Reportaje

La comunidad debería desempeñar un papel mucho más importante en la prestación del tratamiento contra el VIH especialmente para las personas que se están dejando a un lado

20 de abril de 2015

El refuerzo y la expansión de los enfoques de base comunitaria en la prestación del tratamiento contra el VIH son vitales para obtener un éxito a largo plazo de la respuesta al sida, según un informe presentado por Médecins sans Frontières (Médicos sin Fronteras, MSF) y ONUSIDA el 20 de abril.

En este informe se destacan los enfoques innovadores de MSF hacia el desafío tan crítico que representa el aumento del tratamiento, con el fin de asegurar que las personas que viven con el VIH tengan acceso al tratamiento antirretrovírico por algún medio que se ajuste a sus vidas diarias.

La presentación de dicho informe, que tuvo lugar en Londres con motivo de la Reunión de la Junta de la Alianza para la Salud de la Madre, del Recién Nacido y del Niño, y del Colectivo para la Estrategia y la Coordinación de la iniciativa propuesta por Todas las Mujeres, Todos los Niños, fue una oportunidad extraordinaria para mostrar que realmente funciona la implicación significativa de la comunidad en la prestación del tratamiento antirretrovírico, el cumplimiento y las iniciativas de retención. Se enfatizó que el aumento de la financiación y la aplicación de la prestación de servicios de base comunitaria serán esenciales para acabar con la epidemia del sida hacia el 2030.

Durante la presentación, Amina Mohammed, Asesora Especial de la Secretaría General de la Agenda de Desarrollo post-2015, manifestó: «Estoy contenta de que tengamos una oportunidad para recordar la importancia de asegurar que los servicios y los productos básicos lleguen a las personas y comunidades que más lo necesitan».

Según Tom Decroo, Coordinador de la Investigación Operacional de MSF, «Este documento presenta las experiencias de cómo la prestación del tratamiento antirretrovírico de base comunitaria puede mejorar tanto el nivel del acceso al tratamiento contra el VIH como la calidad de los resultados sanitarios para las personas que viven con el VIH. No son soluciones válidas para todos los casos pero ilustran que la prestación del tratamiento antirretrovírico de base comunitaria es eficiente, efectiva y responde a las necesidades específicas de las personas».

Pese al progreso realizado (había 13,6 millones de personas bajo tratamiento desde junio de 2014) aún queda mucho camino por recorrer. Tan solo un 38% de los adultos que viven con el VIH y una cuarta parte de todos los niños que viven con el VIH tienen acceso a medicamentos que salvan vidas.

Luiz Loures, Director Ejecutivo Adjunto de ONUSIDA, señaló que el movimiento para enfatizar la implicación de la comunidad podría ayudar a identificar de mejor forma a las personas que necesitan tratamiento, especialmente entre las poblaciones más marginadas y de difícil acceso. Destacó que la prestación del tratamiento antirretrovírico de base comunitaria no es solo favorable para las personas en particular, sus familias y sus comunidades, sino que además ha resultado ser más rentable, debido a la mejor captación, observancia y al coste más bajo de la prestación de servicios.

El señor Loures también reconoció que será necesario reforzar en mayor medida el papel esencial que la sociedad civil y las comunidades han desempeñado tradicionalmente en la respuesta al sida.

«ONUSIDA ha impulsado el llamamiento a los países para que encuentren un método rápido para la erradicación de la epidemia de sida hacia el 2030. Si este es nuestro objetivo, creemos que hacia el 2020 se necesitará aumentar el porcentaje de los servicios de base comunitaria de un 5% a un 30%. Estoy orgulloso de compartir hoy con ustedes las innovaciones tan eficientes y efectivas de MSF. ONUSIDA continuará apoyando a las otras muchas organizaciones que trabajan para reforzar la prestación de servicios de base comunitaria con el fin de asegurar que todas las personas que lo necesitan tengan acceso al tratamiento contra el VIH».

La publicación presenta un número de modelos concretos sobre sistemas de la prestación del tratamiento antirretrovírico de base comunitaria relevantes y apropiados que se han adaptado a los contextos particulares. Estas estrategias se han estudiado en ocho países: República Democrática del Congo, Guinea, Kenya, Lesotho, Malawi, Mozambique, Sudáfrica y Zimbabwe. Se han centrado en gran parte en los pacientes que habían estado tomando medicación para el VIH de forma exitosa durante un tiempo, que no sufren ninguna enfermedad de manera simultánea y cuyos sistemas inmunitarios muestran signos sanitarios de mejora.

Los ejemplos de los programas del tratamiento antirretrovírico de base comunitaria incluyen: asociaciones de observancia, en las que un par de asesores dispensan medicamentos y revisiones médicas básicas completas; puntos de distribución gratuitos del tratamiento antirretrovírico en las comunidades y cercanos a las casa de los pacientes; grupos formados por la propia comunidad para el tratamiento antirretrovírico, en la que los miembros se turnan para reunir medicamentos de la clínica y distribuirlos a las personas que viven en poblaciones cercanas; y un puesto de espaciamiento y recambios por la vía rápida en el que las consultas clínicas son menos frecuentes y los medicamentos se obtienen para un periodo más prolongado.

Cuando se adaptan a una gran variedad de situaciones, la mayoría de estas estrategias, en ocasiones poco convencionales, han demostrado que reducen el lastre para los pacientes y los sistemas sanitarios. Como resultado hay más personas bajo medicación, se han reducido los costes de los proveedores de servicios, y se ha ayudado a aquellas personas habilitadas que viven con el VIH a vivir de forma más saludable y productiva.