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Actualización del cuadro de mando permite diferenciar los servicios de pruebas del VIH

12 Noviembre 2020

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en coordinación con ONUSIDA, ha actualizado su cuadro de mando de Servicios de Pruebas del VIH con nuevos datos para 2020, antes del Día Mundial del sida de este año.

El cuadro de mando interactivo proporciona a los usuarios una gran variedad de datos sobre las pruebas del VIH en países de todo el mundo. Ofrece información sobre, por ejemplo, la prevalencia del VIH, el número de personas que han dado positivo en una prueba del VIH y el número de personas que han dado positivo por primera vez o al repetir un test. Los datos se presentan en gráficos y tablas, y están clasificados por edad, sexo y otras características.

«Tener datos diferenciados de las pruebas del VIH resulta crucial en este momento de la pandemia», dijo Cheryl Johnson, oficial técnico de la OMS. «Este tipo de datos ayudará a distintos programas a poner en práctica las directrices de la Organización Mundial de la Salud, de manera que puedan llegar a las personas que viven con el VIH que aún no conocen su estado. Esperamos orientar a países acerca de cómo pueden usar sus datos para proveer servicios de pruebas del VIH eficientes y efectivos».

Los países necesitan tener una variedad de formas de abordar las pruebas para llegar a personas que viven con el VIH que no conocen su estado y otros con riesgo de contraer el VIH. El cuadro de mando ayudará a los países a desarrollar la mejor combinación de servicios de pruebas posible para su contexto, como pruebas de autodiagnóstico, pruebas derivadas del conocimiento de un caso índice y varias formas de servicios de pruebas basados en la comunidad y en las instalaciones. Los países podrán también monitorear el progreso del grupo de personas que acaben de conocer su estado serológico.

«Estamos usando los datos para intensificar nuestros esfuerzos por llegar a las personas que viven con el VIH que aún no conocen su estado y facilitarles la conexión con atención sanitaria priorizando y diferenciando las pruebas, de manera que podamos llegar a zonas y poblaciones marginadas en Uganda. El cuadro de mando es una herramienta útil para ayudar a guiar la toma de decisiones y nuestra estrategia nacional de ahora en adelante», dijo Geoffrey Taasi, oficial de programas, Servicios de Pruebas del VIH, Ministerio de Salud, Uganda.

La información del cuadro de mando es una mezcla de los datos de la OMS y ONUSIDA, datos de programas nacionales, estimaciones basadas en modelos y datos de estudios de población (también incluye el estado de implementación de los servicios de pruebas y políticas nacionales). Los datos empleados fueron seleccionados en consulta con los representantes de los ministerios de salud, investigadores asociados, asociados en la ejecución locales e internacionales y donantes.

Además de la página web, se puede acceder al cuadro de mando a través de la aplicación WHO HTS Info con un smartphone o una tableta.

«La expansión de enfoques de pruebas del VIH relevantes es crucial para que Viet Nam alcance los objetivos 90–90–90. Con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud y otros asociados, hemos puesto a prueba con éxito pruebas del VIH de base comunitaria, incluyendo pruebas realizadas por testadores no profesionales y de autodiagnóstico. Actualmente estamos trabajando para ampliar estos enfoques a nivel nacional», dijo Nguyen Hoang Long, director general de la Autoridad para el Control del VIH/Sida de Viet Nam, Ministerio de Salud, Viet Nam.

CUADRO DE MANDO DE SERVICIOS DE PRUEBAS DEL VIH

Nuestra acción

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La 51.ª Conferencia Mundial de La Unión sobre Salud Pulmonar comienza hoy justo cuando todo lo conseguido respecto a la reducción de muertes por tuberculosis peligra como consecuencia de la COVID-19

20 Octubre 2020

La 51.ª Conferencia Mundial de La Unión sobre Salud Pulmonar comienza hoy en torno al tema de la «Prevención avanzada». Debido a la pandemia de la COVID-19, la conferencia se celebrará virtualmente por primera vez en sus 100 años de historia. En el encuentro se hablará de la últimas tecnologías para la tuberculosis (TB), la contaminación del aire y el control del tabaco. Asimismo, habrá sesiones especiales dedicadas a la COVID-19 y su convergencia con otras enfermedades pulmonares e infecciosas. Entre los ponentes está Su Alteza Imperial la Princesa Heredera Akishino de Japón; el presidente Bill Clinton; Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA y Divya Sojan, enfermera y superviviente de tuberculosis, entre otros.

De acuerdo con el Informe mundial sobre la tuberculosis de 2020 elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el año 2010 ha habido una alentadora reducción de un 63 % en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH. De esta forma, el mundo se estaría aproximando al objetivo mundial de la reducción de un 75 % adoptado en el año 2016 en la Declaración política de las Naciones Unidas para poner fin al sida. Sin embargo, el informe también refleja que la tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH, como se observa en las más de 200 000 muertes que se produjeron en el año 2019, un 30 % de todas las muertes relacionadas con el sida.

El informe constata que menos de la mitad de las 815 000 personas que se calcula que vivían en 2019 con el VIH y que desarrollaron tuberculosis fueron diagnosticadas y comunicadas a los programas nacionales como receptoras de tratamiento para ambas enfermedades. El resto bien no consta en los programas, bien no recibió ni el diagnóstico ni el tratamiento adecuado, o posiblemente los tratamientos se comunicaron de forma errónea. Sin embargo, una vez diagnosticadas, al menos el 90 % de las personas con tuberculosis conocía su estado serológico en más de 80 países y territorios, y el 88 % de las personas que vivían con el VIH y estaban en tratamiento para la tuberculosis recibía también una terapia antirretrovírica que salvaba vidas.

La tuberculosis es una enfermedad que tiene cura y se puede prevenir. La OMS lleva desde el año 2004 recomendando un tratamiento preventivo de la tuberculosis para los nuevos diagnósticos del VIH. Dicho tratamiento prevendría el desarrollo de la tuberculosis y salvaría vidas. Hasta hace poco, el tratamiento ha sido, lamentablemente, inadecuado. Sin embargo, gracias a la combinación de la defensa de estos tratamientos, el compromiso político, la mayor disponibilidad de opciones de tratamiento más breves en el tiempo y aceptables, la financiación adecuada y el compromiso de las comunidades, se ha producido un impresionante aumento en el número de personas que viven con el VIH y han recibido un tratamiento preventivo para la tuberculosis.

En el año 2019, la OMS anunció que 3,5 millones de personas que vivían con el VIH comenzaron un tratamiento preventivo para la tuberculosis, en comparación con los 1,8 millones de personas registradas en en 2018. El total para 2018 y 2019 (5,3 millones) ya representa el 88 % del objetivo de los 6 millones fijado para el año 2022 en la Declaración política de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis, lo que sugiere que este objetivo podría alcanzarse antes de lo previsto.

«Tardamos décadas en despejar las dudas de los sanitarios y de la comunidad, en movilizar la financiación necesaria para el tratamiento preventivo de la tuberculosis y en invertir en investigación para lograr pautas de tratamiento más breves, eficaces y aceptable», apunta Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA. «Ahora debemos elevar el objetivo, y aumentar tanto el acceso a los mejores tratamientos preventivos para la tuberculosis como su uso por parte de quienes más lo necesitan».

La COVID-19 ya está alterando los servicios relacionados con la tuberculosis y el VIH, y se suma al doble estigma que hace que las personas no accedan a los servicios. Además, los confinamientos para evitar la propagación del virus suponen un obstáculo más que impide que la gente vaya a realizarse las pruebas de detección y a recoger sus tratamientos para la tuberculosis y el VIH. Al tiempo, la pandemia está obligando a desviar recursos humanos, económicos y de laboratoio que antes se dedicaban a la lucha contra la tuberculosis y el VIH.

Se calcula (documento en inglés) que en todo el mundo un confinamiento de tres meses y una recuperación prolongada de diez meses de duración llevarían a 6,3 millones más de personas que enfermarían de tuberculosis y a 1,4 millones más de muertes relacionadas con la tuberculosis en los próximos cinco años. Ello daría como resultado un retroceso de, al menos, entre cinco y ocho años en la lucha contra la tuberculosis. Como consecuencia, y debido a la pandemia de la COVID-19, la incidencia de la tuberculosis y las muertes relacionadas con ella volverían en el año 2021 a niveles no vistos desde 2013 y 2016 respectivamente.

«Ahora más que nunca, las comunidades del VIH y de la tuberculosis han de aunar esfuerzos y pedir conjuntamente una inversión en tratamientos más breves y preventivos. Deberían instar al mundo a llevar a cabo un mejor control de la infección, respaldados por la protección de los derechos socioeconómicos y humanos que todas las personas necesitan», apunta Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA. «Para hacer frente y vencer a la COVID-19, la tuberculosis, el VIH y otras pandemias futuras, debe haber solidaridad mundial. Solo juntos podemos desarrollar y distribuir justamente una prevención combinada, incluyéndose en ella vacunas y tratamientos para todos, es decir, ese acceso universal que prioriza a quienes más lo necesitan».

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Un chatbot que responde a las preguntas de los más jóvenes con relación al VIH, la salud y las relaciones

15 Octubre 2020

La red social VKontakte ha lanzado un chatbot llamado Eli que responde a todas las preguntas referentes al crecimiento, el amor, las relaciones y la salud sexual, incluyéndose aquí el tratamiento y la prevención del VIH. Dicha iniciativa se suma a los recursos en materia de salud ya disponibles para los más jóvenes en Europa oriental y Asia central.

Creado por el Instituto de la UNESCO para la Utilización de las Tecnologías de la Información en la Educación (ITIE), Eli contesta a preguntas sobre seis temas distintos: psicología, fisiología, sexo, relaciones, familia y salud. Su base de conocimientos fue creada por un equipo editorial en colaboración con sanitarios y psicólogos, y para ello se emplearon materiales elaborados por la UNESCO, ONUSIDA y otras agencias de las Naciones Unidas en materia de salud sexual y reproductiva; psicología; bienestar y tratamiento, pruebas y prevención del VIH.

Un gran porcentaje de la base de conocimientos de Eli consiste en cuestiones de tratamiento, pruebas y prevención del VIH. En un diálogo con un usuario, Eli explica por qué la gente joven que mantiene relaciones sexuales debería realizarse las pruebas del VIH, habla de los test disponibles en el mercado, y de dónde y cómo pueden realizarse. Asimismo, argumenta por qué es fundamental iniciar la terapia antirretrovírica de inmediato cuando los resultados arrojados por el test revelan que la persona es seropositiva. Eli ayuda a superar los miedos y despejar las dudas, y motiva y anima a los usuarios a buscar ayuda médica.

«El uso de estas modernas e innovadoras tecnologías de la información constituye un elemento indispensable para lograr una educación en cuanto al VIH exitosa y, por tanto, una prevención eficaz entre los más jóvenes. A día de hoy la UNESCO sigue siendo líder en esta área», señaló Alexander Goliusov, director en funciones del equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central.

Para desarrollar el chatbot, se emplearon tecnologías de aprendizaje automático. Los usuarios pueden plantearle a Eli sus preguntas o pueden escoger una de las dudas sugeridas. La respuesta se proporciona mediante inteligencia artificial. Eli, teniendo en cuenta posibles conexiones, por ejemplo, al hablar sobre infecciones de transmisión sexual, dará información sobre los síntomas y los métodos diagnósticos, y también detallará al usuario qué hacer si su pareja se niega a usar protección.

El lenguaje utilizado por Eli combina el dominio del tema con el profundo respeto hacia el usuario; su discurso es lo más neutro posible en cuanto a género y sus palabras carecen de estigma.

«Eli es un asistente irreemplazable para todos aquellos que están creciendo y descubriendo nuevos sentimientos y relaciones, pues necesitan información fiable alejada de etiquetas y estereotipos. Eli representa otro paso importante en cuanto a la puesta en marcha de la estrategia mundial de ONUSIDA para capacitar a las chicas y a los chicos, con el objeto de que puedan aumentar sus conocimientos respecto a la salud, y logren forjar relaciones sanas, respetuosas y gratificantes», explica Tigran Yepoyan, director de TIC y educación sanitaria en el ITIE de la UNESCO.

La primera semana tras su lanzamiento, más de 4000 personas se unieron al grupo Eli de VKontakte y Eli respondió a las más de 150 000 preguntas de 10 000 usuarios. Las personas también compartieron su feedback: «Un tema muy actual e importante» «Eli aprende y comparte sus conocimientos con nosotros» «A por ello, Bot» «Es genial, gente» «Me gustaría darle las gracias a los creadores de este proyecto. Están haciendo un gran trabajo».

Eli ya está disponible y se han elaborado también unas instrucciones para los jóvenes que nunca hayan usado un servicio así.

Eli servirá como prototipo para la creación de chatbots similares en ruso y en los idiomas nacionales de Kazajstán y Kirguistán este mismo año. Asimismo, el objetivo de cara al futuro es desarrollar chatbots en los idiomas de otros países de Europa oriental y Asia central a partir de Eli.

Nuestra acción

Press Statement

ONUSIDA felicita al Programa Mundial de Alimentos por ganar el Premio Nobel de la Paz

GINEBRA, 9 de octubre de 2020—ONUSIDA transmite su enhorabuena más sincera al Programa Mundial de Alimentos (PMA) por lograr, con su gran labor, el Premio Nobel de la Paz del año 2020. El enorme esfuerzo realizado por el PMA para garantizar la seguridad alimentaria para todos, en especial para las mujeres, los hombres y los niños más vulnerables, incluidas las personas que viven con el VIH, ha salvado una cantidad incontable de vidas y ha evitado la hambruna y la inanición en países de todo el mundo.

«Estamos muy orgullosos de todos y cada uno de los logros del Programa Mundial de Alimentos, y nos honra tenerlo entre nuestros copatrocinadores, es fantástico trabajar codo con codo para acabar con el sida», afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Continuaremos trabajando juntos para lograr nuestros objetivos compartidos de cero hambre, cero nuevas infecciones por el VIH, cero muertes relacionadas con el sida y cero discriminación para todos».

Para las personas que viven con el VIH, los alimentos y la nutrición son elementos claves del cuidado y el apoyo. El trabajo del PMA en materia de VIH incluye la recuperación nutricional de las personas mal alimentadas que viven con el VIH; el apoyo individual y en los hogares; el suministro de alimentos, dinero en efectivo y bonos, y la concienciación sobre la relación entre los alimentos y los sistemas sanitarios. Como parte de sus programas para el VIH y la tuberculosis en 29 países, el Programa Mundial de Alimentos también acerca a las personas a los programas de protección social y lleva a cabo actividades para fortalecer los medios de subsistencia, con el fin de garantizar que las ganancias en salud sean sostenibles a largo plazo, puesto que las personas que viven con el VIH necesitan un tratamiento de por vida.

Gracias a su gran labor, el Programa Mundial de Alimentos ha logrado mejorar las vidas de las personas que viven y están afectadas por el VIH, y ha permitido avanzar en lo relacionado con el acceso y la adherencia al tratamiento para el VIH. ONUSIDA agradece al PMA su ingente trabajo y le da la enhorabuena por su merecidísimo Premio Nobel de la Paz.

Acceda aquí para conocer más sobre la labor del Programa Mundial de Alimentos en materia de sida.

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Press Release

Pandemia de COVID-19: se insta a los países a tomar medidas más enérgicas para detener la difusión de información perjudicial

NUEVA YORK, 23 de septiembre 2020—La Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con las Naciones Unidas, los organismos especializados y los asociados, pidió hoy a los países que elaboren y apliquen planes de acción para promover la difusión oportuna de información de base científica y evitar la difusión de información falsa, respetando al mismo tiempo la libertad de expresión.

La OMS, las Naciones Unidas, el UNICEF, el ONUSIDA, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la UNESCO, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la iniciativa Pulso Mundial de las Naciones Unidas y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), junto con los Gobiernos de Indonesia, Tailandia y el Uruguay, celebraron un seminario en la web en paralelo al septuagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas para llamar la atención sobre el daño que está causando la difusión de información errónea y desinformación, siendo esta última una información intencionadamente errónea al servicio de ciertos fines.

«Tan pronto como el virus se extendió por todo el mundo, los mensajes inexactos e incluso peligrosos proliferaron salvajemente en las redes sociales, lo que provocó que la gente estuviera confundida, engañada y mal aconsejada,» dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. «Gracias a nuestra iniciativa "Verified" (Verificado), estamos luchando contra la información errónea con la verdad. Trabajamos con asociados de los medios de comunicación, diversas personalidades, personas influyentes y plataformas de redes sociales para difundir contenidos que promuevan la ciencia, ofrezcan soluciones e inspiren solidaridad. Esto será especialmente esencial a la hora de promover la confianza del público en la seguridad y eficacia de las futuras vacunas contra la COVID-19. Necesitamos una "vacuna del pueblo" que sea asequible y esté disponible para todos.»

«La información errónea y la desinformación ponen en peligro la salud y las vidas y socavan la confianza en la ciencia, las instituciones y los sistemas de salud,» dijo el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. «Para luchar contra la pandemia necesitamos confianza y solidaridad, y cuando hay desconfianza, hay mucha menos solidaridad. La información falsa está obstaculizando la respuesta a la pandemia, por lo que debemos unir fuerzas para combatirla y promover el asesoramiento sobre salud pública basado en la ciencia. Los mismos principios que se aplican a la respuesta a la COVID-19 se aplican al manejo de la infodemia. Necesitamos prevenirla, detectarla y responder a ella, juntos y de manera solidaria.»

«Además del impacto inmediato en las respuestas a la pandemia, la desinformación está socavando la confianza de la población en los procesos e instituciones democráticos y exacerbando las divisiones sociales,» dijo el Administrador del PNUD, Achim Steiner. «Es uno de los desafíos de gobernanza más preocupantes de nuestro tiempo. El PNUD está colaborando activamente con los Estados Miembros, con los demás organismos de las Naciones Unidas y con otros asociados para encontrar respuestas integrales que respeten los derechos humanos.» 

«La información errónea es uno de los problemas de más rápido crecimiento con que se ven confrontados los niños actualmente,» dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva del UNICEF. «Aprovecha las grietas abiertas en la confianza en las sociedades e instituciones y las ahonda aún más, socava la confianza en la ciencia y la medicina y divide a las comunidades. En sus formas más perniciosas, como cuando convence a los padres de que no vacunen a sus hijos, puede incluso ser letal. Dado que la desinformación es más un síntoma que una enfermedad, para contrarrestarla se requiere algo más que proporcionar la verdad. También requiere confianza entre los líderes, las comunidades y las personas.»

«Solo podremos vencer a la COVID-19 con hechos, ciencia y solidaridad comunitaria,» dijo Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva del ONUSIDA. «La información errónea está perpetuando la estigmatización y la discriminación y no debe obstaculizar la protección de los derechos humanos y el acceso de las personas en situación de riesgo y de los marginados a los servicios de salud y protección social.»  

«Desde el comienzo de la pandemia, la UNESCO ha movilizado sus redes internacionales de asociados de los medios de comunicación, periodistas, verificadores de hechos, emisoras de radio comunitarias y expertos para dar a los ciudadanos los medios con los que luchar contra la información falsa y los rumores, fenómenos que se han visto exacerbados por la pandemia,» dijo Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO. «La movilización colectiva para promover una información de calidad y fiable, garantizando al mismo tiempo el estricto respeto de la libertad de expresión, es esencial. Una prensa libre, independiente y pluralista es más necesaria que nunca.»

«La confianza es una piedra angular de nuestro mundo digital,» dijo Houlin Zhao, Secretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. «Basándose en la iniciativa BeHe@lthy BeMobile puesta en marcha hace tiempo por la OMS y la UIT, la UIT ha estado trabajando con los ministerios nacionales de telecomunicaciones y de salud y con los operadores de redes móviles desde el comienzo de esta crisis para enviar mensajes de texto a las personas que tal vez no tengan acceso a internet, proporcionándoles consejos de salud en relación con la COVID-19 basados en elementos científicos y datos probatorios directamente a través de sus teléfonos móviles.»

La OMS y sus asociados instaron a los países a que colaboraran con las comunidades y las escucharan a la hora de elaborar sus planes de acción nacionales y a que las empoderaran para fomentar la confianza y la resiliencia frente a la información falsa.

«Escuchar a las comunidades sobre la forma en que perciben la enfermedad y la respuesta es fundamental para crear confianza y poner fin a los brotes,» dijo Jagan Chapagain, Secretario General de la FICR. «Si nuestra respuesta no refleja las preocupaciones y percepciones de las comunidades, las poblaciones afectadas no nos considerarán útiles o dignos de confianza, y la respuesta a la epidemia corre el riesgo de fracasar. Más que nunca, los respondedores locales están a la vanguardia de esta crisis. Debemos reconocer el increíble papel que desempeñan comprendiendo los conocimientos adquiridos a nivel local y actuando en consecuencia.» 

Los coorganizadores también pidieron a los medios de comunicación, las plataformas de redes sociales, los líderes de la sociedad civil y las personas influyentes que reforzaran sus acciones para difundir información precisa y evitar la difusión de información errónea y desinformación. El acceso a información precisa y el libre intercambio de ideas en línea y fuera de línea son fundamentales para posibilitar respuestas de salud pública eficaces y creíbles.

«La iniciativa Pulso Mundial de las Naciones Unidas se creó hace una década dentro del sistema de las Naciones Unidas para innovar en el uso de informaciones predictivas en tiempo real para proteger a las comunidades vulnerables en tiempos de crisis,» dijo Robert Kirkpatrick, Director de Pulso Mundial de las Naciones Unidas, que es una iniciativa del Secretario General de las Naciones Unidas sobre macrodatos e inteligencia artificial (IA). «Durante esta pandemia hemos visto un enorme aumento de las solicitudes de análisis avanzados procedentes de todo el sistema de las Naciones Unidas y de los Estados Miembros. Seguiremos trabajando con la OMS y otros asociados para ayudar a identificar y contrarrestar la información errónea y la desinformación.»

Nota para los redactores

La OMS define una infodemia como una sobreabundancia de información, tanto en línea como fuera de línea. Incluye información precisa, así como información errónea y falsa.

En mayo de 2020, los Estados Miembros de la OMS aprobaron la resolución WHA73.1 sobre la respuesta a COVID-19 en la Asamblea Mundial de la Salud. En la resolución se reconoce que la gestión de la infodemia es una parte fundamental de la lucha contra la pandemia de COVID-19, y se pide a los Estados Miembros que proporcionen contenidos fiables sobre la COVID-19, adopten medidas para contrarrestar la información errónea y la desinformación y aprovechen las tecnologías digitales en el conjunto de la respuesta. En la resolución también se pide a las organizaciones internacionales que aborden la información errónea y la desinformación en la esfera digital, que trabajen para prevenir las actividades cibernéticas dañinas que socavan la respuesta sanitaria y que apoyen la facilitación de datos de base científica a la población.

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Evaluación del apoyo del UNFPA a la respuesta al VIH

04 Septiembre 2020

Dentro del Programa conjunto de ONUSIDA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) coordina, junto con otros fondos y programas de las Naciones Unidas, la prevención del VIH entre los adolescentes, los jóvenes y los grupos de población clave. Asimismo, se ocupa de descentralizar e integrar la salud y los derechos en materia sexual y reproductiva, y los servicios para el VIH. El UNFPA desempeña también un papel clave en lo referente a la prevención y los programas para fomentar el uso de los preservativos dentro de la Coalición mundial para la prevención del VIH.

La Oficina de Evaluación del UNFPA realizó una evaluación para valorar la labor del UNFPA a la hora de integrar su enfoque para apoyar la respuesta al VIH dentro del cada vez más amplio contexto de la salud y los derechos en materia sexual y reproductiva, las dinámicas de población, la igualdad de género y los derechos humanos durante el período comprendido entre los años 2016 y 2019. Los resultados de dicha evaluación acaban de ser publicados.

«Las lecciones y recomendaciones extraídas de esta evaluación fortalecerán la respuesta al VIH por parte de la organización, para arrojar resultados más fuertes durante el Decenio de acción de la Secretaría General de las Naciones Unidas y conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los resultados de la evaluación son también muy importantes, puesto que el UNFPA canaliza sus esfuerzos para orientar su programa hacia la respuesta a la pandemia de la COVID-19 y la recuperación de la crisis sanitaria internacional», apuntó Marco Segone, director de la Oficina de Evaluación del UNFPA.

 

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ONUSIDA insta a la acción urgente para fortalecer los programas de protección social frente a la COVID-19

GINEBRA, 26 de agosto de 2020 - ONUSIDA está instando a los países a adoptar medidas urgentes para reforzar los programas de protección social y defender a las personas más vulnerables del impacto sanitario y el desplome económico derivados de la pandemia de la COVID-19.

Las personas que viven con el VIH y tuberculosis (TB) son las que más sufren los efectos de la COVID-19. Según el modelaje, se calcula que el posible impacto catastrófico de la pandemia de la COVID-19 causaría hasta un 10 %, un 20 % y un 36 % más de muertes de personas con VIH, tuberculosis y malaria, respectivamente, en los próximos cinco años.

Entre los más vulnerables están las mujeres y las chicas, los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, los consumidores de drogas y las personas transgénero. Muchos de ellos son excluidos de los programas existentes de protección social.

«Los países han de asegurar que todo el mundo sea capaz de disfrutar del acceso a los servicios esenciales, incluyéndose aquí la atención sanitaria. Del mismo modo, los Gobiernos deben invertir adecuadamente en programas de protección social, con el fin de mantener a los ciudadanos seguros y de protegerlos de las consecuencias derivadas de la falta de sustento», recordó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

El desplome socioeconómico provocado por la pandemia de la COVID-19 tendrá un impacto descomunal en algunas de las personas más desfavorecidas de las sociedades de todo el mundo. Por ejemplo, la COVID-19 amenaza con doblar el número de personas que se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria hasta llegar a más de 265 millones de personas para final de año. La mayoría de ellas serán residentes de países ya muy afectados por conflictos o crisis económicas o climáticas. Los refugiados se encuentran entre los grupos que más peligro corren.

Es muy probable que cientos de millones de personas de todo el mundo pierdan sus puestos de trabajo en sectores tanto formales como informales de la economía. Alrededor de 150 millones de trabajos a jornada completa se perdieron ya durante el primer trimestre del año, y se espera que en los próximos meses sean muchos más los millones de personas que se vean obligadas a decir adiós a su fuente de ingresos.

«A día de hoy, solo el 29 % de la población mundial cuenta con un buen respaldo en lo que a medidas de protección social se refiere», señaló Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo. Los Gobiernos han de actuar para garantizar la sostenibilidad de los medios de subsistencia, las empresas y los puestos de trabajo, y para velar por la salud, los derechos y los ingresos de los trabajadores durante y después de la COVID-19».

Las mujeres acostumbran a ser las más vulnerables a las crisis económicas, puesto que un enorme porcentaje, desproporcionado con respecto al de hombres, trabaja en los sectores informales de la economía, lo que hace que tengan más posibilidades de perder sus ingresos. A menudo trabajan en la primera línea de la respuesta a la COVID-19; constituyen el 70 % de la mano de obra en los sectores relacionados con el cuidado social y sanitario, y llevan a sus espaldas la carga del trabajo doméstico, nunca remunerado, además de encargarse de los hijos y realizar otros quehaceres vinculados al cuidado de la familia.

El aumento de la violencia de género durante el confinamiento también hace imperativo para los Gobiernos el invertir desde ya en programas de protección social diseñados específicamente para velar por las mujeres y los niños.

Hay una generación de jóvenes también con riesgo de ser víctimas del colapso socioeconómico causado por la pandemia. La vulnerabilidad de los niños y los jóvenes ha crecido exponencialmente como consecuencia del cierre de las escuelas, que ha afectado a más del 90 % de la población en edad escolar del mundo, la cual ha visto interrumpida su educación y su acceso a servicios sociales imprescindibles para ellos, como el comedor escolar.

«Los niños y los jóvenes están sufriendo de manera desproporcionada el impacto socioeconómico de la crisis de la COVID-19», destaca Henrietta H. Fore, directora ejecutiva de UNICEF. «Antes del brote, dos de cada tres niños ya no contaban con un fondo de protección social o, de tenerlo, era inadecuado. Los países necesitan estar a la altura de su compromiso con la protección social para todas las personas que la necesiten.

Esta llamada a la acción dirigida a los Gobiernos para que inviertan adecuadamente en programas de protección social es apoyada por ONUSIDA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También cuenta con el sustento del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Banco Mundial.

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UNAIDS calls on governments to strengthen HIV-sensitive social protection responses to the COVID-19 pandemic

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El nuevo Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 proporcionará información jurídica clave y apoyo a la respuesta mundial a la COVID-19

NUEVA YORK/GINEBRA, 22 de julio de 2020—La iniciativa del Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19, que se pone en marcha hoy, aúna y da acceso a documentos jurídicos de más de 190 países para ayudar a los Estados a establecer y aplicar marcos jurídicos sólidos para gestionar la pandemia. El objetivo es garantizar que las leyes protejan la salud y el bienestar de las personas y las comunidades, y respeten las normas internacionales de derechos humanos.

Este nuevo Laboratorio (www.COVIDLawLab.org) es un proyecto conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) y el Instituto O'Neill de Derecho Nacional y Mundial de la Salud de la Universidad de Georgetown.

Unas leyes bien diseñadas pueden ayudar a construir sistemas de salud sólidos; evaluar y aprobar medicamentos y vacunas seguros y eficaces; y tomar medidas para crear espacios públicos y lugares de trabajo más saludables y seguros. Sobre todo, son fundamentales para la aplicación efectiva del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS: la vigilancia; la prevención y el control de las infecciones; la gestión de los viajes y el comercio; y la aplicación de medidas para mantener los servicios de salud esenciales.

«Las leyes y las políticas basadas en la ciencia, las pruebas y los derechos humanos pueden lograr que las personas accedan a los servicios sanitarios, se protejan de la COVID-19 y vivan libres de estigmas, discriminación y violencia», afirma Achim Steiner, Administrador del PNUD.  «El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 es una herramienta importante para poner en común prácticas óptimas en materia de leyes y políticas».

Durante la pandemia de COVID-19 se ha producido un aumento desmesurado de las medidas legislativas urgentes para controlarla y reducirla.

«Para hacer frente a la COVID-19, los países necesitan contar con marcos jurídicos sólidos», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «A menudo, hay leyes no estrictamente centradas en el sector sanitario que, sin embargo, afectan a la salud pública. Dado que la salud es una cuestión mundial, los marcos jurídicos deben estar alineados con los compromisos internacionales para responder a los riesgos actuales y emergentes a los que se enfrenta la salud pública. En estos momentos, es más importante que nunca disponer de una base jurídica sólida en materia de salud».

Sin embargo, las deficiencias en el diseño, la aplicación o el cumplimiento de las leyes pueden perjudicar a las poblaciones marginadas, enquistar la estigmatización y la discriminación y obstaculizar los esfuerzos por poner fin a la pandemia.

«Las leyes nocivas pueden exacerbar el estigma y la discriminación, violar los derechos de las personas y socavar las respuestas de salud pública», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Para garantizar que las respuestas a la pandemia sean eficaces, humanas y sostenibles, los Gobiernos deben utilizar la legislación como herramienta para defender los derechos humanos y la dignidad de las personas afectadas por la COVID-19».

El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 es una base de datos de leyes que los países han adoptado en respuesta a la pandemia. Incluye declaraciones de estado de alerta o emergencia, medidas de cuarentena, vigilancia de enfermedades, medidas legislativas relacionadas con el uso de las mascarillas, el distanciamiento social y el acceso a medicamentos y vacunas. La base de datos se engrosará a medida que se añadan más países y temas.

También incluirá estudios sobre diferentes marcos jurídicos relativos a la COVID-19. Esos análisis se centrarán en las repercusiones sobre los derechos humanos de las leyes de salud pública y ayudarán a los países a determinar las prácticas óptimas para orientar sus respuestas inmediatas a la COVID-19 y los esfuerzos de recuperación socioeconómica una vez que la pandemia esté controlada.  Todo ello se basa en la labor de la UHC Legal Solutions Network, una red de intercambio de soluciones jurídicas que se estableció para ayudar a los países a lograr la cobertura sanitaria universal mediante la aplicación de marcos jurídicos basados en los derechos.

«Es preciso hacer un seguimiento de la forma en que se utilizan las leyes y las políticas durante la pandemia, evaluarlas y comprender qué soluciones dan resultado », dijo el Dr. Matthew M. Kavanagh, profesor del Departamento de Salud Internacional de la Universidad de Georgetown.  Por su parte, Katie Gottschalk, directora ejecutiva del Instituto O'Neill de Derecho Sanitario Nacional y Mundial en la Facultad de Derecho de esa misma universidad, añadió: «Debemos extraer lecciones de las políticas adoptadas en la etapa inicial de la pandemia para poner en práctica las leyes más eficaces en el futuro. El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 sirve precisamente para ese fin».

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WHO
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Sophie Barton-Knott
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Lauren Dueck
lauren.dueck@georgetown.edu

COVID-19 Law Lab

Nuestra acción

Los derechos en tiempos de COVID-19 — Lecciones del VIH para una respuesta efectiva, liderada por la comunidad

Feature Story

ONUSIDA y más organismos del sistema de las Naciones Unidas apoyan la respuesta a la COVID-19 en Nigeria

10 Julio 2020

El sistema de las Naciones Unidas en Nigeria se unió a la lucha contra la COVID-19 poco después de que se detectara el primer caso en el país a finales de febrero de 2020.

Las grandes lecciones aprendidas por ONUSIDA y su enorme experiencia a la hora de acercar y unir a las distintas partes interesadas han sido fundamentales para guiar la respuesta interinstitucional de las Naciones Unidas liderada por el coordinador del país, Edward Kallon. Movilizando muy activamente su capital político y su buena voluntad en el país, ONUSIDA ha ayudado a aportar recursos y mejores líneas de comunicación, coordinación y responsabilidad a la respuesta nacional a la COVID-19.

A mediados de marzo, se estableció un grupo de trabajo presidencial para desarrollar un plan de respuesta a la COVID-19 que determinara cuál debía ser el trabajo conjunto de las organizaciones. Las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH se incluyen en el desarrollo de los cuatro principios de unidad que guían la respuesta nacional a la pandemia de la COVID-19: un plan de respuesta a la pandemia de la COVID-19 multisectorial, una autoridad coordinadora nacional para la COVID-19, un sistema de evaluación y supervisión para la COVID-19 y una plataforma para la financiación e inversión en la COVID-19.

«Los cuatro principios de unidad simplificarán y clarificarán los papeles, las responsabilidades y las relaciones, incluyéndose aquellas dentro del Gobierno», señaló el Ministro de Sanidad de Nigeria, Osagie Ehanire.

Otra lección aprendida de la respuesta al VIH es la que tiene que ver con la importancia de garantizar que las personas marginadas y vulnerables sean tenidas en cuenta en cada uno de los pasos para el desarrollo de una respuesta a la epidemia. El posible impacto de la COVID-19 sobre las personas que viven con el VIH, los grupos de población clave y las personas sin recursos ha de ocupar también el centro de la toma de decisiones.

«ONUSIDA se coordinó periódicamente con las distintas redes desde el comienzo del brote de la COVID-19. Se encargó de proporcionar el apoyo técnico necesario y de garantizar las sinergias con los esfuerzos del Gobierno», explicó Abdulkadir Ibrahim, coordinador nacional de la Red de personas que viven con el VIH/sida en Nigeria.

Junto con el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, ONUSIDA sirvió de enlace entre el sistema de las Naciones Unidas y el Gobierno, y facilitó la entrega de 2 millones de dólares estadounidenses al Gobierno, para que este se encargara de adquirir productos médicos de primera necesidad en situación de emergencia. Se garantizó de esta forma el uso de los suministros y los equipos en las instalaciones sanitarias públicas y por parte de los trabajadores sanitarios.

Naciones Unidas lanzó el Fondo Colectivo para la COVID-19 el pasado 6 de abril. Como parte de uno de los cuatro principios de unidad, el referente a la plataforma de inversión y financiación para la COVID-19, el Fondo Colectivo canaliza las aportaciones de los donantes a la respuesta a la COVID-19. ONUSIDA desempeñó un papel fundamental en su establecimiento, al trabajar mano a mano con el coordinador nacional de las Naciones Unidas y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para garantizar que esta plataforma de financiación pusiera a las personas y a las comunidades en el centro. ONUSIDA, ONU Mujeres y el Fondo de Población de las Naciones Unidas ayudaron a recaudar 6,5 millones de dólares estadounidenses para el compromiso de la sociedad civil y la comunidad, la protección social de los hogares más vulnerables y la documentación de las buenas prácticas de la comunidad.

Al anunciar su contribución de 50 millones de euros al Fondo Colectivo, el presidente de la delegación de la Unión Europea en Nigeria, Ketil Karlsen, afirmó: «El Fondo Colectivo para la COVID-19 nos brinda la oportunidad de cooperar y actuar rápidamente proporcionando una ayuda que contribuye a reforzar los servicios sanitarios y proteger a los más vulnerables». 

Quizás la aportación más importante de ONUSIDA a la respuesta a la COVID-19 en el país ha sido defender el aprovechamiento de la enorme infraestructura para el VIH con que cuenta Nigeria para luchar contra la COVID-19.

«Debemos incrementar los activos para el VIH sobre el terreno, no solo las instalaciones, sino también el número de sanitarios y voluntarios. Para luchar de manera efectiva contra la COVID-19, no podemos sino hacer partícipes a las comunidades para que ellas también lideren la respuesta», afirmó Erasmus Morah, director regional de ONUSIDA en Nigeria.

Juntos, el Gobierno de los Estados Unidos, la Agencia nacional para el control del sida, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ONUSIDA, y el grupo de trabajo presidencial trazaron e iniciaron el compromiso de aproximadamente 100 000 sanitarios y voluntarios, para que fueran ellos quienes se ocuparan de la comunicación del riesgo, la movilización social, el rastreo de contactos y la atención domiciliaria.

La COVID-19 está lejos de dar tregua al país. Los casos siguen creciendo y el personal de las Naciones Unidas no ha escatimado en esfuerzos en ningún momento. Sin embargo, tal y como apunta el Sr. Kallon: «Las Naciones Unidas han de seguir trabajando y ayudando a las personas, al mismo tiempo que se garantice que el personal y sus familias dispongan de lo necesario para protegerse frente a la COVID-19». De acuerdo con esto, se estableció un centro para el aislamiento y el tratamiento de la COVID-19 como extensión de la clínica de las Naciones Unida para su personal, quien está en la primera línea de la batalla contra la enfermedad del coronavirus, y sus familias. 

Avanzando en la respuesta a la COVID-19, y apoyando continuamente al grupo de trabajo presidencial, el equipo nacional de las Naciones Unidas, incluida ONUSIDA, se está preparando para ayudar a Nigeria a hacer frente a las ingentes brechas en la preparación subnacional. En los próximos meses se abordarán cuestiones clave como la falta de medios de vida, el aumento de las vulnerabilidades y la inseguridad alimentaria, el mayor riesgo de violencia de género y el acceso limitado a los servicios sanitarios básicos.

Nuestra acción

Feature Story

Garantizar el acceso a unos servicios para el VIH de calidad, seguros y no discriminatorios a los grupos de población clave y los migrantes en el contexto de la COVID-19

10 Julio 2020

Declaración del Grupo de trabajo interinstitucional en materia de grupos de población clave del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) con relación a la necesidad de garantizar a los grupos de población clave y los migrantes el acceso a unos servicios para el VIH de calidad, seguros y no discriminatorios en el contexto de la pandemia de la COVID-19.

La rapidísima propagación de la COVID-19 continúa impactando en miles de millones de vidas de todo el mundo. Necesitamos una cantidad inaudita de recursos humanos y económicos para hacerle frente a la pandemia. Las entidades de las Naciones Unidas, las ONG, las comunidades de personas que viven con el VIH, los trabajadores sexuales, los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas consumidoras de drogas, los transgénero, quienes están encarcelados y sus parejas sexuales, así como la sociedad civil en su conjunto, todos desempeñan un papel clave en la lucha contra la COVID-19. Todos y cada uno de ellos pueden salvar vidas y abordar conjuntamente las fuertes consecuencias sociales y económicas. Momentos tan críticos como este que estamos viviendo nos recuerdan que la desigualdad puede ser una cuestión de vida o muerte, y que todo el mundo nace libre e igual en dignidad y derechos, incluyéndose aquí el derecho a disfrutar de los más altos estándares de salud.

Son muchas las lecciones aprendidas de la respuesta mundial al VIH que ahora pueden ayudarnos a plantar cara a la COVID-19: El VIH nos ha enseñado que se trata de una responsabilidad compartida y que debemos empoderar a las comunidades e implicarlas en la respuesta; nunca jamás deberíamos comprometer los derechos humanos; debemos eliminar todas las formas del estigma y la discriminación; hemos de apoyar a los grupos más vulnerables y marginados.

ONUSIDA calcula que el 62 % de las nuevas infecciones por el VIH se producen entre los grupos de población clave y sus parejas sexuales. Los grupos de población clave experimentan formas concretas de exclusión, criminalización y discriminación que vuelven a dejarlos una y otra vez en situación vulnerable frente al VIH y ahora también frente a la COVID-19. Las personas que están en cárceles y otros centros de internamiento, donde el distanciamiento interpersonal no siempre es una opción, son extremadamente vulnerables a la COVID-19. Las personas encarceladas tienen también mayor prevalencia de VIH y tuberculosis, lo cual supone el riesgo de una mayor complicación si la persona infectada por el virus SARS-COV 2, como los migrantes, también plantan cara a una enorme vulnerabilidad frente al VIH. Las personas LGBT están informando de un elevado riesgo de violencia doméstica y familiar que aumenta el aislamiento social y multiplica las dificultades a la hora de acceder a un tratamiento vital para el VIH y a los servicios de salud reafirmadores del género. El dejar atrás a los grupos de población clave en un momento tan relevante como este puede ejercer un enorme impacto en la salud y las vidas humanas. Además, podemos desandar todo lo andado en la respuesta al VIH. 

Instamos a todos los Gobiernos y socios a que se unan a nosotros, y que juntos consigamos

poner a disposición de los grupos de población clave y los migrantes servicios para la prevención, el tratamiento, el cuidado y el apoyo para el VIH, así como servicios sanitarios en general, todos ellos de calidad y no discriminatorios.

Estos servicios han de basarse en el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos, independientemente de las leyes, las políticas y las prácticas punitivas que pudieran existir. Todos ellos han de estar libres del estigma y la discriminación, deben partir de las pruebas y la ciencia, y han de cumplir las directrices internacionales más recientes. Asimismo, los servicios han de ser equitativos, deben partir de un consentimiento informado, y tienen que ser confidenciales y seguros para las comunidades y los trabajadores sanitarios.

Adaptar rápidamente la prestación de servicios teniendo en cuenta las nuevas realidades de la pandemia de la COVID-19.

El acceso seguro a las pruebas de detección para el VIH y al asesoramiento remoto es un ejemplo de esta adaptación de los servicios. Siempre que sea posible, se debería apostar por la dispensación multimensual de los tratamientos para el VIH, la tuberculosis y la hepatitis vírica. Un suministro de 3 a 6 meses nos ayudaría a garantizar la continuidad del tratamiento, a reducir la transmisión del VIH y las coinfecciones y, al tiempo, a disminuir el riesgo de contraer la COVID-19. Las personas consumidoras de drogas deberían tener acceso a la reducción del daño, incluyéndose aquí, siempre que se pueda y que así lo recomienden los profesionales médicos, el acceso a dosis múltiples de la terapia de sustitución de opiáceos, para así reducir las visitas a los lugares del programa de TSO y minimizar el riesgo de exposición a la COVID-19. Las alternativas a la encarcelación, siempre que se pueda, en el caso de los delitos no violentos, pueden salvar vidas, particularmente para delitos no reconocidos por la legislación internacional. Se deberían adoptar medidas para la liberación temprana de determinados grupos de personas que corren más riesgo de verse afectados por la COVID-19. Es el caso, por ejemplo, de mayores, enfermos crónicos o personas con otras dolencias, así como de embarazadas, mujeres con hijos dependientes, reclusos que están a punto de terminar su condena y aquellos que han sido encarcelados por delitos leves, de acuerdo con las políticas nacionales y sin comprometer la salud pública y la seguridad. Se precisan medidas de protección social en situación de emergencia para los grupos de población clave, ya que a menudo son excluidos de los servicios sociales, e incluso se ven privados de vivienda y seguro sanitario, y tienen una precaria situación laboral. La prestación de servicios ha de seguir teniendo en cuenta la diversidad por interseccionalidad, género y edad. Hemos de contar con recursos, fondos y materiales adecuados para las personas. Para ser eficaces y eficientes, estos servicios deben incluir a los grupos de población clave, sus comunidades y sus organizaciones en el diseño y la implementación de los programas.

Se ha de garantizar que las respuestas a la COVID-19 no conduzcan a la proliferación de leyes punitivas y medidas que refuercen las restricciones o criminalicen la transmisión y la exposición.

Este efecto enormemente perjudicial de las medidas punitivas sobre personas ya marginadas o criminalizadas ha sido bien documentado en la respuesta al VIH, incluso por parte de la Comisión Mundial sobre el VIH y la Legislación.

No venceremos a la COVID-19 si hay personas que no pueden ni permitirse acceder a las pruebas de detección o al tratamiento. Hemos de asegurarnos de que las respuestas a la COVID-19, o a cualquier otra pandemia o emergencia sanitaria, no dejan a nadie atrás, ya sean grupos de población clave, migrantes u otros grupos vulnerables. Como grupo de trabajo interinstitucional en materia de grupos de población clave, estamos listos para trabajar con todos nuestros socios para garantizar a los grupos de población clave el acceso seguro y basado en los derechos a servicios de calidad para el VIH y la COVID-19.

El Grupo de trabajo interinstitucional sobre los grupos de población clave se establece bajo la división laboral de ONUSIDA y lo coorganizan el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en asociación con la Red mundial para y por personas que viven con el VIH (GNP+), la Red mundial de personas consumidoras de drogas (INPUD), MPact Global Action for Gay Men's Health and Rights (MPact), la Red global de proyectos relacionados con el trabajo sexual (NSWP), IRGT y la Secretaría de ONUSIDA.

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