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Press Release
Pese al gran progreso desde el principio, la respuesta al VIH sigue fallando a los niños
07 Julio 2020 07 Julio 2020GINEBRA, 7 de julio de 2020 - El último informe sobre el progreso para la consecución de los objetivos Start Free, Stay Free, AIDS Free muestra que, a pesar del gran avance logrado desde los primeros días de la epidemia, la respuesta al sida centrada en los niños se mantiene en posición rezagada. Año tras año se sigue sin alcanzar el gran objetivo de eliminar las nuevas infecciones entre los niños, y los más pequeños siguen muriendo innecesariamente como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida. Muertes que podrían evitarse con tratamientos sencillos y económicos si se diagnosticara y tratara a tiempo a los más pequeños de la sociedad.
«Supone una auténtica tragedia el ver que disponemos de muchísimas herramientas, el saber que se han evitado muchas nuevas infecciones entre niños, el comprobar que son muchos los niños seropositivos que están bien, mientras que hay muchos otros muriendo sin disfrutar de ningún paso de los que hemos dado hacia adelante», expresa Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Nos negamos a aceptar que cada año decenas de miles de niños sigan infectándose por el VIH y muriendo como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida».
El marco Start Free, Stay Free, AIDS Free parte de tres conceptos sencillos. En primer lugar, los bebés tienen derecho a llegar al mundo libres del VIH (Start Free). En segundo lugar, mediante la prevención del VIH, los niños, los adolescentes y las mujeres jóvenes tienen derecho a permanecer libres del virus (Stay Free). En tercer lugar, los niños y adolescentes que contraen el VIH tienen todo el derecho a ser diagnosticados, tratados y cuidados, para que permanezcan libres de sida todo el tiempo (AIDS Free).
Todos los países del globo han mostrado su acuerdo respecto a establecer objetivos relacionados con la prevención y el tratamiento. Con el fin de que los niños empiecen sus vidas libres del VIH, uno de los objetivos consistía en reducir el número de nuevas infecciones infantiles por el VIH a menos de 40 000 para 2018, y a 20 000 para el año 2020. Sin embargo, de acuerdo con los últimos datos publicados, en 2019 se infectaron 150 000 niños, cifra que supone una reducción desde el año 2010, pero que sigue siendo cuatro veces superior al objetivo fijado para 2018.
Si se garantiza que las mujeres embarazadas que viven con el VIH sean diagnosticadas a tiempo, empiecen su tratamiento y se mantengan adheridas a la terapia antirretrovírica durante el embarazo, el parto y la lactancia, las posibilidades de que transmitan el virus están por debajo del 1 %. En todo el mundo, en el año 2019 recibió tratamiento antirretrovírico el 85 % de las mujeres que viven con el VIH. Pese a esa elevada cobertura, los niños se siguen infectando debido al desigual acceso a los servicios de tratamiento (principalmente en África occidental y central), las mujeres no reciben las atenciones necesarias, y las embarazadas y las lactantes contraen el VIH.
«Como comunidad global, hemos avanzado ingentemente para controlar la pandemia del VIH, pero todavía tenemos pendiente llegar a muchos niños, adolescentes y mujeres jóvenes», insistió Angeli Achrekar, subdirectora y coordinadora en materia de sida mundial en Estados Unidos, y responsable del Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR). «Debemos redoblar esfuerzos todos para llegar de manera inmediata a todas esas poblaciones críticas. PEPFAR sigue plenamente comprometido con llevar a cabo su parte».
El componente stay-free (mantente sin) fija el objetivo de reducir las nuevas infecciones por el VIH entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes a menos de 100 000 para el año 2020. Las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes llevan mucho tiempo siendo, con gran diferencia, las más afectadas por el VIH en los países más centrados en la iniciativa Start Free, Stay Free, AIDS Free. Las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes son el 10 % de toda la población, pero representan el 25 % de las nuevas infecciones por el VIH, y corren casi dos veces el mismo riesgo de contraer la infección por el VIH que sus coetáneos masculinos. No obstante, las nuevas infecciones entre las mujeres jóvenes sí han descendido. En Sudáfrica, donde se combinan distintos programas de prevención para chicas adolescentes y mujeres jóvenes, las nuevas infecciones entre este grupo de edad han caído en torno a un 35 %. Y en Eswatini, las nuevas infecciones por el VIH entre las mujeres jóvenes de 15-24 años han caído en torno a un 54 %.
«Durante muchísimo tiempo, la respuesta al VIH se ha pasado por alto en el caso de los niños, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes», recalca Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. «Mas albergamos esperanza. El impulso reciente para reducir las nuevas infecciones entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes que se está observando en países como Eswatini y Sudáfrica nos demuestra todo lo que es posible conseguir cuando los Gobiernos y las comunidades, lideradas por las propias chicas, aúnan fuerzas. No podemos permitir que la COVID-19 y el viento en contra que trae consigo nos hagan aminorar la marcha. Debemos permanecer fuertes y ambiciosos en nuestro esfuerzo conjunto por garantizar que la siguiente generación de niños nazca libre del VIH y el sida».
Para que los niños y los adolescentes vivan AIDS-free (libres de sida), los países llaman a establecer objetivos ambiciosos, pero realistas, con relación al tratamiento infantil para el VIH: para el año 2020, administrar un tratamiento antirretrovírico a los 1,4 millones de niños que viven con el VIH. En el año 2019, sin embargo, solo 950 000 (53 %) de los 1,8 millones de pequeños que viven con el VIH recibieron tratamiento antirretrovírico, una cifra muy inferior al 67 % de los adultos que están en tratamiento. Está claro que, para salvar vidas, los 840 000 menores que no están en tratamiento (aproximadamente dos tercios de los que se calcula que hay de entre 5 y 14 años) deben ser diagnosticados y tratados con carácter urgente.
«La falta de medicamentos para el VIH óptimos con formulaciones pediátricas adecuadas lleva siendo desde hace años una gran barrera para mejorar los resultados en salud de los niños que viven con el VIH, y lleva a la baja cobertura del tratamiento», explica Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. «El acceso a los servicios para los grupos vulnerables se debe expandir mediante un compromiso de la comunidad más sólido, un mejor suministro de servicios, y un gran esfuerzo para poner fin al estigma y la discriminación».
A pesar de todos los fracasos, la buena noticia es que sí sabemos de qué manera el mundo podría alcanzar los objetivos de Start Free, Stay Free, AIDS Free. Y comprometiéndonos como debemos, aún podemos salvar los obstáculos que nos impiden lograr los objetivos y revertir los fracasos.
«La década pasada ha estado marcada por la innovación y el progreso en el campo del VIH pediátrico. Sin embargo, el enorme incumplimiento de los objetivos para con los niños que se refleja en el último informe es plenamente inadmisible. Debemos renovar, de forma urgente, nuestro compromiso para luchar por una generación libre de sida. Sin embargo, hoy en día, como comunidad mundial, estamos fallando a todos aquellos más vulnerables que están a nuestro alrededor: los niños y los jóvenes», apuntó Elizabeth Glaser, presidenta y directora ejecutiva de Pediatric AIDS Foundation.
«Podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor», añadió la Sra. Byanyima. «Sabemos bien cómo salvar vidas y frenar el número de nuevas infecciones ente los niños. Solo pido que no escatimemos esfuerzos. Todo lo que suponga hacer algo menos es una vergüenza por nuestra parte».
ONUSIDA y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida lanzaron la iniciativa Start Free, Stay Free, AIDS Free en 2016 con el fin de integrar los logros del Plan mundial para eliminar las nuevas infecciones por VIH en niños para el 2015 y para mantener con vida a sus madres, el cual terminó en 2015.
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Feature Story
El valor de integrar la prevención del VIH y los servicios de anticoncepción
05 Junio 2020
05 Junio 2020 05 Junio 2020En el año 2019, el ensayo ECHO recordó al mundo la enorme incidencia del VIH entre las mujeres en algunas regiones de África meridional. Esta elevadísima presencia de VIH y de enfermedades de transmisión sexual se detectó entre las mujeres que accedían de forma rutinaria a los servicios de anticoncepción.
Un nuevo informe conjunto elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONUSIDA establece los pasos necesarios para mejorar e integrar los servicios para la prevención del VIH y los métodos anticonceptivos con el fin de reducir las nuevas infecciones por el VIH entre las mujeres.
«Necesitamos reflexionar sobre las distintas necesidades de las mujeres, incluyéndose aquí las chicas adolescentes, las mujeres de bajo nivel educativo y las que forman parte de los grupos de población clave, las cuales a menudo son dejadas fuera de los programas anticonceptivos y privadas de su derecho a la salud sexual y reproductiva. Este nuevo enfoque se traduce en más opciones relacionadas tanto con la anticoncepción como con la prevención del VIH, así como en más actividades de la comunidad complementarias que vayan más allá de las instalaciones sanitarias», explica Paula Munderi, coordinadora de la coalición global para la prevención del VIH en ONUSIDA.
El nuevo informe señala claramente que las mujeres sudafricanas con mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, así como las mujeres de los grupos de población clave, deberían ser el foco de la acción más urgente.
Se sugieren distintos enfoques en aquellos lugares en los que los niveles de riesgo de contraer el VIH son también diferentes. Por ejemplo, allí donde hay mayor incidencia de VIH y enfermedades de transmisión sexual, las opciones para la prevención del virus, incluidos los preservativos masculinos y femeninos, y el asesoramiento en materia de prevención han de ser elementos esenciales de los servicios de anticoncepción y, por tanto, han de fomentarse activamente. En las regiones de África meridional donde la incidencia del VIH es exageradamente alta, se ha de considerar la posibilidad de introducir de inmediato la profilaxis preexposición dentro de los servicios de anticoncepción.
«Tanto la salud sexual y reproductiva como el derecho a ella y la integración del VIH llevan más de una década potenciándose, aunque el progreso continúa siendo limitado. El apoyar el que las mujeres que viven con el VIH accedan a la anticoncepción en clínicas especializadas en el tratamiento del VIH y el prestar servicios relacionados con el VIH en centros para la anticoncepción es una prioridad básica que requiere de una financiación comprometida para materializarse en acciones concretas», insiste Rachel Baggaley, coordinadora de los programas de pruebas, prevención y poblaciones, VIH global, hepatitis y enfermedades de transmisión sexual de la Organización Mundial de la Salud.
Para comprender lo que las mujeres necesitan y quieren, el informe sugiere que las mujeres estén en el centro de la toma de decisiones. «La prevención del VIH y las opciones anticonceptivas para las mujeres y las chicas siguen sin estar disponibles para todo el mundo. Necesitamos garantizar que las acciones y las elecciones de las chicas y las mujeres se promuevan poniendo a su disposición una amplia variedad de productos para la prevención del VIH, que vayan desde la profilaxis previa a la exposición y los microbicidas, hasta los preservativos fáciles de utilizar. Las mujeres y las chicas prosperarán cuando se les brinde la oportunidad de elegir», insistió Nyasha Sithole, defensora de los derechos de las chicas y las mujeres de Zimbabwe.
Aunque las mujeres que viven con el VIH que están siguiendo un tratamiento antirretrovírico y han suprimido su carga viral no pueden transmitir el VIH a sus parejas sexuales, millones de mujeres que están accediendo a la anticoncepción siguen manteniendo relaciones sexuales sin protección con hombres que desconocen su estado serológico. Tal y como pone de manifiesto el ensayo PopART, la alta incidencia del VIH entre las mujeres jóvenes se debe también a que los hombres no acceden al tratamiento. El informe propone pasos concretos para fortalecer los servicios de prevención, pruebas de detección y tratamiento dirigidos a las parejas, incluyéndose aquí pruebas de autodetección para hombres combinadas con enfoques de prevención para llegar a las comunidades y transformar los aspectos relativos al género.
«La integración eficaz precisa una prevención multicapa que pueda, y deba, abarcar tanto la salud sexual y reproductiva como los servicios para el VIH, incluyéndose aquí las tecnologías de prevención polivalentes. La atención aislada, las roturas de stock y la mínima aportación por parte de las propias mujeres se encuentran entre las barreras que desde hace más tiempo bloquean la atención sanitaria de las mujeres, y la COVID-19 no ha hecho sino exacerbar esas dificultades», indica Mitchell Warren, director ejecutivo de AVAC.
Con el distanciamiento físico necesario consecuencia de la pandemia de COVID-19, que ha obligado a reducir el contacto con los servicios de salud, resulta esencial que las interacciones con los proveedores de salud se optimicen mediante servicios integradores. «La prevención del VIH y de las infecciones de transmisión sexual debería ser la base de la información referente a la anticoncepción y de los servicios ofrecidos a las mujeres con mayor riesgo de contraer el VIH», defiende James Kiarie, responsable de la unidad de anticoncepción y fertilidad del departamento de salud sexual y reproductiva de la OMS.
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Mitigando el impacto de la COVID-19 en los grupos de población clave
04 Junio 2020
04 Junio 2020 04 Junio 2020La pandemia de la COVID-19 está afectando a todo el mundo, incluyéndose aquí los grupos de población clave con mayor riesgo de contraer el VIH. Como consecuencia de los reveses de la COVID-19, corremos el gran riesgo de desandar lo andado y volver atrás en lo que respecta a los avances conseguidos con relación a otras enfermedades infecciosas, incluyéndose aquí el VIH. Ese es precisamente el punto de partida de un nuevo informe publicado por FHI 360, en colaboración con ONUSIDA, en el cual se aconseja sobre cómo minimizar los impactos de la COVID-19 sobre los grupos de población clave.
«Centradas en los grupos de población clave, estas directrices complementan nuestros esfuerzos por apoyar el acceso durante la pandemia de la COVID-19 a los servicios y los productos para la prevención del VIH, así como por acercar a todo el mundo los servicios encargados de la salud sexual y la planificación familiar, la prevención de la violencia de género y el asesoramiento en materia del VIH, y de las pruebas de detección y el tratamiento antirretrovírico», insiste Paula Munderi, coordinadora de la coalición global para la prevención del VIH de ONUSIDA. «Para conservar todo aquello que tanto nos ha costado ganar en la respuesta al sida, es fundamental mantener los servicios básicos del VIH para los grupos de población clave, así como fomentar, y velar por, la seguridad y el bienestar del personal y de los miembros de la comunidad durante esta pandemia de la COVID-19».
El informe, concebido como una guía práctica para apoyar la continuación de los servicios del VIH para las personas seropositivas y los grupos de población clave, va dirigido a ayudar a los implementadores de programas, para que estos puedan continuar en todo momento desempeñando su trabajo.
«Los grupos de población clave son especialmente vulnerables a las interrupciones de servicios del VIH y a un daño adicional durante la pandemia de la COVID-19. Necesitamos urgentemente soluciones basadas en derechos que mantengan o incrementen el acceso de los grupos de población clave a los servicios para el VIH, al mismo tiempo que minimicen la posible exposición a la COVID-19 y promuevan la seguridad de las personas. Dichas soluciones han de apoyar el distanciamiento físico y la descongestión de las instalaciones sanitarias, pero de un modo que responda a la verdadera y actual realidad de los grupos de población clave», apunta Rose Wilcher, de FHI 360.
El informe ofrece sugerencias prácticas de cara a las tres grandes áreas que se distinguen:
La primera tiene que ver con la protección de los proveedores y los miembros de la comunidad frente a la COVID-19. Los servicios para el VIH solo pueden seguir en marcha durante la pandemia de la COVID-19 si se adoptan medidas para evitar la posible transmisión del coronavirus entre los trabajadores del programa, los proveedores y los beneficiarios. Servicios para el VIH se consideran también los que tienen que ver con las pruebas de detección y la atención relacionadas con la COVID-19, así como aquellos otros dirigidos a cuidar del bienestar mental de los proveedores y beneficiarios.
La segunda área es la que apoya el acceso seguro y constante a los servicios y productos para el VIH. Los programas para el VIH pueden integrar medidas de distanciamiento social, ofrecer consultas virtuales y proporcionar la dispensación multimensual de los medicamentos para el VIH. Las actividades de concienciación y las relaciones entre iguales deberían continuar allí donde sean posibles.
La tercera área sobre la que trabaja el informe guarda relación con supervisar la continuidad de los servicios y mejorar los resultados. Puesto que es posible que se produzcan interrupciones de los servicios, los programas para el VIH deberán adaptar sus sistemas de evaluación y supervisión con el fin de permitir la evaluación regular del suministro continuado de servicios para el VIH y del impacto de la COVID-19 sobre los programas para el VIH y sus beneficiarios. Ello podría requerir la puesta en marcha de sistemas de información estratégicos que utilicen medidas de distanciamiento físico como la recogida de datos virtual y las herramientas de presentación de informes.
«La pandemia de la COVID-19 no debería jamás servir de excusa para ralentizar el impulso en la respuesta global al VIH entre los grupos de población clave. Lejos de ello, la pandemia supone el momento de aprender y sacar conclusiones de nuestro trabajo para poner fin al sida. Nos brinda también la oportunidad de aliviar los sistemas sanitarios sobrepasados como consecuencia de la COVID-19 financiando plenamente las organizaciones basadas en la comunidad y lideradas por hombres gais y bisexuales, consumidores de drogas, trabajadores sexuales y personas transgénero, con el fin de garantizar un mejor acceso a los servicios para el VIH dirigidos a los grupos de población clave», recalca George Ayala, director ejecutivo de MPact.
El informe fue elaborado por FHI 360 como parte del proyecto EpiC (consecución de objetivos y mantenimiento del control epidémico), apoyado por USAID y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida. ONUSIDA y sus socios aportan sus ideas y consejos.


Feature Story
COVID-19 en las cárceles: una bomba de tiempo
13 Mayo 2020
13 Mayo 2020 13 Mayo 2020Con más de 11 millones de personas detenidas en todo el mundo y 30 millones de personas entrando y saliendo de la detención cada año, la amenaza de COVID-19 para las personas en las cárceles es muy real. En la gran mayoría de las prisiones y centros de detención superpoblados y con fondos insuficientes del mundo, el distanciamiento físico simplemente no es una opción. En situaciones donde el confinamiento cercano, las instalaciones y espacios compartidos y la falta de higiene son comunes, los reclusos y el personal de la prisión viven con el miedo constante de la bomba de tiempo COVID-19.
“Una respuesta de salud a COVID-19 en las cárceles no es suficiente. Esta emergencia mundial sin precedentes exige una respuesta basada en los derechos humanos", dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. "Los países deben garantizar no solo la seguridad, sino también la salud y la dignidad humana de las personas privadas de libertad en todo momento, independientemente de cualquier estado de emergencia".
ONUSIDA, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Organización Mundial de la Salud y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito están pidiendo a los líderes que hagan de la detención un último recurso, que cierren los centros de detención de rehabilitación de drogas y que despenalicen el trabajo sexual, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y el consumo de drogas. Instan a los países a liberar a las personas que pueden ser liberadas y a considerar a las personas en riesgo de COVID-19, como las personas mayores y las personas con condiciones de salud preexistentes. Otras personas, incluidas las personas condenadas por delitos menores no violentos, las mujeres embarazadas, las mujeres que están amamantando y los niños, también deben ser considerados para la liberación.
A medida que continúan surgiendo informes de presos aterrorizados que cosen máscaras improvisadas, los países comienzan a tomar medidas. El Gobierno de Etiopía, por ejemplo, ha liberado a más de 30 000 prisioneros y ha aumentado las medidas de saneamiento. Indonesia está liberando a más de 50 000 personas, incluidas 15 000 personas encarceladas por delitos relacionados con las drogas. La República Islámica de Irán está liberando el 40% de su población carcelaria total, 100 000 personas, mientras que Chile liberará a unas 50 000 personas.
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Press Statement
Declaración conjunta de UNODC, OMS, ONUSIDA y ACNUDH sobre la COVID-19 en cárceles y otros centros de internamiento*
13 Mayo 2020 13 Mayo 2020Ghada Fathi Waly, Directora ejecutiva de la UNODC; Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director general de la OMS; Winnie Byanyima, Directora ejecutiva de ONUSIDA; Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. — * Agradecemos a PNUD su aportación a esta declaración.
Nosotros, los líderes de las instituciones mundiales encargadas de velar por la salud, los derechos humanos y el desarrollo, aunamos nuestras fuerzas para llamar la atención de los Gobiernos con respecto a la elevada vulnerabilidad a la pandemia de COVID-19 de los prisioneros y de otras personas privadas de su libertad. Instamos a todos los responsables de los diferentes países a adoptar las medidas necesarias en materia de salud pública, para atender a las necesidades de esta población vulnerable que es parte de nuestras comunidades.
Si bien sabemos que el riesgo de que la COVID-19 se adentre en las cárceles y en otros centros de detención varía de un país a otro, insistimos en la urgencia con la que es necesario minimizar la presencia de la enfermedad en estos entornos. Asimismo, se debe garantizar la aplicación de las medidas preventivas necesarias, con el fin de asegurar un enfoque con perspectiva de género y evitar brotes aún mayores de la enfermedad del coronavirus. Igualmente, insistimos en la necesidad de establecer un sistema de coordinación actualizado que reúna a los sectores sanitarios y judiciales, mantenga bien informado al personal de prisión y garantice el respeto en estos centros a todos y cada uno de los derechos humanos.
Reducir el hacinamiento
A la luz de la sobrepoblación observada en muchos centros de detención, la cual mina la higiene, la salud, la seguridad y la dignidad humana, se antoja insuficiente una sola respuesta sanitaria a la COVID-19 en estos entornos cerrados. Dicha sobrepoblación constituye un obstáculo insuperable de cara a la prevención, la preparación o la respuesta a la COVID-19.
Desde nuestras instituciones rogamos a los líderes políticos que consideren la privación de libertad, incluyéndose aquí la prisión preventiva, como un último recurso, especialmente en los casos en los que las prisiones están masificadas. Los animamos a todos a esforzarse por adoptar otras medidas no privativas de libertad. Estos esfuerzos deberían abarcar también mecanismos de liberación para las personas con mayor riesgo de contraer la COVID-19, como la gente mayor y los presos con enfermedades previas. Del mismo modo, proponemos liberar también a otras personas cuya libertad no comprometa la salud pública, por ejemplo, individuos condenados por delitos menores y no violentos, prestando una consideración especial hacia las mujeres y los niños.
Si queremos mitigar el riesgo de que la COVID-19 entre y se extienda en las cárceles y en otros centros de privación de libertad, debemos proporcionar una respuesta rápida y firme dirigida a garantizar una custodia sana y segura, y a reducir el hacinamiento. Es de suma importancia mantener al máximo la limpieza y la higiene en lugares de privación de libertad, con el fin de evitar la entrada del virus o limitar su propagación.
Se deberían cerrar los centros de detención obligatoria y rehabilitación, donde se mantienen detenidas a las personas sospechosas de consumir drogas o ejercer trabajos sexuales, sin el proceso debido, con la excusa de ofrecerles tratamiento o rehabilitación. No hay prueba alguna de que dichos centros sean efectivos para el tratamiento de la drogodependencia y la rehabilitación de las personas. Además, la detención de las personas en estos centros vulnera algunos de los aspectos relacionados con los derechos humanos y amenaza la salud de los detenidos, con lo que aumentan los riesgos de brotes de COVID-19.
Garantizar la salud, la seguridad y la dignidad humana
Se pide a todos los Estados que garanticen en todo momento, no solo la seguridad, sino también la salud, el bienestar y la dignidad humana de las personas privadas de su libertad y de quienes trabajan en los centros de detención. Esta obligación ha de imperar siempre, con independencia del estado de emergencia.
Son elementos intrínsecos de esta obligación unas condiciones de vida y trabajo decentes, así como el acceso gratuito a los servicios básicos de salud. No debe existir discriminación alguna por motivo de la situación legal o de cualquier otra índole de las personas privadas de su libertad. La atención sanitaria en las prisiones, incluyéndose aquí el tratamiento preventivo, complementario y curativo, debería ser de la mayor calidad posible, o al menos equivalente al proporcionado en la comunidad. Las respuestas prioritarias a la COVID-19 actualmente en marcha en la comunidad, como la higiene de manos y el distanciamiento social, resultan a menudo restringidas e incluso imposibles en ambientes cerrados.
Garantizar el acceso a los servicios de salud continuados
Entre la población en prisión hay una sobrerrepresentación de personas con trastornos por uso de sustancias, VIH, tuberculosis (TB) y hepatitis B y C, en comparación con la población general. La tasa de infección de enfermedades en población tan confinada es también más elevada que entre la población general. Más allá de la infectividad normal de la pandemia de COVID-19, las personas con trastornos por uso de sustancias, VIH, hepatitis y TB podrían tener mayor riesgo de complicaciones derivadas de la COVID-19.
Para garantizar que los beneficios de los tratamientos empezados antes o durante la encarcelación no se pierdan, se deben tomar medidas, en estrecha colaboración con las autoridades sanitarias públicas, con el fin de permitir que las personas continúen su tratamiento ininterrumpidamente en todas las fases de la detención y tras la liberación. Los países deberían adoptar un nuevo enfoque con respecto a sus sistemas de salud, en el cual las cárceles no se aparten de la atención continuada e integrada con los servicios de salud de la comunidad.
Es necesario, por tanto, reforzar las medidas de prevención y control en los ambientes cerrados, así como incrementar el acceso a los servicios sanitarios de calidad, incluyéndose aquí el acceso ininterrumpido a la prevención y el tratamiento del VIH, la TB, la hepatitis y la dependencia a opiáceos. Las autoridades deben garantizar el acceso constante y el flujo de productos sanitarios de calidad a las cárceles y a otros centros de detención. El personal, los profesionales sanitarios y los proveedores de servicios que trabajan en ambientes cerrados deberían ser considerados una fuerza de trabajo esencial para la respuesta a la pandemia de COVID-19 y, en consecuencia, deberían recibir los equipos de protección personal y el apoyo que tanto necesitan.
Respetar los derechos humanos
En sus respuestas a la COVID-19 en lugares cerrados, los Estados deben respetar los derechos humanos de las personas privadas de su libertad. Las restricciones que pudieran imponerse tienen que ser necesarias, estar fundamentadas en pruebas, resultar proporcionadas (es decir, ser la opción menos restrictiva), y no ser arbitrarias. El impacto disruptivo de estas medidas debería mitigarse de forma activa, por ejemplo, mejorando el acceso a los teléfonos y las comunicaciones digitales cuando se limiten las visitas. Se deben seguir respetando plena y constantemente determinados derechos fundamentales de las personas privadas de su libertad, como los relativos a sus garantías y salvaguardias. Se incluyen aquí el derecho a la representación legal, así como el acceso a cuerpos de inspección externos a los lugares de privación de libertad.
Adherirse a las reglas y las pautas de las Naciones Unidas
Solicitamos a todos los líderes políticos que garanticen que la preparación y las respuestas a la COVID-19 en los entornos cerrados se identifiquen e implementen en línea con los derechos humanos fundamentales, que respeten las pautas y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que nunca consistan en torturar ni llevar a cabo ningún tipo de castigo o trato cruel, inhumano o degradante. En las cárceles, toda intervención debe respetar las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos (las reglas Nelson Mandela).
Las personas privadas de su libertad con síntomas de la COVID-19 o quienes hayan dado positivo en las pruebas deberían ser monitorizadas y tratadas respetando las últimas indicaciones y recomendaciones de la OMS. Las cárceles y otros centros de detención deben formar parte de los planes nacionales para la COVID-19 con la participación dedicada de los grupos de población afectados. Deben comunicarse todos los casos de COVID-19 en ambientes cerrados a las autoridades sanitarias públicas responsables, quienes después lo comunicarán a las autoridades nacionales e internacionales.
En línea con nuestros mandatos, seguimos disponibles para apoyar la rápida puesta en marcha de las recomendaciones arriba indicadas.
Nuestra acción
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Press Release
El costo de la inacción: las perturbaciones en los servicios debidas a la COVID-19 podrían causar cientos de miles de muertes adicionales por VIH
11 Mayo 2020 11 Mayo 2020Los logros alcanzados en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH podrían revertirse, con un aumento de hasta el 104% en las nuevas infecciones por VIH en niños
GINEBRA, 11 de mayo de 2020. Un grupo de modelización convocado por la Organización Mundial de la Salud y el ONUSIDA ha estimado que, si no se hacen esfuerzos para mitigar y superar las interrupciones en los servicios y suministros sanitarios durante la pandemia de COVID-19, una perturbación de los tratamientos antirretrovíricos que durase seis meses podría provocar más de 500 000 fallecimientos adicionales en 2020 y 2021 por enfermedades asociadas al sida, incluida la tuberculosis, en el África subsahariana. Se estima que en 2018 fallecieron 470 000 personas en esa región por causas relacionadas con el sida.
Los servicios podrían verse interrumpidos por muy diversas causas: esta modelización deja claro que las comunidades y los asociados deben actuar ya, porque el impacto de una perturbación de los tratamientos antirretrovíricos durante seis meses podría retrotraernos a las cifras de mortalidad asociada al sida que existían en 2008, cuando se registraron en la región más de 950 000 defunciones relacionadas con el sida. Además, seguirían muriendo muchas personas como consecuencia de dicha perturbación durante al menos cinco años más, con un exceso anual medio de mortalidad del 40% a lo largo del próximo lustro. Además, las perturbaciones en los servicios contra el VIH también podrían afectar a la incidencia del VIH durante el próximo año.
«La terrible perspectiva de que medio millón de personas más mueran en África por enfermedades relacionadas con el sida supone un retorno al pasado», declaró el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.
«Debemos tomárnoslo como una llamada de aviso a los países para que busquen el modo de mantener todos los servicios sanitarios vitales. En el caso del VIH, algunos países ya están adoptando medidas importantes, como asegurarse de que las personas puedan obtener envases con múltiples dosis de tratamiento y otros suministros esenciales —como dispositivos de autoanálisis— en puntos de recogida determinados, lo que reduce la presión sobre los servicios y los profesionales sanitarios. También debemos asegurarnos de que los suministros mundiales de pruebas y tratamientos continúen llegando a los países que los necesitan», añadió el Dr. Tedros.
En el África subsahariana se estima que en 2018 había 25,7 millones de personas con VIH, de las que 16,4 millones (un 64%) recibían tratamiento antirretrovírico. Ahora, estas personas corren el riesgo de que su tratamiento se vea interrumpido porque los servicios contra el VIH permanezcan cerrados o no puedan suministrar antirretrovíricos debido a trastornos de la cadena de suministro o al simple desbordamiento de los servicios por tener que participar al mismo tiempo en la respuesta a la COVID-19.
«La pandemia de COVID-19 no debe ser una excusa para desviar inversiones del VIH —advierte Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva del ONUSIDA—. Existe el riesgo de que los logros de la respuesta al sida que tanto costó alcanzar se sacrifiquen en aras de la lucha contra la COVID-19, pero el derecho a la salud supone que no se debe combatir ninguna enfermedad a costa de otra».
Cuando los pacientes siguen correctamente el tratamiento, su carga vírica de VIH cae a niveles no detectables, lo que los mantiene sanos y evita que transmitan el virus a otras personas. Cuando un paciente no puede tomar regularmente sus antirretrovíricos, la carga vírica aumenta, lo que conlleva efectos perjudiciales para la salud que pueden desembocar en la muerte. Incluso una interrupción relativamente corta del tratamiento puede tener consecuencias negativas importantes para la salud de la persona y para su potencial de transmisión del VIH.
En el estudio de modelización participaron cinco equipos de especialistas, que aplicaron diferentes modelos matemáticos para analizar los efectos de posibles perturbaciones debidas a la COVID-19 en los servicios de detección, prevención y tratamiento del VIH.
En todos los modelos se examinó el efecto que una perturbación de los tratamientos durante tres o seis meses tendría en la mortalidad por sida y la incidencia de VIH en el África subsahariana. En la hipótesis de una perturbación de seis meses de duración, las estimaciones del exceso anual de mortalidad asociado al sida fueron desde 471 000 hasta 673 000 muertes adicionales, con la consiguiente imposibilidad de alcanzar la meta mundial para 2020 de que las muertes relacionadas con el sida sean inferiores a 500 000.
Una perturbación más breve, de tres meses de duración, tendría un efecto menor pero aun así significativo en la mortalidad por VIH. Interrupciones más esporádicas en el suministro de tratamientos antirretrovíricos darían lugar a un cumplimiento terapéutico inconstante que provocaría un aumento de la farmacorresistencia del VIH, con consecuencias a largo plazo para la eficacia futura de los tratamientos en la región.
Las perturbaciones en los servicios también podrían revertir los logros alcanzados en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH. Desde 2010, las nuevas infecciones infantiles por VIH en el África subsahariana han descendido un 43%, pasando de 250 000 en 2010 a 140 000 en 2018, gracias a la elevada cobertura de los servicios maternoinfantiles contra el VIH en la región. Si la COVID-19 restringiese dichos servicios durante seis meses, el número de nuevas infecciones por VIH en niños podría experimentar un aumento drástico, de hasta el 37% en Mozambique, el 78% en Malawi, el 78% en Zimbabwe y el 104% en Uganda.
Otros efectos significativos de la pandemia de COVID-19 en la respuesta al sida en el África subsahariana que podrían aumentar la mortalidad son la reducción de la calidad de la atención clínica debida a la sobrecarga de los centros sanitarios, así como la suspensión de las pruebas de carga vírica y la reducción del asesoramiento sobre cumplimiento terapéutico y los cambios de tratamiento farmacológico. Los modelos también examinaron el grado en que se vería afectada la incidencia del VIH en la región por perturbaciones de servicios de prevención como la suspensión de la circuncisión médica voluntaria en los varones, la interrupción en la disponibilidad de preservativos y la suspensión de las pruebas de detección del VIH.
El estudio pone de manifiesto la necesidad de esfuerzos urgentes para garantizar la continuidad de los servicios de prevención y tratamiento del VIH a fin de evitar un exceso de mortalidad por VIH y un incremento de la incidencia del VIH durante la pandemia de
COVID-19. Será importante que los países den prioridad a reforzar las cadenas de suministro y a asegurarse de que las personas que ya reciben tratamiento puedan seguir haciéndolo, lo cual incluye adoptar o reforzar políticas como la dispensación de tratamiento antirretrovírico para varios meses a fin de reducir la necesidad de acudir a los centros sanitarios para visitas de rutina y disminuir así la carga para unos sistemas de atención sanitaria desbordados.
«Cada muerte es una tragedia —añade la Sra. Byanyima—. No podemos permanecer cruzados de brazos mientras cientos de miles de personas, muchas de ellas jóvenes, fallecen innecesariamente. Insto a los Gobiernos a garantizar que todos los hombres, mujeres y niños con VIH reciban un suministro regular de tratamientos antirretrovíricos que suponen, literalmente, un salvavidas».
Fuentes:
Jewell B, Mudimu E, Stover J, et al for the HIV Modelling consortium, Potential effects of disruption to HIV programmes in sub-Saharan Africa caused by COVID-19: results from multiple models. Pre-print, https://doi.org/10.6084/m9.figshare.12279914.v1, https://doi.org/10.6084/m9.figshare.12279932.v1.
Alexandra B. Hogan, Britta Jewell, Ellie Sherrard-Smith et al. The potential impact of the COVID-19 epidemic on HIV, TB and malaria in low- and middle-income countries. Imperial College London (01-05-2020). doi: https://doi.org/10.25561/78670.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube
OMS
La Organización Mundial de la Salud lidera las actividades mundiales de salud pública en el marco del sistema de las Naciones Unidas. Fundada en 1948, la OMS colabora con sus 194 Estados Miembros, en seis regiones y a través de más de 150 oficinas, para promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables. Nuestro objetivo para 2019-2023 es lograr que mil millones de personas más cuenten con cobertura sanitaria universal, que mil millones de personas más estén mejor protegidas frente a emergencias sanitarias y que mil millones de personas más disfruten de una mejor salud y bienestar.
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Feature Story
Alzando las voces de las mujeres que están al frente de la acción contra el cambio climático
05 Marzo 2020
05 Marzo 2020 05 Marzo 2020La región del pacífico cuenta con una de las mayores tasas de violencia de género. Un estudio nacional señala que el 72% de las mujeres de las Islas Fiji ha experimentado violencia de género, mientras que la media mundial se sitúa en el 35%. Las mujeres de la región también tienen un bajo índice de representación en los puestos de liderazgo: de los 560 miembros del parlamento del Pacífico, 48 son mujeres y, de ellas, 10 son de las Fiji.
Además, a estas repercusiones socioculturales también se añade la emergencia climática. En respuesta, las mujeres del Pacífico están reclamando una mayor participación en la toma de decisiones vinculadas a la acción contra el cambio climático, para así estar plenamente involucradas.
Durante su programa de posgrado en estudios de desarrollo, la activista fiyiana por la justicia climática Koman Narayan quedó fascinada al ver cómo el cambio climático se solapaba con la ética y la política. «Los efectos del cambio climático los sufren más las personas que menos responsables son de haberlos provocado», explicaba. Esto le motivó a ser más activa y a dar voz al asunto, participando así en la vigésimo tercera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bonn, Alemania, en 2017 junto con otros delegados jóvenes de Fiji.
«Mi meta en la vida es ser parte de una sociedad centrada en abordar el cambio climático, así como animar y motivar a otros jóvenes para que se involucren en el asunto, ya que creo que este tema no es algo que nos ataña sólo a usted o a mí, sino a todo el Pacífico», afirmaba Narayan.
Narayan también fue una de las ganadoras del «Green Ticket» de la Cumbre de la Juventud sobre el Clima de las Naciones Unidas en septiembre de 2019, en la que participó en un diálogo dirigido por jóvenes con el secretario general de las Naciones Unidas.
«Como dadoras de vida, madres dedicadas, hermanas atentas, miembros clave de la familia y participantes activas en el desarrollo socioeconómico, nosotras, las mujeres, tenemos el poder de impulsar el movimiento climático global», afirmaba Narayan. «Es cuestión de tiempo que las mujeres y las niñas consigan la igualdad de oportunidades y un acceso igual a los recursos y a la tecnología, para así poder abordar la justicia climática. Los países, en especial los gobiernos y la sociedad civil, deberían desempeñar un papel fundamental en todo esto».
AnnMary Raduva es una estudiante de 11 años de la escuela secundaria Saint Joseph, en Suva, Fiji, y cree que la justicia climática debe reconocer la conexión entre los humanos y el medio ambiente, así como nuestra vulnerabilidad si no tomamos acción de inmediato.
«En la región del Pacífico, nuestras comunidades indígenas dependen directamente de la riqueza ecológica para subsistir, también económicamente. Esta dependencia hace sensibles a los nuestros para con las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que no podemos ignorarlos. Tenemos una relación cercana con lo que nos rodea, así como una conexión espiritual y profunda con el medio ambiente y con el océano. Esta relación nos ha hecho anticiparnos, prepararnos y responder a las consecuencias del cambio climático» afirmó Raduva.
En 2018 escribió al primer ministro de Fiji para pedirle que revisara la Ley de Residuos de Fiji de 2008, para tipificar el lanzamiento de globos como liberación de residuos en Fiji. Raduva no tardó en darse cuenta de que hablar de lanzamiento de globos no era suficiente, y de que debía encontrar alternativas respetuosas con el medio ambiente para potenciar su mensaje. Pronto se le ocurrió la idea de plantar manglares por toda la zona costera de Suva.
Desde 2018, ha llevado a cabo seis actividades de plantación y han plantado más de 18 000 manglares. En septiembre de 2019, fue invitada a Nueva York (Estados Unidos de América) para la marcha por la justicia climática de Unidos por la Justicia Climática. Esta iniciativa está organizada por la Fundación para los Estudios Europeos Progresistas. Mostró su solidaridad por las comunidades indígenas que están al frente de la acción contra el cambio climático, que amenaza a la región del Pacífico.
Como joven activista, Raduva se ha enfrentado a la discriminación y la han tachado de ser una chica «joven e ingenua». Le dijeron que no podía hablar del cambio climático porque el activismo es cosa de chicos y de adultos. Sin embargo, Raduva cree que asegurar la participación de las mujeres, de los niños y de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y de otros grupos minoritarios en la acción contra el cambio climático es una prioridad para cualquier institución u organización que aspire a defender esta lucha.
Varanisese Maisamoa es una superviviente del ciclón Winston, que en 2016 resultó ser uno de los desastres naturales más severos que Fiji había experimentado. En 2017, conformó la Asociación de Vendedores del Mercado Rakiraki, en cooperación con el proyecto Mercados para el Cambio de ONU Mujeres: «Queremos empoderar a nuestros vendedores de mercado para que puedan sobreponerse a la situación climática.», comentó. La capacitación en liderazgo de ONU Mujeres le dio seguridad a la hora de hablar sobre los asuntos que afectaban a los vendedores de mercado, y a negociar con la gestión del consejo de mercado.
Maisamoa representó a su asociación en el diseño de la reconstrucción del mercado de Rakiraki, que ahora posee una infraestructura resistente a ciclones de categoría 5, un sistema de recogida de agua, un drenaje resistente a las inundaciones y un diseño con perspectiva de género.
Narayan, Raduva y Maisamoa son algunas de las mujeres del Pacífico que están presionando para que su voz se oiga y para la inclusión de las mujeres y de las niñas en la acción climática. Su activismo está ayudando para reducir la discriminación contra las mujeres y contra las niñas, que resulta en una desigualdad que las hace más propensas a los riesgos derivados de los desastres, a la pérdida de sus medios de vida y a construir una resistencia para que las mujeres se adapten a los cambios en el clima.
La historia de Maisamoa se ha publicado de nuevo con el permiso del proyecto Mercados por el Cambio, de ONU Mujeres, que es una iniciativa multinacional segura, inclusiva y no discriminatoria para los mercados de las áreas rurales y urbanas de Fiji, de las Islas Salomón y de Vanuatu, y que promueve la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer. Implementada por ONU Mujeres, Mercados por el Cambio está fundada principalmente por el Gobierno de Australia y, desde 2018, la asociación del proyecto se ha ampliado para incluir la financiación del Gobierno de Canadá. El Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo está asociado al proyecto.
Region/country


Feature Story
Una atención rápida y efectiva para los niños VIH positivos
26 Diciembre 2019
26 Diciembre 2019 26 Diciembre 2019Las innovaciones en las pruebas rápidas y los medicamentos adaptados a los niños están salvando vidas en Uganda.
Por Karin Schermbrucker y Adrian Brune — Originalmente publicado por UNICEF
El año pasado, cada día casi 450 lactantes contrajeron el VIH, la mayoría de ellos durante el parto. Estos niños corren un riesgo extremadamente alto de morir en los dos primeros años de vida. Sin embargo, muchos de ellos nunca reciben ni un diagnóstico ni un tratamiento.
Las pruebas y el tratamiento inadecuados del VIH entre los niños constituyen un problema generalizado. Aunque la tasa mundial de tratamiento para las madres que viven con el VIH se sitúa en 2019 en el 82 %, la tasa de diagnóstico y tratamiento de los niños con VIH es de tan solo el 54 % en la mayoría de las regiones.
Esta falta de cobertura se debe a menudo a que los procesos de diagnóstico tienden a ser más complicados y laboriosos para los niños. A los lactantes es preciso administrarles un tipo especial de prueba del VIH (virológica) que no está fácilmente disponible en la mayoría de los países de bajos y medianos ingresos.
Y aunque existen medicamentos antirretrovirales para niños que son apropiados para su edad, pueden resultar difíciles de encontrar en muchas zonas, debido, en gran medida, a la falta de inversión para poner a prueba estos medicamentos.
Este retraso en el diagnóstico y el tratamiento no tiene por qué ocurrir. UNICEF y el Ministerio de Salud de Uganda realizaron hace poco reformas en el tratamiento del VIH para los niños con las que cosecharon gran éxito. Con la ayuda de un grupo de asociados y de instrumentos de diagnóstico innovadores, 553 establecimientos de todo el país pudieron proporcionar terapia antirretroviral a los niños, en comparación con los 501 establecimientos de 2017.
El 20 de agosto de 2019, el Dr. Denis Nansera, pediatra, examina a Kansiime Ruth, de 25 años, y a sus hijas de 1 y 4 años, en el Hospital Regional de Referencia de Mbarara, en el distrito de Mbarara, en la región occidental de Uganda. «Había un buen número de madres que no recibía atención prenatal. Pero con los avances médicos se reducen enormemente el tiempo que se tarda en diagnosticar a un niño y el tiempo que se tarda en medicarlo», dice el Dr. Nansera. Foto: UNICEF/UNI211885/Schermbrucker
La hija de 1 año de Kansiime durante una sesión para pesarla y medirla en el Hospital Regional de Referencia de Mbarara el 20 de agosto de 2019. UNICEF, en colaboración con el Ministerio de Salud de Uganda y la Iniciativa Clinton de Acceso a la Salud, ha puesto en práctica pruebas de diagnóstico temprano del lactante en el punto de atención. Este rápido proceso de pruebas utiliza dispositivos fáciles de transportar, operar y mantener, lo que permite que haya más centros de salud que diagnostican a los lactantes. Con un diagnóstico temprano, los bebés pueden iniciar inmediatamente la terapia antirretroviral. Foto: UNICEF/UNI211886/Schermbrucker
Enoch Turyatemba, técnico de laboratorio del Hospital Regional de Referencia de Mbarara, toma una muestra de sangre de un bebé para realizarle pruebas de diagnóstico precoz, las cuales detectan la presencia del VIH y determinan los resultados el mismo día. «Antes de [que se instalaran] las máquinas en el Punto de Atención (POC), teníamos que tomar muestras de sangre seca y enviarlas lejos. El tiempo de respuesta a veces era de meses», dice Enoch. «Con una máquina en el POC, los niños seropositivos pueden comenzar el tratamiento al día siguiente. Estamos salvando vidas», añade Enoch. Foto: UNICEF/UNI211916/Schermbrucker
Enoch Turyatemba analiza una muestra de sangre con la máquina POC. Además de las pruebas rápidas, el Ministerio de Salud ha aprobado el uso de píldoras orales de medicamentos pediátricos contra el VIH, las cuales pueden mezclarse con alimentos y/o leche materna para disimular el sabor amargo del medicamento. Además, las píldoras no necesitan refrigeración, lo que supone un gran avance. Foto: UNICEF/UNI211884/Schermbrucker
Kenyonyozi Joseline sostiene a su bebé dentro de la clínica POC del Hospital Mbarara. Las adolescentes son más vulnerables a la infección por el VIH porque sus sistemas reproductivos no están plenamente desarrollados. La desigualdad de género y las normas patriarcales en Uganda también dificultan el que las niñas y las jóvenes puedan acordar relaciones sexuales sin riesgo, lo que las predispone a los embarazos precoces y al VIH. Foto: UNICEF/UNI211905/Schermbrucker
Kenyonyozi lleva a su bebé a la espalda a las afueras de la clínica POC. Los servicios pediátricos del VIH están muy por detrás de los de los adultos y las mujeres embarazadas. Mientras que el 82 % de las madres que viven con el VIH reciben tratamiento, solo el 54 % de los niños que viven con el VIH tienen acceso a medicamentos que salvan vidas. Apenas el 59 % de los bebés nacidos de madres que viven con el VIH se someten a la prueba del VIH durante los dos primeros meses de vida. Foto: UNICEF/UNI211891/Schermbrucker
Kansiime y sus hijas llegan al Hospital Mbarara. Los tres miembros de la familia viven con el VIH y van a la clínica habitualmente para recoger sus medicamentos. «Cuando voy al hospital, estoy rodeada de otras mujeres que han venido a recibir tratamiento. Estamos allí por la misma razón», dice Kansiime. «Esto me ha ayudado a superar el estigma y me ha dado fuerzas». Foto: UNICEF/UNI211907/Schermbrucker
Kansiime da un medicamento pediátrico para el VIH a su bebé en su hogar en Uganda occidental. Su hija toma ahora las píldoras orales en lugar del jarabe amargo que solía recibir, lo que ha ayudado a reducir su carga viral. «Es mucho más fácil darle las píldoras mezcladas con la comida para que no tenga problemas con el sabor», dice Kansiime. «Mi consejo a otras madres: dadles a vuestros hijos la medicación que necesitan para que puedan vivir más tiempo y educar a los demás». Foto: UNICEF/UNI211882/Schermbrucker
La hija de Kansiime, de 4 años, asoma la cabeza por la puerta de su casa. Ella nació con el VIH y necesita tomar medicamentos todos los días. Sin embargo, ha sobrevivido más allá del período crítico para los niños pequeños y los lactantes, lo que hace más probable su supervivencia en la adolescencia y más allá. «Me encanta cantar, mi canción favorita es una canción llamada Sconto», dice. Foto: UNICEF/UNI211903/Schermbrucker
Kabiite, de 32 años, ayuda a su bebé a tomar sus medicamentos pediátricos contra el VIH en su casa de Isongo, Uganda. Ambas viven con el VIH. «Le doy a mi bebé medicamentos una vez al día», dice. «Inicialmente, la medicina la debilitaba y la hacía vomitar. Pero hoy en día ella está bien con la medicina, ya que yo machaco la píldora y la pongo en agua, y se la toma fácilmente». Foto: UNICEF/UNI211928/Schermbrucker
Kabiite juega con su hija a las puertas de su casa. Kabiite es seropositiva, pero la medicación regular mantiene su fuerza y su espíritu arriba. «Me encanta jugar con mis hijos, llevarlos a jugar a la plantación de plátanos, cocinar juntos», confiesa Kabiite. «¡A mi hija le encanta jugar al fútbol! ¡Y es buena!». Foto: UNICEF/UNI211933/Schermbrucker
En este Día Mundial de la Lucha contra el Sida, UNICEF hace un llamamiento a todos los Gobiernos y aliados para que cierren urgentemente la brecha que existe en las pruebas y el tratamiento de los niños y los adolescentes que viven con el VIH y el sida; para que establezcan comunidades de apoyo libres de estigma que ofrezcan oportunidades para la realización de pruebas y el tratamiento de la enfermedad; y para que promulguen mejores políticas y derechos para que las personas que viven con esta epidemia puedan sobrevivir.
Region/country


Press Statement
ONUSIDA celebra el nombramiento de Ghada Fathi Waly como directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
25 Noviembre 2019 25 Noviembre 2019GINEBRA, 25 de noviembre de 2019—ONUSIDA muestra su alegría por el nombramiento de Ghada Fathi Waly como directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y directora general de la sede de las Naciones Unidas en Viena.
«Estoy deseando trabajar codo con codo con la Sra. Waly para juntas ayudar a construir sociedades más seguras para todos en las que nadie se tope con obstáculos para ejercer su derecho a la atención sanitaria, la educación y la justicia», dijo con rotundidad Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «ONUSIDA continuará también colaborando con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para poner en marcha innovadores programas y políticas de reducción del daño dirigidos a las personas que consumen drogas. El objetivo no es sino reducir los perniciosos efectos que el consumo de drogas tiene tanto sobre las personas como sobre las sociedades, mientras se respetan los derechos de las personas consumidoras de drogas y prisioneras».
Las infecciones por el VIH entre las personas que se inyectan drogas van en aumento. Fuera del África subsahariana, en 2018, las personas consumidoras de drogas inyectables y sus parejas sexuales concentraban en torno a una quinta parte de todas las nuevas infecciones por el VIH. En dos regiones del mundo (Europa Oriental y Asia Central, y Oriente Medio y África del Norte) las personas que se inyectan drogas representaron más de una tercera parte de todas las nuevas infecciones registradas en 2018. También son elevadas en muchas partes del mundo las tasas de hepatitis vírica y tuberculosis entre las personas consumidoras de drogas. Estas enfermedades, ambas evitables y tratables, junto con las muertes por sobredosis, también evitables, se cobran cientos de miles de vidas al año.
Los servicios integrales de reducción del daño (incluyéndose aquí los programas de agujas y jeringas, las terapias de sustitución de opiáceos, los tratamientos para la drogodependencia, la prevención de las sobredosis, y las pruebas y el tratamiento para el VIH, la tuberculosis y la hepatitis B y C) reducen la incidencia de la infecciones de transmisión sanguínea, las muertes por sobredosis y otros daños.
Contacto
UNAIDS GenevaMichael Hollingdale
tel. +41 79 500 2119
hollingdalem@unaids.org
UNAIDS Media
+41 22 791 4237
communications@unaids.org


Feature Story
La Directora Ejecutiva de ONUSIDA mantiene su primera reunión cara a cara con los principales donantes
13 Noviembre 2019
13 Noviembre 2019 13 Noviembre 2019Antes del acto de apertura de la 25.ª Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que se celebra en Nairobi, la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, y Peter Eriksson, ministro de cooperación para el desarrollo internacional de Suecia, ofrecieron conjuntamente un desayuno ministerial con los donantes clave y los socios para subrayar la necesidad de una ONUSIDA fuerte y poderosa capaz de liderar la respuesta mundial al VIH.
Esta ha sido la primera reunión cara a cara de la Sra. Byanyima como Directora Ejecutiva de ONUSIDA con algunos de los principales donantes y socios del programa, y en ella ha aprovechado para comprometerse a darle a la organización un enfoque feminista desde el que seguir avanzando.
«ONUSIDA se encuentra en un momento fundamental debido a los desafíos a los que tuvo que enfrentarse hace dos o tres años, y la plantilla es, para mí, prioritaria. Necesitamos curar las heridas, recuperar la confianza y la cercanía. Quiero volver a llenar de alegría y felicidad el gran trabajo que desempeña ONUSIDA».
Katherine Zappone, ministra irlandesa de asuntos de infancia y juventud, Christopher MacLennan, viceministro adjunto de asuntos globales y desarrollo, y otros jefes institucionales aplaudieron el propósito de ONUSIDA de hacer realidad un auténtico cambio cultural en ONUSIDA.
«ONUSIDA lleva años al frente de la respuesta al sida. Canadá siempre nos ha brindado un enorme apoyo, y nos complace tener ahora con nosotros a Winnie», declaró el Sr. MacLennan.
Los ministros y representantes de Australia, Bélgica, Canadá, Finlandia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Suecia y Suiza animaron a ONUSIDA a seguir adelante con su gran labor para promover las soluciones y las respuestas lideradas por las comunidades. También subrayaron la necesidad de potenciar la capacidad única de ONUSIDA y de incorporar su pericia en lo concerniente a los derechos humanos, para así derribar las barreras sociales y políticas que impiden seguir avanzando en la erradicación del VIH.
«Hemos de integrar mejor la salud sexual y reproductiva, y los derechos humanos en la respuesta al VIH para poder llegar a nuestros objetivos», señaló el Sr. Eriksson. «El Programa conjunto desempeña un importantísimo papel en lo referente a la salud sexual y reproductiva».
A la reunión también asistieron representantes de distintos copatrocinadores de ONUSIDA, como son el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). «El PNUD tiene un férreo compromiso de trabajo con ONUSIDA a la hora de apoyar a los Gobiernos a establecer un entorno legal con políticas y regulaciones desde el que lograr una respuesta al VIH efectiva y basada en los derechos humanos».
ONUSIDA, los donantes y socios están de acuerdo en la necesidad de estrechar lazos con el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, con el objeto de garantizar una respuesta sostenible al VIH.
La reunión fue la primera de una serie de actos organizados por ONUSIDA como parte de su mayor compromiso colectivo y de una colaboración más estrecha mientras se embarca en el proceso de desarrollar un nuevo plan estratégico para el VIH.