Reportaje

Se necesita dar un enfoque global a la cuestión de las mujeres y el VIH

16 de marzo de 2018

Hace ya tiempo que se reconoció que la respuesta al sida no puede existir de manera aislada, sino que se debe integrar dentro de un programa de salud y desarrollo más amplio. Se ha llevado a cabo una jornada de un día de duración para entender mejor cómo están interrelacionadas tres cuestiones críticas para las mujeres que viven con el VIH: el cáncer cervical o de cuello de útero, los anticonceptivos hormonales y la esquistosomiasis genital femenina.

Uno de los temas principales del evento fue la importancia de adoptar un enfoque global en lo que respecta a las niñas y a las mujeres, así como a su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. Se ha celebrado al margen de la 62ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés). El evento ha destacado las posibilidades de las nuevas tecnologías y de los avances médicos para mejorar la salud de las mujeres.

Ebony Johnson preparaba el terreno desde la Coalición Mundial sobre la Mujer y el Sida diciendo lo siguiente: “Lo que suele ocurrir es que no se escucha a las mujeres, se las olvida, se las desatiende y no se investiga adecuadamente su situación. Por ello, les ruego y les invito a que tomen una nueva dirección para que se produzca realmente el cambio”.

Las mujeres que viven con el VIH son más vulnerables a la hora de contraer el virus del papiloma humano (VPH) y son cinco veces más propensas a desarrollar cáncer cervical, una enfermedad que le cuesta la vida a cerca de 250.000 mujeres cada año. Para enfatizar la magnitud del problema, Vikrant Sahasrabuddhe, del Instituto Nacional del Cáncer perteneciente a los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de los Estados Unidos, señalaba que en los últimos 20 minutos de presentación, se había diagnosticado cáncer cervical a 20 mujeres y otras 10 habían muerto por esa misma enfermedad.

Se trata de una enfermedad que afecta mayoritariamente a países de ingresos bajos y medios, donde se da el 90 % de los nuevos casos diagnosticados y de fallecimientos. Sin embargo, el cáncer cervical es prevenible gracias a la vacuna del VPH y tratable si se diagnostica a tiempo.

Se ha desarrollado una nueva tecnología para detectar el ADN y las proteínas que actúan como indicadores de VPH en mujeres, ambos indicios de cáncer cervical. Además, hay nuevas herramientas que están permitiendo un tratamiento prematuro incluso en clínicas con recursos limitados. Este evento ha sido testigo de hasta qué punto las asociaciones mundiales están comprometidas con la reducción de los efectos negativos de esta enfermedad y de cómo los programas nacionales de prevención del VIH están a la vanguardia en cuanto a esfuerzos invertidos en la implantación de nuevos servicios destinados a mujeres que viven con el VIH; así es como se trata de reducir el número de víctimas que produce el cáncer cervical en todo el mundo. Entre las asociaciones mundiales antes mencionadas, encontramos el Programa Mundial Conjunto de las Naciones Unidas sobre la Prevención y el Control del Cáncer Cervicouterino (CaCu) en el que participa ONUSIDA.

Al mismo tiempo que se ha dado a las mujeres la oportunidad de controlar cuántos hijos tienen y cuándo, ha surgido la preocupación relacionada con las inyecciones de larga duración del progestágeno acetato de medroxiprogesterona de depósito (AMPD). Algunos estudios sugieren que el AMPD podría estar relacionado con un mayor riesgo de infección por el VIH. Actualmente, más de 150 millones de mujeres en todo el mundo usan métodos anticonceptivos hormonales, y hay una cantidad elevada de entre ellas que usan métodos anticonceptivos hormonales inyectables en África subsahariana, donde también hay una elevada incidencia del VIH.

Se está llevando a cabo un estudio llamado Evidence for Contraceptive Options and HIV Outcomes (ECHO), que constituye una prueba a gran escala de la que se espera disipe las dudas sobre el uso del AMPD y su vinculación con el riesgo de infección por el VIH. Los participantes de la jornada debatieron sobre las difíciles decisiones que tendrán que tomarse si el estudio confirma el aumento del riesgo de contraer VIH debido al uso del AMPD. Estas decisiones se tendrán que valorar teniendo en cuenta las conocidas ventajas que presenta un anticonceptivo tan efectivo y que afectarán a millones de usuarios.

Nelly Rwamba Mugo, del Instituto de Investigación Médica de Kenya, constató lo siguiente: “Tanto el VIH como los embarazos no deseados siguen estando entre las prioridades sanitarias a nivel mundial. Al mismo tiempo que descubrimos los riesgos potenciales de infección por el VIH que presentan los anticonceptivos hormonales inyectables, las mujeres necesitan información precisa para poder tomar decisiones fundamentadas en lo que respecta a los anticonceptivos”.

La esquistosomiasis genital femenina, también conocida como bilharziasis, es una enfermedad que se suele pasar por alto, pero que afecta a cerca de 55 millones de niñas y mujeres. Cuando se padece, se produce sangrado durante las relaciones sexuales y acaba generando lesiones en las pareces vaginales y úlceras en el cuello uterino. Estas lesiones hacen que las mujeres que viven con esta enfermedad sean más vulnerables a la hora de contraer VIH. Sin embargo, se ha descubierto un tratamiento infantil efectivo y barato que puede evitar que las niñas que están infectadas por el parásito que produce la esquistosomiasis genital femenina desarrollen la enfermedad en la edad adulta.

Pragna Patel, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, dijo lo siguiente: “La inflamación genital aumenta el riesgo de contraer VIH. Necesitamos más información sobre las coinfecciones, el tratamiento de la esquistosomiasis y las estrategias de prevención del VIH para ayudar a establecer políticas que velen por la salud de las mujeres”.

Entre los principales temas de interés durante la jornada de debate se encontraban cómo ampliar las opciones de tratamiento y de prevención y cómo asegurar la sinergia entre los programas del VIH y los del control de la esquistosomiasis a nivel nacional.

A lo largo del día, uno de los temas recurrentes fue cómo integrar derechos, servicios y VIH. Los ponentes de ONUSIDA, la Organización Mundial de la Salud, los centros de investigación y los hospitales destacaron la necesidad de buscar sinergias y colaboración para elaborar una respuesta al sida que sea transversal.

Peter Godfrey-Faussett, asesor superior en el departamento de Ciencia de ONUSIDA, concluyó diciendo que el simposio había brindado una gran oportunidad para compartir y hablar sobre el alcance de diferentes perspectivas a una amplia variedad de personas, desde activistas comunitarios, pasando por científicos que trabajan en laboratorios y jóvenes estudiantes, hasta científicos y legisladores expertos.

El evento, que se celebró el 15 de marzo en la Academia de las Ciencias de Nueva York (Estados Unidos) bajo el título Improving Women’s Health (“Mejorar la Salud de las Mujeres” en español), trató sobre el VIH, los anticonceptivos, el cáncer cervical y la esquistosomiasis.