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En algunos países existen graves carencias en la atención a la tuberculosis para las personas que viven con el VIH

24 Marzo 2021

Todas (el 100%) las personas que viven con el VIH y que acaban de comenzar la terapia antirretroviral deberían recibir también tratamiento preventivo (barra azul) para la tuberculosis (TB) o tratamiento (barra naranja) para la tuberculosis (juntas, representan la “atención óptima a la tuberculosis”). La barra verde muestra el porcentaje de personas que acaban de comenzar con la terapia antirretroviral y que no recibieron atención óptima a la tuberculosis, que son vulnerables a enfermar y morir de tuberculosis.

Carencias en la prevención y la detección de la tuberculosis en personas que viven con el VIH que acaban de comenzar la terapia antirretroviral (TAR) en países con alta carga de TB o de TB/VIH, 2019

Todas las personas que viven con el VIH que acaban de iniciar la terapia antirretroviral deberían recibir “atención óptima a la tuberculosis” (ya sea tratamiento preventivo para la tuberculosis o tratamiento para la tuberculosis). Desde 2012, la Organización Mundial de la Salud recomienda que todas las personas recién diagnosticadas de VIH sean sometidas a pruebas para la detección de la TB. Si no presentan síntomas de TB (tos, expectoración con sangre, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, dolor en el pecho, dificultad para respirar o fatiga) deben recibir tratamiento preventivo para la tuberculosis. Si manifiestan algún síntoma de TB, deben someterse a un análisis completo para detectar la enfermedad. Si se constata que padecen tuberculosis, deben comenzar de inmediato el tratamiento para la tuberculosis. Si no hay evidencias de dicha enfermedad, deberán comenzar el tratamiento preventivo para la tuberculosis.

La TB es la causa más común de hospitalización y muerte entre las personas que viven con el VIH. En 2019, la TB fue responsable de 208 000 (el 30%) de las muertes relacionadas con el sida. Sin embargo, la TB es curable y prevenible. El tratamiento preventivo para la tuberculosis reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad de la TB y puede reducir en casi un 40% las muertes entre las personas que viven con el VIH. Es probable que una persona que vive con el VIH y que padece TB muera si no recibe tratamiento.

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Educación digital sobre el VIH para los jóvenes de Jamaica durante la COVID-19 y después de ella

22 Marzo 2021

Desde que cerraron los colegios el pasado mes de marzo debido a la COVID-19, la mayoría de los estudiantes de Jamaica sigue recibiendo las clases exclusivamente online.   Las redes sociales y los servicios de mensajería son más relevantes que nunca como canal para compartir conocimientos y recursos con los jóvenes, así como para recibir sus comentarios.

El U-Report del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es una herramienta innovadora basada en mensajes y diseñada para involucrar a los jóvenes, proporcionarles información y darles la oportunidad de opinar sobre cuestiones de importancia nacional. Jamaica se convirtió en el primer país del Caribe en lanzar U-Report, uniéndose a un movimiento mundial de más de 5 millones de U-Reporters. ONUSIDA Jamaica colaboró recientemente con UNICEF para averiguar lo que saben los jóvenes, o no, sobre el VIH. El cuestionario de 10 preguntas también proporcionó información correcta a los participantes.

Casi 2.000  jóvenes respondieron al estudio, y sólo 214 obtuvieron una puntuación perfecta. El cuestionario reveló algunas lagunas preocupantes en cuanto a los conocimientos básicos sobre el VIH y el acceso a la información sobre la prevención del VIH. Uno de cada 10 encuestados pensaba de forma equivocada que el VIH podía ser transmitido por los mosquitos, por ejemplo. Casi uno de cada tres no conocía la solución local para impartir educación sexual en las escuelas, el Programa de Educación para la Salud y la Vida Familiar.

Los resultados del estudio corroboran los datos de la última investigación de Conocimientos, Actitudes y Prácticas (CAP) de Jamaica y demuestran que sigue habiendo flagrantes lagunas de conocimientos sobre el VIH entre los jóvenes. El estudio reveló que sólo el 33% de los jóvenes de entre 15 y 24 años identificó correctamente las formas de transmisión del VIH. Esto supuso un declive del 6% del nivel de conocimientos en comparación con el estudio CAP de 2012. El estudio de 2017 también constató que el 40% de los encuestados con múltiples parejas no utilizó un preservativo durante su último encuentro sexual.

«Los resultados del cuestionario U-Report sobre el VIH han reforzado la necesidad de que se realicen esfuerzos para hacer frente a la disminución de los conocimientos sobre la información del VIH entre los jóvenes en Jamaica», afirmó la directora nacional de ONUSIDA para Jamaica, Manoela Manova. «Especialmente en el contexto de la COVID-19, es fundamental que innovemos para asegurar que la mensajería y el compromiso tengan lugar en las plataformas digitales y con el fin de garantizar que no se deje atrás a los niños o los jóvenes».

La herramienta de mensajería social U-Report ha demostrado ser una forma rápida y útil de recopilar información que puede utilizarse para elaborar programas y planes centrados en los jóvenes de Jamaica. UNICEF Jamaica ha apoyado innovaciones para garantizar que los niños y jóvenes tengan acceso a la educación y al apoyo durante la COVID-19, incluidos los servicios de telesalud mental, la formación de instrucción virtual para profesores y las estrategias para terminar con la brecha digital.  

Durante la COVID-19 se han ampliado los diálogos virtuales y la comunicación para el cambio de comportamiento. Una iniciativa apoyada por UNICEF tiene como objetivo subsanar las lagunas en los conocimientos sobre el VIH y la salud sexual y reproductiva de los jóvenes en Jamaica. La Campaña sobre Salud Sexual y Reproductiva de los Adolescentes de la Junta Nacional de Planificación Familiar se centra en la salud de los jóvenes, y se dirige a aquellos sexualmente activos con mensajes sobre el uso del preservativo y disipando los mitos sobre la transmisión del VIH. La campaña difunde información sobre salud sexual y reproductiva/VIH a través de las redes sociales y utiliza personajes animados para llegar a los adolescentes. La campaña también habla de los beneficios de la abstinencia y el control de la natalidad.

Press Statement

Mensaje de ONUSIDA en el Día Internacional de la Mujer 2021

8 de marzo de 2021

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas

Las mujeres líderes han guiado al mundo para responder a la crisis de la COVID-19, desde jefas de gobierno hasta coordinadoras de movimientos sociales de base. Le han recordado al mundo la importancia de tener un número significativo de mujeres, en todas su diversidad, en posiciones de liderazgo.

Pero la crisis de la COVID-19 ha hecho que los avances hacia la igualdad retrocedan. Ha ampliado la brecha de género en cuanto a riqueza, ingresos, acceso a servicios, carga de trabajo de cuidados no remunerado, estatus y poder.

En torno a 20 millones más de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria podrían quedarse sin escolarizar como consecuencia de la crisis. Puede que muchas de ellas nunca vuelvan a la escuela ni a tener acceso a técnicas ni oportunidades económicas, y correrán mayor de sufrir violencia, mala salud, pobreza y otros problemas.

Dos millones y medio más de niñas se encuentran en riesgo de contraer un matrimonio infantil durante los próximos cinco años. Se ha producido un aumento dramático de la violencia contra la mujer.

Pandemias como la de la COVID-19 y la del VIH aumentan las grietas de la sociedad y agravan las vulnerabilidades. Las desigualdades y la violencia basadas en el género, que están interrelacionadas, frenan la vida de mujeres y niñas en todo el mundo.

La pandemia ha puesto en manifiesto el doloroso dato de que, incluso antes de la COVID-19, se calcula que un número estimado de 34 millones de niñas de entre 12 y 14 años no estaban escolarizadas, que, a escala mundial, una de cada tres mujeres declara haber sufrido violencia física o sexual y que las mujeres de todo el mundo trabajan más horas por un salario menor o inexistente.

Las mujeres que habían sido estigmatizadas se encuentran entre los que están sufriendo los peores impactos de la pandemia. La pérdida repentina de los medios de subsistencia de las trabajadoras sexuales y su falta de acceso a atención sanitaria y protección social han intensificado sus vulnerabilidades, especialmente para las que viven con el VIH.  Muchas mujeres migrantes y trabajadoras precarias afectadas adversamente por la pandemia están excluidas de los programas gubernamentales de ayuda y protección, así como de los servicios sanitarios. Los estigmas sociales, la discriminación y la criminalización ponen a las mujeres transgénero y a las mujeres que consumen drogas en un mayor riesgo de infección por el VIH o por otras infecciones de transmisión sexual y las aleja del acceso a servicios de prevención, tratamiento y atención relacionados con el VIH.

Las estrategias de recuperación no pueden ser ciegas ni neutrales respecto al género: deben derrocar las desigualdades que frenan a las mujeres.

ONUSIDA, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Fondo de población de las Naciones Unidas se han unido en un amplio movimiento, Education Plus, para trabajar con los gobiernos con el fin de asegurar los cambios transformadores que permitirán que todas las adolescentes de África puedan acceder a la escuela, seguras y fuertes. Esto incluye a todas las niñas que han tenido que dejar la escuela durante la crisis de la COVID-19, así como a aquellas que ya habían sido excluidas de la escuela incluso antes de esta crisis.

Tanto superar la crisis de la COVID-19 como poner fin a las nuevas infecciones por el VIH y muertes asociadas al sida requieren que nos centremos en las desigualdades que conllevan vulnerabilidades. La nueva estrategia mundial contra el sida 2021-2026 pone los derechos y las múltiples y diversas necesidades a lo largo del ciclo vital de las mujeres y niñas en el centro de la respuesta: desde prevenir la transmisión vertical (maternoinfantil) hasta aportar acceso a una educación de calidad en entornos favorables y seguros para asegurar una educación integral sobre sexualidad y unos servicios íntegros de salud sexual y reproductiva.

La desigualdad de género no solo está mal. Es peligrosa. Nos debilita a todos.  Un mundo más equitativo estaría más preparado para responder a pandemias y otros problemas; nos permitiría tener un mayor nivel de salud, seguridad y prosperidad.

Los avances en  materia de la igualdad de género nunca han sido automáticos. Nunca se han dado; siempre se han ganado.

Estamos inspirados por los movimientos de mujeres que lideran la lucha por la igualdad. Las Naciones Unidas os apoyan en vuestros esfuerzos para avanzar hacia un mundo en el que las mujeres y las niñas de todas las diversidades prosperen y ocupen el lugar que les corresponde como iguales.

Este Día Internacional de la Mujer, apoyemos y celebremos que las mujeres estén tomando las riendas.

Contacto

UNAIDS Media
tel. +41 22 791 4237
communications@unaids.org

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Press Statement

ONUSIDA saluda la decisión de los Estados Unidos de América de apoyar la salud, la seguridad y los derechos de las mujeres

GINEBRA, 3 de febrero de 2021- ONUSIDA acoge con tremendo agrado el anuncio realizado por el presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, con relación a la rescisión de la medida Protección de la vida en la asistencia global de salud (PLGHA, por sus siglas en inglés, y antes conocida como Política de la Ciudad de México). Esta política obligaba a las organizaciones extranjeras no gubernamentales a aceptar como condición para recibir financiación del Gobierno de los Estados Unidos que no realizarían ni promoverían directamente abortos con fondos procedentes de cualquier fuente (incluyéndose aquí fondos de fuera de los Estados Unidos).

«La anulación de la PLGHA demuestra el firme compromiso de la nueva Administración de los Estados Unidos a la hora de apoyar a las mujeres en la defensa de sus derechos y el acceso a la información y los servicios relacionados con su salud sexual y reproductiva», destaca Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.  «Estamos deseando trabajar codo con codo con la nueva Administración de los Estados Unidos de América para garantizar que todas las mujeres y las chicas puedan disfrutar del ejercicio efectivo de los derechos humanos, y tener acceso a la información relativa a la salud reproductiva y sexual, y todos esos servicios que quieren y necesitan».

La anterior Administración de los Estados Unidos llevó las antiguas restricciones establecidas por la Política de la Ciudad de México a un nuevo nivel al aplicar la política a la asistencia sanitaria mundial brindada por todos los departamentos y agencias del Ejecutivo. La medida limitó gravemente el acceso a los servicios básicos de atención sanitaria sexual y reproductiva, y ahogó los esfuerzos locales en materia de esos derechos. A su vez, dicha política minó los derechos humanos en general, y en particular los relacionados con la atención sanitaria sexual y reproductiva en todo el mundo.

ONUSIDA se congratula ante la llamada de la Casa Blanca a renunciar a todos aquellos condicionantes vinculados a la PLGHA en cualquier subvención actual, y con efecto inmediato; a notificar a los beneficiarios de dichas ayudas, cuanto antes, que esas condiciones han sido eliminadas, y a dejar de imponer cualquiera de esas condiciones en toda ayuda financiera futura.

«El hecho de que las mujeres y las chicas puedan disfrutar del pleno acceso a los servicios relacionados con su salud sexual y reproductiva y vean respetados sus derechos influye directamente en su seguridad, salud y bienestar. Esperamos que esta sea la base para la Ley mundial de asistencia sanitaria, capacitación y derechos, la legislación diseñada para derogar para siempre la PLGHA», añade la Sra. Byanyima.

ONUSIDA también transmite su enorme satisfacción ante el anuncio realizado por el presidente de los Estados Unidos, quien ha señalado que retomará la financiación al Fondo de Población de las Naciones Unidas, una organización clave copatrocinadora de ONUSIDA que trabaja en todo el mundo para proporcionar atención en lo referente a la salud reproductiva a las mujeres y las personas jóvenes. ONUSIDA agradece profundamente el sólido compromiso adquirido por el secretario de Estado de los Estados Unidos de América, Anthony Blinken, de destinar este año 32,5 millones de dólares estadounidenses al UNFPA.

Contacto

UNAIDS Geneva
Sophie Barton-Knott
tel. +41 79 514 6896
bartonknotts@unaids.org

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Publicadas nuevas directrices con relación a las cuestiones éticas en los ensayos para la prevención del VIH

27 Enero 2021

ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud han publicado una guía actualizada que recoge las consideraciones éticas que se han de tener en cuenta en los ensayos para la prevención del VIH. Esta nueva guía es el resultado de un proceso de un año de duración, cuenta con las aportaciones de más de 80 de expertos y miembros de la sociedad y se publica 21 años después de la aparición de la primera edición.

«ONUSIDA está plenamente implicada en su trabajo con las personas y las poblaciones afectadas por el VIH, y su objetivo es siempre promover y proteger sus derechos», señala Peter Godfrey-Faussett, asesor científico de ONUSIDA. «Esta guía establece de qué manera se han de llevar a cabo ensayos acerca de la prevención del VIH que sean éticos al tiempo que se salvaguarden los derechos de los participantes durante la investigación científica y se promueva el desarrollo de nuevas herramientas para la prevención del VIH».

Solo en el año 2019 hubo más de 1,7 millones de nuevas infecciones por el VIH. Ello hace que exista la necesidad urgente de desarrollar nuevas formas de prevenir el VIH y ponerlas a disposición de la población, para que todas las personas puedan protegerse del virus. Si bien a lo largo de los últimos años se han ido desarrollando nuevos métodos para la prevención del VIH, como la profilaxis previa a la exposición de administración oral, en el anillo vaginal de dapivirina o en inyecciones de acción prolongada de cabotegravir, lo cierto es que sigue habiendo una gran demanda de herramientas eficaces y fáciles de usar para la prevención del VIH.

Sin embargo, esa necesidad de desarrollar nuevos métodos de prevención debe estar en equilibro con la necesidad de proteger a las personas que participan en los estudios científicos para probar la seguridad y la eficacia de las herramientas de prevención.

La investigación con personas se rige por un marco bien establecido de normas éticas. Este nuevo informe detalla en 14 puntos las normas éticas para la investigación en materia de prevención del VIH. Asimismo, defiende y explica los principios universales de la ética para las investigaciones en las que participan personas, y lo hace de forma relevante para velar tanto por los participantes como por los avances de la investigación para la prevención del VIH.

«La Organización Mundial de la Salud debe garantizar que los legisladores y los implementadores sanitarios mantengan la ética en el centro de la toma de decisiones. Esta colaboración con ONUSIDA para reunir a un gran número de partes interesadas para la revisión no constituye sino un modelo para el desarrollo futuro de las directrices éticas», resalta Soumya Swaminathan, directora científica en la Organización Mundial de la Salud.

Las consideraciones éticas que rodean la investigación en materia de prevención del VIH son extremadamente complejas. Por ejemplo, la investigación se debería realizar con aquellas personas en la que los nuevos métodos tendrían un mayor impacto, como los grupos de población clave, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes residentes en entornos con una alta incidencia del VIH. Sin embargo, los miembros de estas poblaciones a menudo viven en situaciones que los hacen vulnerables a la discriminación, el encarcelamiento o el daño, lo cual puede limitar su participación en la investigación y hacer que la investigación ética suponga un reto aún mayor. Con esta guía actualizada se busca explicar de qué manera se pueden incorporar éticamente las necesidades de las personas que más podrían beneficiarse de los avances en el ámbito de la prevención del VIH.

Con este fin, se incluyen en ella una serie de revisiones clave realizadas a la edición anterior. Además, se destaca la importancia de que los miembros de la comunidad se impliquen en todas las fases de los proyectos de investigación. Se insiste en que ha de haber una alianza igualitaria entre los equipos de investigación, los patrocinadores de los ensayos, los grupos de población clave, los participantes potenciales y las comunidades que viven en entornos en los que tienen lugar los ensayos.

Al mismo tiempo, se pone de manifiesto la cuestión de la justicia, con una selección inclusiva de poblaciones de estudio sin exclusión arbitraria debido a características como la edad, un embarazo, la identidad de género o el consumo de drogas. La guía también subraya contextos de vulnerabilidad. En ella se insiste en que no se ha de etiquetar a las personas y a los grupos como vulnerables, sino que el énfasis se debería poner en aquellos contextos sociales y políticos en los que la gente vive y que la hacen vulnerable.

La versión actualizada de la guía también hace hincapié en que los investigadores y los patrocinadores de los ensayos deberían, como mínimo, garantizar el acceso al paquete de métodos de prevención del VIH recomendado por la Organización Mundial de la Salud para cada uno de los participantes en el ensayo. Igualmente, se remarca la necesidad de un seguimiento, así como la del acceso posensayo por parte de todos los participantes a los productos que han demostrado ser eficaces. 

«Esta guía revisada apoyará a todas las partes interesadas a la hora de diseñar y dirigir ensayos para la prevención del VIH éticos y científicos que permitan avanzar en la respuesta al sida hacia el objetivo de cero nuevas infecciones por el VIH», añade el Sr. Godfrey-Faussett.

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Cartografía de la vulnerabilidad para ayudar a las trabajadoras sexuales en Bangladesh y Myanmar

12 Enero 2021

Cálidas sonrisas dan la bienvenida a Lily a medida que se aproxima a su primera parada del día: uno de los once burdeles dispersos por el país que Lily, presidenta de la Red de trabajadoras sexuales de Bangladesh, visita cada tres meses para interesarse por las mujeres que allí trabajan y conocer de su propia boca el tipo de ayuda que cada una necesita. Pese a que sus visitas se han visto limitadas en los últimos meses como consecuencia de las restricciones a la movilidad para frenar la expansión de la COVID-19, Lily sabe bien que todas esas sonrisas no son sino la coraza que esconde las dificultades que esas mujeres como ella están viviendo.

«Para mí todas esas trabajadoras sexuales son como mis hermanas. Siento profundamente su felicidad y su dolor, los siento como propios, y trato siempre de hacer todo lo que está en mi mano para solucionar cualquier problema que las pueda estar perturbando», confiesa Lily. Durante la pandemia de la COVID-19, Lily y las 29 organizaciones basadas en la comunidad que atienden a las trabajadoras sexuales en el país han luchado incansablemente para responder a las cada vez mayores solicitudes de ayuda. En marzo, las restricciones a la movilidad que el Gobierno impuso en todo el país hicieron que las trabajadoras sexuales no pudieran tener más clientes, debido a lo cual la mayoría vio desaparecer su fuente de ingresos y, con ello, se extinguió su capacidad de mantenerse a sí mismas y a sus familias.

«Los hijos de las trabajadoras sexuales se enfrentaron a desafíos gigantescos durante la situación de la COVID-19, ya que sus madres no podían proporcionarles nada que llevarse a la boca. En cuanto nosotros [la Red de trabajadoras sexuales de Bangladesh] nos enteramos de ello, nos pusimos en contacto con muchas organizaciones y con el sector privado para buscar apoyo», explica Lily. En respuesta a la llamada a la acción, la red movilizó fondos para apoyar a 2100 trabajadoras sexuales a lo largo y ancho de todo el país. El apoyo liderado por la comunidad en Bangladesh también ha obtenido un gran reconocimiento mundial. Hace muy poco, una extrabajadora sexual, Rina Akter, fue reconocida por la BBC por su gran esfuerzo y el de su equipo de ayudantes, ya que juntos lograron servir 400 comidas a la semana a las trabajadoras sexuales que más lo necesitaban.

«Aunque algunas, muy pocas, trabajadoras sexuales tienen ahorros, la gran mayoría no puede sobrevivir sola» apunta Rahat Ara Nur, responsable técnica del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Bangladesh. «A través del Fondo de Población de las Naciones Unidas, proporcionamos a las trabajadoras sexuales los productos básicos de prevención contra la COVID-19, como mascarillas faciales y materiales para el lavado de manos. Asimismo, elaboramos anuncios para el servicio público que emitimos en la radio de la comunidad para asegurarnos de que lográbamos concienciar sobre las medidas de prevención frente a la COVID-19 entre la comunidad».

Con el cierre de los locales de ocio, categoría en la que se incluyen los burdeles, algunas de las trabajadoras sexuales han vuelto a recurrir al trabajo sexual en la calle, el cual incrementa el riesgo de violencia, implica un menor uso de preservativos y se traduce en que muchos de los clientes se van sin pagar o pagan menos.

Asimismo, las trabajadoras sexuales están experimentado una mayor vulnerabilidad a la violencia de género. Al perderse una fuente de ingresos, surgen los conflictos con relación a las cuestiones económicas, y las redes de trabajadoras sexuales informan de que sus miembros han sido víctimas de abusos por parte de sus cónyuges, parejas y propietarios de los burdeles.

Algunas trabajadoras sexuales se han quedado sin hogar al cerrarse los burdeles y, en algunos casos, los dueños de los inmuebles las echaron a la calle por no poder hacer frente al alquiler de su vivienda. Muchas trabajadoras sexuales señalan el estigma y la discriminación como una barrera que les impide acceder a otras formas de empleo. Los servicios de promoción de la salud que en su día se ocupaban de la salud sexual y reproductiva en los burdeles, entre otras cosas de acercar los servicios relacionados con las pruebas y la prevención del VIH, se han visto también suspendidos por las restricciones de movilidad.

Bangladesh, octubre de 2019. Fotografía: UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince

Y todo ello no sucede solo en Bangladesh. A lo largo y ancho de toda la región Asia-Pacífico, las redes nacionales y regionales de trabajadoras sexuales están informando de que el brote de la COVID-19 ha exacerbado las desigualdades de las que son objeto las trabajadoras sexuales, y de que, además, muchas de ellas se han visto apartadas o excluidas de los servicios de protección social.

«No hay ni un solo programa de ayuda del Gobierno que vaya especialmente dirigido a las trabajadoras sexuales. Hay prestaciones para la población general, sobre todo para las personas de bajos ingresos, pero las trabajadoras sexuales no pueden optar a dichas medidas de protección social porque desempeñan su trabajo en la economía informal», reivindica Hnin Hnin Yu, presidenta de la red Trabajadoras sexuales en Myanmar (SWiM, por sus siglas en inglés), un grupo activista no gubernamental que lucha por el respeto a los derechos de las trabajadoras sexuales.

Sumado a ello está el hecho de que muchas trabajadoras sexuales son migrantes (internacionales o nacionales) y carecen de los papeles necesarios o no están registradas en las autoridades locales para poder acceder a las ayudas gubernamentales. Los requisitos de elegibilidad para recibir ayuda social, como la documentación que justifique los ingresos, el certificado de residencia, una identificación nacional y la contribución a los esquemas nacionales de protección social y presentación de impuestos, son las razones en que las administraciones se amparan para excluir a las trabajadoras sexuales de las ayudas del Gobierno. De acuerdo con una consulta online llevada a cabo por ONUSIDA y SWiM a las trabajadoras sexuales de todo el país, aparte de los fondos limitados procedentes de los actores humanitarios, ninguna de las trabajadoras sexuales había recibido otra ayuda social.

«Cuando se asignaron las ayudas para la COVID-19 del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, en la cantidad reservada para las personas que vivían con el VIH se incluyó a las trabajadoras sexuales más vulnerables, para que ellas también pudieran recibir provisiones de alimentos», relata el Sr. Myo, asesor de apoyo a la comunidad de ONUSIDA en Myanmar. «Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que se trataba de una solución ad hoc que llegaba solo a un pequeño porcentaje de la población vulnerable. Necesitamos un apoyo más sostenible para las trabajadoras sexuales, algún tipo de protección social».

Se ha hecho evidente que se ha de dar prioridad a las ayudas y los apoyos especialmente dirigidos a las trabajadoras sexuales. Sabedora de que es necesario conocer mucho más sobre las brechas existentes en materia de protección social para las trabajadoras sexuales, ONUSIDA, en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Programa Mundial de Alimentos, está explorando la posibilidad de llevar a cabo una evaluación de necesidades y una iniciativa de cartografía para conocer a fondo la vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales durante la pandemia de la COVID-19. Los datos obtenidos a partir de la iniciativa de cartografía liderada por la comunidad se utilizarán para elaborar programas de apoyo para la subsistencia y la seguridad alimentaria; facilitar un mejor acceso a las terapias antirretrovirales y a los servicios para la salud sexual y reproductiva; prevenir la violencia de género y conseguir mejores servicios para la respuesta.

Respecto a este horizonte que se atisba en el que las agencias de las Naciones Unidas unen sus fuerzas con el fin de coordinar, codo con codo con las redes de trabajadoras sexuales, un ejercicio de cartografía para conocer la vulnerabilidad, la Sra. Nur deja entrever una gran emoción. Esta herramienta de apoyo no solo ayudará a identificar los desafíos a los que se enfrentaron las trabajadoras sexuales durante el brote de la COVID-19, sino que también catalizará el trabajo posterior para movilizar recursos para los programas y abordar las injusticias ya anteriores a la pandemia de la COVID-19.

Hnin Hnin Yu se refiere a la discriminación y el acoso por parte de la Policía como el gran desafío al que, desde hace años, se enfrentan las trabajadoras sexuales, quienes ven cómo se violan sus derechos. Durante el brote de la COVID-19, las comunidades han informado de una mayor vigilancia policial así como de abusos y hasta violencia física por parte de los agentes. Igualmente, se ha obligado al pago de tasas para llevar a cabo el trabajo sexual. En respuesta a ello, SWiM proporciona asistencia legal liderada por la comunidad y entre iguales para las trabajadoras sexuales que han sido arrestadas. Su objetivo no es otro que el que toda la gente conozca sus derechos.

Para quienes trabajan muy de cerca con las organizaciones lideradas por la comunidad ha sido sumamente inspirador comprobar que, aunque las redes de trabajadoras sexuales y las trabajadoras sexuales a las que representan se han enfrentado a grandes retos, siempre han dado lo mejor de sí para apoyar a sus compañeras. Existe optimismo. Se espera que los datos recabados en un ejercicio de cartografía de la vulnerabilidad constituyan las pruebas que hacen falta para expandir el alcance de la protección social y los servicios para la respuesta humanitaria, de manera que esta llegue también a las trabajadoras sexuales. Y no solo eso, cabe la esperanza de que los resultados de la cartografía sirvan también para incrementar el número de programas liderados por la comunidad.

Infographic: Sex workers have rights

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La primera estrategia transgénero de Jamaica que va más allá de la salud

08 Enero 2021

Imaginemos un sistema de atención sanitaria que no nos tuviera en cuenta como personas y que pasara por alto todas nuestras necesidades particulares. Las enfermeras no nos plantearían preguntas que son importantes. Los médicos subestimarían e ignorarían las soluciones que verdaderamente necesitamos. Nos sentiríamos mal recibidos, indeseados.

Pues justo esa ha sido siempre la realidad de las personas transgénero en Jamaica. Sin embargo, una nueva estrategia parece introducir un gran cambio.

Con el apoyo de ONUSIDA y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Transwave Jamaica ha lanzado la Estrategia de salud nacional no convencional para la transexualidad y el ge´nero, la primera de este tipo en las regiones caribeñas angloparlantes. Este plan de cinco años es una hoja de ruta basada en los derechos humanos que nos indica de qué manera se puede mejorar la salud y el bienestar de las personas transgénero. Lejos de reducirse únicamente a las recomendaciones para el sistema sanitario, presenta los cambios estructurales y sociales necesarios para lograr un acceso igualitario a los servicios y las oportunidades para la comunidad transgénero.

«Demasiadas personas transgénero se quedan en casa y aguantan el sufrimiento, mientras que otras optan por cambiar quienes son para poder así acceder a los espacios públicos de atención sanitaria», apunta Renae Green, directora adjunta de políticas y promoción de TransWave. «Necesitamos mejoras en los servicios básicos, incluyéndose aquí el apoyo psicosocial. Y necesitamos que las personas transgénero puedan acceder a los servicios sanitarios públicos siendo ellas mismas».

Mediante el Sobre nacional para Jamaica del Marco Unificado de Presupuesto, Resultados y Rendición de Cuentas, ONUSIDA aunó esfuerzos con el UNFPA para apoyar un sólido proceso de un año de duración vinculado con la investigación, el compromiso de la comunidad y el desarrollo de una estrategia, incluyéndose aquí un marco de supervisión y evaluación. El proceso de desarrollo de la estrategia fue informado por un comité directivo multisectorial compuesto por organizaciones de la sociedad civil, socios de cooperación internacional y autoridades gubernamentales.

El VIH es la gran prioridad para la comunidad transgénero de Jamaica. Alrededor del 50 % de las mujeres transgénero participantes en dos estudios recientes estaban viviendo con el VIH. Sin embargo, existen otras preocupaciones urgentes. De acuerdo con los resultados de dos encuestas recientes, en torno a la mitad de los encuestados estaba en situación de desempleo. Un tercio se veía obligado a sacrificar alguna comida. Una de cada diez personas se prostituía para sobrevivir. Según un estudio llevado a cabo por TransWave en el año 2020, la mitad de los participantes en la investigación había sido víctima de violencia física el año anterior, y un 20 % incluso confesó haber sufrido abusos sexuales. Más del 80 % señaló haber sido objeto de un fuerte acoso verbal.

«Las necesidades van más allá del VIH y la atención sanitaria. Existen otros factores que también impiden que la gente esté segura, se pueda adherir al tratamiento y pueda continuar siendo seronegativa. Hemos de tener en cuenta a toda la persona, todas sus parcelas y no solo una», señala Denise Chevannes-Vogel, responsable en materia de VIH y sida de la Oficina subregional para el Caribe del UNFPA.

«Valoramos muchísimo el hecho de que fuimos capaces de reunir a toda la comunidad para hablar sobre todas esas necesidades que van más allá del VIH», apunta la Sra. Green.

El equipo de TransWave se ocupó de liderar la evaluación de las necesidades de la comunidad. Esta comunidad tiene algunas peticiones únicas, como la terapia hormonal sustitutiva o la cirugía de reasignación de sexo. Otras, sin embargo, son comunes a las de toda la población. Las personas transgénero también quieren acceder a la atención sanitaria, a una vivienda, al sistema educativo y a un empleo. Asimismo, quieren verse representadas en esos espacios de la sociedad civil en los que muchos reciben atenciones y apoyos.

«No conseguiremos ninguno de los objetivos relacionados con el sida si no damos prioridad a la salud, entendida globalmente, de las personas transgénero. A día de hoy la gente está muriendo como consecuencia de la violencia, la vida en la calle y la falta de empleo y oportunidades. Hasta aquellas nociones básicas respecto a la prevención del VIH que la mayoría de la gente adquiere en un entorno educativo formal quedan fuera del alcance de la población transgénero cuando, debido al acoso sufrido, es obligada a abandonar su formación. De este modo, el objetivo de este proceso no era sino reflexionar sobre los indicadores de impacto. ¿De qué manera podrían vivir más y mejor?», cuestiona Ruben Pages, asesor de ONUSIDA en Jamaica en lo referente a la movilización de la comunidad.

Pese a todo, ¿qué posibilidades de sobrevivir tiene esta estrategia integral e innovadora en un país cuya seña distintiva es su conservadurismo social? Los socios son optimistas. Por un lado, el enfoque adoptado invita a objetivos a más largo plazo, incluyéndose aquí la reforma de las leyes con relación a cuestiones como el reconocimiento de la identidad de género y la despenalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Aparte de ello, la estrategia se presenta también como una guía práctica para la inclusión de la comunidad transgénero en sistemas y marcos establecidos. Con una acción orientada, se pueden lograr grandes avances en poco tiempo.

Manoela Manova, directora nacional de ONUSIDA para Jamaica, apuesta a que la estrategia ayudará a acelerar el progreso del país en su batalla contra el sida.

«Mirando hacia delante, lograremos un enfoque renovado capaz de garantizar el logro de excelentes resultados en materia de prevención, pruebas y tratamiento para todas las comunidades, especialmente para los grupos de población clave y más vulnerables», destaca la Sra. Manova. «Tenemos ante nosotros la oportunidad de mejorar, y mucho, nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás».

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Declaración conjunta para instar a todos los países a ampliar de forma urgente el acceso nacional a un tratamiento para el VIH de calidad dirigido a los bebés y los niños que viven con el VIH

22 Diciembre 2020

Los socios mundiales comprometidos con poner fin al sida pediátrico se han reunido para solicitar a todos los países que rápidamente amplíen el acceso a un tratamiento para el VIH que permita salvar la vida de recién nacidos y niños. Entre los socios están el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la Organización Mundial de la Salud (OMS); ONUSIDA; el Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA; el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria; la Fundación Elizabeth Glaser para el sida pediátrico y la Iniciativa mundial Clinton de acceso a la salud.

Los niños que viven con el VIH siguen siendo los grandes olvidados de la respuesta mundial al sida. En el año 2019, solo el 53 % (950 000) de los 1,8 millones de niños (de entre 0 y 14 años) que viven con el VIH  en todo el mundo fueron diagnosticados y se les administró tratamiento, en comparación con el 68 % de los adultos.[1] Los 850 000 niños restantes que viven con el VIH aún no disponen de un diagnóstico ni disponen de un tratamiento para el VIH que les salve la vida. Dos terceras partes de esos niños que faltan tienen entre 5 y 14 años y no acuden de forma rutinaria a las instalaciones sanitarias. Para que estos niños puedan acceder al tratamiento y empezar a utilizarlo, las comunidades y las familias de las personas que viven con el VIH, la tuberculosis y otras enfermedades han de demostrar su compromiso y poner en marcha servicios familiares.

En 2019 se calcula que 95 000 niños fallecieron como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida. Esta cifra se debió, en parte, a la falta del diagnóstico temprano del VIH entre los bebés y los niños, y a la tardanza observada en lo que respecta al comienzo de los tratamientos antirretrovirales que salvan vidas Sin tratamiento, el 50 % de los bebés infectados por el VIH durante el parto morirá antes de cumplir los dos años. [1]

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) hace bien poco dio su visto bueno a la primera fórmula genérica de los comprimidos dispersables de dolutegravir 10 mg. [2] Dicha aprobación fue el resultado de una innovadora alianza entre Unitaid, la Iniciativa mundial Clinton de acceso a la salud y ViiV Healthcare, quienes, junto con los proveedores de genéricos, lograron adelantar, y por varios años, el calendario del desarrollo. Esta autorización por parte de la FDA vino seguida del anuncio el Día Mundial del Sida de un acuerdo sin precedentes negociado por Unitaid y la Iniciativa mundial Clinton de acceso a la salud, en virtud del cual se reducen los gastos del tratamiento para el VIH en torno a un 75 % en los países de bajos y medianos ingresos, donde los comprimidos dispersables de dolutegravir 10 mg se venderán en envases de 90 unidades y tendrán un precio de 4,5 dólares estadounidenses. [3] 

Por tanto, esto significa que el tratamiento antirretroviral de primera línea y recomendado por la OMS está ahora disponible en una fórmula genérica más asequible económicamente hablando y mejor para los bebés y los niños a partir de cuatro semanas de edad y más de 3 kg de peso. [4]  La rápida transición a este tratamiento, en combinación con un mejor diagnóstico del VIH para niños y otras medidas de apoyo, nos ayudará a reducir de forma urgente las 95 000 muertes infantiles evitables relacionadas con el sida.

Los antirretrovirales basados en dolutegravir funcionan muy bien en niños. Se trata de un fármaco que tiene menos posibilidades de crear resistencia y que logra más pronto la supresión de la carga viral. Además, los comprimidos dispersables, formulados especialmente para niños, mejoran sobremanera la adherencia al tratamiento debido a que se reduce la cantidad de pastillas que hay que ingerir y a que estas resultan más fáciles de administrar. Todos estos factores permiten que los niños consigan y mantengan la supresión de la carga viral, sin duda un estándar de oro para medir la efectividad de un tratamiento para el VIH. El dolutegravir es también el tratamiento habitual en el caso de los adultos. El comenzar con este tratamiento desde los primeros años de la infancia disminuye la necesidad de cambiar de tratamiento a lo largo de las diferentes etapas de la vida de una persona (infancia, adolescencia y edad adulta). El hecho de que haya pocas pautas de tratamiento y estas cambien poco simplifica la gestión de la atención sanitaria, mejora la gestión del stock y reduce el despilfarro. 

La OMS lleva recomendando el uso de antirretrovirales basados en dolutegravir para bebés y niños desde el año 2018 [4] y el pasado mes de julio de 2020 publicó recomendaciones de dosificación para bebés y menores a partir de cuatro semanas de edad y más de 3 kg de peso.

Los proveedores ya han indicado su capacidad para satisfacer las nuevas y más elevadas ambiciones mundiales. Es fundamental proporcionar previsiones precisas de la demanda con el fin de informar de los planes de producción y los plazos de sumistro. Por consiguiente, es prioritario que los programas nacionales empiecen a incluir los comprimidos dispersables de dolutegravir 10 mg en sus nuevos programas de adquisición, que revisen sus stocks y pedidos de tratamientos para niños distintos a los de dolutegravir, que compartan sus predicciones con los socios responsables de la adquisición de los tratamientos para el VIH y que efectúen sus pedidos lo antes posible.

Los socios han contraído el firme compromiso de apoyar y respaldar a los Gobiernos nacionales mientras estos elaboran planes de transición rápidos que van desde los tratamientos para el VIH ya existentes y que han demostrado ser insuficientes, hasta los tratamientos a base de dolutegravir para bebés y niños, incluyéndose aquí la defensa del compromiso político; la movilización de recursos nacionales e internacionales; las nuevas políticas y directrices; la gestión del suministro, la distribución y el stock de medicamentos; la formación de los profesionales sanitarios, y la sensibilización y el compromiso de las comunidades afectadas para garantizar que los niños que viven con el VIH y sus cuidadores soliciten el tratamiento y comprendan su pauta, con el objeto de asegurar así la rápida aceptación de estas nuevas fórmulas.

La OMS pone a disposici´´on de los programas nacionales y los socios más información respecto a las pautas y las recomendaciones. [5]º En el HIV New Product Introduction Toolkit de la Iniciativa Clinton de acceso a la salud se han dedicado recursos para ayudar a los países a lograr la transición al uso de dolutegravir pediátrico.

Citas de los socios

«Los Gobiernos nacionales, los socios que están sobre el terreno y las comunidades afectadas han de trabajar juntos para identificar y tratar a los bebés y los niños cuyas vidas pueden ser salvadas por estos nuevos medicamentos», insistió Shannon Hader, directora ejecutiva de programas de ONUSIDA. «Los nuevos medicamentos son más económicos, más eficaces y mejores para la edad pediátrica que los tratamientos que actualmente se están utilizando en niños y adolescentes. Tenemos que incluirlos ya en las clínicas para lograr salvar vidas».

«El proporcionar medicamentos antirretrovirales a las personas que viven con el VIH constituye el eje principal en torno al cual se articula todo nuestro apoyo a los programas nacionales para el VIH», señaló Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria. «Este nuevo y asequible tratamiento antirretroviral especialmente recomendado para los niños supone un tremendo paso adelante que mejorará y salvará las vidas de algunas de las personas más vulnerables de nuestra sociedad: los pequeños que viven con el VIH. Estamos comprometidos a apoyar a los países para que todos ellos logren una transición rápida a estos nuevos medicamentos».

«Los niños de los países de bajos y medianos ingresos a menudo tienen que esperar años para acceder a los mismos medicamentos que los adultos. Todo este tiempo no hace sino minar su calidad de vida e, incluso, provocar muertes que se podían haber evitado. Nos sentimos tremendamente orgullosos de haber trabajado con más socios en este acuerdo pionero e innovador gracias al cual los niños dispondrán de comprimidos dispersables y de gran calidad de dolutegravir en un tiempo récord», destacó Philippe Duneton, director ejecutivo de Unitaid. «Si logramos garantizar el acceso a este tratamiento, transformaremos las vidas de los niños que viven con el VIH, y los ayudaremos a permanecer en tratamiento y salvar miles de vidas».

«Por primera vez, los niños que viven con el VIH en los países de bajos y medianos ingresos tendrán acceso a los mismos medicamentos antirretrovirales de primera línea que los pequeños de países de altos ingresos», insistió Iain Barton, director ejecutivo de la Iniciativa Clinton de acceso a la ciudad. «Esta alianza debería servir como modelo para derribar las barreras que obstaculizan el desarrollo de las fórmulas pediátricas para suministrar medicaciones de primera línea de forma rápida y asequible».

«La brecha constante en lo referente al tratamiento entre los adultos y los niños nos impide hacer realidad el sueño de una generación libre de sida», recalcó Chip Lyons, presidente y director ejecutivo de la Fundación Elizabeth Glaser para el sida pediátrico. «Los niños que viven con el VIH en todo el mundo necesitan con urgencia fórmulas eficaces, adecuadas para su edad y accesibles. La aprobación de dolutegravir dispersable supone un avance trascendental, si bien puede tornarse insignificante si esta nueva fórmula no se extiende de inmediato y llega a los bebés y los niños pequeños cuyas vidas dependen de él. La Fundación Elizabeth Glaser para el sida pediátrico está plenamente comprometida con apoyar el desarrollo, la aceptación y el suministro de nuevos y eficaces medicamentos antirretrovirales pediátricos en colaboración con los líderes mundiales, regionales y locales».

«La persistente brecha de tratamiento entre madres y niños es inaceptable, y más ahora que disponemos de grandes avances científicos que están a nuestro alcance para cambiar la trayectoria», destacó Chewe Luo, director asociado y ejecutivo en materia de VIH del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. «El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia se alegra infinitamente de los compromisos mundiales adquiridos y el progreso logrado en lo referente a mejores diagnósticos y pautas de tratamientos pediátricos para conseguir grandes resultados».

«Este hallazgo tiene el potencial de cambiar del todo, y a mejor, las reglas del juego para los niños que viven con el VIH», subrayó Meg Doherty, directora de los programas mundiales sobre VIH, hepatitis y enfermedades de transmisión sexual de la OMS. «Tenemos la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos para ayudar a los países a conseguir este nuevo dolutegravir pediátrico de 10 mg para todos los niños que lo necesiten».


[1] ONUSIDA. Start Free Stay Free AIDS Free - 2020 report. 07 de julio de 2020. https://www.unaids.org/en/resources/documents/2020/start-free-stay-free-aids-free-2020-progress-report

[2] https://www.accessdata.fda.gov/drugsatfda_docs/pepfar/214521PI.pdf

[3] Comunicado de prensa de UNITAID. Groundbreaking Agreement Reduces by 75% the Cost of HIV Treatment for Children in Low-and Middle-Income Countries. https://unitaid.org/news-blog/groundbreaking-agreement-reduces-by-75-the-cost-of-hiv-treatment-for-children-in-low-and-middle-income-countries/#en 

[4] Organización Mundial de la Salud. Updated recommendations on first-line and second-line antiretroviral regimens and post-exposure prophylaxis and recommendations on early infant diagnosis of HIV. Interim guidance. 1 de diciembre de 2018. https://www.who.int/publications/i/item/WHO-CDS-HIV-18.51.

[5] Organización Mundial de la Salud. Considerations for introducing new antiretroviral drug formulations for children. Policy brief. 1 de julio de 2020. https://www.who.int/publications/i/item/9789240007888.

[6] Iniciativa Clinton de acceso a la salud. HIV new product introduction toolkit. Pediatric 10 mg dispersible, scored resources, https://www.newhivdrugs.org/.

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Press Statement

ONUSIDA hace un fuerte llamamiento para erradicar esa pandemia olvidada que es la violencia contra las mujeres y las chicas

GINEBRA, 25 de noviembre de 2020 - Hoy, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ONUSIDA insta al mundo a aumentar sus esfuerzos para acabar con esa pandemia olvidada que es la violencia contra las mujeres y las chicas en todas sus formas. Una auténtica violación de los derechos humanos extendida por todo el globo y que afecta a una de cada tres mujeres al menos una vez a lo largo de su vida.

Antes de la pandemia de la COVID-19, se calculaba que en todo el mundo 243 millones de mujeres y chicas de entre 15 y 49 años habían sido víctimas de violencia sexual o física perpetrada por su pareja en los últimos 12 meses. Los datos nos dicen que la pandemia de la COVID-19 ha incrementado considerablemente los casos de violencia de género en casi todos los países.

«Cada vez tenemos más pruebas en las que apoyarnos para demostrar que la pandemia de la COVID-19 no está afectando con igual magnitud a ambos sexos», destacó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Las consecuencias de los confinamientos y las restricciones para viajar que se impusieron en muchos países para frenar la expansión de la COVID-19, el hecho de no considerar servicios esenciales los servicios de salud sexual y reproductiva para las supervivientes de la violencia, y el menoscabo de la seguridad económica de las mujeres han dado lugar a barreras insalvables para las mujeres y las chicas que han sufrido abusos, sobre todo en el caso de todas aquellas que están obligadas a compartir techo con sus abusadores».

Como resultado de la pandemia de la COVID-19, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes están también más abocadas a los matrimonios forzosos tempranos y a la trata de personas, están viéndose obligadas a renunciar a su derecho a la educación por el cierre de las escuelas y, además, carecen de acceso tanto a una educación integral sobre sexualidad como a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyéndose aquí los métodos anticonceptivos y el aborto.

La enfermedad del nuevo coronavirus está haciendo crecer la violencia contra las mujeres y exacerbando las desigualdades de género ya existentes. Además, está multiplicando exponencialmente los riesgos y las vulnerabilidades de las mujeres respecto al VIH. Al tiempo, el acceso a los servicios contra la violencia de género y la salud sexual y reproductiva es cada vez menor, o incluso se ha visto interrumpido durante la pandemia. La violencia contra las mujeres es el gran factor que hace aumentar el riesgo de contraer el VIH. En aquellas zonas en las que hay una fuerte prevalencia del VIH, como el África subsahariana, las mujeres que son víctimas de violencia dentro de la pareja tienen un 50 % más de probabilidades de vivir con el VIH. Se observa también que los hombres que practican la violencia contra las mujeres tienden a correr ellos mismos más riesgo de infectarse por el VIH. Además, tienden a usar con menor frecuencia los preservativos, lo que, a su vez, también hace crecer el riesgo de transmitir el VIH.

La violencia, o la posibilidad de que esta se desate, hace que muchas mujeres y chicas adolescentes que viven con el VIH no revelen su estado serológico positivo a sus parejas, familiares y proveedores de atención sanitaria. Y precisamente esto dificulta sobremanera la adherencia de las mujeres y las chicas al tratamiento para el VIH.

La violencia de género limita la toma de decisiones de las mujeres y las chicas, y mina los derechos y la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Se les impide decidir si quieren mantener relaciones sexuales, cómo, cuándo y con quién. Se les niega su derecho a cuidar de su salud, se les bloquea el acceso a los servicios para la prevención del VIH y no se les brinda la oportunidad de seguir un tratamiento.

«La pandemia de la COVID-19 ha puesto sobre la mesa una vez más que es inaceptable continuar con medidas incompletas y no cumplir el compromiso de acabar definitivamente con la violencia contra las mujeres», enfatizó la Sra. Byanyima. «Hemos de tomarnos en serio el lograr la igualdad de género, el acabar con el sida y el prevenir la violencia de género; debe ser nuestra prioridad local, nacional y mundial».

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Press Release

ONUSIDA y el Fondo de Población de las Naciones Unidas publican el cuarto informe de progreso anual de la Coalición Mundial para la Prevención del VIH

GINEBRA, 23 de noviembre de 2020—El último informe de progreso de la Coalición Mundial para la Prevención del VIH muestra que, a pesar de que se apreció un descenso de nuevas infecciones por el VIH en adultos en varios países, el progreso general en los esfuerzos de prevención del VIH sigue siendo variable y es demasiado lento como para alcanzar los objetivos de 2020 establecidos en la Reunión de alto nivel para poner fin al sida de las Naciones Unidas de 2016.

«No podemos ponerle fin al sida si, año tras año, la gente sigue contrayendo el VIH», dijo Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Este año es fundamental para hacer balance de una década de progreso en el camino a acabar con el sida para 2030. Por desgracia, el mundo no ha logrado cumplir con los objetivos marcados para reducir drásticamente las nuevas infecciones por el VIH».

En 2016, los Estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a alcanzar el objetivo de prevención del VIH a nivel mundial de menos de 500 000 nuevas infecciones en adultos en 2020, una reducción del 75 % desde 2010. A finales de 2019, la reducción había sido de solo un 23 %, con 1,7 millones de nuevas personas infectadas con el VIH el año pasado.

La Coalición Mundial para la Prevención del VIH, puesta en marcha en 2017, aspira a ofrecer un entusiasmo y una claridad renovados a los programas de prevención del VIH en 28 países prioritarios —los 28 países con el mayor número de nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo.  Los 28 países de la coalición han identificado y fomentado enfoques e intervenciones de programas prioritarios, reavivado el compromiso político con la prevención del VIH y también guiado y apoyado la ejecución de programas.

El progreso en la reducción de nuevas infecciones por el VIH de los países de la coalición varía. En Eswatini, por ejemplo, la cifra de nuevas infecciones por el VIH descendió en un 64 % entre 2010 y 2019. Por el contrario, en Pakistán hubo un aumento del 74 %. Sin embargo, las nuevas infecciones por el VIH descendieron en 26 países de la coalición.

El informe indica que ha habido un progreso significativo en la implementación de diez acciones estratégicas establecidas en la hoja de ruta de 2020 de los objetivos mundiales de prevención del VIH. Sin embargo, una serie de países aún tiene dificultades a la hora de cambiar factores subyacentes que frenan programas de prevención del VIH efectivos, incluyendo la escasez de fondos; acciones insuficientes para abordar las barreras legales, normativas y estructurales que entorpecen los programas destinados a grupos de población claves; y vulnerables y la lenta adopción de orientaciones sobre contratación social.

«Para reducir drásticamente las nuevas infecciones por el VIH, debemos suplir las carencias y eliminar las barreras que niegan a niñas adolescentes, mujeres jóvenes y grupos de población clave el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva respetuosos y de calidad. Es hora de acabar, de una vez por todas, con cualquier forma de estigma, discriminación y marginación que se interponga en su camino», dijo Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Este año, la pandemia de COVID-19 supone un reto añadido al mantenimiento del progreso en la prevención del VIH.  Constituyen una preocupación especial las interrupciones en los servicios de prevención del VIH,  como la circuncisión médica masculina voluntaria, el acceso interrumpido a recursos de prevención —incluyendo suministros de inyección seguros—, los efectos de los confinamientos en los servicios de apoyo educativo y social, y la interacción entre las crisis económicas y el aumento de conductas de riesgo en relación con el VIH y la vulnerabilidad. Por tanto, el informe de este año empieza a documentar las adaptaciones que los países están llevando a cabo para mitigar los posibles efectos de la pandemia de COVID-19.

El informe de progreso fue presentado en una reunión virtual de los ministros de Salud de países prioritarios de la Coalición Mundial para la Prevención del VIH en la que los miembros hicieron balance del progreso hasta la fecha, con el objetivo de establecer los pasos a seguir durante los próximos cinco años en el camino a erradicar el sida para 2030.

«La prevención del VIH se situará en el centro de la nueva estrategia mundial contra el sida durante los próximos cinco años», añadió la Sra. Byanyima. «Junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas y el resto del Programa Conjunto de ONUSIDA, apoyaremos a la Coalición Mundial para la Prevención del VIH a fin de alcanzar nuestro objetivo final de cero nuevas infecciones por el VIH».

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