NUEVA YORK/GINEBRA, 3 de junio de 2019—Un nuevo informe elaborado por la Secretaría General de las Naciones Unidas, Movilizar la ambición mundial de acabar con la epidemia de sida tras un decenio de progresos, se ha presentado a los Estados miembros de las Naciones Unidas durante la sesión número 73 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los Estados miembros se reunieron en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, en los Estados Unidos de América, para analizar los avances conseguidos hasta la fecha y compartir sus propios logros y futuros desafíos.
«Un mundo sin sida era casi inimaginable cuando la Asamblea General celebró su primera sesión extraordinaria sobre la epidemia hace 18 años», señalaba en el informe António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas. «Desde entonces, la determinación mundial de derrotar a una de las mayores crisis sanitarias de la historia ha producido un progreso notable... y... ha inspirado un compromiso en el marco del Programa de Desarrollo Sostenible de 2030 para poner fin a la epidemia de sida para 2030».
El informe del Secretario General muestra que aquellos resultados que tiempo atrás se tacharon de imposibles para países de ingresos bajos hoy se han alcanzado tras diez años de avances en la respuesta al VIH. Entre 2008 y 2017 se han reducido en un 43 % las muertes relacionadas con el sida, ha habido un descenso de un 45 % en el número de nuevas infecciones por VIH entre niños y las nuevas infecciones por VIH entre adultos en todo el mundo también han disminuido un 19 %. Asimismo, también hubo un aumento de 5,5 veces en el número de personas que viven con el VIH que tuvieron acceso a tratamiento. Durante el periodo señalado, 21,7 millones de los 36,9 millones de personas que viven con el VIH recibieron su terapia antirretrovírica en 2017.
Como señalaba María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, «los enormes logros alcanzados en la respuesta al VIH/sida en las últimas décadas, bajo el firme liderazgo de ONUSIDA, es uno de los mejores ejemplos del multilateralismo en acción». «Sin duda, es una muestra de lo que podemos conseguir cuando actuamos juntos en torno a una causa común».
El informe muestra que el mayor progreso se observa en las regiones del este y sur de África, donde las muertes relacionadas con el sida se redujeron un 53 % y las nuevas infecciones por VIH en adultos y niños descendieron un 36 %. La epidemia que acababa con la muerte de más de un millón de personas al año en aquella región, ahora se cobra menos de 400 000 vidas anualmente.
En otras regiones del mundo, entre las que se incluyen América Latina, el Caribe, Asia y el Pacífico, Europa occidental y central y América del Norte, el aumento del acceso a las pruebas del VIH y los tratamientos hizo posible reducir de manera significativa las muertes relacionadas con el VIH durante la pasada década. Muchas de esas regiones también han experimentado un descenso en el número de nuevas infecciones por VIH.
Europa del Este y Asia central han constituido excepciones notables, pues han experimentado un aumento de un 30 % en el número de nuevas infecciones por VIH desde 2010, y se estima que en este tiempo 960 000 personas han contraído el virus. Lo mismo sucede en Oriente Medio y África del Norte, donde, en el mismo periodo, las muertes por enfermedades relacionadas con el sida se incrementaron en un 11 % y se calculan 140 000 casos de nuevas infecciones.
El informe señala que los servicios orientados a los grupos de población clave en esas regiones son pocos y están alejados unos de otros, y que los duros castigos por mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, el consumo de drogas y el trabajo sexual en esas regiones y en cualquier otro lugar no suponen sino enormes barreras a los pocos servicios que están disponibles.
En África central y occidental, la insuficiente financiación nacional, los precarios sistemas de salud, las tasas formales e informales que han de pagar los usuarios por la atención sanitaria, las situaciones humanitarias y los elevados niveles de estigma y discriminación continúan minando los esfuerzos por ampliar el acceso a las pruebas del VIH y el tratamiento.
Aún nos encontramos con muchos desafíos, entre ellos, las normas de género dañinas y el estigma y la discriminación a los que se enfrentan las personas que viven con el VIH. Las normas y las políticas de muchos países impiden el acceso a los servicios sanitarios y a los relacionados con el VIH a la gente joven, las mujeres y las poblaciones clave (hombres homosexuales y varones que mantienen relaciones sexuales con otros varones, trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, prisioneros y otras personas encarceladas), las poblaciones indígenas y las personas migrantes y refugiadas.
La financiación para la respuesta al sida en países de bajos y medianos ingresos en todo el mundo ha permanecido estable en la mayor parte de los últimos cinco años. En 2017, las donaciones y las inversiones nacionales en los países de bajos y medianos ingresos supusieron un total de 20,6 mil millones de dólares americanos, aproximadamente un 80 % del objetivo para 2020.
«Como deja muy claro el informe del Secretario General, para proteger los logros que hemos alcanzado y para enfrentar los desafíos que se interponen en el camino de nuestra promesa de acabar con el sida para 2030, debemos reafirmar nuestra resolución, fortalecer nuestras alianzas y decir no a la complacencia», apuntaba Gunilla Carlsson, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Comencemos con un reabastecimiento exitoso que resulte en un Fondo mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria completamente financiado que permita, junto con todos sus socios, incluido ONUSIDA, continuar brindando a las comunidades y los pueblos que más lo necesitan un apoyo basado en la evidencia y centrado en la persona y en los derechos humanos».
El informe nos anima a aprovechar la oportunidad de este impulso creciente para conseguir la cobertura sanitaria universal, de modo que nadie quede excluido. La colaboración entre los sistemas de salud y los grupos de la comunidad ha demostrado reducir el estigma y la discriminación y contribuir a acercar los servicios a quienes más los necesitan. En este contexto, el informe recomienda encarecidamente fortalecer el papel clave que los grupos de la comunidad desempeñan en la respuesta al sida.
En su informe, el Secretario General de las Naciones Unidas insta a los Estados miembros a adoptar las siguientes recomendaciones con el fin de impulsar la voluntad política, acelerar la acción y generar el marco necesario para alcanzar los objetivos para 2020, recogidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Declaración política de las Naciones Unidas, para poner fin al sida de 2016. Estas recomendaciones son: a) revitalizar la prevención primaria del VIH; b) diversificar las pruebas del VIH y distinguir la prestación de la atención sanitaria para alcanzar los objetivos de 90-90-90; c) establecer entornos legales y políticos que posibiliten llegar a las poblaciones marginadas y vulnerables; d) movilizar recursos adicionales y situarlos donde más se necesitan; e) apoyar a las comunidades para ayudarlas a que desempeñen el papel fundamental que les corresponde y f) incorporar una respuesta integral al sida en la cobertura sanitaria universal.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.