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Feature Story
Mplus Tailandia: prestación de servicios contra VIH con estilo
13 Diciembre 2022
13 Diciembre 2022 13 Diciembre 2022“¡Esta no es la clínica de tu madre!”, exclamó asombrado un visitante.
Todos los productos publicitarios son elegantes y alegres, desde las pancartas hasta los folletos. Las caritas sonrientes y los torsos tonificados están por todas partes. El edificio entero es morado e incluso los archivos y las mascarillas del personal son de colores a juego. Algunos de los presentadores Facebook Live tienen el atractivo y la energía de las estrellas del K-pop. Además, el lema de esta organización es claramente optimista: “la comunidad te llena de felicidad”.
Durante casi dos décadas, la fundación Mplus de Tailandia ha perfeccionado un enfoque único de prestación de servicios relacionados con el VIH a grupos de población clave, como los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres o las mujeres transgénero.
Su estrategia va mucho más allá de una imagen de marca moderna. Mplus ha sabido aprovechar las asociaciones nacionales e internacionales para crear un servicio de salud dirigido por grupos de población clave y ha obtenido resultados extraordinarios. De hecho, ellos administran más de la mitad de la profilaxis previa a la exposición (PrEP) en la provincia tailandesa de Chiang Mai.
Este año realizaron pruebas al 95 % de las casi 8000 personas a las que llegaron con sus servicios presenciales. De aquellos que dieron positivo, el 91 % fue sometido a tratamiento, mientras que el 9 % restante está bajo un seguimiento individualizado. El 100 % de los clientes que se sometieron a pruebas de carga vírica resultaron tener supresión viral.
“Las organizaciones de la comunidad son las que mejor pueden llegar a los grupos de población clave para que reciban sus servicios. Nos hemos dado cuenta de que las personas que no quieren realizarse pruebas en los hospitales están cómodos con aquellos que saben que entenderán sus vidas”, explicó Pongpeera Patpeerapong, Director de la fundación Mplus.
Desde su creación en 2003, Mplus ha evolucionado hasta ofrecer una extensa gama de servicios. Ahora tienen centros de salud en cuatro provincias y sus unidades de análisis móviles atienden a clientes en otros cinco distritos. Asimismo, trabajan con un hospital de cada provincia, dando acceso a la atención médica y ayudando con el seguimiento. Mplus ofrece pruebas rápidas y monitoreos de carga viral y de CD4. Además, está autorizada a administrar medicamentos. Incluso cuentan con un pequeño grupo de motocicletas que realiza entregas de PrEP a las zonas más alejadas.
Sus actuaciones, tanto online como en persona, se basan en una estrategia dirigida entre iguales. Su presencia en las redes sociales es impresionante, desde Twitter hasta Tik Tok. Hay grupos privados de Facebook y aplicaciones especiales para que los clientes puedan conectarse con la comunidad. En persona van más allá de los simples puestos de información, ya que organizan fiestas y encuentros deportivos. No se trata solo de actividades para unir a las personas. Los clientes reservan citas online y las interacciones cara a cara normalmente acaban en la realización de una prueba del VIH.
Mplus también otorga asistencia técnica a otros países. Por ejemplo, ha respaldado a una organización en Laos con intervenciones online y ha ayudado a grupos comunitarios en Camboya para que desarrollen campañas de fomento del PrEP.
Desempeñaron un papel fundamental en la defensa nacional de la homologación de los trabajadores sanitarios comunitarios. Todo el personal de Mplus está certificado por el Departamento de Control de Enfermedades tras completar un riguroso programa de estudio, evaluación y práctica.
El programa sigue mejorando. Mplus está reforzando su oferta de apoyo a la salud mental y emocional, y también está trabajando para poder obtener la certificación que les permita ofrecer tratamientos contra el VIH y contra las infecciones de transmisión sexual (ITS).
En el pasado, el programa estaba financiado en mayor medida por el Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del Sida, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Sin embargo, actualmente, la mitad de sus inversiones provienen de la Oficina Nacional de Seguridad Sanitaria de Tailandia.
“La financiación nacional es esencial para poder desarrollar nuestros sistemas”, indicó Patpeerapong. “Las organizaciones de base comunitaria deben ser capaces de acceder a esta financiación nacional para tratar más problemas, como el estigma y la discriminación”.
El hecho de otorgar poder a los servicios de salud dirigidos por grupos de población clave ha sido un factor determinante en la mejora de los resultados del programa del VIH en Tailandia. Una de cada cinco personas que viven con el VIH en Tailandia fue identificada y derivada por un servicio de salud dirigido por grupos de población clave en el marco del plan nacional de financiación sanitaria. Cuatro de cada cinco personas que reciben el PrEP en el país son atendidas por organizaciones lideradas por la comunidad. Estos servicios cumplen una función en la estrategia tailandesa de Llegar, Reclutar, Examinar, Tratar, Prevenir, Retener (RRTTR, por sus siglas en inglés).
“Tailandia se encuentra en una buena posición para liderar la necesidad de una respuesta sostenible dirigida por la comunidad como parte esencial de la infraestructura sanitaria”, dijo el Director de ONUSIDA de Tailandia, Patchara Benjarattanaporn. "Mediante la creación de un sistema que permita la divulgación sanitaria podemos enfrentarnos al reto del diagnóstico tardío y facilitar un mejor acceso a los servicios a los grupos de población clave".
Tailandia ha incluido los servicios del VIH en su cobertura sanitaria universal y ha aumentado sus inversiones en los servicios de salud dirigidos por comunidades y por grupos de población clave. Los miembros de la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA (JCP) visitaron Mplus y otros servicios de salud dirigidos por la comunidad en vista de la 51ª reunión de la JCP en Chiang Mai (Tailandia).
Region/country


Press Release
La ONU advierte de que las desigualdades están impidiendo el fin de la pandemia de sida
29 Noviembre 2022 29 Noviembre 2022DAR ES SALAAM / GINEBRA, 29 de noviembre de 2022- De acuerdo con el análisis elaborado por las Naciones Unidas antes de la conmemoración del Día Mundial del Sida, son las desigualdades las que están impidiendo poner fin al sida. Con la tendencia actual, el mundo será incapaz de cumplir los objetivos mundiales acordados en materia de sida. En este sentido, el nuevo informe de ONUSIDA, Desigualdades peligrosas, insiste en una serie de acciones urgentes para abordar las desigualdades que sí pueden poner en marcha la respuesta al sida.
A principios de este mismo año ONUSIDA ya avisó de que la respuesta al sida se encuentra en situación de peligro como consecuencia del aumento en el número de las nuevas infecciones y las continuas muertes en muchas partes del mundo. Ahora, un nuevo informe de ONUSIDA saca a la luz el motivo subyacente: las desigualdades imperantes en el mundo. Dicho informe presenta a los líderes mundiales como protagonistas para acabar con las desigualdades y les pide que sean valientes para llevar a cabo lo que las propias pruebas nos están pidiendo.
En Desigualdades peligrosas se desvela el impacto que tienen en la respuesta al sida las desigualdades de género, las desigualdades a las que se enfrentan los grupos de población clave y las desigualdades entre niños y adultos. Además, se destaca cómo el empeoramiento de las limitaciones financieras hace que ahora sea más difícil abordar esas desigualdades.
Asimismo, el informe muestra cómo las desigualdades de género y las normas de género dañinas están ralentizando el fin de la pandemia de sida.
«El mundo nunca podrá vencer al sida si seguimos reforzando el patriarcado», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Tenemos que plantar cara a todas esas desigualdades de las que las mujeres son víctimas. En áreas con una elevada carga del VIH, las mujeres sometidas a violencia dentro de la pareja se enfrentan a un 50 % más de posibilidades de contraer el VIH. En 33 países entre 2015 y 2021, solo el 41 % de las mujeres casadas de entre 15 y 24 años podían tomar sus propias decisiones sobre salud sexual. En este contexto, la única hoja de ruta eficaz para poner fin al sida, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y garantizar la salud, los derechos y la prosperidad compartida es una hoja de ruta feminista. Las organizaciones y los movimientos que velan por los derechos de las mujeres ya están en primera línea haciendo este audaz trabajo. Los líderes necesitan que los apoyemos y aprendamos de ellos».
Los efectos de las desigualdades de género en los riesgos que corren las mujeres respecto del VIH son especialmente pronunciados en el África subsahariana, donde las mujeres representaron el 63 % de las nuevas infecciones por el VIH en 2021.
En el África subsahariana, las adolescentes y las mujeres jóvenes (de entre 15 y 24 años) tienen tres veces más probabilidades de contraer el VIH que los adolescentes y los jóvenes del mismo grupo de edad. El factor determinante es la fuerza. De acuerdo con un estudio, el permitir que las niñas permanezcan en la escuela hasta que completen la educación secundaria reduce su vulnerabilidad a la infección por el VIH hasta en un 50 %. Cuando esto se refuerza con un paquete de apoyo a la capacitación, los riesgos para las niñas se reducen aún más. Los líderes deben garantizar que todas las niñas puedan asistir a la escuela y estén a salvo de la violencia, a menudo normalizada incluso a través de matrimonios con menores, y que se les abra un camino económico que les permita disfrutar de un camino esperanzador.
Al interrumpir la dinámica del poder, las políticas pueden reducir la vulnerabilidad de las niñas al VIH.
Las masculinidades dañinas desalientan a los hombres a la hora de buscar atención médica. En el año 2021, mientras que el 80 % de las mujeres que vivían con el VIH accedían al tratamiento, solo el 70 % de los hombres estaban en tratamiento. Precisamente por eso, para detener el avance de la pandemia, es fundamental aumentar los programas transformadores de género en muchas partes del mundo. Avanzar en igualdad de género nos beneficiará a todos.
El informe muestra que la respuesta al sida se está viendo frenada por las desigualdades en el acceso al tratamiento entre adultos y niños. Mientras más de tres cuartas partes de los adultos que viven con el VIH siguen un tratamiento antirretroviral, a solo algo más de la mitad de los niños que viven con el VIH se les está administrando un tratamiento que salva vidas. Y esto ha tenido consecuencias mortales. En 2021, los niños representaban el 4 % de todas las personas que viven con el VIH, aunque solo ellos concentraban el 15 % de todas las muertes relacionadas con el sida. Es evidente que cerrar la brecha en el tratamiento de los niños salvará vidas.
La discriminación, la estigmatización y la criminalización de los grupos de población clave están costando vidas y evitando que el mundo alcance los objetivos acordados para el sida.
Los nuevos análisis no dejan ver una disminución significativa de las nuevas infecciones entre los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres en las regiones de África occidental y central, y en las regiones del este y sur de África. Frente a un virus infeccioso, el hecho de no avanzar en los grupos de población clave socava toda la respuesta al sida y contribuye a explicar la ralentización del progreso.
En todo el mundo, más de 68 países todavía criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Otro análisis del que se hace eco el informe subraya que los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que viven en países africanos con las leyes más represivas tienen más de tres veces menos probabilidades de conocer su estado serológico que sus homólogos que viven en países con las leyes menos represivas, donde el progreso avanza mucho más rápido. Los trabajadores sexuales que viven en países en los que se criminaliza el trabajo sexual tienen siete veces más posibilidades de vivir con el VIH que aquellos otros de países en los que el trabajo sexual es legal o está parcialmente legalizado.
El informe nos demuestra que sí es posible avanzar para terminar con las desigualdades y destaca aquellas áreas en las que la respuesta al sida ya ha realizado un progreso notable. Por ejemplo, si bien las encuestas entre los grupos de población clave a menudo ponen de manifiesto una menor cobertura de servicios entre ellos, tres condados de Kenia han logrado una mayor cobertura de tratamiento del VIH entre las trabajadoras sexuales que entre la población general de mujeres (de entre 15 y 49 años). Esto ha sido respaldado por un sólido programa en materia de VIH a lo largo de muchos años, en el que se incluyen, entre otras cosas, los servicios liderados por la comunidad.
«Sabemos qué tenemos que hacer para acabar con las desigualdades», afirmó la Sra. Byanyima. «Hemos de asegurarnos de que todas nuestras niñas puedan ir a la escuela, estén seguras y se hagan fuertes. Debemos abordar las cuestiones relacionadas con la violencia de género. Tenemos que brindar nuestro apoyo a las organizaciones de mujeres. Fomentar las masculinidades saludables: sustituir los comportamientos nocivos que exacerban los riesgos para todos. Garantizar que los servicios para los niños que viven con el VIH lleguen a ellos y satisfagan sus necesidades, con el fin de cerrar la brecha de tratamiento para que así pongamos fin al sida infantil para siempre. Despenalizar a las personas en las relaciones entre personas del mismo sexo, trabajadores sexuales y consumidores de drogas, e invertir en servicios liderados por la comunidad que permitan su inclusión, ya que esto ayudará a derribar las barreras a los servicios y a cuidar de millones de personas».
El nuevo informe refleja que la financiación de los donantes está ayudando a catalizar el aumento de la financiación nacional: los aumentos en la financiación externa contra el VIH para los países de PEPFAR y el Fondo Mundial durante 2018-2021 se correlacionaron con los aumentos en la financiación nacional de la mayoría de los Gobiernos nacionales. Urgen nuevas inversiones para abordar las desigualdades relacionadas con el VIH. Justo cuando la solidaridad internacional y la necesidad de financiación son más necesarias que nunca, son demasiados los países ricos que han decidido recortar la ayuda destinada a la salud mundial. En 2021, la financiación disponible para los programas contra el VIH en los países de bajos y medianos ingresos se vio reducida en 8 mil millones de dólares estadounidenses. El aumento del apoyo de los donantes es vital para volver a poner en marcha la respuesta al sida.
Los presupuestos deben priorizar la salud y el bienestar de todas las personas, especialmente de las poblaciones vulnerables más afectadas por las desigualdades relacionadas con el VIH. Es necesario ampliar el espacio fiscal para las inversiones en salud en países de bajos y medianos ingresos, incluso mediante la cancelación sustancial de la deuda y la imposición progresiva. Poner fin al sida resulta mucho menos caro que no poner fin al sida.
En 2021, 650 000 personas perdieron la vida debido al sida y se contabilizaron 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH.
«Es evidente lo que tienen que hacer los líderes mundiales, no cabe duda al respecto», afirmó la Sra. Byanyima. «En una sola palabra: Igualar. Igualar el acceso a los derechos, igualar el acceso a los servicios, igualar el acceso a la mejor ciencia y a la mejor medicina. Al igualar, no solo estaremos ayudando a los marginados. Estaremos ayudando a todos».
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Resumen — Informe mundial sobre el sida 2022
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Feature Story
Las jóvenes líderes de Senegal abogan por una mayor educación para sus compañeras
24 Mayo 2022
24 Mayo 2022 24 Mayo 2022En el marco de la iniciativa Education Plus, mujeres jóvenes activistas de Senegal se han reunido con personajes públicos femeninos clave de la región para dialogar sobre la educación de las niñas en África subsahariana y los retos a los que estas se enfrentan.
Una estudiante de trabajo social en su segundo año de formación profesional, afirma que las mujeres jóvenes como ella que viven con el VIH todavía se enfrentan al estigma y la marginación económica en la mayoría de las esferas de la vida. “A veces, los fármacos se agotan, y las mujeres jóvenes que viven con el VIH a menudo tienen que compartir su medicación entre ellas mientras esperan un nuevo suministro”. En palabras de esta estudiante, la educación garantiza un futuro mejor para los jóvenes, pues a ella le ayudó a superar los retos a los que se enfrenta debido a su estado serológico y a su difícil infancia.
Otra participante, Maah Koudia Keita (conocida como Lady Maah Keita), mujer senegalesa con albinismo y artista, explicó que las mujeres con albinismo son víctimas de acoso y que la mayoría de ellas han sufrido violaciones y violencia sexual.
Es una de las tres bajistas profesionales establecidas en África y la única en Senegal. “Las personas que, como yo, han tenido la suerte de recibir una educación, ahora tienen que cumplir la labor de desmentir los mitos que rodean a las mujeres con albinismo y que fomentan la violencia”, añadió. Según Keita, cuanto más educada y concienciada esté la comunidad, mejor podrán defenderse las mujeres y las personas con albinismo.
Adama Pouye, activista y miembro del colectivo feminista senegalés que lideró el movimiento Buul Ma Risu (No te metas conmigo), habló en profundidad durante la reunión sobre la concienciación de las agresiones sexuales en el transporte público.
“Escuchamos palabras violentas todos los días y las mujeres llegan a creer que eso es lo que merecen”, dijo. “Nos dicen hasta dónde podemos llegar según las normas establecidas por una sociedad patriarcal, por los hombres y por la religión, pero nuestras interpretaciones religiosas no pueden consistir en oprimir a las mujeres”, añadió Pouye.
Las mujeres jóvenes son defensoras clave y la iniciativa Education Plus está trabajando con ellas para reunir a los líderes políticos, a los socios de desarrollo y a las comunidades con el fin de hacer efectivo el derecho de todas las adolescentes a la educación y a la salud. Para conseguirlo, debemos permitir que todas las niñas completen una educación secundaria de calidad en un entorno libre de violencia.
Como destacó en la reunión la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, “en esta región de África occidental y central, la vulnerabilidad de las niñas es alta”.
También dijo que cuatro de cada diez mujeres jóvenes contraen matrimonio antes de los 18 años, y afirmó que el hecho de que estas niñas se conviertan en novias es una grave violación y un fracaso a la hora de aprovechar todo su potencial.
“Que las niñas permanezcan en las aulas, si no abandonan los estudios y terminan la secundaria, las protege contra el VIH. Aquello por lo que luchamos y logramos para la enseñanza primaria es lo que se necesita ahora para la secundaria”, aseguró Byanyima.
Fatou Nar Mbaye Diouf, secretaria ejecutiva adjunta del Consejo Nacional de Lucha contra el Sida de Senegal, no puede estar más de acuerdo. “Sabemos que hacer posible que las niñas completen la educación secundaria las protege del VIH y mejora muchos otros factores de salud y desarrollo”, afirmó.
Basándose en datos clave recogidos en Senegal, Nar explicó que el grado de conocimiento integral sobre el VIH aumenta en función del nivel de educación. “Entre las mujeres jóvenes, el porcentaje es del 10 % para las que no tienen estudios y del 41 % para las que poseen educación secundaria o superior, mientras que entre los hombres jóvenes el conocimiento sobre el VIH varía entre el 9% para los que no han recibido enseñanza y el 51 % para los que sí”, señaló. “La educación es fundamental”.
La directora regional de ONU Mujeres para África Occidental y Central, Oulimata Sarr, concluyó el diálogo intergeneracional con un recordatorio de que la educación femenina no es una amenaza, ni debe ser vista como tal. “Queremos impulsar el cambio y queremos hacerlo junto con las mujeres jóvenes”, dijo.
Sarr quiere que la próxima generación reciba apoyo en su búsqueda de un mayor protagonismo en la toma de decisiones. “Tenemos que pasar el testigo a los jóvenes, que se organizan de forma diferente a nosotros, crear un legado intergeneracional con jóvenes que nos hagan rendir cuentas”.
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Feature Story
Un análisis recomienda la reforma legislativa en las pruebas del VIH para ayudar Angola a reducir las nuevas infecciones entre los jóvenes y asegurar el tratamiento
11 Mayo 2022
11 Mayo 2022 11 Mayo 2022Angola se enfrenta a un enorme desafío a causa de las nuevas infecciones por el VIH en personas jóvenes. En 2020 se detectaron 7000 nuevas infecciones en jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 24 años. Una de las barreras para la reducción de las nuevas infecciones por el VIH en jóvenes y la garantía del tratamiento son las restricciones a la hora de hacerse la prueba.
En varios países, los jóvenes menores de 18 años no pueden hacerse la prueba del VIH sin previo consentimiento paterno. Como los jóvenes a menudo temen hablar con sus padres sobre hacerse la prueba, muchos deciden no solicitarla y, como consecuencia, no conocen su estado serológico. Esto les pone en riesgo y afecta negativamente al trabajo del sector sanitario.
Como parte de los intentos por eliminar estas barreras, Angola ha recibido asistencia por parte del TSM, el mecanismo de apoyo técnico fundado por la USAID, administrado por ONUSIDA y dirigido a nivel nacional que proporciona respaldo a los países para superar las barreras políticas en torno al VIH y las dificultades programáticas.
Un análisis llevado a cabo por el TSM evaluó la equiparación de los reglamentos, legislación y políticas sobre la edad de consentimiento para solicitar asesoramiento y hacerse la prueba del VIH en Angola con las normas y estándares de salud pública y derechos humanos. Asimismo, se evaluó hasta qué punto se crean barreras de acceso a los servicios.
El análisis aportó pruebas que fundamentaron la recomendación de que Angola elimine las barreras legales que obstaculizan el acceso a los servicios de diagnóstico del VIH y tuberculosis a los jóvenes, incluidos los de grupos de población clave. Esto les permitiría a los jóvenes a partir de 14 años (y menores de 14 si tienen madurez suficiente) poder buscar y acceder a las pruebas y asesoramiento del VIH sin necesidad de pedir permiso a sus padres. Esto, a su vez, ayudaría a establecer un entorno jurídico propicio para un diagnóstico temprano del virus. Asimismo, el acceso a los servicios e información sobre el VIH reduciría la probabilidad de transmisión del virus y contribuiría a una disminución en las nuevas infecciones y las muertes relacionadas con el sida.
Al facilitar a los jóvenes el acceso a los servicios de pruebas del VIH, Angola también podrá aprovechar los recursos del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y llegar, así, a los jóvenes de los grupos de población clave (un aspecto prioritario para alcanzar los objetivos del VIH). De igual manera, el aprendizaje estratégico a partir de esta experiencia podría aportar una valiosa perspectiva a mecanismos de apoyo técnico similares en África Meridional y Oriental y otras regiones.
“Asegurar que los jóvenes conozcan su estado serológico es esencial. Las disposiciones que, en la práctica, obstruyen su acceso a las pruebas del VIH al requerir consentimiento paterno provocan una demora en el conocimiento su estado serológico y les impiden el acceso a servicios del VIH vitales. Las leyes que imponen una edad de consentimiento para las pruebas del VIH deben ser derogadas en pro de la salud de todos. Esto salvará vidas y ayudará a Angola a poner fin a la epidemia de sida”, ha afirmado Michel Kouakou, director nacional de ONUSIDA en Angola.
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El seguimiento del progreso de los jóvenes hacia los objetivos de 2025 comienza su segunda fase
06 Abril 2022
06 Abril 2022 06 Abril 2022Declaración Política de las Naciones Unidas sobre el VIH y el Sida de 2021: Se ha demostrado la importancia del liderazgo de los jóvenes en la respuesta al VIH para acabar con las desigualdades y poner fin al sida para 2030.
La Red global de jóvenes que viven con el VIH (Y+ Global) y PACT son dos redes innovadoras ideradas por jóvenes que han demostrado de manera constante la innovación y el ingenio de los jóvenes en la respuesta al VIH. Con el apoyo de ONUSIDA, están desarrollando en la actualidad la #UPROOT Scorecard 2.0, una herramienta de monitoreo dirigido por jóvenes en siete países: Burundi, Ghana, Kirguistán, Filipinas, Uganda, Vietnam, y Zimbabwe.
Esta es la segunda fase de los trabajos de monitoreo dirigidos por jóvenes, que comenzó en 2017 con la campaña #UPROOT. El sistema de puntuación involucra a los jóvenes, uniéndolos para evaluar cómo está funcionando la respuesta al VIH de su país y si están cumpliendo el compromiso sobre los jóvenes requerido para llegar a los objetivos de HIV en 2025 y lograr el Objetivo Sostenible 3.
Tinashe Grateful Rufurwadzo, el director de Programas, Gestión y Gobernanza de Y+ Global ha estado trabajando de cerca con ONUSIDA en el despliegue. “La equidad, la inclusión y la solidaridad son principios fundamentales para garantizar poner fin a la epidemia de sida en 2030. El sistema de puntuación #Uproot 2.0 continuará reforzando el monitoreo dirigido por jóvenes a nivel nacional, para seguir recopilando pruebas para la defensa y para hacer que nuestros gobiernos se responsabilicen. Existe una necesidad constante de mejorar la calidad de la atención que reciben los jóvenes que viven con y están afectados por el VIH en nuestra diversidad y de garantizar que todos llevemos una vida feliz, saludable y plena. El sistema de puntuación #UPROOT 2.0 es una plataforma para alzar nuestras voces y asegurar nuestro futuro”, comentó.
Ekanem Itoro, presidente de PACT, reiteró la necesidad de contar con datos sobre los jóvenes. “En la respuesta global al VIH es crucial reforzar el compromiso de los adolescentes y los jóvenes mediante sistemas de datos en tiempo real y plataformas interpersonales para influir de manera positiva en el conocimiento, las actitudes y el cambio social y de comportamiento, así como para mejorar la conciencia social de los proveedores de servicios y los responsables de la toma de decisiones para mejorar la calidad de vida de los jóvenes que viven con el VIH y otras minorías sexuales”.
Los jóvenes componen el 16% de la población mundial, pero representan el 27% de las nuevas infecciones por el VIH en 2020. A pesar de la desproporcionada carga del VIH en los jóvenes, estos siguen siendo objeto de discriminación y exclusión por edad de los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos, de paliación de daños y del VIH. Mediante la realización del sistema de puntuación, PACT y Y+ Global pretenden generar datos cualitativos precisos para que las organizaciones nacionales y de base dirigidas por jóvenes puedan exigir a sus Gobiernos y proveedores de servicios que se responsabilicen por los compromisos hechos respecto a la salud y el bienestar de los jóvenes. Esto ayudará a catalizar la defensa en las prioridades nacionales identificadas para lograr los objetivos establecidos la Declaración Política sobre el SIDA y la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin a la epidemia de sida.
“Se ha reconocido el liderazgo de los jóvenes es clave para lograr los objetivos mundiales que se han establecido y la obtención de esos datos será esencial para ampliar la ya imprescindible labor de las redes de los jóvenes alrededor del mundo”, afirmó Suki Beavers, directora del Departamento de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Participación Comunitaria de ONUSIDA.
ONUSIDA continuará asociándose con organizaciones dirigidas por jóvenes para fomentar el liderazgo de los jóvenes en la respuesta al VIH.
Nuestra acción





Feature Story
Entrenando a los trabajadores de la salud de Indonesia para mejorar los servicios del VIH dirigidos a las poblaciones clave
30 Marzo 2022
30 Marzo 2022 30 Marzo 2022“Los jóvenes no acceden de forma regular a los servicios relacionados con el VIH. Me encantaría invitar a mis amigos a realizarse la prueba, pero todos tienen miedo. No disponen de información suficiente ni de apoyo por parte de sus familias y les da miedo conocer su estado serológico”, afirmó Andika Bayu Aji, una persona joven procedente de la provincia de Papua Occidental, en Indonesia.
Se ha pasado por alto la epidemia de VIH entre los jóvenes de Asia y el Pacífico, aunque aproximadamente un cuarto de las nuevas infecciones por el VIH en la región se da en personas de entre 15 y 24 años. La gran mayoría de jóvenes afectados por el VIH de la región pertenecen a poblaciones vulnerables (personas que viven con el VIH, hombres gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, personas trans, trabajadores sexuales y personas que se inyectan drogas).
Al igual que en muchos otros países de la región, las infecciones por el VIH en jóvenes de Indonesia, que suponen casi la mitad de las nuevas infecciones, se atribuyen al estigma y la discriminación, a la poca sensibilización sobre el VIH en el ámbito educativo, a la falta de servicios adaptados a las necesidades de los jóvenes y a los tabúes sociales.
“Los jóvenes a menudo sufren el estigma y la discriminación en los centros de atención sanitaria. Los profesionales de la salud son trabajadores de primera línea. Si los servicios son de mala calidad, los jóvenes no los usarán y les dirán a otros jóvenes que no los usen. Estamos limitados por las clínicas a las que podemos acceder porque muchas, si no la mayoría, no están adaptadas a sus necesidades”, afirmó Sepi Maulana Ardiansyah (conocido como Davi), coordinador nacional de Inti Muda, la red nacional para los grupos de población clave de Indonesia.
Un estudio reciente de Inti Muda y la Universidad de Padjajaran concluyó que la voluntad de los jóvenes de acceder a los servicios en provincias como Papua Occidental era muy baja. Esto se debía, sobre todo, a la falta de servicios adaptados a sus necesidades y al desconocimiento de las cuestiones relacionadas con las poblaciones clave por parte de los trabajadores sanitarios. Los jóvenes a menudo se encuentran con dificultades para acceder a los servicios por la lejanía de las clínicas y hospitales y se topan con barreras como la edad de consentimiento para las pruebas.
El estigma y la discriminación (y, en especial, la discriminación por parte de los profesionales de la salud) desalienta el acceso a los servicios del VIH de muchos grupos jóvenes de población clave. Algunos de los retos principales son la preocupación por la intimidad y la confidencialidad. Otros obstáculos adicionales incluyen los horarios de apertura de las clínicas públicas, que con frecuencia no se ajustan a las rutinas de la gente, así como los prejuicios y actitudes juzgadoras de los trabajadores sanitarios en lo que respecta a la orientación sexual, la identidad de género y la salud mental.
Entre el 14 y el 18 de marzo, Inti Muda, con el apoyo técnico de Youth LEAD y ONUSIDA, organizó un curso de sensibilización para los trabajadores sanitarios de Sentani y Jayapura, dos ciudades de Papua Occidental, en el que participaron más de 50 personas. Unos días antes, Inti Muda organizó también un festival para más de 80 jóvenes en un esfuerzo por involucrarlos en la respuesta al VIH y generar demanda de los servicios del VIH.
“Antes del curso no conocía las distintas necesidades de los grupos de población clave, lo que dificulta el poder llegar a ellos. Aprendimos técnicas importantes para llegar a los jóvenes como pueden ser los servicios de asesoramiento adaptados a sus necesidades, las intervenciones digitales o el animarlos a hacerse la prueba”, dijo Kristanti, de la oficina de salud del distrito.
“Aprendí que las necesidades de los jóvenes son diversas. Esta formación nos permitirá mejorar nuestros servicios para adaptarlos a ellos, lo que es ahora nuestra máxima prioridad”, añadió Hilda Rumboy, la matrona a cargo del departamento de los servicios para el VIH del centro de salud primaria de Waibhu.
Tanto el curso como el festival recibieron el respaldo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia. La reciente inversión de 9,65 millones de dólares australianos tomados del sexto reaprovisionamiento del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (el Fondo Mundial) por parte del Gobierno australiano, que incluía una financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores de 2 millones de dólares previamente comprometidos a ONUSIDA, tiene como objetivo reducir el número anual de nuevas infecciones por el VIH en los grupos de población clave de Camboya, Indonesia, Papua Nueva Guinea y Filipinas.
“Asegurar que los jóvenes y los grupos vulnerables tengan acceso a información veraz sobre la prevención del VIH y que los centros de pruebas sean asequibles y accesibles es crucial para poner fin a la epidemia de sida. Nos enorgullece trabajar con las comunidades locales y ONUSIDA para incrementar la disponibilidad de información sobre el VIH, mejorar el alcance y la calidad de los servicios sanitarios y animar a los jóvenes y grupos vulnerables a hacerse la prueba”, dijo Simon Ernst, ministro asesor interino para la gobernanza y el desarrollo humano en la embajada de Australia en Indonesia.
El curso se basa en el manual que desarrolló Youth LEAD en 2021, financiado con la ayuda del programa del Fondo Mundial para la sostenibilidad de los servicios del VIH para las poblaciones clave en Asia y el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA de Asia y el Pacífico. Con la concesión para los próximos dos años del Ministerio de Asuntos Exteriores australiano, Youth LEAD expandirá la formación a dos países más, Camboya y Filipinas, y apoyará a las redes dirigidas por los jóvenes de ambos países para desarrollar los cursos.
“Los jóvenes todavía se enfrentan a muchos retos que les impiden el acceso a la atención sanitaria esencial que necesitan. La delegación nacional de ONUSIDA en Indonesia está trabajando estrechamente con el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA y el Ministerio de Asuntos Exteriores australiano para asegurar que las redes lideradas por los jóvenes tengan la capacidad y las habilidades de liderazgo necesarias para tomar el control de la respuesta al VIH y participar directamente en la creación de espacios seguros donde los jóvenes puedan acceder a los servicios sin estigma ni discriminación”, afirmó Krittayawan Boonto, la directora nacional de ONUSIDA de Indonesia.
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“Mi misión en la vida es acabar con el estigma y la discriminación, y eso comienza con I = I”: una historia sobre el activismo del sida en Tailandia
01 Marzo 2022
01 Marzo 2022 01 Marzo 2022Pete vivía una vida bastante normal en Bangkok, Tailandia, y como un día cualquiera fue a trabajar. Tenía una empresa que importaba y exportaba verduras frescas de países vecinos en Asia sudoriental, un negocio familiar que compartía con su hermana. Era feliz, se encontraba en una relación seria y duradera con su novio, y todo parecía perfecto. Ese día, él y su pareja acudieron a realizarse pruebas de VIH, y ahí fue cuando su vida comenzó a cambiar.
“Me enteré de mi estado serológico en 2016 y justo después abandoné mi trabajo porque no sabía si viviría mucho más. Sin la orientación ni el apoyo profesional de salud mental, tenía muchos conceptos erróneos sobre el VIH, y empecé a sufrir de depresión”, dijo.
“Me culpé por haber contraído el VIH, y fui incapaz de sobrellevar este pensamiento. Me convertí en un usuario de drogas, practicaba el ‘chemsex’, rompí con mi novio y sobreviví a intentos de suicidio”, continuó. “Pero tras recibir el respaldo de organizaciones locales de personas que viven con el VIH, decidí retomar el control de mi vida. Comencé a hablar abiertamente sobre el VIH para ayudar a otros jóvenes a vivir con un diagnóstico positivo. Aunque nunca fue mi plan, sabía que tenía que hacerlo. Por eso me convertí en un activista del sida”, añadió.
Hoy en día, Pete (más conocido en Internet como Pete Living with HIV) es un reconocido activista en Tailandia y ha llegado lejos desde su diagnóstico. Ha pasado los últimos años construyendo una comunidad en línea para las personas que viven con el VIH. En este espacio seguro, las personas pueden relacionarse y estar lo suficientemente cómodas para compartir sus historias y experiencias en un entorno abierto y libre de estigma y discriminación. Su grupo de Facebook, que tiene estrictos requisitos de afiliación (por razones obvias), cuenta con más de 1300 miembros.
“Creé este espacio porque no disponía de un lugar donde contar mi historia. Quería crear una plataforma donde las personas que viven con el VIH puedan estar orgullosas de sí mismas y recordar que no están solas. Nadie merece ser estigmatizado, acosado, deshumanizado o despreciado. Toda persona es digna de ser amada, respetada y aceptada”, comentó.
En 2019, el país anunció la Asociación para la Cero Discriminación de Tailandia, que aboga por intensificar la colaboración entre el gobierno y la sociedad civil para trabajar contra el estigma y la discriminación más allá de los centros de atención sanitaria, entre ellos los lugares de trabajo, el sistema educativo, y el sistema legal y judicial. ONUSIDA lleva implicada desde que se lanzó la iniciativa y colabora activamente proporcionando asistencia técnica para elaborar la estrategia de cero discriminación y el plan de acción quinquenal, desarrollar un plan de monitorización y evaluación, y hacer realidad la estrategia aunando esfuerzos con el Gobierno tailandés y la sociedad civil.
Pete piensa que esta iniciativa es una piedra angular para acabar con la epidemia de sida, ya que el estigma y la discriminación siguen siendo el principal obstáculo para los servicios relacionados con el VIH. “Aunque ha mejorado mucho a lo largo de los años, sigo sufriendo el estigma y la discriminación cuando acudo a las revisiones periódicas de las infecciones de transmisión sexual. Todavía recibo juicios de las enfermeras y doctores”, señaló.
Pete además se ha convertido en un apasionado activista y habla de la importancia de la campaña I = I (indetectable = intransmisible) en foros internacionales y conferencias. “I = I cambió mi vida. Continúo luchando y fomentando I = I porque sus mensajes tienen el poder de cambiar la vida de las personas que viven con y están afectadas por el VIH. Sin embargo, lo más importante es que puede modificar las actitudes sociales y abordar el estigma y la discriminación”, afirmó.
Gracias a I = I, el tratamiento contra el VIH ha transformado el panorama de la prevención. El mensaje es claro y transformador: al estar en un tratamiento contra el VIH y tener una carga viral indetectable, las personas que viven con el virus no pueden transmitirlo a sus parejas. Saber que ya no pueden transmitir el VIH en sus relaciones sexuales puede permitir que las personas que viven con el VIH se sientan firmemente comprometidas con la prevención a la hora de abordar sus relaciones presentes o futuras.
Pete impulsó una campaña en 2020 centrada en I = I y la defensa de la salud mental. “A través de mis redes sociales, conciencio sobre la importancia de escuchar a las personas y sus experiencias y respetarlas. I = I es fundamental para ayudar a que las personas que viven con el VIH superen la autoestigmatización y los sentimientos negativos, como la vergüenza, que les disuaden de acceder el tratamiento o de seguirlo. I = I es alentador; puede ayudar a recordar a las personas que viven con el VIH que deben estar orgullosas de sí mismas”, indicó.
Pete está reforzando ahora las asociaciones con las partes interesadas nacionales y aliados de la respuesta al VIH para garantizar que los mensajes relacionados con I = I, la prevención del VIH, y la cero discriminación se amplíen y lleguen a diferentes audiencias. También es un representante de un grupo de trabajo multisectorial para diseñar y aplicar el Índice de estigma en personas que viven con el VIH en Tailandia, que se llevará a cabo este año. Ha apoyado a las Naciones Unidas en Tailandia en varias campañas, como la de “Todas las personas merecen amor” en el Día de San Valentín y la de Cero discriminación, en la que participan jóvenes de todo el país.
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Las leyes de consentimiento paterno dejan a los adolescentes vulnerables frente al VIH
14 Febrero 2022
14 Febrero 2022 14 Febrero 2022Las primeras relaciones sexuales suelen comenzar durante la adolescencia. En muchos países, la edad de consentimiento sexual es incongruente con las restricciones de edad mínima para acceder a información y servicios sobre salud sexual y reproductiva sin contar con el consentimiento paterno. Esto significa que los adolescentes pueden mantener relaciones sexuales legalmente antes que se les permita acceder a información y servicios sobre métodos anticonceptivos o prácticas sexuales seguras, exponiéndolos a un mayor riesgo de infección por el VIH, otras infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no deseados.
La eliminación de leyes que exigen control paterno para acceder a servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva y la prevención, pruebas y tratamiento del VIH ha demostrado una mejora en comportamientos de demanda de atención sanitaria. Este efecto se ve reforzado cuando los colegios pueden proporcionar una educación integral sobre sexualidad apropiada para cada edad a las personas jóvenes, para que puedan protegerse frente al HIV, las ITS, los embarazos no deseados y la violencia sexual y por razón de género.
Cuarenta países han informado a ONUSIDA en 2021 de que cuentan con legislación que exige consentimiento paterno o del tutor legal para que los adolescentes accedan a métodos anticonceptivos hormonales o duraderos. Por su parte, 108 han informado de que este consentimiento se requiere para una prueba del VIH, 43 para la autoprueba del VIH, 92 para el tratamiento contra el VIH y 22 para la PPrE. Algunos de estos países incluyen excepciones basadas en demostrar suficiente madurez: 10 para anticonceptivos hormonales o de larga duración, 15 para pruebas del VIH, 8 para la autoprueba del VIH y 9 para el tratamiento contra el VIH. El límite de edad en la legislación sobre consentimiento paterno varía según el servicio. La mayoría de países que declararon contar con requisitos de consentimiento paterno o del tutor legal fijaban el límite de edad en 18 años, con la excepción de algunos países en las que los adolescentes de 14 años ya podían acceder algunos de estos servicios sin el consentimiento paterno o del tutor legal, lo que variaba según el tipo de servicio.