Gender equality

Press Statement

La directora ejecutiva de ONUSIDA insta a la acción para cambiar el rumbo de la violencia contra las mujeres, las niñas y el VIH

«Acabar con la violencia de género requiere un enfoque integral que implique a toda la sociedad y a todos los Gobiernos. Sin embargo, estoy convencida de que, si al menos los responsables de la toma de decisiones impulsan estas acciones clave, todos saldremos ganando. Habrá menos violencia contra las mujeres y las niñas, y menos mujeres y niñas que contraigan el VIH o que se vean afectadas por las grietas en el acceso y la adherencia al tratamiento antirretroviral. Debemos revolucionar la forma de trabajar en la respuesta al sida y  situar la igualdad de género y los derechos de las mujeres en el centro. No hay lugar para la complacencia o la aceptación de la violencia de género si queremos poner fin al sida como emergencia de salud pública para 2030 y hacer así realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible», destacó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

Una de cada tres mujeres y adolescentes de todo el mundo sufre violencia física o sexual por parte de sus maridos, parejas masculinas o extraños. Esta violencia se produce en sus hogares y barrios, que son los lugares en los que deberían sentirse más seguras. Y en esta horrenda estadística no se incluye a los millones de mujeres y niñas que se enfrentan a multitud de otras formas de violencia de género y prácticas perjudiciales. Durante la COVID-19, las denuncias de violencia dentro de la pareja, matrimonio infantil y forzado, mutilación genital femenina y violencia sexual no han hecho más que aumentar.

Para las mujeres y las niñas que viven con el VIH, se ha multiplicado el riesgo de ser objeto de violencia por parte de sus parejas, familias y comunidades o al ir a buscar servicios. Entre sus muchas consecuencias y costes, la violencia de género socava esos logros tan arduamente ganados en la prevención del VIH y la erradicación del sida como emergencia de salud pública.

En los países con una alta prevalencia del VIH, la violencia dentro de la pareja puede aumentar las probabilidades de que las mujeres contraigan el VIH hasta en un 50 %. La violencia o el miedo a ella bloquean el acceso de las mujeres a los servicios y su capacidad para negociar el uso del preservativo con los autores, revelar su estado serológico o permanecer en tratamiento contra el VIH. 

Muchas mujeres que viven con el VIH también sufren discriminación y la violación de sus derechos sexuales y reproductivos en los centros sanitarios. Las trabajadoras sexuales, las mujeres consumidoras de drogas y las personas bisexuales y trans se enfrentan a riesgos excepcionalmente altos de contraer el VIH y sufrir violencia de género y agresiones sexuales, todo ello impulsado por el estigma, la discriminación y la criminalización relacionados con el VIH.

 

Cinco acciones clave

En línea con la Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el VIH y el sida: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030, la Sra. Byanyima insta a los Gobiernos, las agencias de las Naciones Unidas, los donantes, los proveedores de servicios y todas las partes interesadas en la respuesta al VIH a abordar de forma inmediata y sistemática las relaciones entre el VIH y la violencia contra las mujeres y las niñas, en toda su diversidad, lo que incluye:

  1. Adoptar lo básico: como mínimo, los países deben cumplir con las normas internacionales para la prestación de servicios sanitarios a las mujeres y las niñas que viven con el VIH o tienen un mayor riesgo de contraerlo. Para esto es necesario integrar medidas de prevención y respuesta a la violencia de género en todos los servicios para el VIH, incluidas las mujeres de los grupos de población clave, y garantizar la protección de la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
  2. Prevención temprana del VIH y de la violencia de género: trabajar con adolescentes y niños para abordar las normas de género dañinas, invirtiendo en una educación y en intervenciones que transformen los aspectos relativos al género, incluida la educación integral sobre sexualidad. Es necesario inculcar valores de respeto por la autonomía corporal, el consentimiento sexual, las citas seguras y el uso de preservativos como norma, y que se garantice una tolerancia cero a la violencia de género y al estigma y la discriminación por el VIH en las escuelas.
  3. Ir más allá de implicar a los hombres para que busquen servicios para el VIH: impulsar los programas para el VIH que involucran a hombres y niños para que incorporen enfoques que transformen los aspectos relativos al género y desafíen las masculinidades dañinas que alimentan tanto la pandemia del VIH como la violencia contra las mujeres y las niñas. Los hombres y los niños deberían adquirir compromisos en lo referente a las pruebas del VIH y la adherencia al tratamiento, junto con los esfuerzos para garantizar el respeto de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y sus derechos a no sufrir violencia de género.
  4. Poner fin a la impunidad para la violencia contra las mujeres y las niñas que viven con el VIH: acelerar las reformas legales y hacer cumplir los derechos humanos de todas las mujeres para que vivan sin violencia, independientemente de su estado serológico o de cualquier otro motivo, y acabar con el uso excesivo de leyes penales que se dirigen o afectan desproporcionadamente a las mujeres por su sexualidad, actividad sexual, estado serológico, género o consumo de drogas. Ampliar la alfabetización legal y de derechos humanos entre las mujeres y las niñas que viven con el VIH o que corren el riesgo de contraerlo, para que conozcan sus derechos, sepan dónde buscar ayuda legal y puedan acceder a la justicia. Esto garantizará que los mecanismos de reclamación y reparación de la violencia de género y las violaciones de los derechos reproductivos sean accesibles en todos los servicios sanitarios y de otro tipo.
  5. Invertir en el liderazgo de las mujeres para cambiar el rumbo tanto en lo que respecta al VIH como a la violencia de género: establecer mecanismos para la participación significativa y el liderazgo de las mujeres y las niñas que viven con el VIH y están en riesgo de contraerlo, en toda su diversidad, en la toma de decisiones para responder a las dos pandemias: la de sida y la de la violencia contra las mujeres y las niñas. Para esto es necesario invertir en el liderazgo feminista y en las intervenciones basadas en la comunidad para el VIH dirigidas por mujeres, y valorar sus experiencias y conocimientos como parte esencial de una respuesta eficaz al VIH.

 

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Mensaje de ONUSIDA en el Día Internacional de la Mujer 2021

8 de marzo de 2021

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas

Las mujeres líderes han guiado al mundo para responder a la crisis de la COVID-19, desde jefas de gobierno hasta coordinadoras de movimientos sociales de base. Le han recordado al mundo la importancia de tener un número significativo de mujeres, en todas su diversidad, en posiciones de liderazgo.

Pero la crisis de la COVID-19 ha hecho que los avances hacia la igualdad retrocedan. Ha ampliado la brecha de género en cuanto a riqueza, ingresos, acceso a servicios, carga de trabajo de cuidados no remunerado, estatus y poder.

En torno a 20 millones más de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria podrían quedarse sin escolarizar como consecuencia de la crisis. Puede que muchas de ellas nunca vuelvan a la escuela ni a tener acceso a técnicas ni oportunidades económicas, y correrán mayor de sufrir violencia, mala salud, pobreza y otros problemas.

Dos millones y medio más de niñas se encuentran en riesgo de contraer un matrimonio infantil durante los próximos cinco años. Se ha producido un aumento dramático de la violencia contra la mujer.

Pandemias como la de la COVID-19 y la del VIH aumentan las grietas de la sociedad y agravan las vulnerabilidades. Las desigualdades y la violencia basadas en el género, que están interrelacionadas, frenan la vida de mujeres y niñas en todo el mundo.

La pandemia ha puesto en manifiesto el doloroso dato de que, incluso antes de la COVID-19, se calcula que un número estimado de 34 millones de niñas de entre 12 y 14 años no estaban escolarizadas, que, a escala mundial, una de cada tres mujeres declara haber sufrido violencia física o sexual y que las mujeres de todo el mundo trabajan más horas por un salario menor o inexistente.

Las mujeres que habían sido estigmatizadas se encuentran entre los que están sufriendo los peores impactos de la pandemia. La pérdida repentina de los medios de subsistencia de las trabajadoras sexuales y su falta de acceso a atención sanitaria y protección social han intensificado sus vulnerabilidades, especialmente para las que viven con el VIH.  Muchas mujeres migrantes y trabajadoras precarias afectadas adversamente por la pandemia están excluidas de los programas gubernamentales de ayuda y protección, así como de los servicios sanitarios. Los estigmas sociales, la discriminación y la criminalización ponen a las mujeres transgénero y a las mujeres que consumen drogas en un mayor riesgo de infección por el VIH o por otras infecciones de transmisión sexual y las aleja del acceso a servicios de prevención, tratamiento y atención relacionados con el VIH.

Las estrategias de recuperación no pueden ser ciegas ni neutrales respecto al género: deben derrocar las desigualdades que frenan a las mujeres.

ONUSIDA, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Fondo de población de las Naciones Unidas se han unido en un amplio movimiento, Education Plus, para trabajar con los gobiernos con el fin de asegurar los cambios transformadores que permitirán que todas las adolescentes de África puedan acceder a la escuela, seguras y fuertes. Esto incluye a todas las niñas que han tenido que dejar la escuela durante la crisis de la COVID-19, así como a aquellas que ya habían sido excluidas de la escuela incluso antes de esta crisis.

Tanto superar la crisis de la COVID-19 como poner fin a las nuevas infecciones por el VIH y muertes asociadas al sida requieren que nos centremos en las desigualdades que conllevan vulnerabilidades. La nueva estrategia mundial contra el sida 2021-2026 pone los derechos y las múltiples y diversas necesidades a lo largo del ciclo vital de las mujeres y niñas en el centro de la respuesta: desde prevenir la transmisión vertical (maternoinfantil) hasta aportar acceso a una educación de calidad en entornos favorables y seguros para asegurar una educación integral sobre sexualidad y unos servicios íntegros de salud sexual y reproductiva.

La desigualdad de género no solo está mal. Es peligrosa. Nos debilita a todos.  Un mundo más equitativo estaría más preparado para responder a pandemias y otros problemas; nos permitiría tener un mayor nivel de salud, seguridad y prosperidad.

Los avances en  materia de la igualdad de género nunca han sido automáticos. Nunca se han dado; siempre se han ganado.

Estamos inspirados por los movimientos de mujeres que lideran la lucha por la igualdad. Las Naciones Unidas os apoyan en vuestros esfuerzos para avanzar hacia un mundo en el que las mujeres y las niñas de todas las diversidades prosperen y ocupen el lugar que les corresponde como iguales.

Este Día Internacional de la Mujer, apoyemos y celebremos que las mujeres estén tomando las riendas.

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ONUSIDA da la bienvenida a Suki Beavers como directora de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Participación Comunitaria de ONUSIDA

GINEBRA, 16 de noviembre de 2020—ONUSIDA se complace de anunciar el nombramiento de Suki Beavers para ocupar el cargo de directora de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Participación Comunitaria en la División de Programas de ONUSIDA.

La Sra. Beavers se incorporará desde la Asociación Nacional de la Mujer y el Derecho de Canadá, en la que, como directora ejecutiva, lideró los esfuerzos por desarrollar un análisis jurídico feminista de gran calidad y estrategias de reforma legislativa para promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres en toda su diversidad.

«Con una gran experiencia en derechos de la mujer y empoderamiento, violencia sexual y de género, salud sexual y reproductiva, y derechos humanos, la Sra. Beavers será de gran valor para ONUSIDA», dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Su pasión y su dedicación a la defensa los derechos de las mujeres y los más vulnerables serán inestimables a la hora de promover el trabajo de ONUSIDA en estos ámbitos cruciales».

En su nuevo papel, la Sra. Beavers liderará el trabajo de ONUSIDA para abordar los desafíos relativos a los derechos humanos, incluyendo los estigmas y la discriminación, la desigualdad y la violencia contra mujeres y niñas, el abuso del derecho penal y los enfoques punitivos que siguen estando entre los principales obstáculos para lograr unas respuestas al VIH efectivas. También supervisará el trabajo de ONUSIDA para conseguir igualdad de género, promover el empoderamiento de las mujeres y satisfacer la salud y los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y niñas. Además, dirigirá la labor de apoyar el papel clave de la acción comunitaria en el activismo, la participación y la coordinación de las respuestas al sida y la prestación de servicios.

«Es para mí un honor unirme a ONUSIDA, especialmente ahora, mientras trabajamos por aumentar los esfuerzos mundiales, regionales, nacionales y locales necesarios para promover los derechos de las mujeres y las niñas, acabar con los estigmas y la discriminación, y reforzar y expandir la participación comunitaria como componente crucial de la respuesta al VIH», expresó la Sra. Beavers. 

ONUSIDA también querría dar las gracias a Luisa Cabal por asumir el papel de directora en funciones del Departamento desde junio de 2019.

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Seis medidas concretas de ayuda para mujeres y niñas en toda su diversidad en el contexto de la pandemia de COVID-19

15 de junio de 2020

Esta guía está diseñada para brindar recomendaciones a los gobiernos para enfrentar el impacto discriminatorio y de género del COVID-19. La guía destaca buenas prácticas, comparte lecciones aprendidas del VIH y otras crisis de salud pública anteriores, proporciona información estratégica, pide la participación con las comunidades más afectadas por COVID-19, y establece recomendaciones concretas inmediatas y prospectivas para las respuestas de crisis, desarrollo de políticas y estrategias de inversión.

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ONUSIDA destaca seis acciones fundamentales para poner la igualdad de género en el centro de las respuestas a la COVID-19

15 Junio 2020

La respuesta al sida ha enseñado al mundo la importancia de proteger los derechos humanos y promover la igualdad de género a la hora de luchar contra una enfermedad. Ahora, la COVID-19 ha ampliado aún más el aprendizaje.

Desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, ONUSIDA no ha cesado de instar a los Gobiernos a proteger los derechos humanos y prevenir y abordar la violencia de género, una cuestión más importante que nunca, ya que los confinamientos están haciendo que las mujeres y las chicas corran más riesgo de sufrir violencia sexual y dentro de la pareja. Asimismo, en todo este tiempo ONUSIDA ha defendido que los servicios de salud sexual y reproductiva deberían ser considerados esenciales, pues indudablemente lo son. 

Con el fin de hacer llegar todos estos mensajes a las mesas de decisiones y a la primera línea de la respuesta, ONUSIDA ha elaborado un nuevo informe que explica a los Gobiernos cómo hacer frente a los impactos de la COVID-19 en materia de género y discriminación. De acuerdo con el informe, son seis las áreas obligatorias para abordar las necesidades y proteger los derechos de las mujeres y las niñas durante la pandemia. El informe subraya las necesidades de las mujeres y las niñas en toda su diversidad, centrándose sobre todo en las más marginadas, y destaca la importancia de acceder a los servicios básicos de salud. Se hace referencia también a la olvidada epidemia de la violencia de género; al mal uso de las leyes penales y punitivas; a la importancia de la educación, la salud, el bienestar, y al reconocimiento de todo ese trabajo que realiza la mujer y de los cuidados que presta siempre sin percibir remuneración alguna.

«Al igual que el VIH ha servido como un espejo que ha mostrado al mundo las desigualdades y las injusticias, la pandemia de la COVID-19 ha hecho saltar las alarmas en cuanto a la discriminación a la que las mujeres y las chicas plantan cara a diario», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Muchos de los impulsores de la desigualdad que se observan en la epidemia del VIH son los mismos que los que nos están llevando a la desigualdad y a la injusticia durante esta pandemia de la COVID-19. Solo venceremos con éxito ambas epidemias si ponemos la igualdad de género en el centro de la respuesta». 

El informe refleja cómo la salud y los derechos sexuales y reproductivos a menudo son los que primero se sacrifican durante las epidemias, cuando hoy más que nunca hemos de proteger todo lo logrado la década pasada. El documento señala también que los escasos recursos deben dirigirse fundamentalmente a las mujeres y las chicas más marginadas, como las trabajadoras sexuales, las personas de distinto género, las mujeres encarceladas, las migrantes y todas aquellas sin empleo ni residencia.

A lo largo de las páginas del informe se recogen algunas medidas prácticas que ONUSIDA ha ido adoptando junto con los socios en los distintos países, con el objeto de mantener los servicios sanitarios esenciales, movilizar la protección social de emergencia y apoyar a los grupos de población que han visto violados sus derechos durante el brote de la COVID-19.

Por ejemplo, en Nigeria y Costa de Marfil ONUSIDA ha establecido una alianza con la Comunidad internacional de mujeres que viven con VIH. El fin de su trabajo conjunto no es otro que facilitar el que las mujeres que viven con el VIH puedan trabajar como farmacéuticas de la comunidad y se encarguen de recoger y repartir en los domicilios los tratamientos antirretrovíricos y otros medicamentos para todas aquellas personas que no pueden acceder a su medicación debido a las restricciones por la COVID-19.

En América Latina, el Fondo de Población de las Naciones Unidas está ofreciendo tanto anticonceptivos y pruebas del VIH como kits de higiene e información sobre la violencia de género a todas aquellas mujeres que están en cuarentena obligatoria después de haber huido de la República Bolivariana de Venezuela debido a la COVID-19.  

En Marruecos, ONUSIDA, junto al Ministerio de Salud, el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y la sociedad civil, está movilizando a los grupos de autoayuda, los servicios de apoyo médico y psicosocial, y los responsables de la mediación familiar para ayudar a los grupos de población con más riesgo de contraer el VIH. Gracias a las colaboraciones entre el Gobierno y la sociedad civil, se ha podido garantizar el acceso continuado a la terapia antirretrovírica, la terapia de sustitución de opiáceos y la ayuda alimentaria durante la pandemia. 

Por encima de todo, el informe busca trasladar el mensaje de que la salud, la seguridad, la dignidad y los derechos de las mujeres y las chicas, en toda su diversidad, no deben nunca verse comprometidos. Asimismo, llama a las mujeres a liderar al cambio. 

«Salid ahí fuera y luchad, alzad la voz y actuad en beneficio de vuestra comunidad», anima a las mujeres la Sra. Byanyima.

SEIS MEDIDAS CONCRETAS PARA APOYAR A LAS MUJERES Y LAS CHICAS EN TODA SU DIVERSIDAD EN EL CONTEXTO DE LA PANDEMIA DE LA COVID-19

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Las mujeres tienen más posibilidades de seguir un tratamiento para el VIH

28 Abril 2020

En todo el mundo, entre las personas que viven con el VIH de 15 años en adelante, la cobertura de la terapia antirretrovírica en el año 2018 fue más alta para las mujeres que para los hombres. Según numerosos estudios, los hombres tienen menos posibilidades que las mujeres de realizarse una prueba del VIH para iniciar un tratamiento y adherirse a él. Como consecuencia, los resultados clínicos en varones son peores y es más probable que mueran por causas relacionadas con el sida. El bajo uso que hacen los hombres de los servicios para el VIH refleja el patrón comportamental masculino en lo relativo a las enfermedades. Dicha actitud se atribuye a las normas de masculinidad que aún prevalecen, el estigma, las oportunidades, los costes que supone la atención sanitaria y el inapropiado diseño de los servicios (entre otros factores).

La disparidad se observa en un amplio abanico de escenarios geográficos y epidemiológicos. Según las cifras regionales, con datos desagregados por sexo, la cobertura de la terapia antirretrovírica fue más elevada entre las mujeres que entre los hombres en todas las regiones excepto una. La mayor disparidad se observa en África occidental y central, donde se calcula que aproximadamente un 61 % [32-67 %] de las mujeres que viven con el VIH estaban recibiendo un tratamiento antirretrovírico en el año 2018, en comparación con el 40 % [18-41 %] de los hombres también en tratamiento en esa misma fecha. La cobertura del tratamiento para hombres y mujeres difería en al menos un 10 % en Asia y el Pacífico, el Caribe, África oriental y central, Europa del Este y Asia central. Esta tendencia reflejaría el hecho de que la atención prenatal ha sido la puerta de acceso clave para las pruebas del VIH y los servicios de tratamiento en muchas regiones.

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ONUSIDA, una organización líder en igualdad de género

13 Marzo 2020

Varias organizaciones activas en el sector de la salud han elaborado un informe sobre el progreso conseguido en los últimos 12 meses para implementar políticas que fomenten la igualdad de género, la no discriminación y la inclusión en el lugar de trabajo. Una vez más, ONUSIDA ha sido clasificada como una organización con una «puntuación muy alta».

Entre los cuerpos de salud mundial se incluyen donantes, organizaciones no gubernamentales, organizaciones corporativas y otras con presencia en al menos tres países; ONUSIDA se encuentra entre 13 de los 200 calificados con las puntuaciones más altas.  Asimismo, designaron a otras 27 organizaciones con una «puntuación alta».

«Me siento orgullosa de que se considere a ONUSIDA inclusiva y con perspectiva de género», afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Pero debemos continuar ampliando estos resultados, ya que nos queda mucho trabajo por delante».

Los investigadores evaluaron el género y la geografía del liderazgo de la salud mundial y la disponibilidad de políticas de género y diversidad en el lugar de trabajo. También valoraron si las organizaciones abordaban tanto el papel fundamental del género en sus programas de inversión en salud como las prioridades relacionadas con la salud.

Tras identificar los progresos para la igualdad de género en 200 organizaciones, el informe advierte de que la velocidad del cambio es demasiado lenta y prevé que llevará más de 50 años conseguir la paridad en los niveles más altos de las organizaciones de salud mundial.

«Muchas de las 200 organizaciones que analizamos no alcanzan las medidas de igualdad que afirman mantener». Más del 70 % de los directores ejecutivos y de los presidentes son hombres, mientras que solo el 5 % son mujeres de países de renta media y baja», afirmó Sarah Hawkes, cofundadora de Global Health 50/50 y catedrática de Salud pública mundial en el University College de Londres.

Power, people and priorities (Poder, personas y prioridades) es el tercer informe de Global Health 50/50. Los anteriores también han incluido a ONUSIDA como líder en género entre los nueve primeros de 140 organizaciones en 2018 y entre los 14 primeros de casi 200 organizaciones en 2019.

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Haciendo frente al vínculo entre el VIH y la violencia de género en Jamaica

07 Noviembre 2019

Monique McDonald es una educadora inter pares de VIH que cuenta la historia de su infancia con un coraje inquebrantable. "Cuando tenía 12 años mi tío abusó de mi sexualmente y contraje el VIH".

La Sra. McDonald ha escrito sobre sus experiencias en un libro titulado Ahora soy libre. Utilizo las anotaciones en su antiguo diario para describir el abuso que sufrió cuando era niña y su viaje hacia la recuperación. A día de hoy, apoya a las mujeres jóvenes que viven con el VIH, ayudándolas a aceptar su estado y aconsejándoles que se adhieran al tratamiento. También fundó el Fondo Ashley para ayudar a otras sobrevivientes de abuso sexual a continuar con su educación.

Admite que ha sido un largo camino.

«Estaba tan deprimida que no sabía en quién confiar», recuerda. «¿Cómo pudo suceder esto y que todos hiciesen oídos sordos?»

Rushell Gray reflexiona sobre su pasado con una mezcla a partes iguales de tristeza e incredulidad.  

«Cuando era niña, todos hicieron la vista gorda y me culparon a mí. Era la niña con sida de la comunidad. Nadie dijo: «este hombre necesita ir a la cárcel». Llegó un momento en que casi me di por vencida porque el estrés era demasiado intenso», dijo.  

La Sra. Gray ahora trabaja como Mentor Mom. El programa Mentor Mom recluta a madres jóvenes que viven con el VIH para compartir sus experiencias y ayudar a otras jóvenes a enfrentar situaciones similares. Las Mentor Moms responden preguntas y ofrecen consuelo, acompañan a las mujeres y niñas jóvenes en sus visitas al médico y refuerzan la orientación clínica sobre la importancia de tomar medicamentos de forma regular.  

Tanto la Sra. McDonald como la Sra. Gray son empleadas y anteriores clientes de Eve for Life, una organización no gubernamental de Jamaica que ayuda a prevenir nuevas infecciones por el VIH y a mejorar la calidad de vida de las mujeres y los niños que viven o están afectados por el VIH. Los clientes se benefician de grupos de apoyo, atención psicológica y programas de empoderamiento.  

Joy Crawford y Patricia Watson fundaron Eve for Life hace 11 años. Al apoyar a mujeres jóvenes y niñas afectadas por el VIH, no tardaron mucho en darse cuenta del claro vínculo entre la infección por el VIH, el embarazo adolescente y el abuso sexual infantil. Según el Análisis de la situación de los niños jamaicanos, un informe de 2018 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más del 21% de las adolescentes en Jamaica declaró haber sufrido violencia sexual.  

Como proveedor permanente de servicios de apoyo técnico y fomento de las capacidades en torno a la sostenibilidad para Eve for Life, UNICEF está interesado no solo en respaldar a las niñas, sino también en abordar las normas culturales que las hacen vulnerables.  

«Existe esta creencia generalizada de que los hombres adultos pueden tomar el cuerpo de una niña si ellos forman parte de su vida, apoyan a su familia o algo así», explica Novia Condell, especialista en salud y empoderamiento de adolescentes de UNICEF Jamaica. «Por supuesto, la niña no tiene poder para negociar ningún tipo de protección en una situación en la que ha sido abusada o explotada».

Entre las prioridades del programa de UNICEF se encuentra el apoyo a la participación comunitaria necesaria para cambiar las actitudes en torno al abuso sexual infantil. Eve for Life encabeza la campaña Nuh Guh Deh (no vayas por ahí), cuyo objetivo es acabar con el abuso sexual. Para transmitir el mensaje, utilizan estrategias complementarias que van desde reuniones comunitarias hasta videos musicales.

La delegación nacional de ONUSIDA en Jamaica también brinda apoyo técnico a Eve for Life y ayuda a la organización a crear asociaciones para la movilización de recursos. La oficina subregional de ONUSIDA en el Caribe también trabaja con Eve for Life en la creación de espacios seguros para jóvenes sobrevivientes y líderes para crear conciencia sobre el vínculo entre la violencia de género y el VIH.

También se enfoca en satisfacer las necesidades básicas de las mujeres jóvenes, incluyendo alimentos, ropa y atención médica. Pero más allá de estos servicios, la labor continúa proporcionando a las adolescentes y mujeres jóvenes que viven con el VIH un nivel más profundo de apoyo emocional y orientación.   

«El Ministerio de Salud de Jamaica ha encontrado un socio fuerte en Eve for Life, uno que se centra en la resistencia y el desarrollo competencias esenciales para la vida. Consiguen que las niñas recuperen el control de sus vidas para que así puedan mejorar su situación y la de sus hijos», dice la Sra. Condell.

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ONUSIDA sigue a la cabeza en lo referente a la implementación de ONU-SWAP

10 Septiembre 2019

Un año después del lanzamiento del Plan de acción para todo el sistema de las Naciones Unidas sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres para 2018-2022 (ONU-SWAP 2.0), ONUSIDA ha sido considerada una de las agencias del sistema de las Naciones Unidas que mayores progresos realiza, al cumplir, e incluso superar, los 17 indicadores de rendimiento.

El actualizado y extenso plan de acción, puesto en marcha en 2018 en todo el sistema de las Naciones Unidas, fue diseñado para acelerar el progreso en lo referente a la transversalidad de género en todos los niveles del sistema de las Naciones Unidas, para proporcionar una visión general del progreso en lo referente al trabajo en la igualdad de género y para describir los resultados relacionados con el género de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La rendición de cuentas promovida por el marco ONU-SWAP es gestionada por ONU Mujeres, quien recibe de todas las organizaciones de las Naciones Unidas informes anuales que tratan sobre la puesta en marcha del plan. En respuesta al informe anual enviado a principios de 2019 por la secretaría de ONUSIDA, ONU Mujeres, en una carta escrita por su Directora Ejecutiva, Phumzile Mlambo-Ngcuka, a Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva en funciones de ONUSIDA, ha elogiado a ONUSIDA por sus buenos resultados, especialmente por su gran trabajo para fortalecer los mecanismos de responsabilidad para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer mediante el desarrollo del Plan de acción sobre la igualdad de género 2018-2023.

La carta también felicita a ONUSIDA por promover la cultura de la inclusión. Como ejemplo notable en 2018 destaca la introducción de un permiso de paternidad que alargue la adopción y la paternidad entre 16 y 18 semanas en función del número de hijos, y el reconocimiento de una baja de la misma duración en el caso de hijos nacidos por gestación subrogada. Para ONU Mujeres, «este marco más igualitario apoya el cuidado de los hijos tanto por parte de los hombres como de las mujeres. Además, contribuye a acabar con la idea de que las mujeres en edad de cuidar hijos son potencialmente más costosas o representan un mayor riesgo de absentismo en comparación con los hombres de similar cualificación».

En cuanto al progreso que queda por hacer, ONU Mujeres animó a ONUSIDA a mantener y aumentar sus esfuerzos para lograr la representación igualitaria de las mujeres a todos los niveles y para continuar promoviendo una cultura del trabajo inclusiva, especialmente a través de la puesta en marcha de su Plan de acción sobre la gestión.

«La Secretaría de ONUSIDA continúa totalmente en consonancia con el marco ONU-SWAP». Sin embargo, tal y como señala ONU Mujeres, el progreso es frágil y los pasos avanzados pueden desandarse enseguida. Debemos actuar cada vez más y mejor para conseguir la igual representación de mujeres a todos los niveles y para continuar mejorando nuestra cultura organizacional. No se trata solo de cosas pendientes que hemos de tachar de la lista. Son cuestiones que requieren todo nuestro empeño y toda nuestra atención.

Junto con la carta, ONU Mujeres compartió todo un conjunto de infográficos que resumen el progreso de ONUSIDA según los indicadores de rendimiento de ONU-SWAP, que han sido recogidos en un informe. Esta evaluación de ONUSIDA se basa en el propio informe y las pruebas enviados por cada organización y corroborados por ONU Mujeres. Para lograr una mayor rendición de cuentas, ONUSIDA llevó a cabo una revisión paritaria con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados la cual confirmó la precisión de la autoevaluación aportada por ONUSIDA.

UNAIDS Gender Action Plan 2018–2023 — A framework for accountability

United Nations System-Wide Action Plan on Gender Equality and the Empowerment of Women (UN-SWAP) — System-wide reporting results for 2018

UNAIDS final self-report 2018 UN-SWAP performance by indicator

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