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Feature Story
Logística salvavidas en Ucrania
14 Abril 2022
14 Abril 2022 14 Abril 2022El 10 de abril, Tetyana Pryadko (nombre ficticio) recibió una llamada telefónica de su médico, el cual le comunicó que había llegado su terapia antirretroviral para tratar el VIH. Para Tetyana, que recibe tratamiento desde hace 10 años, fue una llamada importante. Su tratamiento no se había interrumpido ni una sola vez en todo ese tiempo, pero en ese momento solo le quedaban cinco días de suministro. Vive en Chernígov, que fue primera línea de la guerra, aislada de las anteriores cadenas de suministro que le proporcionaban su tratamiento contra el VIH de forma continuada.
Antes de que estallara la guerra, la terapia antirretroviral estaba ampliamente disponible en Ucrania. Larisa Getman, jefa del Departamento de Gestión y Respuesta al VIH del Centro de Salud Pública del Ministerio de Salud de Ucrania, explicó que “la mayor parte de la terapia antirretroviral era adquirida por el Estado a través de la Agencia Nacional de Adquisiciones”. 100% Life es la mayor organización de personas que viven con el VIH en Ucrania y lleva a cabo la adquisición de productos médicos a través de los proyectos del Fondo Mundial. Asimismo, gestiona ayuda humanitaria en el marco de los programas PEPFAR, incluidos los suministros urgentes de medicamentos antirretrovirales.
Valeria Rachinskaya, directora de Derechos Humanos, Género y Desarrollo Comunitario de 100% Life, que a su vez lleva muchos años recibiendo terapia antirretroviral, explicó que la pandemia de COVID-19 había mejorado la adherencia al tratamiento. El motivo es que se ha vuelto habitual tener en casa un suministro de medicamentos para varios meses, pues se enviaba por correo a quienes no podían acceder a una clínica. El asesoramiento a distancia y el uso generalizado de aplicaciones móviles también se han convertido en algo rutinario.
“La población no carecía de medicamentos cuando empezó la guerra. Las personas que vivían en las ciudades más bombardeadas fueron las que peor lo pasaron, ya que no solo se destruyeron las instalaciones médicas, sino que también se interrumpieron las cadenas logísticas”, dijo.
“Antes de la guerra, todo el proceso de adquisición y entrega en Ucrania era bastante fácil”, explicó Evgenia Rudenka, jefa del Departamento de Adquisiciones de 100% Life. “La carga se entregaba en el aeropuerto, la despachábamos en nuestro almacén y la transportábamos. Pero estalló la guerra y hubo que buscar urgentemente la manera de hacer llegar esos medicamentos al país y, sobre todo, a los pacientes. De hecho, desarrollamos estos mecanismos, junto con nuestros socios, en los primeros días del conflicto”.
A petición del Centro de Salud Pública de Ucrania y con el apoyo de USAID y los CDC, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) se comprometió a prestar asistencia en el abastecimiento urgente de terapia antirretroviral. Chemonics, una agencia de adquisiciones del PEPFAR, buscó existencias sobrantes en todo el mundo y logró conseguir suministros vitales.
Gracias al apoyo de la Unión Europea, que desarrolló de inmediato los regímenes especiales de tránsito de la ayuda humanitaria para Ucrania, se han empezado a realizar entregas a través de países vecinos, principalmente Polonia y Rumanía. “Con la ayuda del servicio ferroviario, hemos organizado la recogida de la carga en una estación alejada del punto principal de entrega de la mayor parte de la ayuda humanitaria que llega a Ucrania. Esto se hizo con el fin de realizar una distribución inmediata a las regiones. (Debido a que un gran número de suministros humanitarios procedentes de diferentes países pasa por la Agencia Estatal de Reservas Estratégicas de Polonia, es bastante difícil sacar las mercancías de allí con rapidez). Así que hemos contratado a una empresa de logística que puede entregar las mercancías a través del régimen de tránsito humanitario a un almacén en Leópolis. Desde allí podemos proceder directamente a su reparto,” dijo la Sra. Rudenka.
La parte más difícil e importante del proceso es la entrega a toda Ucrania, incluidas las zonas de primera línea.
Según Evgenia, muchas empresas de logística han dejado de operar durante la guerra, y las que quedan han duplicado o triplicado el coste de sus servicios.
Las organizaciones comerciales no están dispuestas a ir a ciudades como Járkov, Jersón o Mikolaiv. Sin embargo, hay conductores voluntarios, que trabajan de forma coordinada con las autoridades locales, que se desplazan hasta allí para evacuar a gente y entregar medicamentos y otros bienes.
“Donde hay enfrentamientos armados, los conductores voluntarios descargan, por ejemplo, en la sede de la administración regional. Luego nosotros nos comunicamos con las instituciones médicas a las que van destinados los suministros, les decimos dónde recoger la mercancía”, explicó.
Aun así, varios voluntarios han sido atacados y cuatro han muerto.
“La situación de las personas que viven con el VIH en Ucrania es desesperada. Estamos intentando entregar medicamentos, alimentos y otros tipos de asistencia urgente a las personas necesitadas, pero el trabajo es peligroso y los conductores voluntarios están arriesgando sus vidas. Si no recibimos más ayuda, no estoy seguro de cuánto tiempo más podremos continuar así, especialmente para seguir llegando a la gente en las zonas de primera línea", dijo Dmytro Sherembey, presidente del Consejo de Coordinación de 100% Life.
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Press Release
ONUSIDA advierte de que la guerra en Ucrania supone una amenaza de catástrofe humanitaria para las personas afectadas por y que viven con el VIH
13 Abril 2022 13 Abril 2022Se pide de manera urgente un aumento del apoyo internacional para respaldar el heroico trabajo de las redes lideradas por la comunidad, que intentan proporcionar tratamiento contra el VIH capaz de salvar vidas a la población
GINEBRA, 13 de abril de 2022— La guerra en Ucrania ha provocado la destrucción y alteración de los servicios sanitarios y de las cadenas logísticas de suministro de las que depende la supervivencia de cientos de personas afectadas por y que viven con el VIH. Más de un cuarto de millón de ucranianos viven con el VIH, y la falta de acceso a terapia antirretroviral y servicios de prevención traería consigo una ola de muertes y el riesgo de un resurgimiento de la pandemia de sida en Ucrania. Las redes lideradas por la comunidad, vitales para mantener estos servicios que pueden salvar vidas, necesitan con urgencia recibir más apoyo internacional.
Más de 40 instalaciones médicas en las que antes de la guerra se ofrecía tratamiento contra el VIH, así como servicios de prevención y atención, están ahora cerradas. Hay distintos niveles de alteración de los servicios en otros emplazamientos. El 11 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) verificó más de 100 ataques contra instalaciones sanitarias en Ucrania, además del caos en el que se encuentran inmersas las rutas de suministro dentro del país. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informa de que los ataques contra la infraestructura hídrica y los cortes de electricidad han dejado a 1,4 millones de personas sin acceso al agua, mientras que otros 4,6 millones tienen acceso limitado. Mientras tanto, el Banco Mundial prevé que la economía de Ucrania se contraiga en un 45 % este año, lo que es una amenaza inminente para el mantenimiento de programas sanitarios y sociales esenciales.
La semana pasada se entregaron en Leópolis más de 18 millones de dosis de medicamento antirretrovírico que puede salvar vidas, obtenidas por el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR). Estas se distribuyen esta semana en colaboración con el Centro de Salid Pública del Ministerio de Salud de Ucrania y 100% Life, la organización de personas que viven con el VIH más grande de Ucrania. Si se consigue entregárselas a aquellos que las necesitan, las medicinas serían suficiente para tratar a todas las personas que viven con el VIH y reciben tratamiento de primera línea durante 6 meses. Este primer tramo es parte del compromiso de PEPFAR para financiar 12 meses de tratamiento contra el VIH en Ucrania. ONUSIDA calcula que aproximadamente 260 000 personas vivían con el VIH en Ucrania antes del comienzo de la guerra, de los cuales 152 000 tomaban medicación diaria contra el VIH.
El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (Fondo Mundial) también proporciona financiación urgente para garantizar la continuación de servicios del VIH y la tuberculosis que salvan vidas.
Lo más importante ahora es asegurarse de que estos medicamentos lleguen a las personas que lo necesitan a tiempo. Las organizaciones de la sociedad civil están haciendo esfuerzos heroicos para entregar suministros médicos esenciales y servicios del VIH a las personas afectadas por y que viven con el VIH, poblaciones vulnerables inclusive. Llegan a personas en ubicaciones que suponen un verdadero desafío, a pesar de los obstáculos que se encuentran. Pero las organizaciones, de las que dependen estas entregas y sistema de salud, necesitan más apoyo internacional para seguir operando.
“La situación de las personas que viven con el VIH en Ucrania es desesperada. Estamos intentando entregar medicinas, comida y asistencia urgente a las personas que lo necesitan, pero este trabajo es peligroso y los voluntarios están arriesgando sus vidas”, afirma Dmytro Sherembey, líder del Consejo de Coordinación de 100% Life. “Si no recibimos más ayuda, no sé durante cuánto tiempo podremos continuar, sobre todo para alcanzar a las personas en las zonas de primera línea”.
ONUSIDA hasta ahora ha liberado 200 000 dólares americanos para cubrir las necesidades humanitarias urgentes y los objetivos del programa en ciudades que albergan grandes epidemias de VIH (Chernihiv, Dnipro, Kharkiv, Kryvy Rih, Kiev, Odesa y Poltava). Ahora hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que se done a mayores 2.42 millones de dólares a las organizaciones de la sociedad civil que proporcionan servicios del VIH en Ucrania, así como para aquellas que reciban a refugiados afectados por el VIH en otros países. Esto sería parte del aumento de apoyo ahora necesario.
“Las organizaciones de la sociedad civil y comunidades de personas que viven con y son afectadas por el VIH son el cimiento de la respuesta al VIH en Ucrania”, afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Necesitan más apoyo financiero y logístico de manera urgente para poder garantizar la continuación del tratamiento contra el VIH, así como de los programa de prevención y atención. Rogamos a los donantes que ayuden a perpetuar este servicio esencial a la hora del salvar vidas y evitar un resurgimiento de la pandemia de sida en Ucrania”.
La única razón por la que se han podido mantener los servicios a pesar de la guerra es porque la innovadora respuesta al VIH en Ucrania es producto de una asociación entre la provisión pública y comunitaria. Pero las redes de la sociedad civil, de cuyo valor y creatividad dependen los servicios del VIH, necesitan más apoyo internacional para poder continuar operando al nivel requerido.
Garantizar el acceso a suministros médicos y servicios para grupos vulnerables es todo un desafío. ONUSIDA trabaja codo con codo con asociados humanitarios en Ucrania e internacionalmente para obtener soluciones urgentes y proporcionar apoyo médico y humanitario a cientos de miles de ucranianos.
La Alianza por la Salud Pública trabaja para proporcionar el apoyo urgente que se necesita durante el conflicto. Utiliza minibuses para dar respuesta a necesidades humanitarias, como la evacuación de poblaciones vulnerables y la entrega de alimento y medicina. Las comunidades en primera línea de respuesta están haciendo un esfuerzo excepcional para llegar a la población. Por ejemplo, la Alianza por la Salud Pública ha desplegado varias clínicas móviles para hacer llegar la terapia de sustitución de opiáceos a las personas que consumen drogas en zonas donde las instalaciones han tenido que cerrar. ONUSIDA también trabaja con el uno de sus copatrocinadores, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, y con el Fondo Mundial para conseguir suministros de terapia de sustitución de opiáceos.
El conflicto ha hecho que millones de personas abandonen el país, por lo que miles de mujeres ucranianas y niños que viven con VIH están en países de acogida y necesitan apoyo. Las redes de sociedad civil respaldadas por los copatrocinadores y socios de ONUSIDA ayudan a los refugiados a acceder a la terapia antirretroviral en la República de Moldova y por toda la Unión Europea.
Como parte de los esfuerzos para garantizar la continuidad del tratamiento contra el VIH, el copatrocinador de ONUSIDA, la OMS, ha participado en la negociación de un acuerdo con la farmacéutica ViiV Healthcare en virtud del cual se donarán medicinas contra el VIH a Polonia, República Checa y otros países de la Unión Europea que reciben un gran número de refugiados ucranianos.
ONUSIDA también urge a la comunidad internacional a ayudar a los centros de acogida de refugiados a fortalecer su apoyo a las personas en más riesgo. Para esto deberían mejorar sus servicios psicosociales, de tratamiento y prevención contra el VIH, y los relacionados con la violencia de género. Un copatrocinador de ONUSIDA, ONU Mujeres, afirma que las denuncias se abuso sexual y tráfico de personas en Ucrania son indicadores de una crisis de protección. ONUSIDA ha advertido del elevado riesgo para las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales.
Byanyima respalda el llamamiento de las Naciones Unidas a acabar con la guerra. “Lo que más necesitamos es paz”, asegura. “La guerra en Ucrania tiene que terminar. Ahora. La recuperación necesita que esta guerra termine. Incluso cuando esto pase vamos a necesitar mucha ayuda. Las personas que viven con el VIH en Ucrania corren un grave peligro por culpa de esta guerra. Las redes lideradas por la comunidad, que dan respuesta a los servicios del VIH y arriesgan sus vidas para salvar las de los demás, necesitan todo el apoyo posible”.
Número de atención sobre el VIH en Ucrania: 0800 500 451.
Puede encontrar más apoyo a los refugiados ucranianos que viven con el VIH en la página web de la Iniciativa de Terapia Antirretroviral para Ucranianos en el Extranjero, establecida en coordinación con el Centro de Salud Pública de Ucrania. Se está recopilando más información sobre la ubicación y las necesidades de las personas que viven con el VIH en Ucrania, y de aquellos que se han visto obligados a huir del país.
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Feature Story
La activista ucraniana Anastasiia Yeva Domani habla con ONUSIDA sobre cómo la comunidad transgénero está afrontando la guerra en Ucrania
30 Marzo 2022
30 Marzo 2022 30 Marzo 2022Anastasiia Yeva Domani es la directora de Cohort, experta en el Grupo de Trabajo de Personas Trans sobre el VIH y la Salud en Europa oriental y Asia central, y representante de la comunidad transgénero del Consejo Nacional Ucraniano sobre el VIH/sida y la Tuberculosis.
ONUSIDA se comunicó con ella para ver cómo la comunidad transgénero y ella están afrontando el ataque ruso a Ucrania.
Háblenos sobre usted y sobre la comunidad transgénero en Ucrania
Soy la directora de Cohort, una organización para las personas transgénero. Cohort se creó hace dos años, aunque soy activista desde hace más de seis. Según el Centro de Salud Pública del Ministerio de Salud de Ucrania, antes de la guerra había unas 10 000 personas trans en el país, aunque probablemente sea un número mayor, pues muchas personas transgénero deciden no comunicar su identidad de género. Muchos solo buscan ayuda en tiempos de crisis—esto es lo que ocurrió durante la pandemia de COVID-19 y es lo que está pasando ahora, durante la guerra. Hoy en día, recibimos peticiones de ayuda de personas que desconocíamos, personas que necesitan urgentemente ayuda humanitaria, financiera o médica.
Ucrania creó el entorno más favorable para las personas transgénero de los países de la antigua Unión Soviética con respecto al cambio de documentación y los aspectos legales y médicos de la transición de género. Aunque no es perfecto, nosotros y otras organizaciones hemos hecho todo lo que hemos podido por mejorarlo. Desde 2019, las personas trans han tenido representación en el Consejo Nacional Ucraniano sobre VIH/sida y Tuberculosis.
¿Cómo era la situación de las personas transgénero al comienzo de la guerra?
En 2016, se adoptó un nuevo protocolo clínico para la disforia de género en Ucrania, que facilitó en gran medida la parte médica de la transición de género. Gracias a este protocolo, al año siguiente, las personas afectadas recibieron certificados de cambio de género.
Sin embargo, muchas personas trans todavía tienen que modificar toda su documentación. Algunas no cambiaron nada, otras solo algunos documentos y muy pocas los modificaron todos, incluidos el carné de conducir, los documentos relativos a la educación y los propios de registro y reclutamiento militar. Les advertimos sobre esto y ahora hay una guerra. Muchas personas transgénero no se habían dado cuenta de que tenían que darse de baja en la oficina de registro y reclutamiento militar.
Por la ley marcial, los hombres de 18 a 60 años no pueden salir del territorio de Ucrania si no cuentan con el permiso de la oficina de registro y reclutamiento militar. Tenemos a muchas personas no binarias en cuya documentación aparece que son hombres y no pueden salir.
Con el estallido de la guerra, muchas personas transgénero se trasladaron al oeste de Ucrania. Pero si su documentación establece que es un hombre, no puede salir de Ucrania.
¿En qué situación están ahora y en qué se centra su trabajo?
Debido a la guerra, algunas ciudades están completamente vacías. Kharkiv contaba con el mayor número de activistas transgénero después de Kiev, incluidos muchos que trasladaron allí desde las regiones ocupadas de Lugansk y Donetsk en 2014. Y ahora tienen que volver a desplazarse. No nos ha llegado información sobre la muerte de ninguna persona transgénero, pero creo que se debe a que no hay conexión con algunas ciudades, como Mauripol. Muchos ni siquiera tuvieron tiempo de salir de la ciudad, y luego resultó imposible. Me temo que las estadísticas serán terribles, tardaremos un tiempo en entender qué ha ocurrido allí.
Ahora se está trabajando mucho en Odessa—tenemos allí a dos Yulias, mujeres transgénero que apoyan fuertemente a la comunidad. Se encargan de muchos temas de apoyo y financiación. En Odessa, la situación es mejor con hormonas, con medicinas. También tenemos todavía una coordinadora en Dnipro, que también es de gran ayuda.
Ahora nuestro trabajo se centra en la asistencia financiera, médica y legal para las personas trans que están en Ucrania, sin importar dónde, en el oeste del país en refugios o apartamentos, o en las ciudades que están siendo bombardeadas. Todo el mundo tiene miedo, pero hay que ser fuerte por dentro e intentar vencerlo. No creo que deba marcharse todo el mundo. Entiendo que muchas personas se sienten resentidos frente a la sociedad, frente al estado. Durante muchos años, décadas incluso, han sido víctimas. No hay nada que les ate aquí—no hay trabajo ni acceso a una vivienda.
¿Quién les aporta apoyo financiero?
Teníamos proyectos planeados para 2022, y justo el primer o el segundo día de guerra los representantes de nuestros donantes nos dijeron que podíamos utilizar el dinero no solo para los proyectos planeados, sino también para ayuda humanitaria. Esto incluía a la RFSL, la Federación Sueca para los Derechos LGBTQI+, que trató este tema de la manera más flexible posible y nos permitió no solo utilizar el dinero del proyecto sino también enviar dinero directamente a nuestros coordinadores, para que pudieran pagar las viviendas, viajes, etc. de las personas.
Inmediatamente después, GATE (Acción Global por la Igualdad Trans) nos comunicó que su financiación también podía utilizarse para ayuda humanitaria, y prometió aumentarla. La Alianza Europea de Salud Pública, a través del Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, permitió los cambios en el presupuesto y en la naturaleza de las actividades planificadas.
Ahora haremos lo que podamos en el contexto de la guerra, y la movilización de la comunidad continuará en Dnipro, Odessa, Lviv y Chernivtsi. Aparecieron nuevos socios que respondieron inmediatamente a nuestras necesidades.
Utilizo a diario la financiación de OutRight Action para las necesidades humanitarias de las personas transgénero, y también la financiación de LGBT Europe. Asimismo hay donaciones privadas, no muy cuantiosas, por supuesto, pero las hay.
¿Cómo es un día normal de su vida?
Mi día a día está repleto de comunicaciones con periodistas de medios importantes. También voy al supermercado a comprar alimentos y los distribuyo entre quienes los necesitan—tengo un formulario de Google en el que veo las peticiones de ayuda.
Administro las consultas con un psicólogo y un endocrino, que siguen trabajando en Ucrania. Recibo muchas preguntas sobre el cruce de la frontera y proporciono información sobre cómo comunicarse con la oficina de registro y reclutamiento militar y sobre qué documentos necesitan para darse de baja.
Hacemos tantas llamadas que tengo que cargar el móvil cinco veces al día. Tengo dos cuentas de Instagram, dos de Facebook, tres direcciones de correo, Signal, WhatsApp, etc. Hemos de estar en contacto constantemente. También necesito tiempo para hacer colas de dos horas en la oficina de correos—se pierde mucho tiempo, pero las personas necesitan los medicamentos que les envío. Además, tengo que dejar un hueco para estar al tanto de las noticias: necesito saber lo que ocurre en el frente, en las ciudades.
¿Qué le da fuerzas?
Hasta que mi familia y mi hijo salieron de la ciudad, no pude trabajar en paz.
Ahora estoy en Kiev. Los primeros 10 días de guerra sentí conmoción y miedo—vivíamos hora a hora. Ahora nos hemos acostumbrado al peligro y ya no tengo miedo. Decidí dejarlo en manos del destino: si tenía que ser, sería. Ya no voy al refugio: hay demasiado trabajo, demasiadas peticiones de ayuda, llamadas, consultas cada minuto.
Nací aquí, en Kiev; es mi ciudad natal. Me di cuenta de que cuando tu país va mal, tienes que quedarte. No puedo huir, mi consciencia no me lo permitiría. No puedo porque sé que mi ciudad necesita protección. No se necesita estar en el ejército para ayudar—hay defensa militar, pero también trabajo voluntario, la ayuda humanitaria da mucho trabajo.
¿Qué me mantiene con fuerza? Como este es mi país, entiendo que todo el que puede hacer algo, desde cualquier frente, está aquí. Podemos hacerlo en cualquier sitio, todo el mundo puede contribuir, hacer algo útil, y eso hace que sienta que me necesitan, un sentimiento de que todos conseguimos más si permanecemos juntos.
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«Con los miles de millones que se han gastado en esta guerra sin sentido, podríamos encontrar la cura del VIH, acabar con la pobreza y solucionar otras crisis humanitarias»
23 Marzo 2022
23 Marzo 2022 23 Marzo 2022Yana Panfilova es ucraniana y nació con VIH. Cuando tenía 16 años creó Teenergizer, una organización de la sociedad civil para apoyar a los adolescentes y jóvenes que viven con el VIH en Ucrania. Desde 2016, Teenergizer ha estado trabajando internacionalmente promoviendo los derechos de los adolescentes y los jóvenes en Ucrania y en siete ciudades de cinco países en Europa oriental y Asia central. En 2019, la organización empezó a facilitar asesoramiento inter pares y apoyo psicológico a adolescentes y ha formado a más de 120 consultores-psicólogos online para ayudar a los jóvenes de la región. En junio de 2021, participó en la apertura de la Reunión de alto nivel sobre el sida en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cuando estalló la guerra en Ucrania, ella y su familia abandonaron Kiev y se trasladaron a Berlín, Alemania. Desde allí continúa trabajando para apoyar a los jóvenes que viven con el VIH en Ucrania.
¿Por qué y cómo saliste de Kiev?
Cuando vi a personas patrullando las calles con metralletas a los pocos días del comienzo de la invasión rusa, me di cuenta de que teníamos que tomar una decisión que nos iba a cambiar la vida. Tuve que convencer a mi madre de que teníamos que irnos porque no quería marcharse. Hicimos las maletas en menos de una hora, condujimos hasta la estación de tren de Kiev, dejamos allí nuestro coche y nos montamos en el primer tren que encontramos. Había mucha gente, madres, niños, padres y hermanos despidiéndose de sus familias. Todo el mundo estaba aterrorizado. Estuvimos 12 horas de pie en el tren, con las maletas y nuestro gato. Cuando nos reunimos con nuestra abuela y su perro en la primera parada, viajamos juntas desde Ucrania, cruzamos la frontera a Polonia y seguimos hasta Berlín. El viaje duró siete días. Fue el viaje más arduo y difícil de mi vida —no quería irme de mi hermosa Kiev sin saber dónde acabaríamos. Ahora estamos aquí en Berlín como refugiadas, sanas y salvas, pero aún no asimilo todo lo que hemos pasado y estoy muy preocupada por todo lo que está pasando el pueblo ucraniano. Pero al menos estamos a salvo y juntas —mi madre, mi abuela y su perro y mi gato y yo. He tenido suerte de haber traído suficiente tratamiento antirretroviral para unos dos meses.
¿Estás asentada en Berlín?
Sigo en un limbo, como millones de mujeres y niños ucranianos que han hecho este viaje. Pero todas las personas que hemos conocido han sido muy amables y acogedoras. Ahora estamos aclarando algunos aspectos legales sobre cómo residir en Berlín durante las próximas semanas y cómo podemos acceder a los servicios sociales y médicos locales. Tampoco sabemos todavía cómo podemos alquilar un apartamento. Hemos pedido cita online en el Ayuntamiento de Berlín para aclarar algunos detalles con ellos. Están trabajando para proporcionarme un seguro médico y así conseguir atención médica y acceso ininterrumpido al tratamiento del VIH.
También estoy en contacto con Berliner Aids-Hilfe, una de las organizaciones no gubernamentales dedicadas al VIH más antiguas de Europa; desde la guerra en la antigua Yugoslavia tienen mucha experiencia trabajando con migrantes que viven con el VIH. Han sido maravillosos, dispuestos a ayudar proporcionando acceso a terapia antirretroviral, así como a otras necesidades que los ucranianos que viven con VIH pueden tener aquí en Berlín.
Así que estás más o menos a salvo ahora. ¿Cómo les va a los otros jóvenes de Teenergizer?
La mayoría de nuestros adolescentes que viven con VIH ya han abandonado Ucrania y ahora están en Estonia, Alemania, Lituania, Polonia y otros países. Estamos en contacto con la mayoría de ellos todos los días. Algunos de nuestros activistas han elegido permanecer con sus padres en Kiev y otras ciudades que están siendo atacadas. Ahora estamos esclareciendo la información más reciente e intentando localizar a todo el mundo y comprobar si están a salvo. Pero este proceso no es ni fácil ni rápido. Todo el mundo está intentando sobrevivir y mantener el contacto en estos momentos. Nuestro personal, educadores inter pares y clientes se encuentran ahora repartidos entre distintos países, cada uno con sus propias leyes, pautas de administración del tratamiento y acceso a Internet. Los que permanecen en Kiev están conectados con nuestros asociados, que les siguen proporcionando acceso a terapia antirretroviral y asistencia humanitaria de emergencia. La mayoría de nuestros consultores-psicólogos continúan proporcionando asistencia online a aquellos que más lo necesitan.
¿Cuáles son las dificultades con las que tienes que lidiar para permanecer en Berlín?
Las personas de Berlín y todos los alemanes que hemos conocido desde que hemos llegado han sido muy amables y acogedores. Estamos muy agradecidas. Sé que las ciudades de toda Europa están esforzándose para apoyar a millones de ucranianos, pero dudo que hubiésemos podido encontrar un lugar más seguro y tolerante que Berlín.
Por supuesto, nuestras dudas más urgentes son de naturaleza legal, relacionadas con el estatus temporal aquí y, en segundo lugar, con el acceso a la atención médica y a la terapia antirretroviral. En tercer lugar, el acceso a una vivienda. Nunca pensé que buscar alojamiento pudiera ser tan importante y tan estresante. Voluntarios locales están ayudando sin cesar y millones de europeos han ofrecido sus viviendas. Pero para los cientos de miles de ucranianos que todavía están viviendo en almacenes, refugios y otros alojamientos temporales, la ausencia de un lugar al que puedas llamar hogar temporalmente es desmoralizador.
¿Qué crees que es fundamental que sigamos haciendo ahora?
Independientemente de lo que suceda con la guerra, tenemos que continuar apoyándonos entre nosotros en la familia de Teenergizer. En Ucrania, luchamos durante años para que se protegieran los derechos y la salud de los jóvenes que vivimos con el VIH. Y ahora parece que todo lo que nos ha costado tanto lograr ha desaparecido de la noche a la mañana. En plena crisis, tenemos que seguir luchando por nuestros derechos y centrarnos en las necesidades urgentes a las que se enfrentan los miembros más vulnerables de la red de Teenergizer. Tengo mucha suerte de estar viva y a salvo aquí en Alemania. Pero muchos de nuestros amigos siguen en Kiev y en otras ciudades de Ucrania, luchando por sus vidas y por nuestro país. Algunos no tienen forma de escapar y otros no quieren abandonar sus hogares ni a sus familias. Ahora más que nunca necesitan que les respaldemos y les aseguremos que continuaremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para apoyarlos cuando más lo necesiten.
En primer lugar, debemos guiarlos en esta nueva crisis y continuar con los servicios de emergencia: tratamiento contra el VIH para aquellos que lo necesiten urgentemente y servicios de prevención y pruebas. En segundo lugar, durante esta crisis, debemos continuar proporcionando a los jóvenes servicios de salud mental, especialmente asesoramiento inter pares. En nuestra región, el VIH es más un problema social que médico. Hoy en día, los jóvenes ucranianos que viven con el VIH se enfrentan a una triple crisis: de salud, de seguridad y de depresión y estrés grave provocado por la guerra. Los psicólogos lo llaman TEPT. Este trauma persistirá durante toda una generación completa de ucranianos. Los jóvenes que necesitan apoyo psicológico profesional empezarán a consumir drogas y algunos contraerán el VIH, pero estarán demasiado asustados o avergonzados como para pedir ayuda en la crisis actual. Lo mismo sucede con las adolescentes y las mujeres que no pueden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, o los jóvenes que no utilizan preservativo durante los actos sexuales, o los millones de mujeres ucranianas que corren el riesgo de ser explotadas al estar solas en Europa, lejos de sus familias y amigos. Actualmente, miles de adolescentes que siguen en Ucrania y que viven con el VIH tienen miedo de revelar su estado. Muchos todavía no saben ni cómo protegerse del VIH ni de la violencia de la guerra. Millones de jóvenes ucranianos tienen que lidiar solos con su ansiedad y sus miedos, y una generación al completo va a enfrentarse a trastornos de estrés postraumático. Esto requiere atención inmediata. Estoy segura de que si proporcionamos aunque sea solo servicios básicos de asesoramiento y apoyo, los jóvenes que se enfrentan a múltiples crisis tendrán más herramientas para lidiar con sus problemas en el futuro.
Pase lo que pase tenemos que presionar a los políticos para que escuchen a los jóvenes y les permitan formar parte de los procesos de toma de decisiones sobre su propia salud y su futuro. La voz de los jóvenes, especialmente de las mujeres jóvenes, debe alzarse para acabar con la guerra y reconstruir Ucrania.
¿Cómo se presenta el futuro de Teenergizer?
Ahora mismo, mi país, mi familia y yo nos enfrentamos a la mayor crisis de nuestras vidas. Así que si no estoy segura de lo que ocurrirá mañana, es muy difícil ver lo que nos depara el futuro. A lo largo de los años, hemos construido una familia de verdad: equipos de jóvenes líderes de Teenergizer en diversas ciudades de Europa oriental y Asia central —en Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Ucrania e incluso en Rusia. Pero ahora estamos divididos. Tras la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill afirmó que se levantaría un muro. Y creo que un nuevo muro se está alzando ahora.
¿Qué dirías hoy si volvieras a estar en el podio de la Asamblea General de las Naciones Unidas?
Estamos viviendo una guerra entre el viejo mundo y el nuevo mundo.
Somos jóvenes que quieren vivir en un nuevo mundo, donde no existan las guerras, donde se erradiquen las pandemias como el VIH, la tuberculosis y la COVID-19, donde la pobreza y el cambio climático sean algo del pasado. En este nuevo mundo, todas las personas, independientemente de quiénes sean o a quién amen, del idioma que hablen o el pasaporte que tengan, pueden disfrutar de la libertad, vivir su vida con dignidad, viajar y desplazarse en un mundo en paz con países que abran sus fronteras. Hemos aprendido lo importante y valioso que esto es en los últimos años cuando los ucranianos podían viajar. Hemos visto cómo las personas pacíficas vivían en otros lugares del mundo y nos ha hecho valorar la belleza y la libertad que tenemos en Ucrania. Hoy más que nunca, solo entendemos lo que queremos reconstruir en nuestro país cuando lo comparamos con los valores de otros países.
Y es el viejo mundo el que está financiando y manteniendo esta guerra. Esto es un camino a ninguna parte.
Con los miles de millones que se han gastado en esta guerra sin sentido, podríamos encontrar la cura del VIH, acabar con la pobreza y solucionar otras crisis humanitarias.
El nuevo mundo consiste en desarrollo, no en destrucción. Se trata de ser capaz de mejorarte a ti mismo y la calidad de tu vida apoyando a los demás para que hagan lo mismo.
Todo tiene un final. Y la guerra acabará en algún momento. ¿Qué harás el primer día después del fin de la guerra?
Empezaré a leer Guerra y paz de Leo Tolstoy.
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Trabajando juntos para ayudar a los refugiados en la República de Moldova
24 Marzo 2022
24 Marzo 2022 24 Marzo 2022Al comienzo de la invasión de Ucrania, el gobierno de la vecina República de Moldova estimó que podría haber unas 300 000 personas huyendo hacia el país desde Ucrania. Ese estimado ha aumentado a 1 millón de refugiados —una gran suma para un país que tiene una población de sólo 2,6 millones y es uno de los más pobres en Europa.
Poco después del inicio de la guerra, una serie de organizaciones humanitarias, los organismos de las Naciones Unidas y miembros de la sociedad civil, coordinados por el gobierno, formaron grupos de coordinación de la respuesta y empezaron a atender las necesidades más urgentes de las personas que huyen de la guerra, como el alojamiento, la alimentación, la salud, la protección social, la prevención de la violencia de género y el apoyo a la salud mental.
“Primero, debemos centrarnos en las necesidades básicas. Queda mucho por hacer en cuanto a la coordinación con las numerosas organizaciones humanitarias que se unen a la respuesta. Como también es la primera vez que los moldavos se enfrentan a una crisis de esta magnitud, estamos aprendiendo mediante la práctica y la experiencia”, comentó Iurie Climasevschi, coordinadora nacional del sida en el Hospital de Dermatología y Enfermedades Transmisibles de la República de Moldova.
Svetlana Plamadeala, directora regional de ONUSIDA para la República de Moldavia, visitó varios centros para desplazados cerca de la frontera entre Ucrania y la República de Moldova. “Las personas son bien recibidas allí, el gobierno garantiza el alojamiento y la comida e intenta que los niños asistan a la escuela y a la guardería, ya que cerca del 75 % de los refugiados son mujeres y niños— hay alrededor de 40 000 menores de 18 años en los centros”, indica.
Según la Sra. Plamadeala, casi la mitad de los refugiados son acogidos por las familias en sus hogares. “Vemos una extraordinaria movilización de la gente corriente, quienes están brindando un apoyo notable a las personas que huyen de la guerra", afirmó.
La política del gobierno es que los refugiados ucranianos reciban los mismos servicios que los moldavos, entre ellos los relacionados con el VIH. “Si alguno de los refugiados solicita terapia antirretroviral, se la proporcionamos. No rechazaremos a nadie si podemos ayudarlos”, garantizó el Sr. Climasevschi.
“ONUSIDA formó parte del proceso de planificación desde el principio de la crisis para garantizar que los refugiados tuvieran acceso a todos los servicios relacionados al VIH que tienen los moldavos, entre ellos la terapia antirretroviral, la terapia de sustitución de opiáceos y las pruebas del VIH y la tuberculosis”, señaló la Sra. Plamadeala. “El estigma y la discriminación hacia las personas que viven con el VIH sigue siendo alta. Quizás no todas las personas que viven con el VIH han podido acceder a los servicios, por lo que estamos colaborando con nuestros miembros de la sociedad civil para proporcionar información de manera proactiva a las personas, de forma que sepan a dónde acudir para recibir apoyo”.
Ruslan Poverga, de la organización no gubernamental Initiativa Pozitiva, dijo que la organización ya está identificando a los refugiados que necesitan terapia antirretroviral y los está refiriendo hacia el apoyo. “Hemos comenzado a informar de manera proactiva a las personas, y, de ser necesario, proporcionando un paquete integrado de servicios de prevención del VIH, entre ellos pruebas de detección del VIH, la tuberculosis y la hepatitis, y la provisión de reducción de daños y preservativos. En un futuro cercano comprenderemos mejor la necesidad de dichos servicios.”
La delegación nacional de ONUSIDA para la República de Moldova ha reasignado fondos para las necesidades urgentes de la respuesta humanitaria. Esto aumentará la capacidad del programa nacional sobre el sida para proporcionar terapia antirretroviral a un mayor número de refugiados que viven con el VIH. La pruebas de carga viral están disponibles para comprobar la carga vírica si un cambio de tratamiento es necesario.
"La situación está evolucionando. Vigilamos la situación con mucha atención para entender cuándo y cómo buscar más apoyo. El Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria está dispuesto a hacer reasignaciones si son necesarias, y la República de Moldavia puede acceder a recursos del fondo de emergencia del Fondo Mundial. En el caso de que el programa nacional sobre el sida no pueda cubrir las necesidades, buscaremos más apoyo del Fondo Mundial, ONUSIDA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización Mundial de la Salud”, añadió la Sra. Plamadeala.




Feature Story
Una funcionaria de ONUSIDA habla sobre la invasión de Ucrania
18 Marzo 2022
18 Marzo 2022 18 Marzo 2022El pasado 24 de febrero, a Olena Sherstyuck, responsable de la difusión mundial de ONUSIDA en Ucrania, no le quedó otra alternativa que huir de Kiev. Pudimos hablar con ella desde su nueva ubicación en Ucrania occidental.
El 24 de febrero, ¿cuáles fueron sus primeras impresiones?
Bueno, mi día empezó muy temprano. Mi hijo me envió un mensaje a las 5 de la mañana que decía “Parece que la guerra ha comenzado”. Cuando salí al balcón, escuché unos fuertes ruidos que sonaban como bombas.
¿Fue entonces cuando decidió irse de Kiev?
Al principio, me senté en el coche con mis gatos y, después de hablar con el director nacional y el resto del personal, decidí irme fuera de la ciudad, a mi casa del campo, que tiene un jardín, donde me reuní con mi hijo y su mujer.
¿Aquel lugar era suficientemente seguro?
Cuando llegué allí, me di cuenta de que era peor que la ciudad. Resulta que mi casa está cerca del aeropuerto de Hostómel, por lo que es un blanco para los misiles. Casi no dormimos. El cielo estaba rojo, y lo que me encanta de la casa son los ventanales, pero aquella vista no era nada agradable; las ventanas no dejaban de temblar.
¿Y qué hizo después?
El 25 de febrero, a medianoche, decidimos salir hacia Ucrania occidental. Había trabajado en la región 5 años con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y había vuelto alguna vez, así que aquella región montañosa me pareció una buena opción.
Supuso conducir 28 horas porque fuimos zigzagueando para evitar los enfrentamientos y encontrar alternativas a las carreteras cerradas o los puentes bombardeados. Teníamos que cambiar de ruta constantemente; fue todo un reto.
Le pedí ayuda a unos amigos de la zona para encontrar un sitio donde quedarnos y al final estamos en una casa de madera con cinco habitaciones y una cocina compartida.
¿Seguía en contacto con su equipo y su supervisor?
En Ucrania somos una delegación de ONUSIDA pequeña y, debido a la COVID-19, teníamos muchas maneras de seguir en contacto, por WhatsApp, Viber, etc. Hablamos cada mañana, lo cual me ha ayudado mucho a seguir conectada. También se han puesto en contacto conmigo compañeros de la región y del centro mundial, lo que me ayuda a sentir que todo es normal.
¿Normal? ¿De veras?
No puedo dormir ni comer, pero el trabajo, las reuniones y la coordinación de esfuerzos me ayudan a seguir con los pies en la tierra. Es lo que me hace seguir adelante.
Sin embargo, me he vuelto adicta a las noticias. Me es imposible dejar de verlas y de leer sobre lo que está ocurriendo. No dejo de pensar en mi apartamento en la ciudad y mi jardín, y en cuándo podremos volver todos a Kiev.
No me arrepiento de haberme ido. No soy una luchadora ni estoy en el ejército, así que ¿por qué estorbar a los que sí luchan? La primera semana estuve en shock y pensaba que acabaría pronto, pero ya llevamos tres semanas.
Supongo que se llevó su pasaporte y su teléfono, pero, ¿y ropa y comida?
Me llevé la documentación más importante, mi pasaporte y mi ordenador de trabajo, pero solo tenía ropa de jardinería de mi casa, así que llevo puesta una chaqueta multiusos de hombre desde entonces. Digamos que parezco un poco desaliñada, ¡pero no soy la única! (Risas).
En cuanto a la comida, hay mercados pequeños y, de momento, no hemos sufrido escasez de ningún tipo. Intentamos mantenernos ocupados ayudando a las mujeres de aquí a hacer pan, y hay otras actividades colectivas organizadas por la localidad.
(Interrupción) Charlotte, ¿oyes eso? ¿Escuchó el sonido de la alarma antiaérea? Ya ha parado.
Para los que no hemos vivido una situación así, ¿qué consejo nos daría?
Primero que todo, tener relaciones personales con la gente resulta realmente útil en situaciones como esta. No solo pude contactar con mis actuales compañeros, sino también con mis antiguos amigos del trabajo.
Y desde el primer día pude ponerme en contacto con las numerosas redes de personas que viven con el VIH y otras organizaciones no gubernamentales con las que trabajo para ver cómo les va. Esto supuso hacer y recibir muchas llamadas, pero se trata de relaciones personales y profesionales que he ido estableciendo con los años, y quería saber si todos estaban a salvo.
Debo decir que en ONUSIDA hicimos un gran trabajo compartiendo y haciendo llegar información clave sobre qué servicios están disponibles y dónde, y actualizando dicha información; servicios como la reposición de terapia antirretroviral o la terapia de sustitución de opiáceos. Antes de la guerra, yo era miembro del comité de supervisión y el comité de programación que supervisa las concesiones del Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, por lo que mis compañeros y yo estamos tratando de hacer un seguimiento de los aspectos relacionados con la programación. No es fácil y, en lo que respecta a la monitorización, muchas personas siguen refugiadas en sótanos, lo que complica las cosas.
En segundo lugar, es muy difícil planear estratégicamente. Al principio, todos toman buenas decisiones ad hoc. Nuestros asociados, otras organizaciones internacionales y básicamente todo el mundo se esforzaba por ayudar, pero, desafortunadamente, faltó coordinación. Un día se me pedía buscar colchones, otro día alguien necesitaba gas; ahora todo parece más organizado.
Aprendí que lleva tiempo comprender cómo actuar y reaccionar y que es importante encontrar tu nicho. No intentes abarcar demasiado.
Buen consejo. En resumen, asignar roles y/o aprovechar los puntos fuertes de cada organización para trabajar mejor en conjunto, ¿no?
Exacto. Otra cosa que ha sido de ayuda es recibir el aporte del centro mundial. Yo trabajo el 90% del tiempo con homólogos regionales y, debido a todo el ajetreo y la situación tan cambiante, ha sido de gran utilidad tener a la sede central informando sobre el panorama general.
¿En qué manera?
Es alentador saber que países como Polonia y la República de Moldova, así como la gente se han comprometido a ayudar a Ucrania. Ahora sé lo que están haciendo nuestros compañeros de la región en relación con las existencias de terapia antirretroviral y el uso de la ayuda internacional. En Ucrania, adoptamos estándares más europeos, así que, por ejemplo, nuestras disposiciones sobre medicamentos y propiedad intelectual se acercan más a los estándares europeos y no se parecen a las de otros antiguos Estados satélite soviéticos. Nuestras legislaciones contienen capítulos sobre los grupos clave de población y prohíben la discriminación, y el Gobierno ucraniano financió servicios básicos de prevención del VIH para cientos de miles de personas de estos grupos clave. También promovimos los servicios de reducción de daños, pues el VIH en Ucrania afecta mayormente a las personas que se inyectan drogas, y hay miles de personas en terapia de sustitución de opiáceos y profilaxis pre-exposición. Los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales también han sido un componente integral de la estrategia por los derechos humanos del país. Difícilmente puedo imaginar tales avances en muchos países de Europa oriental.
¿Algún último comentario?
Es muy importante para mí sentir que tengo contacto humano, así que poneos en contacto conmigo. Y debo decir que me ha impresionado la unidad de las personas; siento a Ucrania más unida. Esa es mi nota de optimismo en todo esto; ha habido un apoyo fantástico entre la gente. ¡Gloria a Ucrania!
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20 de febrero de 2025




Feature Story
Mantener disponible la paliación de daños en Ucrania
09 Marzo 2022
09 Marzo 2022 09 Marzo 2022Diez días después del inicio de la invasión rusa en Ucrania, ONUSIDA habló con Oleksii Kvytkovskyi, el director del Centro de Recursos de Volna Donbás de la Asociación Ucraniana de Personas con Drogadicción, una organización no gubernamental que trabaja con personas que se inyectan drogas en Ucrania.
¿Cómo se encuentra, Oleksii?
Estoy cansado del miedo y de huir. He decidido que seguiré haciendo lo que llevo haciendo los últimos 14 años: defender los derechos de las comunidades clave, sobre todo, de las personas que se inyectan drogas y de las que están en situación de necesidad.
¿No es la primera vez que se topa con la guerra?
Hace ocho años, estaba allí cuando la Federación de Rusia atacó la parte oriental de Ucrania y, como sabe, ahora son repúblicas autoproclamadas. Tengo tres hijos y dos nacieron durante ese conflicto, uno en 2014 y el otro en 2019.
Sigo trabajando en cuatro ciudades en el óblast (región) de Lugansk, controladas por el Gobierno ucraniano, localizadas casi en la primera línea de combate: Severodonetsk, Lysychansk, Rubizhne y Kreminna.
¿Qué hace actualmente en su trabajo?
En la organización no gubernamental recibimos y repartimos terapias de sustitución de opiáceos (TSO) y alimentos y agua a los que lo necesitan. La cantidad de TSO que tenemos solo nos llega hasta final de mes. Son solo unos 28 días, y después no sé qué haremos.
También es difícil acceder a terapia antirretroviral en algunas ciudades. Básicamente, vemos a quién le falta qué y si hay riesgos de interrupción.
¿Se han ido muchas personas de su zona?
Muy pocas personas pueden marcharse porque no tienen suficiente dinero para hacerlo. Hasta ahora, la prioridad ha sido evacuar a mujeres, a niños pequeños y a personas mayores.
Nuestra organización no gubernamental se dirigió a las organizaciones internacionales y hemos recibido asistencia de la Red de Reducción de Daños de Eurasia, la Red de Personas que Consumen Drogas de Eurasia y Volna, y eso nos ha ayudado mucho para proporcionar asistencia con carácter urgente.
¿Y usted?
Supliqué a mi mujer que se fuera con los niños a Lviv. Incluso encontré un lugar en el que podrían haber vivido, pero ella dijo que no me abandonaría, así que se han quedado aquí.
Pero tengo miedo. Estoy nervioso por mis hijos y mi querida esposa.
¿Qué le hace seguir adelante?
Voy a trabajar todos los días. Las personas me preguntan si temo perder la vida. Mi respuesta es la siguiente: «cuando se resuelven los problemas de alguien, uno se olvida del miedo y de la guerra sin ser consciente. Entonces, resolver el problema de una persona de la comunidad se convierte en un objetivo clave, así que uno se prepara para ayudar como sea».
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Opinion
No podemos permitir que la guerra en Ucrania paralice el tratamiento del VIH, la TB y la COVID-19 en Europa del Este
09 Marzo 2022
09 Marzo 2022 09 Marzo 2022Por Michel Kazatchkine — Este artículo se publicó originalmente en The Telegraph
No es ninguna sorpresa que la Organización Mundial de la Salud (OMS) esté pidiendo que oxígeno y suministros médicos esenciales lleguen de forma segura a quienes los necesitan en Ucrania, a la vez que está tratando de garantizar el buen tránsito de los envíos que pasan por Polonia. Pero esta petición tampoco es una novedad. Esto ya había ocurrido antes.
La anexión de Crimea por parte de Rusia y el conflicto en los óblast de Donetsk y Lugansk del este de Ucrania en 2014 pusieron en peligro el suministro de medicamentos para el VIH y la tuberculosis. A pesar de los enfrentamientos vividos durante los últimos ocho años, gracias a los precarios esfuerzos transfronterizos y a la financiación del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria fue posible evitar el desabastecimiento de los fármacos en los territorios separatistas.
Cabe suponer que, si Rusia ocupa nuevos territorios de Ucrania, los retos para garantizar el acceso de las personas con tuberculosis y VIH a esos medicamentos serán igual de importantes y de alto riesgo o incluso imposibles.
Las autoridades separatistas del Dombás y la administración rusa en Crimea también interrumpieron bruscamente la terapia con agonistas opiáceos (TAO) para los usuarios de drogas inyectables, lo cual provocó mucho sufrimiento y muertes por sobredosis y suicidio.
Las ONG que trabajaban con las comunidades afectadas en el Dombás fueron clausuradas. Décadas de lucha contra el VIH y la tuberculosis nos han enseñado lo importantes que son la sociedad civil, el liderazgo comunitario y los derechos humanos para acabar con estas enfermedades.
La Federación de Rusia se niega a aceptar la TAO como una medida de reducción de daños que disminuye el riesgo de transmisión del VIH por compartir agujas.
En cambio, Ucrania es una importante defensora de la reducción de daños y cuenta con programas de TAO e intercambio de agujas. Esto es muy importante en Europa oriental y Asia central, donde aún se registra el crecimiento más rápido de la epidemia de VIH en el mundo.
En esta región, unas 1,6 millones de personas viven con el VIH (el 70 % en Rusia) y alrededor de 146 000 contraen la infección cada año. El consumo de drogas representa aproximadamente el 50 % de las nuevas infecciones, pero las relaciones sexuales sin protección se convertirán en la principal causa en los próximos años.
Sin embargo, Ucrania ha sido uno de los países de la región con más éxito a la hora de garantizar el acceso a los medicamentos antirretrovirales: 146 500 personas en el último año.
Estos logros peligraban antes de las hostilidades, ya que las restricciones de COVID-19 provocaron el descenso de una cuarta parte del total de personas que se sometieron a las pruebas en 2020. Las próximas semanas y meses de guerra harán que esta iniciativa se derrumbe por completo.
Europa del Este también sigue siendo el epicentro mundial de la tuberculosis multirresistente. A pesar de los avances conseguidos en los últimos diez años, la prevalencia de la tuberculosis, los niveles de mortalidad y, sobre todo, la incidencia de la tuberculosis multirresistente siguen siendo elevados en Ucrania, que es el país con el segundo mayor número de casos de la región.
La tuberculosis farmacorresistente representa alrededor del 27,9 % de los nuevos pacientes con tuberculosis y el 43,6 % de los pacientes tratados previamente, y el éxito del tratamiento de la tuberculosis multirresistente es de un 50 %.
Si en 2020 la COVID-19 redujo a la mitad la detección de casos, es posible que la actual guerra la elimine por completo.
A medida que los sistemas sanitarios se colapsan y los servicios de tratamiento y prevención se ven paralizados, la mortalidad por VIH, tuberculosis, tuberculosis multirresistente y COVID-19 aumentará rápidamente en Ucrania. Cientos de miles de personas han sido desplazadas internamente y en ciudades como Leópolis se están agotando los medicamentos y los suministros médicos.
Desafortunadamente, las consecuencias de la invasión no sólo afectarán a Ucrania: más de un millón de refugiados ya han huido para salvar sus vidas. Esto tendrá consecuencias en las ciudades fronterizas y en zonas de Europa central, cuya respuesta a la tuberculosis, el VIH y, más recientemente, la COVID-19, ha sido deficiente.
Las localidades y países vecinos tendrán que anticiparse y hacer frente a una avalancha de nuevas necesidades sanitarias. Estamos en una encrucijada: la cooperación y la solidaridad internacionales con Europa del Este no han sido protagonistas en la respuesta global a la pandemia durante los dos últimos años.
La llegada de los suministros sanitarios de la OMS y la apertura de un corredor seguro para el paso de refugiados son retazos de buenas noticias dentro de esta tragedia en curso, pero necesitamos mucho más.
Hay que proteger los sistemas e instalaciones sanitarios, los cuales deben ser funcionales, seguros y accesibles para todos los que necesitan servicios médicos esenciales, así como a los trabajadores de la salud.
Michel Kazatchkine es director de curso en el Graduate Institute for International Affairs and Development en Ginebra, Suiza, y antiguo enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas y de ONUSIDA para el VIH y el sida en Europa oriental y Asia central. Anteriormente fue director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
Region/country


Feature Story
Pensar y planificar rápido es fundamental para la red del VIH en Ucrania
08 Marzo 2022
08 Marzo 2022 08 Marzo 2022Cuando los bombardeos despertaron a Valeriia Rachynska en Kiev el 24 de febrero, el primer día del conflicto, se dio la vuelta y trató de seguir durmiendo. Como nativa de Lugansk, ya había vivido el conflicto de 2014.
“Creo que mi cerebro analizó el ruido y se dio cuenta de que estaba fuera de peligro”, dijo por videoconferencia desde un pequeño pueblo del oeste de Ucrania. “Pero cuando vi a mis hijas llorando y asustadas, supe que tenía que volver a trasladarme”.
La noche siguiente, ella y sus dos hijos permanecieron en un refugio antibombas y luego dejaron su casa en la capital con su hermano y su familia.
Como directora de Derechos Humanos, Género y Desarrollo Comunitario de 100% Life, la mayor red de personas que viven con el VIH en Ucrania, subrayó que, para seguir ayudándolas, necesitaba trasladarse a un lugar más seguro.
“Es como cuando estás en un avión y te falta oxígeno”, explicó Rachynska. “Primero te pones tú la máscara y luego se la pones a los demás”.
La clave para ella y para su organización fue poder tener acceso a Internet, un servicio de telefonía móvil estable, bancos abiertos y una relativa sensación de seguridad. Estos días se sentía como si estuviera manejando una centralita.
“Respondo a todas las llamadas e intento redirigirlas a las personas adecuadas”, dijo. “Ha sido un sin parar y, como hay tantos ataques y tanta imprevisibilidad, solo puedo avanzar paso a paso”.
Agradece al responsable de 100% Life, Dmytro Sherembey, por haber hecho una planificación previa.
«Mucha gente nos dijo: “Están locos por entrar en pánico”, pero en 100% Life trasladamos nuestros servidores informáticos, documentos y todo lo que se consideraba sensible al oeste de Ucrania e incluso a Polonia y a Alemania».
Algunos de sus colegas se quedaron en Kiev diciendo que aguantarían, pero 10 días después muchos de ellos también se fueron.
“Ahora nos centramos en evacuar y ubicar a las personas que viven con el VIH y sus familias, así como en los grupos marginados, contratando autobuses para ellos”, dijo Rachynska, enfundada en una sudadera azul con capucha. “A los que no viven en Kiev, les estamos enviando dinero a través de transferencias bancarias para que compren alimentos y otros artículos de primera necesidad”.
El país cuenta con suficientes reservas de medicamentos contra el VIH hasta el mes de abril, pero con la ayuda de los socios internacionales y la coordinación de ONUSIDA, 100% Life ha planificado urgentemente la entrega de más medicamentos que salvan vidas en Polonia. El gobierno polaco ha conseguido un almacén y ha aceptado ayudar con la logística, haciendo llegar la terapia antirretroviral a las personas que viven con el VIH en Ucrania.
Ucrania sufre la segunda mayor epidemia de sida de la región. Se calcula que 250 000 personas viven con el VIH en Ucrania, y más de la mitad en terapia antirretroviral, medicación que deben tomar las personas que viven con el VIH diariamente para mantenerse sanas.
“Nuestro mayor reto ahora mismo es salvar vidas, proporcionar seguridad y hacer que la gente siga el tratamiento”, dijo. La red 100% Life ya ha rediseñado aspectos clave de su programa con el objetivo de conseguir financiación del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria para satisfacer las necesidades inmediatas.
Tras incorporarse a 100% Life en 2011, la Sra. Rachynska ha sido testigo de los avances que ha realizado Ucrania para revertir la epidemia de sida. Está especialmente orgullosa del impacto positivo que han tenido en Ucrania los programas de reducción del daño, así como la terapia de sustitución de opiáceos y el intercambio de agujas y jeringuillas, para reducir las nuevas infecciones por el VIH. El VIH en el país sigue afectando de forma desproporcionada a las personas que se inyectan drogas y la actual ofensiva militar puede dificultar las opciones de terapia de sustitución. Dijo que 100% Life estaba trabajando activamente para evitarlo.
Su otra preocupación era proteger a las trabajadoras del sexo, a las lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales y a las personas que se inyectan drogas. Basándose en la violencia y el estigma que sufrieron estos grupos durante el conflicto en el este de Ucrania, teme que las poblaciones clave sean el blanco de la violencia.
“Nuestra próxima tarea será iniciar y supervisar las violaciones de los derechos humanos”, dijo. “Esto es muy importante para mí”.
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Feature Story
Participación de la UE en la Alianza Mundial en el Día de la Cero Discriminación
03 Marzo 2022
03 Marzo 2022 03 Marzo 2022El 1 de marzo, Marc Angel, diputado del Parlamento Europeo y antiguo defensor de los objetivos 90-90-90 del tratamiento del VIH, organizó un acto parlamentario virtual con motivo del Día de la Cero Discriminación. El evento, coorganizado por la Alianza Mundial de Acciones para Eliminar Todas las Formas de Estigma y Discriminación Relacionadas con el VIH (Alianza Mundial), reunió a ponentes de alto nivel comprometidos con acabar con la discriminación en la Unión Europea (UE) y fuera de ella.
Los ponentes hablaron sobre las violaciones de derechos relacionadas con el VIH, las barreras sociales, entre ellas las leyes y políticas, y el estigma y la discriminación subyacentes que agravan la pandemia del sida. Basándose en su propio trabajo y experiencias, debatieron sobre cómo la UE y sus Estados miembros podrían impulsar el trabajo de la Alianza Mundial para acabar con las leyes, políticas y prácticas discriminatorias en la UE, así como en los países asociados.
"El estigma y la discriminación perjudican a la lucha contra el VIH/sida, pues suponen un importante obstáculo a la hora de solicitar pruebas y de acceder al tratamiento o de mantenerlo", dijo Helena Dalli, comisaria de Igualdad de la UE. "Podemos, y debemos, luchar contra el estigma y la discriminación relacionados con el VIH, hacernos oír, recopilar pruebas y difundir datos y conocimientos".
Las pruebas recogidas por las redes comunitarias y las organizaciones de la sociedad civil revelan niveles significativos de estigmatización y discriminación, así como otras violaciones de los derechos humanos que sufren las personas que viven y están afectadas por el VIH en la UE, situación que se ha visto agravada por la pandemia de COVID-19.
"En el ámbito de la UE, todavía existen desigualdades que van en aumento y que suponen un gran obstáculo para la respuesta al VIH", afirmó Ferenc Bagyinszky, Coordinador Ejecutivo de AIDS Action Europe. "La Estrategia mundial contra el sida ofrece una excelente oportunidad para que la UE y sus Estados miembros, junto con las comunidades, trabajen para acabar con estas desigualdades, especialmente en relación con los objetivos 10-10-10".
"La UE puede contribuir de forma decisiva a acabar con el estigma y la discriminación relacionados con el VIH mediante la creación de vínculos con sus diversos proyectos de derechos humanos e igualdad de género", afirmó Mandeep Dhaliwal, Directora del Grupo VIH, Salud y Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
"Si utiliza su experiencia, sus recursos y su liderazgo político para ayudar a las comunidades y a los países asociados a poner fin al estigma y a la discriminación relacionados con el VIH allí donde existan, la UE puede contribuir enormemente a encarrilar la respuesta al VIH", dijo Matthew Kavanagh, director ejecutivo adjunto, a.i., de Política, Defensa y Conocimiento de ONUSIDA.
Hasta la fecha, 29 países, ninguno de los cuales es miembro de la UE, se han unido a la Alianza Mundial.
Franz Fayot, Ministro de Cooperación para el Desarrollo y Asuntos Humanitarios de Luxemburgo, anunció el apoyo de su país a la Alianza Mundial, convirtiéndose en el primer Estado miembro de la UE en hacerlo. "Apoyamos el trabajo de la Alianza Mundial y la aplaudimos por el papel que desempeña ayudando a que los países alcancen los objetivos 10-10-10, eliminando las leyes que perjudican y creando leyes que empoderan. El enfoque estratégico y la plataforma inclusiva de la Alianza Mundial, que permiten gestionar las diversas violaciones de los derechos humanos a las que se enfrentan las personas que viven con el VIH y las poblaciones marginadas, serán fundamentales para hacer frente a las prácticas discriminatorias contraproducentes", dijo el Sr. Fayot.
"La Alianza Mundial es una oportunidad única para que la UE y sus Estados miembros pongan fin a las injusticias y desigualdades interseccionales y así conseguir una Europa y un mundo resistentes frente a las pandemias", afirmó el Sr. Angel.
Catharina Rinzema, diputada del Parlamento Europeo, destacó la importancia de hablar abiertamente sobre el VIH, a fin de corregir ideas erróneas y ayudar al público a informarse. También habló del estigma y la discriminación que sufren las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales en la UE. "Deberíamos tener una política de donación de sangre en la que no importe con quién se tienen relaciones sexuales, sino si éstas son seguras", afirmó.
Maria Walsh, diputada del Parlamento Europeo, señaló los efectos que el estigma y la discriminación tienen en la salud mental y el bienestar de las personas que viven con el VIH e instó a elaborar una estrategia de salud mental en la UE que sea inclusiva y exhaustiva. "Para acabar con el estigma y empoderar a las personas seropositivas, es esencial que hablemos de manera abierta y honesta sobre las experiencias que han vivido", dijo.
El Sr. Angel se despidió instando a los Estados miembros de la UE a unirse a la Alianza Mundial y destacó la necesidad de una actuación global y conjunta para progresar de forma significativa en la lucha por acabar con el estigma relacionado con el VIH, la discriminación, las desigualdades y el sida antes del año 2030.