Gender based violence

Press Statement

ONUSIDA da la bienvenida a Suki Beavers como directora de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Participación Comunitaria de ONUSIDA

GINEBRA, 16 de noviembre de 2020—ONUSIDA se complace de anunciar el nombramiento de Suki Beavers para ocupar el cargo de directora de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Participación Comunitaria en la División de Programas de ONUSIDA.

La Sra. Beavers se incorporará desde la Asociación Nacional de la Mujer y el Derecho de Canadá, en la que, como directora ejecutiva, lideró los esfuerzos por desarrollar un análisis jurídico feminista de gran calidad y estrategias de reforma legislativa para promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres en toda su diversidad.

«Con una gran experiencia en derechos de la mujer y empoderamiento, violencia sexual y de género, salud sexual y reproductiva, y derechos humanos, la Sra. Beavers será de gran valor para ONUSIDA», dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Su pasión y su dedicación a la defensa los derechos de las mujeres y los más vulnerables serán inestimables a la hora de promover el trabajo de ONUSIDA en estos ámbitos cruciales».

En su nuevo papel, la Sra. Beavers liderará el trabajo de ONUSIDA para abordar los desafíos relativos a los derechos humanos, incluyendo los estigmas y la discriminación, la desigualdad y la violencia contra mujeres y niñas, el abuso del derecho penal y los enfoques punitivos que siguen estando entre los principales obstáculos para lograr unas respuestas al VIH efectivas. También supervisará el trabajo de ONUSIDA para conseguir igualdad de género, promover el empoderamiento de las mujeres y satisfacer la salud y los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y niñas. Además, dirigirá la labor de apoyar el papel clave de la acción comunitaria en el activismo, la participación y la coordinación de las respuestas al sida y la prestación de servicios.

«Es para mí un honor unirme a ONUSIDA, especialmente ahora, mientras trabajamos por aumentar los esfuerzos mundiales, regionales, nacionales y locales necesarios para promover los derechos de las mujeres y las niñas, acabar con los estigmas y la discriminación, y reforzar y expandir la participación comunitaria como componente crucial de la respuesta al VIH», expresó la Sra. Beavers. 

ONUSIDA también querría dar las gracias a Luisa Cabal por asumir el papel de directora en funciones del Departamento desde junio de 2019.

Contacto

UNAIDS Media
tel. +41 22 791 4237
communications@unaids.org

Feature Story

¿Cuándo dejarán los hombres de pensar que los cuerpos de las mujeres son de su propiedad?

09 Abril 2020

Las restricciones de movimiento, el aislamiento social y el aumento de las presiones socioeconómicas en todo el mundo han dado lugar a un aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Como dijo el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres, «La paz no es sólo la ausencia de guerra. Muchas mujeres encerradas por el COVID-19 sufren violencia donde más seguras deberían estar: en sus casas».

Antes del brote de COVID-19, al menos una de cada tres mujeres y niñas experimentaban violencia física y/o sexual, una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas en el mundo. En las zonas de alta prevalencia del VIH, se ha comprobado que la violencia ejercida por parejas sentimentales aumenta el riesgo de que las mujeres adquieran el VIH en un 50%. Poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una prioridad en todas partes. 

Naciones Unidas ha pedido a los gobiernos que en los planes nacionales de respuesta al COVID-19 dediquen fondos a los refugios para víctimas de la violencia doméstica. También solicita que aumenten el apoyo a las líneas telefónicas, incluidos los servicios de mensajes de texto, para que las denuncias de abusos puedan realizarse con discreción, y que ofrezcan apoyo jurídico en línea y servicios psicosociales a las mujeres y niñas. Como bien sabe ONUSIDA, estos servicios suelen estar a cargo de organizaciones de la sociedad civil y de redes dirigidas por la comunidad que, ahora más que nunca, necesitan apoyo económico. Por último, los refugios deben ser designados como servicios básicos y mantenerse abiertos, de la misma manera que las farmacias y las tiendas de alimentos.

Cuando cientos de millones de mujeres y niñas siguen siendo objeto de malos tratos y violencia, ello supone un enorme costo para ellas mismas y para sus familias, comunidades, sociedades y desarrollo económico.

«Tenemos que romper este círculo vicioso de violencia, malos tratos y desigualdad», afirmaba Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, en un reciente artículo de opinión. Añadió que no puede haber impunidad, que los supervivientes deben ser escuchados y que debe hacerse justicia.

 

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NUESTRA ACCIÓN

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La plataforma Hollaback! Yakarta trabaja para acabar con el acoso contra las mujeres

03 Marzo 2020

«Iba andando a trabajar como cada mañana. Había un hombre en una moto al final de la calle y, cuando pasé a su lado, me agarró los pechos y aceleró».   Esta cita está tomada de las muchas historias que aparecen en la página web de Hollaback! Jakarta.   

Para las mujeres en Indonesia, el acoso sexual y otras formas de violencia de género continúan siendo cuestiones de gravedad. De acuerdo con el informe anual de la Comisión Nacional para la Violencia Contra la Mujer, en 2019 hubo más de 400 000 casos registrados de violencia contra mujeres, de los cuales un 28 % se dio en espacios públicos. Las instalaciones públicas, el transporte público y las calles se han convertido en sitios donde las mujeres no se sienten seguras y protegidas.

Hollaback! Jakarta es parte del movimiento mundial para acabar con el acoso en sitios públicos.  Para alcanzar el objetivo de crear lugares públicos más seguros para las mujeres, Hollaback! Jakarta colabora con compañías de aplicaciones de transporte de viajeros, servicios de transporte público, escuelas y campus para ofrecer formación en materia de violencia de género. 

«A través de la formación de conductores de mototaxis, no solo entienden las diferentes formas de acoso, sino que pueden participar activamente e intervenir cuando vean un caso en los espacios públicos», afirmó Noval Auliady, codirector de Hollaback! Jakarta. En Yakarta, una ciudad en la que las calles están llenas de mototaxis, esto supone un gran avance.

En la actualidad, las mujeres no cuentan con una protección legal completa ante la violencia de género. Si bien existe legislación, aún continúa habiendo vacíos legales.  Para cubrir esos vacíos, se elaboró el proyecto de ley para la eliminación de la violencia sexual, que proponía una definición ampliada de la violencia sexual y se centraba en la protección y la restitución de las víctimas.

Durante muchas semanas de septiembre de 2019, estudiantes, activistas y jóvenes tomaron las calles de las ciudades más importantes de Indonesia para reclamar que se aprobara el proyecto de ley. Hollaback! Jakarta! realizó una labor fundamental en la campaña creando alboroto mediático, movilizando a la gente y reuniéndose con los parlamentarios. 

Lamentablemente, en la última sesión parlamentaria no se aprobó el proyecto de ley, ya que los grupos conservadores lucharon enérgicamente contra las cláusulas sobre la penalización de las violaciones conyugales. Cabe destacar que el proyecto se ha vuelto a incluir en la lista de prioridad de este año del programa nacional de legislación. El apoyo masivo de la sociedad civil para con este proyecto de ley aumenta las posibilidades de que se apruebe y da esperanzas a la lucha para acabar con la violencia de género en Indonesia.

Además, Internet se ha convertido en un gran aliado del movimiento. Las redes sociales no fueron solo vitales a la hora de movilizar a la gente para apoyar el proyecto de ley, sino que también se han convertido en una plataforma potente para difundir el importante mensaje de acabar con la violencia contra las mujeres.

En su página web, Hollaback! Jakarta anima a que la gente comparta sus historias para mostrar lo extendidas, graves y familiares que las experiencias de violencia son para las mujeres.  Al igual que en la cita anterior, las personas comparten tanto sus experiencias personales como las que han presenciado por la calle.

 En la página de Hollaback! Jakarta, ya se han publicado más de 300 historias de mujeres que han sufrido diferentes formas de violencia de género, desde comentarios inapropiados en público hasta abusos. Además, cualquiera puede mostrar su solidaridad con cada historia a través del botón de «I’ve got your back» (Tienes mi apoyo).  Mediante la página web y la presencia en las redes sociales, Hollaback! Jakarta reconoce el potencial de crear un espacio virtual seguro para las mujeres que sufren violencia de género.

«Cuantas más historias haya, más gente se atreverá a hablar y mostrar su apoyo, y más transeúntes intervendrán cuando lo vean de primera mano.  Eso es exactamente lo que queremos conseguir», declaró el Sr. Auliady.

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Haciendo frente al vínculo entre el VIH y la violencia de género en Jamaica

07 Noviembre 2019

Monique McDonald es una educadora inter pares de VIH que cuenta la historia de su infancia con un coraje inquebrantable. "Cuando tenía 12 años mi tío abusó de mi sexualmente y contraje el VIH".

La Sra. McDonald ha escrito sobre sus experiencias en un libro titulado Ahora soy libre. Utilizo las anotaciones en su antiguo diario para describir el abuso que sufrió cuando era niña y su viaje hacia la recuperación. A día de hoy, apoya a las mujeres jóvenes que viven con el VIH, ayudándolas a aceptar su estado y aconsejándoles que se adhieran al tratamiento. También fundó el Fondo Ashley para ayudar a otras sobrevivientes de abuso sexual a continuar con su educación.

Admite que ha sido un largo camino.

«Estaba tan deprimida que no sabía en quién confiar», recuerda. «¿Cómo pudo suceder esto y que todos hiciesen oídos sordos?»

Rushell Gray reflexiona sobre su pasado con una mezcla a partes iguales de tristeza e incredulidad.  

«Cuando era niña, todos hicieron la vista gorda y me culparon a mí. Era la niña con sida de la comunidad. Nadie dijo: «este hombre necesita ir a la cárcel». Llegó un momento en que casi me di por vencida porque el estrés era demasiado intenso», dijo.  

La Sra. Gray ahora trabaja como Mentor Mom. El programa Mentor Mom recluta a madres jóvenes que viven con el VIH para compartir sus experiencias y ayudar a otras jóvenes a enfrentar situaciones similares. Las Mentor Moms responden preguntas y ofrecen consuelo, acompañan a las mujeres y niñas jóvenes en sus visitas al médico y refuerzan la orientación clínica sobre la importancia de tomar medicamentos de forma regular.  

Tanto la Sra. McDonald como la Sra. Gray son empleadas y anteriores clientes de Eve for Life, una organización no gubernamental de Jamaica que ayuda a prevenir nuevas infecciones por el VIH y a mejorar la calidad de vida de las mujeres y los niños que viven o están afectados por el VIH. Los clientes se benefician de grupos de apoyo, atención psicológica y programas de empoderamiento.  

Joy Crawford y Patricia Watson fundaron Eve for Life hace 11 años. Al apoyar a mujeres jóvenes y niñas afectadas por el VIH, no tardaron mucho en darse cuenta del claro vínculo entre la infección por el VIH, el embarazo adolescente y el abuso sexual infantil. Según el Análisis de la situación de los niños jamaicanos, un informe de 2018 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más del 21% de las adolescentes en Jamaica declaró haber sufrido violencia sexual.  

Como proveedor permanente de servicios de apoyo técnico y fomento de las capacidades en torno a la sostenibilidad para Eve for Life, UNICEF está interesado no solo en respaldar a las niñas, sino también en abordar las normas culturales que las hacen vulnerables.  

«Existe esta creencia generalizada de que los hombres adultos pueden tomar el cuerpo de una niña si ellos forman parte de su vida, apoyan a su familia o algo así», explica Novia Condell, especialista en salud y empoderamiento de adolescentes de UNICEF Jamaica. «Por supuesto, la niña no tiene poder para negociar ningún tipo de protección en una situación en la que ha sido abusada o explotada».

Entre las prioridades del programa de UNICEF se encuentra el apoyo a la participación comunitaria necesaria para cambiar las actitudes en torno al abuso sexual infantil. Eve for Life encabeza la campaña Nuh Guh Deh (no vayas por ahí), cuyo objetivo es acabar con el abuso sexual. Para transmitir el mensaje, utilizan estrategias complementarias que van desde reuniones comunitarias hasta videos musicales.

La delegación nacional de ONUSIDA en Jamaica también brinda apoyo técnico a Eve for Life y ayuda a la organización a crear asociaciones para la movilización de recursos. La oficina subregional de ONUSIDA en el Caribe también trabaja con Eve for Life en la creación de espacios seguros para jóvenes sobrevivientes y líderes para crear conciencia sobre el vínculo entre la violencia de género y el VIH.

También se enfoca en satisfacer las necesidades básicas de las mujeres jóvenes, incluyendo alimentos, ropa y atención médica. Pero más allá de estos servicios, la labor continúa proporcionando a las adolescentes y mujeres jóvenes que viven con el VIH un nivel más profundo de apoyo emocional y orientación.   

«El Ministerio de Salud de Jamaica ha encontrado un socio fuerte en Eve for Life, uno que se centra en la resistencia y el desarrollo competencias esenciales para la vida. Consiguen que las niñas recuperen el control de sus vidas para que así puedan mejorar su situación y la de sus hijos», dice la Sra. Condell.

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Instantáneas de las actividades de ONUSIDA en entornos frágiles

04 de septiembre de 2019

Al trabajar con las comunidades, los servicios uniformados, los Gobiernos y los socios regionales e internacionales, ONUSIDA presta su apoyo a los 2,75 millones de personas en todo el mundo que viven con el VIH y que han sido víctimas de desastres naturales, para garantizarles el acceso a programas para la prevención y erradicación de la violencia de género, y a los servicios que precisan para el VIH.

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Prevención del VIH y la violencia sexual y de género en las operaciones de paz y humanitarias

15 Agosto 2019

Solo en África hay actualmente siete operaciones de paz y un enorme número de operaciones humanitarias. En todo el continente, 600 millones de personas viven en países afectados por la fragilidad, el conflicto y la violencia, y siete de cada diez mujeres en situación de conflicto y en poblaciones de refugiados están expuestas a la violencia sexual y de género. En determinados contextos, las mujeres que han sido víctimas de violencia tienen un 50 % más de posibilidades de vivir con el VIH.

El personal uniformado que trabaja en las operaciones para el mantenimiento de la paz se encuentra habitualmente expuesto a una gran cantidad de riesgos para la salud durante su jornada, debido al tipo de trabajo que realizan, los lugares a los que son enviados y las condiciones en las que a menudo tienen que ejercer. Por ello, la salud y el bienestar de este personal uniformado es motivo de preocupación. Y de igual importancia es el bienestar de todas las personas entre quienes desarrolla su trabajo.

Para proteger tanto a este personal desplegado, como a los civiles, la Unión Africana elaboró en noviembre de 2018 un nuevo código de conducta para prevenir y denunciar la violencia sexual y de género, también en las operaciones de paz.

«Necesitamos urgentemente una estrategia más general, concertada y armonizada para abordar las cuestiones referentes a la violencia sexual y de género y al VIH durante los conflictos y en situaciones humanitarias», apunta Bineta Diop, enviada especial de la Unión Africana para cuestiones de mujeres, paz y seguridad.

El nuevo código de conducta, explicado resumidamente en la política de la Unión Africana referente a la prevención y la respuesta a la explotación y el abuso sexual durante las operaciones de paz, prioriza la eliminación de todas las formas de violencia de género y sitúa las operaciones de paz al frente a la hora de garantizar la justicia y la protección de las poblaciones vulnerables. Ahora el reto está en poner en práctica el código de conducta.

«La Unión Africana tiene cero tolerancia respecto a la violencia sexual y de género, e insta a los Estados miembros a poner en marcha de manera inmediata políticas  centradas en el sobreviviente y las cuales ofrezcan una amplia variedad de servicios de apoyo», señala Admore Kambudzi, directora del departamento de paz y seguridad de la Comisión de la Unión Africana.

En junio, la Comisión de la Unión Africana y la oficina de enlace de ONUSIDA con la Unión Africana, en colaboración con la oficina de las Naciones Unidas para la Unión Africana, convocaron la primera de una serie de reuniones dirigidas a formular recomendaciones prácticas para lograr una forma colectiva de abordar la violencia sexual y de género y el VIH en contextos frágiles.

Los participantes estuvieron de acuerdo en que es fundamental adoptar un enfoque centrado en los sobrevivientes respecto a la violencia sexual relacionada con los conflictos y que busque desarrollar la resiliencia de los sobrevivientes y proporcionarles apoyo psicosocial y de salud mental. Para lograr el éxito, será clave incluir a los hombres y a los varones jóvenes en la lucha para acabar con la violencia sexual y de género.

Los participantes también pidieron que se garantizaran la salud y el bienestar del personal uniformado de las operaciones de paz, tanto antes, como durante su servicio activo. Pronto se terminará un protocolo para integrar los programas relacionados con el VIH en las operaciones de paz de la Unión Africana y se reunirá a un equipo de expertos para trazar el mapa de la situación actual en los países afectados por la crisis, identificar los vacíos y los puntos fuertes, y proponer una forma de erradicar la violencia sexual y de género y la exposición al VIH.

«Insto a los socios a actuar para poner fin a la violencia sexual y de género y al VIH en los entornos frágiles dentro del contexto del tema de la Unión Africana para 2019, el año de los refugiados, retornados y desplazados internos», dice Clémence A. Habi Bare, director de la oficina de enlace de ONUSIDA con la Unión Africana.

Política de la Unión Africana referente a la prevención y la respuesta a la explotación y el abuso sexual durante las operaciones de paz

Seguridad y asuntos humanitarios

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ONUSIDA y ONU Mujeres trabajan juntas en Malawi

07 Mayo 2019

ONUSIDA está trabajando en estrecha colaboración con ONU Mujeres, uno de sus once copatrocinadores, para mejorar la calidad de vida de las mujeres y niñas en todo el mundo. En Malawi, por ejemplo, estas organizaciones se han asociado para disminuir las consecuencias de la violencia de género y reducir el riesgo de infección por el VIH en la población femenina.

«ONU Mujeres es la organización más reciente de los Copatrocinadores de ONUSIDA, y es un placer trabajar estrechamente con todo su equipo y otros asociados en el Marco Unificado de Presupuesto, Resultados y Rendición de Cuentas de ONUSIDA 2016–2021», afirma Clara M.W.  Anyangwe, la representante de ONU Mujeres en Malawi. Este Marco (UBRAF) es un programa que optimiza tanto la coherencia como la coordinación y la repercusión de la respuesta al VIH de las Naciones Unidas mediante la combinación de los esfuerzos de los Copatrocinadores y la Secretaría de ONUSIDA. Su objetivo principal es destinar los recursos financieros necesarios para impulsar la acción nacional en la respuesta al sida.

Gracias a la financiación del Marco Unificado, ONU Mujeres ha colaborado con un gran número de socios, entre los que se incluyen ONUSIDA; el Ministerio de Género, Infancia, Discapacidad y Bienestar Social; la Comisión Nacional del Sida; el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; la Red de Organización de Servicios sobre el Sida de Malawi y la sociedad civil, con el fin de implementar un proyecto que tiene por objeto intensificar la respuesta nacional al VIH, la violencia sexual y de género, las prácticas perjudiciales, la salud y derechos sexuales y reproductivos.

«La colaboración como Copatrocinadores de ONUSIDA supone un planteamiento mucho más efectivo», afirma Clara M. W. Anyangwe. «No existe un único organismo que pueda ayudar a cumplir los objetivos 90–90–90 de ONUSIDA. En cambio, cada uno tiene puntos positivos que ofrecer. En este caso, ONU Mujeres aporta la perspectiva de género y ONUSIDA, su experiencia en la respuesta al VIH».

Malawi ha conseguido grandes progresos en cuanto a la reducción de las infecciones por el VIH. En 2017, se registraron 39 000 nuevos casos, una disminución del 40 % desde 2010, pero 9500 se dieron entre chicas y mujeres jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 24 años. Esto supone más del doble del número de hombres en el mismo grupo de edad.

El proyecto ha supuesto un estudio de percepción sobre las normas de género imperantes que fomentan la violencia contra las mujeres y las chicas y su riesgo de infección por el VIH en Malawi, como las prácticas de los ritos de iniciación, la limpieza sexual, el matrimonio infantil o por poder y las relaciones sexuales remuneradas. A partir de las conclusiones, se ha elaborado un marco de referencia que se utilizará para hacer un seguimiento de los progresos del Plan Estratégico Nacional sobre el VIH y el sida en el país.

Una parte importante del proyecto consiste en involucrar a los líderes, entre los que se incluyen aquellos que dirigen las prácticas de los ritos de iniciación, y a los grupos de madres y padres. Como resultado de estos compromisos, se ha elaborado un marco que vincula a los asociados en la respuesta local al VIH, la salud y los derechos sexuales reproductivos y en la respuesta a la violencia sexual y de género para vigilar y abordar las prácticas que ocurren durante las ceremonias de los ritos de iniciación locales.

Se reveló, en una serie de diálogos intergeneracionales que reunieron a jóvenes, personas que viven con el VIH y líderes tradicionales y religiosos, la necesidad de abordar cuestiones como la falta de servicios para la salud y los derechos sexuales y reproductivos que tengan en cuenta a los jóvenes, la presión de grupo, el estigma, la discriminación y la violencia de género. Esto permitiría aumentar la capacidad de resistencia de los jóvenes y los incitaría a protegerse contra la infección por el VIH.

«También hemos aprovechado la campaña de ONU Mujeres a nivel mundial He for She pedir la participación de hombres y chicos. En particular, buscábamos fomentar una masculinidad positiva. ¿Cómo podemos hacer uso de esta masculinidad para proteger a las mujeres y a las chicas de las prácticas nocivas?», comentó Clara M.W. Anyangwe.

Durante estos diálogos, más de 100 hombres y jóvenes se comprometieron con la iniciativa He for She para fomentar la igualdad de género y reducir las infecciones y la violencia sexual y de género. El planteamiento relativo a los derechos humanos incorporado en el proyecto ha hecho que las leyes y las políticas que se relacionan con el VIH y el género se traduzcan a los idiomas locales y se difundan ampliamente en las comunidades afectadas. 

Clara M.W. Anyangwe insiste en que aprovechar la experiencia específica de los asociados bajo el Marco Unificado está dando sus frutos en Malawi.

«También ha sido magnífico contar con ONUSIDA como miembro del Mecanismo de Coordinación de País del Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. La participación de ONUSIDA en estos mecanismos nos beneficia a todos», comenta.

«Valoramos enormemente el continuo respaldo y la colaboración de ONU Mujeres para acabar con el VIH y la violencia de género en Malawi», afirma Thérèse Poirier, la Directora Nacional de ONUSIDA de Malawi. «Ha sido muy beneficioso colaborar unidos dentro de la ONU para no olvidar a nuestros homólogos nacionales al trabajar por separado en diferentes áreas de estas epidemias interrelacionadas y con múltiples niveles», declaró.

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Las mujeres toman la iniciativa para reducir el impacto del VIH y la violencia de género en Oriente Medio y África del Norte

23 Abril 2019

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido víctima de la violencia. En algunas regiones, las que han sufrido violencia ejercida por parejas sentimentales son 1,5 veces más propensas a contraer el VIH que aquellas que no la han sufrido. En las poblaciones marginadas, como las trabajadoras sexuales o las mujeres transgénero, se relaciona la elevada prevalencia de la violencia con las altas tasas de infección por el virus.

En la región de Oriente Medio y África del Norte (MENA, por sus siglas en inglés), ONUSIDA calcula que alrededor de 220 000 personas viven con el VIH. Además, se incrementaron las nuevas infecciones en un 12 % entre 2010 y 2017, así como lo hicieron las muertes relacionadas con el sida en un 11 % durante el mismo período. El estigma y la discriminación que se asocian al VIH están dificultando el progreso de varios países en la lucha contra la epidemia, además de los altos niveles de violencia de género, que se encuentra estrechamente relacionada con normas y estereotipos de género muy perjudiciales.

En 2018, se puso en marcha el proyecto LEARN MENA con el fin de ofrecer a las mujeres una plataforma en la que compartir experiencias y analizar la relación entre la violencia de género y el VIH en la región. Este se encuadra en el proyecto de investigación Action Linking Initiatives in Violence against Women and VIH Everywhere (ALIV(H)E), que recopila pruebas sobre las medidas que funcionan en la prevención de la violencia y conciencia a las mujeres para que comprendan y se enfrenten a esta relación entre la violencia y el virus.

Gracias a los diálogos comunitarios que dirige MENA-Rosa, una red regional de mujeres seropositivas o que se encuentran afectadas por el VIH, se ha logrado que las mujeres comprendan mejor las causas fundamentales de la relación entre la violencia de género y el VIH. Estos diálogos han puesto de relieve el hecho de que la desigualdad de género es la principal causa de la violencia y del mayor riesgo de infección por el VIH. Por ejemplo, muchas mujeres revelaron que no habían ido nunca a la escuela , así como otras comentaron que habían contraído matrimonio a una edad temprana o que este había sido forzoso. Desgraciadamente, muchas mujeres se infectan por el VIH como consecuencia de la violencia sexual, incluso dentro de su propio matrimonio.

«La violencia está en todas partes. Con el tiempo, a medida que vas creciendo, llega a verse como algo normal», afirmó una participante argelina. 

Las participantes expusieron múltiples formas de violencia en diferentes entornos, entre ellos los centros de atención sanitaria, en los que se les impidió el acceso a servicios como los de prevención y de tratamiento del VIH.

Hasta la fecha, se ha puesto en marcha el proyecto en siete países: Argelia, Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Sudán y Túnez.

Los resultados del proyecto están siendo de gran ayuda para que las mujeres afectadas y que viven con el VIH aboguen por una respuesta más eficaz a la epidemia en la región y por medidas que reduzcan los efectos de la violencia. Los diálogos han dado voz a las mujeres que se encuentran marginadas y han alentado a los responsables de la toma de decisiones y a los asociados a elaborar respuestas comunitarias más sólidas a nivel nacional. ONUSIDA apoya a los países para que apliquen las recomendaciones y los planes de acción que se han elaborado a partir del proyecto.

«Las dirigentes de MENA-Rosa se han concienciado de la necesidad de denunciar la violencia contra nosotras en vez de esconderla a lo largo de este doloroso proceso», afirmó Rita Wahab, Coordinadora Regional de MENA-Rosa. «Este empoderamiento permitirá que todas las mujeres conozcan y sean conscientes de sus derechos. Nuestras mediadoras seguirán en este camino para exponer la relación entre la violencia contra las mujeres y el VIH. La igualdad de género empieza en casa, crece en sociedad y florece en el entorno legal propicio».

LEARN MENA se ha puesto en marcha gracias a ONUSIDA, Frontline AIDS y MENA-Rosa, con el apoyo financiero de USAID. Salamander Trust, creador principal del proyecto ALIV(H)E, ofrece el apoyo técnico adicional.

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«La comunidad no está de parte de las jóvenes»

15 Marzo 2019

Los llamados Rise Clubs ayudan a las adolescentes y a mujeres jóvenes a dialogar sobre el VIH y sobre los derechos y la salud sexual y reproductiva.

Khayelitsha es una de las mayores townships (barrios étnicos) de Sudáfrica, en concreto está en Cape Flats (Ciudad del Cabo).

Al igual que en muchas otras comunidades sudafricanas, las mujeres y las niñas que viven en asentamientos cuasi informales se enfrentan a situaciones de desigualdad de género a diario, lo cual las expone a un mayor riesgo de infección por el VIH.

La desigualdad de género impide que estas accedan, tanto a los servicios del VIH como a los de salud sexual y reproductiva, y que, además, reciban una educación integral sobre sexualidad. Asimismo, corren más riesgo de ser víctimas de violencia de género.

«Hay mucha delincuencia. La comunidad no está de parte de las jóvenes. Se cree que deben ser sumisas a los hombres. A veces, nos resulta difícil expresarnos», afirma una joven que pertenece al Rise Club de Khayelitsha.

«Nos menospreciamos a nosotras mismas para encajar en los estándares que la comunidad nos impone. Las jóvenes son violadas, secuestradas... Hay mucha violencia. «Esto sí, esto no. Te dicen lo que debes hacer», añade.

A la mayoría de jóvenes les cuesta hablar con sus padres, con los profesores o con sus familias sobre temas de salud y de derechos relacionados con la sexualidad y la reproducción. Tanto mujeres jóvenes como adolescentes sufren el estigma social y la discriminación. Por ejemplo, las enfermeras las juzgan por su actividad sexual cuando acuden a los servicios sanitarios. Muchos países de África oriental y meridional han firmado el Acuerdo ministerial sobre educación integral sexual y servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes en África oriental y meridional. Pero, aunque en estos países hay algún tipo de política educacional sobre la materia, no la implementan de forma igualitaria. 


Las jóvenes corren más riesgo que sus pares varones y que mujeres mayores de contraer enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, ente otros.

En estos países, una cuarta parte de los 800 000 nuevos casos de VIH en 2017 se produjo entre adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años. De los 2.17 millones de todos los adolescentes y jóvenes seropositivos de entre 15 y 24 años de edad, 1.5 millones son mujeres.

De los 277 000 nuevos casos de infección en 2017, 77 000 se registraron en el grupo de mujeres jóvenes y 32 000, es decir, menos de la mitad, en sus pares varones.

El grado de conocimiento sobre la prevención del VIH varía según el país: un 64.5 % en Ruanda; solo un 20.37 % en las Comoras, y, en la mitad, Sudáfrica, con un 45.8 %.

En algunos países de la región, la ley permite a las jóvenes contraer matrimonio cuando todavía son menores de edad. Los matrimonios prematuros están asociados con la pérdida de la integridad física, la carencia de educación por abandono escolar, la dependencia económica y la violencia de género.

El trabajo sexual contribuye a la desigualdad de género en cuanto a las infecciones por el VIH entre jóvenes subsaharianos.

Se ha demostrado que las trabajadoras sexuales jóvenes tienen más probabilidad de contagiarse por las situaciones a las que se exponen, como casos de abuso, violencia y alcoholismo, tener múltiples parejas y mantener relaciones sexuales sin protección o con personas de diferente edad.


Rise clubs

Rise es una asociación dirigida a adolescentes y mujeres jóvenes que buscan construir una sociedad más coherente, autoeficiente y resistente. Para ello, en Rise se les facilita a las jóvenes de entre 15 y 24 años un espacio donde puedan apoyarse mutuamente y emprender proyectos comunitarios para prevenir el VIH, mitigar su impacto y proporcionar opciones más seguras.

Esta asociación también ayuda a mejorar la autoconfianza de estas jóvenes, las anima a manifestarse en contra de los males sociales y a que tomen sus propias decisiones.

En 2014, nació esta iniciativa en el seno del Instituto de Justicia Social Soul City en 15 distritos sudafricanos afectados en gran medida por el problema.

«En Sudáfrica, los padres no hablan sobre sexo y a nosotras nos avergüenza hacerlo. Como no podía hablar sobre este tema con mi hermana, me uní a Rise, donde ahora puedo hacerlo con mis compañeras. Algunas son mayores que yo y me pueden aconsejar». —Cinga 

 

«Mis padres me enseñaron que la única manera de aprender es preguntando. Cuando me uní a Rise, solíamos preguntar a las que no se atrevían a hacerlo por sí solas y, así, es más fácil para ellas». —Okuhle

 

«No podía hablar con nadie en casa. Luego, me volví una persona más abierta. Rise me ha ayudado a combatir mi baja autoestima». —Lisa


Los países de África oriental y meridional necesitan implementar leyes, políticas y programas para mejorar la situación de estas jóvenes. Lo que estas chicas necesitan son programas personalizados y específicos para cada caso, cuyo contenido debería incluir información sobre los servicios de salud sexual y reproductiva, talleres de educación integral sobre sexualidad, medidas de prevención para evitar embarazos no deseados, violencia de género e infecciones por el VIH.

De acuerdo con los principios de igualdad de género y de los derechos humanos, es obligatorio informarlas sobre dichos asuntos.Por otra parte, los programas deberían abordar otros problemas socioeconómicos, como la pobreza o el desempleo.

Si se implementasen este tipo de medidas legales, no solo mejoraría la salud de las jóvenes, sino que también se les brindaría la oportunidad de vivir una vida libre y digna.

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ONUSIDA Instrumento de diagnóstico de género — Hacia una respuesta al VIH transformadora de las relaciones entre géneros

01 de febrero de 2019

El instrumento de diagnóstico de género para elaborar respuestas nacionales al VIH (IDG) pretende ayudar a los países a evaluar la epidemia del VIH, su contexto y la respuesta al virus desde una perspectiva de género, así como a crear respuestas al VIH que sean transformadoras de las relaciones entre los géneros, equitativas, basadas en los derechos y, por lo tanto, más eficaces.

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