Un enfoque basado en los derechos humanos es esencial para poner fin al sida como amenaza para la salud pública. Los enfoques basados en los derechos crean un entorno propicio para que las repuestas al VIH puedan tener éxito, y reafirman la dignidad de las personas que viven con el VIH o que son vulnerables a él.
Al adherirse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los Estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a que nadie quede excluido y a poner fin a las epidemias de VIH, tuberculosis y malaria para 2030. Para que nadie quede excluido es necesario abordar el estigma, la discriminación y otras barreras legales y relacionadas con los derechos humanos, así como aquellas de carácter social o de género, que provocan que las personas sean vulnerables al VIH y dificultan que puedan acceder a los servicios de prevención, tratamiento, asistencia y apoyo del VIH.
La respuesta al sida ha demostrado tanto la importancia como la viabilidad de superar las barreras legales y relacionadas con los derechos humanos y con el género para acceder a los servicios para el VIH. A través de la concienciación y a las medidas legales emprendidas, la sociedad civil y las personas que viven con el VIH han sido fundamentales para promover el respeto de los derechos humanos en la respuesta a la epidemia. En muchos países a lo largo de todo el mundo, sus demandas han llevado a gobiernos, parlamentarios, donantes y colaboradores como las Naciones Unidas a apoyar la reforma de leyes, el cambio de las políticas y los programas de derechos humanos.
Sin embargo, estos esfuerzos e inversiones para promover los derechos humanos siguen siendo insuficientes. Las vulneraciones de los derechos humanos, incluyendo el estigma y la discriminación, la desigualdad y la violencia contra mujeres y niñas, la negación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, el abuso de leyes penales y los enfoques punitivos, y las pruebas obligatorias, siguen siendo las principales barreras para lograr que las respuestas al VIH sean efectivas. Estas vulneraciones afectan especialmente a las personas que viven con el VIH y a las poblaciones clave.
ONUSIDA garantiza que los estándares y compromisos mundiales en relación a los derechos humanos se llevan a la práctica y se traducen en programas a nivel nacional apoyando a las partes interesadas para que construyan alianzas, tanto dentro del Programa Conjunto de ONUSIDA como fuera, y para que puedan responder con eficacia a las vulneraciones de los derechos humanos en el contexto de la respuesta al sida.