Health and development

Acuerdo en materia de pandemias: ONUSIDA recoge las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida en el texto de Bureau

24 de julio de 2023

ONUSIDA comparte las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida en el texto del acuerdo en materia de pandemias de la oficina de negociación intergubernamental.

GINEBRA, 24 de julio de 2023: el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) recoge las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida para fortalecer y afinar el texto de la organización del acuerdo en materia de pandemias con el fin de garantizar una respuesta realmente sólida a las pandemias actuales, y para prevenir, prepararse y responder a las pandemias del futuro.

ONUSIDA y la respuesta al sida en todo el mundo cuentan con una experiencia y conocimientos únicos de los últimos cuarenta años en cuanto a la respuesta ante pandemias se refiere. La respuesta al sida mundial ha demostrado lo eficaz que puede ser una respuesta a la pandemia, lo que se ha señalado recientemente en su Actualización global sobre el sida 2023: The Path that Ends AIDS.

Aunque la COVID-19 incrementó la vulnerabilidad al VIH e interrumpió el acceso a los servicios para el VIH en el caso de millones de personas en todo el mundo, la respuesta al VIH/sida, los sistemas, la infraestructura y el modelo de gobernanza también ayudaron a los países a responder tanto al VIH como a la COVID-19.  ONUSIDA tiene un interés fundamental en la protección de los logros en la respuesta al VIH, la prevención de futuras pandemias y las emergencias sanitarias que afectan a las personas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus y que podrían retrasar los esfuerzos para poner fin al sida para 2030.

Tras más de un cuarto de siglo liderando la lucha para poner fin al sida como amenaza para la salud pública, ONUSIDA ofrece las siguientes lecciones aprendidas para fortalecer el actual borrador del acuerdo en materia de pandemias:

Lenguaje general

El proyecto actual podría enmendarse para incorporar un lenguaje mucho más claro y determinante con relación a los compromisos de los países de altos ingresos para garantizar el acceso mundial a los productos relacionados con la pandemia y proporcionar proactivamente apoyo financiero y técnico para permitir las respuestas a la pandemia en los países de bajos y medianos ingresos. El uso frecuente de la fórmula «según corresponda» podría sustituirse por un lenguaje claro que transmita la obligación de los estados de actuar. En el borrador actual, gran parte de la carga para la prevención y la vigilancia recae en los países de bajos y medianos ingresos, y no se señalan obligaciones claras por parte de los países de altos ingresos para ayudar y apoyar a los países de medios y bajos ingresos. También podría incluirse un texto que comprometa a todos los países a priorizar la salud y la investigación médica.

Derechos humanos e igualdad

Si bien el borrador identifica los derechos humanos y la igualdad como principios fundamentales de la preparación frente a la pandemia, el borrador podría aclarar el lenguaje en relación con el compromiso de los Estados miembros de proteger los derechos humanos y garantizar la equidad en todos los aspectos de la prevención, la preparación y la respuesta a la pandemia (PRP). El acuerdo podría: reconsiderar la definición de «personas en situaciones vulnerables» (Art. 1); hacer referencia explícita a las obligaciones de los Estados de proteger y cumplir los derechos humanos dentro de sus «principios generales» (Art. 3.1); ante todo priorizar la equidad en todas las disposiciones del acuerdo; enfatizar la igualdad formal y sustantiva, junto con la no discriminación, como principios generales (Art. 3.1)

Acceso igualitario

Con respecto al acceso igualitario a los productos relacionados con la pandemia, el borrador de la organización utiliza un lenguaje que sugiere que las acciones recomendadas son consultivas en lugar de obligatorias. ONUSIDA recomienda que el borrador:

  • Comprometa claramente a los países que poseen tecnología médica relacionada con la pandemia y conocimientos para compartirla con los países de bajos y medianos ingresos, de forma oportuna y significativa, incluidos los requisitos de financiación y acuerdos de compra para instituciones y empresas de los países de altos ingresos para compartir tecnología y conocimientos con investigadores y fabricantes capaces en los países de bajos y medianos ingresos.
  • Comprometa a proporcionar un sólido apoyo financiero y técnico para la investigación colaborativa entre instituciones en el norte y en el sur con el fin de desarrollar la capacidad de investigación y desarrollo en los países de bajos y medianos ingresos, no solo para pandemias y no solo para la producción, sino también para permitir que los países de bajos y medianos ingresos contribuyan al progreso en la ciencia y la tecnología para toda la humanidad.
  • Comprometa a los países a aprovechar al máximo las flexibilidades de los ADPIC durante una emergencia sanitaria.
  • Comprometa a todos los estados a renunciar a las disposiciones de propiedad intelectual en relación con todos los productos relacionados con la pandemia durante los periodos de pandemia y recuperación.
  • Comprometa a los Estados miembros a proporcionar liderazgo político y una financiación y asistencia técnica sólidas para crear una capacidad de fabricación de medicamentos sólida y flexible en los países de bajos y medianos ingresos antes de que surja la próxima pandemia. De cara a futuras pandemias, un mayor apoyo será fundamental para adaptar esta capacidad en los países de bajos y medianos ingresos para fabricar productos relevantes para la pandemia.
  • Si la demanda de productos relevantes para la pandemia supera a la oferta durante futuras pandemias, todos los Estados miembros deben comprometerse a cumplir con las recomendaciones de priorización de asignación de productos de la OMS con el fin de garantizar un acceso equitativo, prestando especial atención a las poblaciones más vulnerables.

Acceso y reparto de beneficios

Aunque el borrador especifica las obligaciones entre los países de bajos y medianos ingresos para las acciones relacionadas con la vigilancia y el intercambio oportuno de patógenos y datos, el borrador debe revisarse para comprometer a los Estados miembros a garantizar un acceso equitativo, incluido en lo referente a la distribución de los beneficios y las ganancias de la venta de estos patógenos. Se han de aprovechar las lecciones aprendidas acerca del Ébola, donde se compartieron patógenos de África, pero los medicamentos se acumularon en el norte, lo que dejó a las personas en África a la espera de donaciones benéficas. El Acuerdo debe basarse en la precedencia del PIP (acuerdo de preparación para una gripe pandémica), que facilita el intercambio de patógenos y beneficios tanto en términos de vacunas como de ganancias.

Responsabilidad común pero diferenciada

Aunque la PRP es una responsabilidad compartida de los Estados miembros, el borrador podría dejar claro que la naturaleza y el alcance de las responsabilidades se diferencian en función de los recursos y las capacidades financieros y tecnológicos de cada país. Dado que los efectos de las epidemias recaen en mayor medida en las poblaciones pobres y vulnerables, los países que albergan estas poblaciones requieren asistencia adicional.

Inclusión de la comunidad y la sociedad civil

Las respuestas lideradas por la comunidad desempeñan un papel fundamental a la hora de llegar a las comunidades marginadas con mensajes y servicios sanitarios fundamentales durante una pandemia (tal y como han demostrado tanto el VIH como la COVID-19), pero las comunidades siguen contando con recursos insuficientes y no están correctamente integradas como socias clave en las iniciativas de PRP nacionales. El acuerdo en materia de pandemias debe reconocer el papel fundamental de las respuestas lideradas por la comunidad y comprometer a los Estados miembros a incluir a las comunidades y a la sociedad civil en la toma de decisiones, la planificación, la preparación, la implementación y el seguimiento.

Inversiones sostenibles en infraestructuras y sistemas sanitarios

Los sistemas de salud centrados en las personas, sostenibles, resilientes y con recursos adecuados son fundamentales para la PRP y para lograr la cobertura sanitaria universal. La respuesta al VIH ha demostrado claramente cómo es posible aprovechar la inversión en el VIH para construir sistemas sanitarios y de servicios sociales más fuertes, inclusivos y sostenibles que respondan tanto al VIH como a otras amenazas sanitarias. A partir del lenguaje previamente recomendado sobre responsabilidades diferenciadas basadas en la capacidad financiera y técnica del país, el proyecto podría comprometer claramente a los países a invertir una nueva financiación pública importante en sistemas de salud, garantizando así una mano de obra sanitaria bien formada y bien remunerada (incluidos los trabajadores sanitarios comunitarios); fortaleciendo la atención sanitaria de primera línea; garantizando el acceso a los medicamentos y diagnósticos (incluidos los que se producen localmente); y fortaleciendo y utilizando de forma eficaz los sistemas de información sanitaria.

Gobernanza multisectorial

El VIH ha sido pionero en la gobernanza sanitaria inclusiva, responsable y participativa en múltiples sectores y con la comunidad, pero existe el riesgo de que la gobernanza de la PPR se conciba como una empresa tecnocrática y descendente que no incluya las contribuciones centrales de las comunidades y la sociedad civil. El borrador podría insistir en que los mecanismos de gobernanza de la PRP sean totalmente inclusivos para las partes interesadas claves y que se integren a nivel nacional y regional para hacer frente a las pandemias actuales y futuras crisis sanitarias. Debe reforzarse el lenguaje sobre enfoques de todo el gobierno y de toda la sociedad.

Conclusión

Las pandemias siguen generando enormes costes en las sociedades de todo el mundo: se estima que 630 000 personas murieron por causas relacionadas con el sida en 2022, y la COVID persistente tendrá efectos duraderos en la salud y el bienestar humanos. En las respuestas al VIH y a la COVID-19, se ha dejado a demasiados países y comunidades solos en la lucha por salir adelante. Responder eficazmente a las pandemias actuales y futuras requiere que la comunidad global establezca en el corazón de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2023 y priorice unos principios de solidaridad, igualdad y acción centrada en las personas. A través del aprendizaje adquirido con la práctica durante décadas, la respuesta al VIH ha demostrado cómo es posible responder eficazmente a una pandemia. ONUSIDA recomienda encarecidamente a los países que tengan presentes las lecciones aprendidas por ONUSIDA al negociar las revisiones al borrador del acuerdo en materia de pandemias.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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El director de innovación de ONUSIDA, distinguido con el prestigioso galardón Innovadores Sociales del Año

19 de enero de 2022

GINEBRA, 19 de enero de 2022- La Fundación Schwab para el Emprendimiento Social ha anunciado que el director de innovación de ONUSIDA, Pradeep Kakkattil, ha recibido el premio Innovadores Sociales del Año 2022. El Sr. Kakkattil recibió esta importante condecoración por su trabajo en la creación del Health Innovation Exchange (HIEx), una plataforma que vincula a innovadores, Gobiernos e inversores, y encuentra soluciones a los problemas sanitarios mundiales, desde el diagnóstico de la COVID-19 hasta el coste de los medicamentos.

«Hoy en día, una de cada dos personas en todo el mundo no tiene acceso a la atención sanitaria básica, por lo que las innovaciones y tecnologías sociales son fundamentales para ampliar los servicios y abordar las desigualdades cada vez más amplias en el acceso a la atención sanitaria», insistió el Sr. Kakkattil.

Durante la pandemia de la COVID-19, los innovadores y las comunidades han demostrado el potencial del ingenio humano a la hora de responder a los desafíos sanitarios. Al acercar a los actores del sistema sanitario a trabajar en estrecha colaboración con innovadores y comunidades, HIEx ha sido capaz de acelerar la adopción de innovaciones y facilitar inversiones para ampliar las innovaciones que abordan especialmente las necesidades de los más vulnerables.

«El VIH y la COVID-19 han sacado a la luz el precio que el mundo tiene que pagar si seguimos pasando por alto la inversión en sistemas sanitarios resilientes», añadió el Sr. Kakkattil. «HIEx contribuye a generar confianza entre los sectores público y privado para ayudar a identificar desafíos e implementar rápidamente tecnologías e innovaciones probadas para maximizar el impacto en la salud».

La noticia se dio a conocer durante el segundo día de laAgenda Davos 2022 del Foro Económico Mundial, un foro virtual que reúne a líderes mundiales para juntos dar forma a soluciones para los desafíos más acuciantes del mundo. El Sr. Kakkattil fue uno de los 15 galardonados con el premio Social Innovators of the Year, entre quienes también estaban un emprendedor brasileño que usa el hip-hop para alejar a la juventud de las favelas de la delincuencia, una enfermera holandesa que revolucionó la atención sanitaria domiciliaria y un guardaparques que se convirtió en fundador tecnológico haciendo uso de Minecraft para revitalizar la cultura indígena de Australia.

«Los innovadores sociales del año 2022 representan un nuevo ecosistema de líderes que están impulsando el cambio y llevando a las organizaciones y los sistemas hacia un futuro más justo, inclusivo y sostenible», explicó Hilde Schwab, cofundadora y presidenta de la Fundación Schwab para el Emprendimiento Social.

La fundación fue creada en 1998 por Klaus y Hilde Schwab para apoyar un nuevo modelo de cambio social, combinando los valores de misión, compasión y dedicación con los mejores principios empresariales para servir a los más desfavorecidos y construir una sociedad mejor. Durante los últimos 20 años, la fundación ha apoyado a los emprendedores sociales líderes del mundo en sus esfuerzos por crear un mundo más justo, equitativo y sostenible.

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Enlaces relacionados

ONUSIDA llama a todos los países a emprender una acción mundial y propone nuevos grandes desafíos en materia del VIH para el año 2025

26 de noviembre de 2020

Mientras la COVID-19 sigue obstaculizando los avances en la respuesta al sida y ha hecho que no se estén pudiendo alcanzar los objetivos para 2020, ONUSIDA insta con más fuerza que nunca a todos los dirigentes políticos, para que aprendan de las lecciones del pasado y tengan presente lo que sucede cuando no se invierte lo suficiente en salud. Asimismo, hace un llamamiento generalizado para que cada país dé un paso al frente en su acción mundial, pues solo así se logrará erradicar el sida y vencer otras pandemias.

GINEBRA, 26 de noviembre de 2020 - En su nuevo informe, Vencer a las pandemias priorizando a las personas, ONUSIDA pide a los países que inviertan mucho más en las respuestas mundiales a las pandemias y que adopten un nuevo conjunto de objetivos para el VIH audaces y ambiciosos, pero alcanzables. Si logramos hacer realidad dichos objetivos, el mundo volverá de nuevo a la senda de lo programado para poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030.

La respuesta mundial al sida ya se había ralentizado antes del brote de la COVID-19. Sin embargo, la rapidísima expansión de la enfermedad del nuevo coronavirus ha supuesto aún más reveses. El modelaje del impacto a largo plazo que la pandemia tendrá en la respuesta al VIH nos muestra que las nuevas infecciones por el VIH se calcula que podrían pasar de 123 000 a 293 000 de 2020 a 2022. Asimismo, para este mismo periodo, las estimaciones apuntan a que las muertes relacionadas con el sida podrían crecer de 69 000 a 148 000.

«Estamos pagando ahora un precio altísimo por el error colectivo que hemos cometido de no invertir lo suficiente en respuestas para el VIH integrales, basadas en los derechos humanos y centradas en las personas», advierte Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «El implementar únicamente aquellos programas que resultan más agradables desde el punto de vista político no nos ayudará, ni de lejos, a acabar con la COVID-19 ni a erradicar el sida. Para que la respuesta mundial vuelva a funcionar, es absolutamente imprescindible que pongamos a las personas en el centro y que abordemos las desigualdades que alimentan las epidemias».

Nuevos objetivos para reactivar la respuesta

Aunque algunos países del África subsahariana, como Botswana y Eswatini, lo han hecho considerablemente bien y han alcanzado, e incluso superado, los objetivos fijados para 2020, son muchos más los países que están quedando atrás. Aquellos que mejor lo han hecho han abierto el camino para todos los demás. ONUSIDA lleva un tiempo trabajando con sus socios para extraer todas las lecciones aprendidas y convertirlas en una serie de objetivos de cara a 2025 en los que las personas ocupen siempre un papel central.

Los objetivos pretenden lograr una gran cobertura tanto de los servicios de salud sexual y reproductiva, como de todos aquellos relacionados con el VIH. Además, se persigue acabar con las leyes y las políticas punitivas, y reducir el estigma y la discriminación. En todos los nuevos objetivos las personas están en el centro, sobre todo aquellas más en riesgo y marginadas, como las mujeres jóvenes y las niñas, las adolescentes, los trabajadores sexuales, las personas transgénero, los consumidores de drogas inyectables, y los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.

Los nuevos objetivos respecto a la distribución de los servicios relacionados con el VIH aspiran a lograr una cobertura del 95 % para cada subpoblación de personas que viven con el VIH y que tienen mayor riesgo de infectarse del VIH. Al adoptar un enfoque centrado en las personas y ocuparse especialmente de las zonas clave, los países lograrán estar más preparados para controlar las epidemias que los azotan.

Los objetivos para 2025 también exigen asegurar un entorno propicio para una respuesta al VIH eficaz, así como incluir otros objetivos ambiciosos y antidiscriminatorios para conseguir que menos de un 10 % de los países tenga leyes y políticas punitivas, menos de un 10 % de las personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus sufra el estigma y la discriminación, y menos de un 10 % sea víctima de la desigualdad de género y la violencia.

Venciendo pandemias

La inversión y la acción insuficiente tanto en el VIH como en otras pandemias han dejado el mundo expuesto a la COVID-19. Si los sistemas sanitarios y las redes de la seguridad social hubieran sido más fuertes, el mundo habría estado en una mejor posición para frenar la propagación de la COVID-19 y soportar su impacto. La COVID-19 nos ha demostrado que la inversión en salud no solo salva vidas, sino que también sienta las bases de economías mucho más fuertes. La salud y los programas para el VIH deben estar plenamente financiados, tanto en tiempos de holgura económica como en momentos de crisis.

«Ningún país es capaz de derrotar solo las dos epidemias», insiste la Sra. Byanyima. «Un desafío de esta magnitud solo se puede lograr potenciando al máximo la solidaridad mundial, cultivando la responsabilidad compartida y aunando esfuerzos para movilizar una respuesta que no deje a nadie atrás. Podemos hacerlo compartiendo la carga y trabajando juntos».

Hay algunos puntos sobresalientes: se está dando más importancia que nunca al liderazgo, las infraestructuras y las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH, para derrotar a la COVID-19. La respuesta al VIH ha ayudado a garantizar la continuidad de los servicios ante esos desafíos extraordinarios. La respuesta por parte de las comunidades contra la COVID-19 ha hecho más que evidente todo lo que podemos lograr si trabajamos juntos.

Además, el mundo debe aprender de los errores cometidos en los primeros momentos de la respuesta al VIH, cuando millones de personas de países en vías de desarrollo murieron esperando su tratamiento antirretroviral. Aun hoy, más de 12 millones de personas todavía no tienen acceso al tratamiento para el VIH, y 1,7 millones contrajeron el VIH en 2019 por no tener acceso a los servicios esenciales para el VIH.

Todo el mundo tiene derecho a la salud. Precisamente por eso ONUSIDA está liderando la defensa de una vacuna universal contra la COVID-19. Ahora que están apareciendo vacunas prometedoras contra la COVID-19, hemos de garantizar que no se conciban solo como un privilegio de los ricos. Por eso, ONUSIDA y sus socios están rogando a los laboratorios farmacéuticos que compartan su tecnología y sus conocimientos, y que renuncien a sus derechos de propiedad intelectual para que el mundo pueda fabricar vacunas exitosas a gran escala y al ritmo necesario para proteger a toda la población.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Leer informe

Salud: proporcionar atención sanitaria para todos, en todos los rincones del mundo

20 de mayo de 2020

Por Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA — Publicado por primera vez en Informes de perspectivas del Foro Económico Mundial (mayo de 2020)

Reconociendo la catástrofe de la salud pública

Como bien hemos visto en los países más ricos, los determinantes económicos y sociales de la enfermedad y la salud son unos fuertes indicadores de las posibilidades que tenemos de morir por la COVID-19. Quienes más riesgos corren, con diferencia, son las personas pobres que viven en países sin apenas recursos, ya que son las que más enfermedades previas arrastran. Además, cientos y cientos de estas personas están malnutridas o inmunodeprimidas. Para una cuarta parte de la población urbana mundial que vive en barrios marginales y para muchísimos refugiados y desplazados, la distancia social y el lavado constante de manos no son, en absoluto, posibles.

La mitad de las personas que habitan el globo no tiene acceso a la atención sanitaria básica ni tan siquiera en épocas normales. Mientras que en Italia hay un médico por cada 243 personas, en Zambia tan solo hay un médico para cada 10 000 personas. En Mali se cuenta con tres respiradores por cada millón de habitantes. El gasto medio en salud en los países de bajos ingresos ronda únicamente los 41 dólares por persona al año, 70 veces menos de lo que invierten los países con altos ingresos.

La pandemia ejercerá una presión ingente sobre las instalaciones sanitarias, la cual no solo afectará a las personas con COVID-19, sino que perjudicará muy negativamente a todo aquel que necesite atención médica. Sabemos de lo que hablamos. Esto ya pasó tiempo atrás. Durante la epidemia de ébola en Sierra Leona se registró un aumento de un 34 % en la mortalidad materna y un 24 % en las tasas de mortalidad fetal, debido a que cada vez menos mujeres tenían acceso al cuidado pre- y posparto.

La Organización Internacional del Trabajo prevé que desaparecerán entre 5 y 25 millones de empleos, y que se perderán entre 860 mil millones y 3,4 billones de dólares estadounidenses en ingresos laborales. El empobrecimiento masivo hará que los tratamientos sean inaccesibles aún para más gente. Hasta ahora, cada año, mil millones de personas tienen bloqueado el acceso a la atención sanitaria como consecuencia de las tasas de usuario. Esta exclusión de los cuidados básicos no perjudicará solo a las personas directamente afectadas: pondrá en peligro la vida de todos, puesto que hemos de convencernos de que un virus no se puede contener si hay personas que no pueden permitirse ni test ni tratamientos.

Los confinamientos sin ningún tipo de retribución son devastadores, pues están obligando a millones de personas a escoger entre el peligro y el hambre. Como en muchos países en desarrollo, más de tres cuartas partes de los trabajadores pertenecen al sector informal y viven con lo que ganan a diario, muchos de los que se vean obligados a quedarse en casa no tendrán nada que llevarse a la boca. Por ello, infinidad de personas ignorará las reglas del confinamiento y asumirá el riesgo de contraer la enfermedad del coronavirus.

Ya fuimos testigos de ello durante la respuesta al sida. Sabemos que los Gobiernos que luchen por contener la crisis buscarán chivos expiatorios (migrantes, minorías o personas socialmente excluidas), lo que hará aún más complicado acceder a las personas, realizarles las pruebas, tratarlas y frenar la expansión del virus. Los países donantes empezarán a dejar el dinero en sus fronteras, al sentir que no pueden permitirse el ayudar a los demás. La presencia de la COVID-19 supone una enorme amenaza para todos y en todo el mundo. Y no solo perjudicará a los países en desarrollo, sino que también exacerbará los desafíos a los que habrán de enfrentarse los países donantes.

Sin embargo, en medio del inmenso dolor que sentimos y del terror que se ha apoderado de nosotros, la crisis también nos brinda la oportunidad de forjar un fuerte, tenaz y colaborador liderazgo basado en principios, a partir del cual podamos cambiar el curso de la pandemia y de la sociedad.

Aprovechando la oportunidad de la sanidad pública

Si bien suele pensarse que, al responder a una crisis, agotamos nuestra capacidad para emprender mayores reformas sanitarias, lo cierto es que, en materia de salud, sucede todo lo contrario. Los grandes pasos en cuanto a la salud normalmente se han producido en respuesta a una crisis mayor. Pensemos, por ejemplo, en los sistemas sanitarios en Europa y Japón tras la Segunda Guerra Mundial, o en cómo el sida y la crisis económica nos acercaron a la atención sanitaria universal en Tailandia. Ahora, en medio de esta despiadada crisis, los líderes de todo el mundo tienen ante ellos la oportunidad de construir esos sistemas de salud que siempre se necesitaron y por los que ahora no se puede esperar ni un segundo más.

La atención sanitaria universal

Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que, por el bien de todos, quien no se sienta bien no debería tener que recaudar dinero antes de recibir asistencia. Mientras la lucha por controlar al agresivo coronavirus continúa sin descanso, hay una necesidad imperiosa de acabar de inmediato con las tasas de usuario.

La atención sanitaria gratuita no solo se antoja esencial para plantarle cara a la pandemia: cuando la República Democrática del Congo en 2018 instauró la atención sanitaria gratuita para derrotar al ébola, el uso de la atención sanitaria mejoró en general, al duplicarse las consultas por neumonía y diarrea, y observarse un aumento de entre un 20-50 % de mujeres que dan a luz en una clínica. Dichas ganancias volvieron a perderse tan pronto como se retiró la asistencia gratuita. Con la atención sanitaria gratuita lograremos también evitar la tragedia de ver cómo 100 millones de personas son obligadas a caer en la pobreza extrema por tener que costearse ellas mismas y año tras año su atención sanitaria.

Ya que aún no hay vacuna contra la COVID-19, los países deberán ser capaces de limitarla y contenerla. El carácter inevitable de futuras pandemias torna permanente la necesidad de contar con fuertes sistemas de salud universal en todos y cada uno de los países del mundo.

Financiadas con fondos públicos, las medicinas y la atención sanitaria más puntera han de llegar a todas las personas con independencia de dónde vivan. Para permitir el acceso universal, los Gobiernos han de integrar los servicios liderados por la comunidad en los sistemas públicos. Esta crisis ha puesto también de manifiesto cómo nuestra salud precisa que los sanitarios que nos protegen y cuidan deben protegerse también a sí mismos y recibir cuidados.

Dada la interconectividad existente entre la salud y los medios de vida, todos los países tendrán también que fortalecer sus redes de seguridad social para fomentar la resiliencia. La COVID-19 no se ha cansado de demostrarnos que necesitamos Gobiernos activos, responsables y comprometidos que regulen los mercados, reduzcan las desigualdades y nos proporcionen los servicios públicos esenciales. El Gobierno debe estar ahí, al pie del cañón.

Financiando nuestra salud

Muchos países en desarrollo se estaban ya enfrentando a una deuda que los llevó a recortes en la atención sanitaria pública. Reconociendo que la atención sanitaria universal en todo el mundo es un bien público global, los Gobiernos prestamistas, las instituciones financieras internacionales y los actores financieros privados deben seguir prolongando y ampliando las suspensiones temporales de la deuda que han anunciado recientemente. La propuesta realizada por Jubilee Debt Campaign y cientos de otras organizaciones de la sociedad civil establece el tipo de ambición que se expone.

Los donantes bilaterales y las instituciones financieras internacionales, incluido el Banco Mundial, deberían asimismo otorgar subsidios, no préstamos, para abordar el impacto social y económico de la pandemia sobre los grupos de población pobres y más vulnerables, entre ellos los trabajadores del sector informal y las poblaciones marginadas. Se ha de incrementar el apoyo a los costes de los sistemas sanitarios existentes en los países en desarrollo. Costaría aproximadamente 159 mil millones de dólares estadounidenses doblar el gasto en salud pública de los 85 países más pobres del mundo, donde viven 3,7 mil millones de personas. Eso es menos del 8 % del último estímulo fiscal concedido por los Estados Unidos. Es fantástico ver a los países donantes conversar e intercambiar palabras muy inspiradoras con relación a un nuevo Plan Marshall. Sin embargo, en la actualidad, las contribuciones prometidas son totalmente insuficientes.

Liderazgo empresarial

Del mismo modo, hace falta un nuevo tipo de liderazgo por parte del mundo empresarial. Es preciso uno que reconozca cuánto depende de sociedades sanas, y que logre el equilibrio necesario entre el mercado y el Estado. Tal y como ha señalado el presidente Macron, esta pandemia «revela que algunos productos y servicios han de situarse fuera de las reglas de mercado establecidas». La década pasada vio un rápido aumento en la comercialización y financiación de los sistemas sanitarios en todo el globo. Eso ha de terminar.

De acuerdo con lo que un grupo de 175 multimillonarios hicieron constar en una carta pública firmada en la Reunión anual del Foro Económico Mundial de 2020 celebrada en Davos, ha llegado el momento de que «los miembros de la clase más privilegiada de seres humanos que nunca antes había caminado sobre la faz de la Tierra» apoyen «impuestos más elevados y más justos a los millonarios y multimillonarios, y luchen por evitar el fraude y la evasión fiscales». Los líderes empresariales responsables deberían apoyar una reforma impositiva de las empresas, nacionales e internacionales, que incluya tasas más elevadas, elimine las exenciones, cierre los paraísos fiscales y resuelva todas las lagunas fiscales.

A pesar de las innumerables lecciones aprendidas con el sida, la monetización de la propiedad intelectual ha traído consigo un sistema de enormes monopolios privados, investigación insuficiente en enfermedades clave y precios que la mayoría de las personas no pueden permitirse. Los países necesitan contar con la mayor de las flexibilidades para garantizar la disponibilidad de tratamientos médicos básicos para todas las personas, y, al tiempo, garantizar las nuevas reglas que priorizan la salud colectiva por encima de los beneficios privados. Es vital alcanzar un acuerdo internacional que fije que todas las vacunas y los tratamientos que se descubran para la COVID-19 se pongan a disposición de todos los países. La propuesta de Costa Rica de «una patente internacional mancomunada» permitiría que todas las tecnologías diseñadas para la detección, la prevención, el control y el tratamiento de la COVID-19 estés disponibles para todo el mundo. De esta forma, se evitaría que ninguna empresa o país se hiciera con el monopolio. Los países en desarrollo no deben ser dejados fuera ni atrás en la cola a la espera de tratamientos.

Se necesita un liderazgo que vuelva a dar forma a la cooperación global: la crisis de la COVID-19 ha demostrado que nuestro sistema multilateral es desigual, que está anticuado y que es incapaz de responder a los desafíos a los que hoy nos enfrentamos. Sin duda, haremos frente a amenazas aún mayores que esta pandemia, que solo podremos superar con un multilateralismo justo e inclusivo.

Todos nos necesitamos

La pandemia de COVID-19 es, al mismo tiempo, una crisis que está agudizando las desigualdades existentes y una oportunidad para dar visibilidad a dichas desigualdades.

La respuesta al sida demuestra que solo con un enfoque basado en los derechos humanos y centrado en valorar a cada persona individualmente, las sociedades podrán vencer la amenaza existencial que suponen las pandemias. La atención sanitaria universal no es un regalo de quienes tienen medios a quienes no los tienen, es una derecho que todos tenemos y una inversión compartida en nuestra seguridad y bienestar.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Los grupos de las comunidades reparten medicamentos en la aislada República Centroafricana

21 de noviembre de 2019

Zemio es una ciudad apartada del mundo. En esta remota área suroriental de la República Centroafricana son pocos los convoyes que logran pasar y resulta complejo hacer llegar suministros. Apenas hay infraestructuras y los controles ilegales en manos de hombres armados copan las carreteras.

Debido al conflicto, hay más de 40 000 personas desplazadas en la zona y al menos 30 000 se han visto obligadas a huir a las regiones vecinas de Sudán del Sur y la República Democrática del Congo.

Según el Gobierno, la región de Haut-Mbomou, donde se ubica Zemio, concentra la mayor prevalencia del VIH de la República Centroafricana: un 12 % (más del triple que el resto del país). 

Sin embargo, los grupos de terapia antirretrovírica de la comunidad, creados en 2016 por Médicos Sin Fronteras, están ayudando a las personas que viven con el VIH a apoyarse y ayudarse las unas a las otras.

En Zemio, los grupos de terapia antirretrovírica de la comunidad son un halo de esperanza en medio de un conflicto olvidado.

ONUSIDA sigue apoyando la respuesta al brote de VIH en Pakistán

18 de junio de 2019

ONUSIDA sigue apoyando a Pakistán en su respuesta al brote de VIH en Larkana, durante el cual más de 800 personas han sido diagnosticadas recientemente con el virus. Más del 80 % de los nuevos casos se han registrado en niños y niñas menores de 15 años, principalmente en niños y niñas menores de 5 años.  A fecha de 17 de junio, 396 personas habían sido remitidas a tratamiento.

En una rueda de prensa celebrada el 14 de junio, las autoridades expusieron los resultados de una investigación preliminar acerca del brote. Se llegó a la conclusión de que las prácticas deficientes de control de la infección, tales como la falta de esterilización y la reutilización de jeringas y goteros intravenosos, son los factores más importantes que explican el aumento de nuevas infecciones.

«Queda muchísimo trabajo por delante para mejorar el control de la infección y apoyar a los niños afectados y a sus familias», declaró el director regional de ONUSIDA, Eamonn Murphy, durante la rueda de prensa celebrada en Karachi (Pakistán). «ONUSIDA seguirá contribuyendo y coordinándose con las diferentes agencias de las Naciones Unidas y con otros socios para garantizar que el apoyo necesario se preste de manera efectiva y eficaz», añadió Murphy.

Además de mejorar los procedimientos de control de la infección, las investigaciones preliminares revelaron que la educación de la comunidad es un factor decisivo para la concienciación acerca de la prevención del VIH y para hacer frente al estigma y la discriminación. Las conclusiones de una breve valoración sobre los conocimientos relacionados con el VIH presentadas en la rueda de prensa indicaron que la información sobre el VIH es muy limitada entre las comunidades afectadas.  Muchos padres y cuidadores obtuvieron información acerca del VIH por primera vez el día en el que diagnosticaron a sus hijos o a través de los medios de comunicación informando sobre el incremento de los casos. La falta de información adecuada provocó pánico y algunas familias de niños diagnosticados con VIH han sido rechazadas y marginadas.

En este contexto, ONUSIDA, en asociación con UNICEF, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Organización Mundial de la Salud y el Instituto de Investigación y Formación del JSI, ha estado prestando su apoyo a los socios nacionales para elaborar un plan de respuesta comunitaria destinado a promover la educación sanitaria y reducir el estigma y la discriminación. El Programa de Control del SIDA de Sindh, junto con ONUSIDA y UNICEF, ha comenzado a formar a los profesionales sanitarios para la gestión de casos pediátricos y se han organizado sesiones de educación sanitaria con la participación de organizaciones dirigidas por la comunidad y líderes religiosos. También se están llevando a cabo sesiones de formación para los medios de comunicación locales sobre la información responsable sobre el VIH.

ONUSIDA está trabajando estrechamente con el gobierno federal y regional con el fin de facilitar apoyo técnico in situ para ayudar con la respuesta al brote de VIH y reducir el impacto de la crisis. El ministro de Sanidad de Sindh ha aumentado sus esfuerzos para prevenir prácticas sanitarias no autorizadas e informales y, como resultado, se han cerrado 900 clínicas y bancos de sangre no autorizados.

Las investigaciones preliminares han estado dirigidas por la Organización Mundial de la Salud en asociación con organizaciones como el Programa de Control del SIDA de Sindh, la Universidad Aga Khan, el Programa de Formación en Epidemiología de Campo y Laboratorio, la Universidad de Medicina Dow de Karachi, la Sociedad de Microbiología de Enfermedades Infecciosas y diferentes organismos de las Naciones Unidas, incluidos ONUSIDA, UNICEF y el UNFPA.

Con 20 000 nuevas infecciones por el VIH en 2017, Pakistán cuenta con la segunda epidemia de SIDA de más rápido crecimiento de la región de Asia y el Pacífico, y el virus afecta de forma desproporcionada a los más vulnerables y marginados, especialmente a los grupos de población clave. ONUSIDA continúa trabajando con el Gobierno y otros socios en Pakistán para reforzar la respuesta en el país.

Los gastos corrientes dificultan el acceso a los servicios para el VIH

06 de mayo de 2019

Las cuotas de usuarios y los gastos corrientes, que se definen como pagos directos realizados por las personas a los proveedores de atención sanitaria en el momento de uso de dicho servicio, constituyen un gran obstáculo, por un lado, para realizarse las pruebas para el VIH y, por el otro, para que las personas que viven con el VIH sean tratadas y se adhieran al tratamiento y atención.

Aunque los medicamentos antirretrovíricos son gratuitos, las tasas por las pruebas de diagnóstico, las consultas y los medicamentos para infecciones oportunistas tienen un gran impacto en las personas con menores ingresos. Se ha demostrado que las tasas de usuario también reducen el acceso a los servicios sanitarios, especialmente entre los grupos más vulnerables de la sociedad. Los gastos corrientes constituyen una proporción sustancial del total del gasto sanitario en todas las regiones, y, en algunos de los países de renta media y baja, se estima que alcanzan más del 60 % del total del gasto sanitario.

Según el Banco Mundial, para unas 3.4 mil millones de personas a escala mundial que ganan 5.50 dólares estadounidenses al día o menos, una factura médica les supone hundirse en la pobreza.

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AIDSinfo

África - Conseguir asistencia sanitaria sin comprometer la calidad

08 de marzo de 2019

El entusiasmo por la Asistencia Sanitaria Universal (ASU) en África está creciendo y muchos países africanos ya la han integrado en sus medidas de sanidad nacional. Sin embargo, con 11 millones de africanos relegados cada año a la pobreza extrema debido a los gastos en sanidad, ¿cómo puede lograr África una ASU que ofrezca un paquete de atención sanitaria de calidad para las personas de África?

 

Esto ha suscitado un debate en la capital de Ruanda (Kigali) durante uno de los mayores congresos sobre salud de África que ha tenido lugar esta semana: laConferencia Sanitaria Internacional de 2019.  Durante el evento, copatrocinado por el Ministerio de Sanidad de Ruanda y la Fundación Internacional Africana de Medicina e Investigaciones (AMREF Salud África), 1500 líderes mundiales de la sanidad compartieron nuevas ideas y soluciones nacionales para los apremiantes retos a los que se enfrenta el continente en esta materia.

 

Los participantes debatieron sobre la necesidad de los países de adoptar los principios de la ASU y hacer todo lo que esté en su mano para que funcione. Señalaron que un buen sistema de sanidad permite a los niños aprender y a los adultos contribuir a la sociedad y a la economía. Además, recalcaron que la sanidad puede ayudar a las personas a salir de la pobreza y ofrece una base para la seguridad económica a largo plazo, lo que supone una cuestión esencial para el futuro del continente.

El presidente del país anfitrión, Paul Kagame, recibió el premio de excelencia en reconocimiento por su liderazgo político relacionado con la ASU. Agradeció a AMREF mediante un tweet: «Debemos este progreso a socios como vosotros que han unido sus fuerzas con las nuestras en esta trayectoria para proveer una vida digna y saludable a todos los ruandeses». El Ministro de Sanidad de Etiopía recibió también un premio por su trabajo a la hora de fomentar la atención primaria.

Asegurar que todas las personas tienen acceso a los servicios sanitarios básicos supone un reto, y la clave para el éxito de la ASU será asegurar que la calidad de los servicios es lo suficientemente buena como para mejorar la salud de las personas que acceden a ella.

 

«Necesitamos llevar un seguimiento del  impacto de la ASU», afirmó Michel Sidibé, mientras co-moderaba una reunión ministerial de alto nivel. «La asistencia sanitaria por sí sola no es suficiente, necesitamos  proporcionar unos servicios de calidad, asequibles y accesibles para todos. La medida definitiva para el éxito de la ASU radica en que aquellos que son más pobres y se encuentran más marginados, junto con la población que está en una situación social vulnerable, puedan beneficiarse».

 

Durante la conferencia, Sidibé participó en una reunión con los jóvenes. Se dirigió a ellos para hablarles sobre su compromiso significativo en el proceso de implantar la ASU y afirmó que necesitan «reivindicar su propio espacio». Sidibé también conversó con los grupos de la sociedad civil sobre el destacado progreso realizado para alcanzar los objetivos de tratamiento 90-90-90 de ONUSIDA en África y sobre la necesidad vital de su compromiso continuo con el VIH dentro de la ASU.

 

La primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Asistencia Sanitaria Universal tendrá lugar el 23 de septiembre de 2019 durante la Asamblea General de las Naciones Unidas que tendrá como tema «Asistencia Sanitaria Universal: Avanzando Juntos para Construir un Mundo más Saludable».

Se ha abordado el tema del acceso a medicamentos de calidad y la violencia de género en Etiopía

22 de noviembre de 2018

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, ha hablado sobre la necesidad de implementar el Plan de fabricación de productos farmacéuticos de la Unión Africana con el objetivo de resaltar la necesidad de tener un acceso sostenible y asequible a medicamentos de calidad. En la ceremonia de apertura de la semana de la industrialización de África de 2018 en Addis Ababa, Etiopía, hizo un llamamiento por una estrecha cooperación con las comunidades económicas regionales para poder crear un centro de cooperación por la producción y dirigir la regulación farmacéutica de África.

Durante las reuniones que el Sr. Sidibé tuvo con Smail Chergui, el comisionado de la unión africana por la paz y la seguridad, y la enviada especial de la unión africana sobre las mujeres, la paz y la seguridad, Bineta Diop, se discutieron los compromisos sobre violencia de género y los derechos de las mujeres en un evento que se llevó a cabo al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre titulado eliminación de la violencia sexual y de género y protección de la salud y los derechos de las mujeres y los niños en entornos humanitarios.

Durante las reuniones, se debatió sobre cómo aumentar los esfuerzos en favor de la respuesta al sida en contextos conflictivos y humanitarios y acerca de la necesidad de concienciar sobre las pruebas del VIH y en la violencia sexual y de género. El Sr. Sidibé y el Sr. Chergui acordaron llevar a cabo una misión conjunta de alto nivel en Sudán del Sur para hacer hincapié en las necesidades de las personas que corren un mayor riesgo de infección por el VIH en el país a causa de violencia de género y de conflictos prolongados.

Además, durante su visita a Etiopía, que tuvo lugar el 17 de noviembre, el Sr. Sidibé se vio con el Primer Ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, quién dijo, “estoy comprometido a cambiar la historia de África y de Etiopía a través de continuas reformas y acordando intensificar esfuerzos en el desarrollo de la salud de las personas en Etiopía”.

“Gracias por luchar contra el sida en Etiopía y en todo el continente”, dijo el Sr. Sidibé.

El programa del Presidente de Etiopía sobre paz, género y la rehabilitación de los niños de la calle fue el tema de conversación en una reunión entre el Presidente, Sahle-Work Zewde, y el Sr. Sidibé.

Durante un debate entre el Sr. Sidibé y el Ministro de Sanidad de Etiopía, Amir Aman, se desarrolló un proyecto colaborativo que se centrará en el refuerzo de la movilización de recursos, la mejora y el mantenimiento de las respuestas en todos los sectores, lo que compromete a los jóvenes y mejora los programas de VIH siguiendo un enfoque geográfico y de población.

Las organizaciones sanitarias mundiales se comprometen a adoptar nuevas formas de colaborar para lograr un mayor impacto

16 de octubre de 2018

BERLIN, ALEMANIA, 16 de octubre de 2018—Once jefes de las principales organizaciones sanitarias y desarrollo del mundo han suscrito hoy un compromiso histórico para encontrar nuevas formas de colaborar con el fin de acelerar los progresos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Coordinada por la Organización Mundial de la Salud, la iniciativa aglutina la labor de 11 organizaciones, a las que se sumarán otras en la próxima fase.

El compromiso responde a una petición de la Canciller Angela Merkel de Alemania, el Presidente Nana Addo Dankwa Akufo-Addo de Ghana y la Primera Ministra Erna Solberg de Noruega, con el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, de que se elabore un plan de acción mundial para definir la forma en que los actores mundiales pueden colaborar mejor para acelerar el avance hacia el logro de las metas relacionadas con la salud contenidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

«La salud de las personas es esencial para el desarrollo sostenible y para acabar con la pobreza, promover sociedades pacíficas e inclusivas y proteger el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de los grandes avances realizados en la lucha contra muchas de las principales causas de muerte y enfermedad, debemos redoblar nuestros esfuerzos o no alcanzaremos varias de las metas relacionadas con la salud», han señalado hoy las organizaciones en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín. «El Plan de acción mundial representa un compromiso histórico con nuevas formas de colaborar con miras a acelerar los progresos hacia el logro de las metas establecidas para 2030. Estamos comprometidos a redefinir la forma en que nuestras organizaciones colaboran para brindar un apoyo más eficaz y eficiente a los países y lograr una mejor salud y bienestar para todas las personas».

El grupo ha acordado desarrollar nuevas formas de colaborar para maximizar los recursos y medir los progresos de una manera más transparente e interesante. La primera fase de la formulación del plan se organiza con arreglo a tres enfoques estratégicos: alinear, acelerar y rendir cuentas.

Alinear: Las organizaciones se han comprometido a coordinar los procesos programáticos, financieros y operacionales para aumentar la eficiencia colectiva y el impacto en una serie de prioridades compartidas, como la igualdad de género y la salud reproductiva, de la madre, el recién nacido, el niño y el adolescente.

Acelerar: Han acordado elaborar enfoques comunes y coordinar la acción en esferas de trabajo que tienen el potencial de aumentar el ritmo de los progresos en el ámbito de la salud mundial. El conjunto inicial de siete «aceleradores» incluye la participación de la comunidad y la sociedad civil, la investigación y el desarrollo, los datos y la financiación sostenible.

Rendir cuentas: Con el fin de mejorar la transparencia y la rendición de cuentas ante los países y los asociados para el desarrollo, las organizaciones sanitarias están abriendo nuevos caminos estableciendo hitos comunes para casi 50 metas relacionadas con la salud  de 14 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos hitos proporcionarán un punto de comprobación crítico y una referencia común para determinar en qué situación se encuentra el mundo en 2023 y si este está en camino de alcanzar los objetivos de 2030.

El Plan de acción mundial también mejorará la acción colectiva y movilizará fondos para hacer frente a las desigualdades de género que obstaculizan el acceso a la salud y mejorar la calidad de la atención sanitaria integral de las mujeres y las niñas, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva.

Las organizaciones que ya han suscrito el Plan de acción mundial a favor de una vida saludable y bienestar para todos son: la Alianza Gavi para las Vacunas, el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, el Servicio Mundial de Financiamiento, el ONUSIDA, el PNUD, el UNFPA, el UNICEF, el UNITAID, ONU Mujeres, el Banco Mundial y la OMS. El Programa Mundial de Alimentos se ha comprometido a unirse al plan en los próximos meses.

El plan definitivo se presentará en septiembre de 2019 en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

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