Reportaje
Un nuevo informe destaca el papel fundamental de las organizaciones lideradas por la comunidad en la respuesta y preparación ante la pandemia
28 de enero de 2022
28 enero 202228 enero 2022En un nuevo informe de ONUSIDA, Holding the line: communities as first responds to COVID-19 and Emerging health threats (Sin soltar las riendas: las comunidades como primera respuesta ante la COVID-19 y otras amenazas sanitarias emergentes), las organizaciones lideradas por y para las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave detallan sus enormes esfuerzos para responder a las pandemias colindantes de la COVID-19 y el VIH. De acuerdo con datos cualitativos extraídos de encuestas que abarcan a 225 organizaciones de 72 países lideradas por la comunidad, el informe ofrece una instantánea del trabajo que han desarrollado las organizaciones durante principios de 2020 para mantener la respuesta al VIH y, al mismo tiempo, apoyar a sus comunidades durante la pandemia de la COVID-19. El informe destaca también las acciones de alta prioridad que se necesitan urgentemente para garantizar la continuidad de los servicios relacionados con el VIH, así como la sostenibilidad de las organizaciones lideradas por la comunidad que los proporcionan.
Según los miembros de la comunidad, dicho informe cuenta la historia del ingenio tan extraordinario de las organizaciones lideradas por la comunidad para movilizarse cuándo y dónde los Gobiernos eran incapaces de hacerlo. Sus testimonios demuestran que las organizaciones dirigidas por y para las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave, incluidas las mujeres y los jóvenes, han aprovechado sus profundos conocimientos sobre el VIH para forjarse una mayor experiencia en pandemias. Ante las interrupciones de los servicios, la escasez de productos sanitarios, los toques de queda y las graves brechas de financiación, las organizaciones se adaptaron rápidamente para continuar prestando servicios relacionados con el VIH.
Las organizaciones lideradas por la comunidad informaron de que cada vez se involucraban más en la distribución de medicamentos antirretrovirales y kits de autodiagnóstico, negociando con funcionarios gubernamentales para asegurar que los medicamentos fueran accesibles y los entregaran personalmente a los beneficiarios. Muchas organizaciones también informaron de que sus servicios pasaron a ser en línea y de que, además, recurrieron al contacto telefónico y por correo electrónico para prestar asesoramiento y hacer un seguimiento del estado de salud. Asimismo, en situaciones urgentes incluso realizaron visitas domiciliarias. El apoyo material, incluidos los envases de alimentos y suplementos de ingresos, se movilizaron y distribuyeron entre los más necesitados.
Las organizaciones también se comprometieron a prestar servicios relacionados con la COVID-19. Empezaron a llegar a los miembros de la comunidad y al público en general para concienciar sobre la COVID-19 y compartir información sobre cómo las personas podían protegerse. Detectaron y respondieron a los crecientes niveles de violencia de género, brindando asistencia y apoyo a los supervivientes. También distribuyeron mascarillas, jabón y desinfectante de manos, y construyeron instalaciones para lavarse las manos. Cuando el coste y la disponibilidad de mascarillas y jabón se convirtieron en un problema, muchas organizaciones lideradas por la comunidad informaron de la búsqueda de formas innovadoras de producir estos artículos por sí mismas.
Sin embargo, a la mayoría de estas organizaciones le asustaba la posibilidad de que su ausencia, especialmente en los procesos de planificación y toma de decisiones, resultara en el fracaso de las respuestas nacionales a la COVID-19 para abordar las necesidades de sus comunidades. Además, una y otra vez expresaron su profunda preocupación por el impacto económico de los confinamientos y las restricciones de viaje de sus beneficiarios. También destacaron las continuas dificultades a la hora de conseguir equipos de protección personal y autorizaciones de viaje en transporte público o vehículos privados para su personal.
Las organizaciones confesaron que tuvieron que soportar cargas extremadamente pesadas con poco apoyo externo. Las intensas brechas de financiación dejaron al personal de estas organizaciones agotado y trabajando por las noches y durante los fines de semana para recaudar fondos, normalmente sin éxito. Algunas incluso recurrieron a sus propios salarios personales y ahorros para ayudar a sus comunidades.
Las organizaciones lideradas por la comunidad están en el corazón de una respuesta de salud pública centrada en las personas y basada en los derechos humanos. ONUSIDA no deja de instar a apoyar y financiar las infraestructuras lideradas por la comunidad, haciendo hincapié en que las comunidades necesitan urgentemente el espacio y los recursos para liderar.
«Las organizaciones lideradas por la comunidad son las que nos han guiado a lo largo de dos pandemias, la primera, la pandemia de sida, y ahora, la de la COVID-19», insistió Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Su papel central y crucial en la prestación de servicios en el corazón de las comunidades, y sus esfuerzos por llegar a las personas más vulnerables deben ser reconocidos y valorados. Por eso, juntos, debemos hacer más para apoyarlas económicamente, implicarlas de manera significativa en los procesos de toma de decisiones y asegurarnos de que dispongan de todos los recursos que necesitan para que puedan continuar su trabajo en la respuesta al VIH y la COVID-19 y estar preparadas para futuras pandemias».
Los lugares en los que los sistemas de salud pública han involucrado a las redes y organizaciones lideradas por la comunidad y han capacitado a los más afectados por las pandemias han cosechado más éxito a la hora de contrarrestar la desinformación, garantizar la continuidad de los servicios sanitarios y proteger los derechos y medios de subsistencia de los más vulnerables. Y en eso precisamente consiste el situar a las personas en el centro de las respuestas a la pandemia.
Con el fin de garantizar la sostenibilidad de una respuesta al VIH liderada por la comunidad, el informe llama a adoptar cinco medidas urgentes:
- Las organizaciones lideradas por la comunidad deben estar totalmente incluidas e integradas en las respuestas nacionales a las pandemias, incluidas las continuas respuestas a la COVID-19. Esto no puede limitarse a la consulta y debe tener lugar al nivel de desarrollo de políticas, planificación, diseño y evaluación de intervenciones.
- Debe movilizarse financiación de emergencia a corto plazo y ponerse a disposición de las organizaciones lideradas por la comunidad.
- Se debe establecer una base de financiación estable a largo plazo que permita a las organizaciones lideradas por la comunidad funcionar de forma eficaz.
- La base de información sobre el trabajo de las organizaciones lideradas por la comunidad debe ampliarse y profundizarse mediante la documentación sistemática, la identificación de buenas prácticas y el intercambio de información.
- Debemos garantizar la continuidad de los servicios relacionados con el VIH, entre los que se incluyen la ampliación de la financiación a las organizaciones lideradas por la comunidad y el establecimiento de acuerdos de colaboración entre las organizaciones lideradas por la comunidad y las instalaciones médicas para garantizar la sostenibilidad de la respuesta al VIH durante la COVID-19 y otras futuras pandemias.