las metas de los ODS relacionadas con la salud. Por ello, cada vez más países solicitan la puesta en marcha del Plan de acción mundial. «Para Nepal es fundamental alcanzar los ODS relacionados con la salud. Reforzar la atención primaria de salud y mejorar la utilización de datos para planificar y adoptar decisiones basadas en datos empíricos son dos ámbitos de aceleración que nos ayudarán a avanzar hacia la consecución de los ODS», afirmó el Viceprimer Ministro de Nepal, Sr. Upendra Yadav.

Con el Plan de Acción Mundial, los organismos ayudarán a los países a cumplir otros compromisos internacionales, además de los ODS, como los contraídos en Astaná en el ámbito de la atención primaria de salud y en la reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la cobertura sanitaria universal, que se celebra esta semana en Nueva York.

Coordinado por la OMS, el Plan de acción mundial a favor de una vida sana y bienestar para todos responde a un llamamiento de Alemania, Ghana y Noruega, con el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en favor de una colaboración y una coordinación más eficaces entre las organizaciones mundiales de salud para el logro de los ODS relacionados con la salud. Los 12 organismos signatarios del plan son la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), el Mecanismo Mundial de Financiamiento (GFF), el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Mecanismo Internacional de Compra de Medicamentos (UNITAID), la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres), el Grupo Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la OMS.

Nota para los redactores 

A continuación se incluyen declaraciones de los 12 jefes de las organizaciones participantes.

Seth Berkley, Director Ejecutivo de la  Alianza Gavi para las Vacunas 

«La Gavi ha podido lograr la gesta extraordinaria de vacunar a más de 750 millones de niños desde el año 2000 gracias a su colaboración con muchos de estos 12 organismos en el marco de una alianza», señaló el Dr. Seth Berkley, Director Ejecutivo de la Alianza Gavi para las Vacunas. «Sabemos que forjando alianzas robustas pueden conseguirse muchas cosas, pero también que juntos podemos hacer mucho más y llegar a las personas que no tienen acceso a servicios de salud. La colaboración adecuada puede impulsar la atención primaria de salud y, por extensión, la cobertura sanitaria universal. Por ello este nuevo plan es tan importante, ya que reúne a algunos de los actores más destacados en el ámbito de la salud mundial con el objetivo de crear las condiciones necesarias para que todas las personas disfruten de mejor salud y bienestar».  

Dr. Muhammad Ali Pate, Director del Mecanismo Mundial de Financiamiento (GFF) para las Mujeres, los Niños y los Adolescentes

«El Mecanismo Mundial de Financiamiento apoya el Plan de acción mundial porque reconoce que la colaboración debe tener lugar en el ámbito nacional y teniendo en cuenta las necesidades y prioridades específicas del país. Esta colaboración debería tener dos objetivos: acelerar los progresos para aquellas personas que han quedado más rezagadas y velar por que todo el apoyo que prestemos en tanto que organismos para el desarrollo esté orientado a que los países refuercen sus sistemas de salud y de financiación». 

Peter Sands, Director Ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (el Fondo Mundial)

«Nuestros cálculos son sencillos: el Fondo Mundial es una alianza y tendremos mayor impacto cuanto más colaboremos y nos coordinemos con nuestros asociados», declaró Peter Sands, Director Ejecutivo del Fondo Mundial.  «Nos hemos comprometido a aportar nuestro grano de arena para que el Plan de acción mundial sea una realidad».  

Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva interina del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA)

«El Plan de acción mundial debe llevar a mayores inversiones en iniciativas comunitarias en todo el mundo porque empoderar a las comunidades arroja resultados. En la respuesta al sida, la colaboración e implicación comunitarias han dado lugar a un aumento en el uso de los servicios de prevención y tratamiento contra el VIH, a la reducción de la estigmatización y la discriminación y a la protección de los derechos humanos. El empoderamiento de las comunidades será crucial para lograr que todas las personas gocen de mejor salud».  

Achim Steiner, Administrador del Programa de las Naciones unidas para el Desarrollo (PNUD)

«El Plan de acción mundial es el tipo de alianza que abarca a todo el sistema que puede ayudar a los países a acelerar los progresos hacia el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y hacer realidad la promesa de bienestar y salud para todos».

Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)

«Para garantizar buena salud y bienestar a lo largo del curso de la vida es fundamental que los sistemas de salud puedan ofrecer servicios de salud sexual y reproductiva a todas las mujeres y jóvenes. El Plan es nuestra hoja de ruta colectiva para garantizar que la cobertura sanitaria sea verdaderamente universal mediante nuevas formas de colaborar que tengan en cuenta las necesidades y prioridades de los países para conseguir que todas las personas tengan acceso a los servicios». 

Henrietta Fore, Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)

«Millones de niños y jóvenes vulnerables mueren por falta de medicamentos y servicios de salud. Fortalecer la atención primaria de salud significa mejorar nuestra capacidad de llegar a todos los niños», ha declarado Henrietta Fore, Directora Ejecutiva del UNICEF. «Nos hemos comprometido a colaborar con los gobiernos y los asociados para que este objetivo sea realidad un día».  

Lelio Marmora, Director Ejecutivo del Unitaid

«Para alcanzar los objetivos sanitarios mundiales la innovación es fundamental. Cuando colaboramos, nos inspiramos mutuamente, surgen nuevas ideas y alineamos nuestras iniciativas para superar los retos sobre el terreno», comentó el Director Ejecutivo del Unitaid, Lelio Marmora. «Con el Plan de acción mundial nuestra labor puede lograr mayor impacto». 

Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU- Mujeres)

«Para 2030 queremos que más mujeres y niñas tengan control y poder de tomar decisiones fundamentadas sobre su cuerpo, su salud y su futuro, y acceso a servicios de salud reproductiva y materna. Deberían vivir seguras y prosperar, sin sufrir ninguna forma de violencia y protegidas por una legislación que no discrimine. El Plan de acción mundial puede servir de hoja de ruta para una acción colectiva que introduzca transformaciones con respecto al género para que esos objetivos sean una realidad duradera». 

Annette Dixon, Vicepresidenta de Desarrollo Humano, Grupo Banco Mundial 

«Consideramos que invertir en salud es fundamental para que los países construyan su capital humano. Al mejorar la colaboración con países asociados y asumir las responsabilidades que nos corresponden, especialmente en el ámbito nacional, podremos acelerar los progresos hacia la salud y la igualdad de oportunidades para todos». 

David Muldrow Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA)

«No lograremos acabar con el hambre a menos que todas las personas puedan acceder a servicios que les ayuden a tener mejor salud. Estos objetivos son indisociables. Por ello el Programa Mundial de Alimentos se compromete a colaborar con los gobiernos y con nuestros asociados de todo el mundo para avanzar hacia un mundo más sano y mejor alimentado». 

Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

«El título que se ha dado al Plan (‘Mayor colaboración, mejor salud’) está perfectamente justificado», afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «La colaboración es el camino que emprendemos para lograr el efecto buscado, que es nuestro destino. La publicación del Plan marca el principio de ese camino, no su punto final».
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